Fuente: El Argentino.com
El ex propietario del diario La Razón, José Pirillo, admitió que el propio CEO de Clarín, Héctor Magnetto le reconoció haber tramitado ante el dictador Jorge Rafael Videla, la entrega de dos niños a Ernestina Herrera de Noble. Además, denunció ante la Asamblea de accionistas de Papel Prensa, cómo despojado de su diario.
Los hermanos Noble Herrera. El ex propietario del diario La Razón, José Pirillo, reveló que el propio CEO de Clarín, Héctor Magnetto le reconoció haber tramitado ante el dictador Jorge Rafael Videla, la entrega de dos niños a Ernestina Herrera de Noble. Además denunció, ante la Asamblea de accionistas de Papel Prensa, de que manera fue despojado de su diario.
"Magnetto me dijo que él tenía suficiente poder como para representar a la señora de Noble porque era el albacea de sus hijos y además él se los había gestionado ante Videla", señaló Pirillo durante la asamblea.
En tanto, en la misma reunión, la ex accionista de Papel Prensa, Lidia Papaleo de Graiver, brindó su testimonio de cómo la obligaron a desprenderse su participación en la empresa.
Pirillo relató de forma explícita, según consta en un acta labrada por una escribana a la que Télam tuvo acceso, "la experiencia vivida en esta empresa" desde que compró el diario La Razón.
"Me encontré -dijo Pirillo- con imposiciones que me querían poner los sindicatos en acuerdo previo con la Junta Militar efectuado con motivo de la adquisición o la expropiación de las acciones de Papel Prensa".
Recordó que "el 3 de abril de 1985 fue la primera vez que vengo a Papel Prensa, porque compré las acciones de La Razón el 29 de marzo de 1985. Fui informado por Patricio Peralta Ramos de los mecanismos que se habían utilizado para la supuesta compra de acciones".
"Le manifesté -agregó- que yo no encontraba en la contabilidad de La Razón los aportes efectuados por La Razón. Me contestó que no los iba a encontrar porque realmente no se habían hecho aportes sino que los aportes que debían hacer los tres diarios a Papel Prensa se habían efectuado vía retornos que pagaban las empresas constructoras de la planta de Papel Prensa".
Detalló que "dentro de los acuerdos previos que me dijeron que existían, estaba no publicar en los tres diarios nada que atentase contra la Junta Militar, porque a su vez ponía en peligro la democracia que recién se había instalado en el país".
"En ese momento le manifesté al señor Magnetto que yo le reconocía el carácter de Gerente General pero que existía un convenio de sindicación de dueños de los tres medios y que por consiguiente le solicitaba la presencia o quería hablar con la señora Ernestina de Noble. Montó en cólera por mi postura y me dijo que él tenía suficiente poder como para representar a la señora de Noble porque era el albacea de los hijos de la señora de Noble y además él se los había gestionado ante Videla", remarcó.
Explicó que "los otros enfrentamientos que tuvimos en mi transcurso acá en Papel Prensa fue justamente por la apropiación que estaban haciendo los tres diarios en forma ilegal de los bienes de la empresa vía manipular el precio de venta a los tres diarios".
En ese sentido aclaró que de casi 13.000 toneladas que se producían, 8.500 se llevaba Clarín, 2.500 se llevaba La Nación, apenas 1.000 La Razón y el resto, unas 300 toneladas, se les vendía a otros diarios.
"Al ver lo exiguo de la cantidad me pareció que era una burla en la Memoria del balance decir que se proveía de papel de diario a noventa diarios del país", insistió Pirillo. Se refirió además a la diferencia de precio que pagaban los diarios, indicando que "en ese momento, nosotros pagábamos el papel a 320 pesos la tonelada".
Contó que se logró la resolución de 590 pesos la tonelada, o sea 30 pesos más barato que lo que era Papel de Tucumán; pero que el Directorio impuso un precio arbitrario de 420 pesos, no 590, con lo cual Clarín, con ese valor tenía un diferencial mensual de 2.400.000 dólares porque era el mayor cliente que retiraba papel a ese precio.
Detalló que sus discusiones con Magnetto surgieron justamente por ese tema. "Yo sostenía que como cada diario tenía, y de acuerdo al convenio de sindicación, el 33 por ciento del poder, le correspondía a cada diario el 33 por ciento de la producción de papel, y después que decidiera cada diario qué hacer con ese papel, si vendérselo a uno de los sindicados o venderlo libremente en el mercado. Pero lo cierto era que Clarín se llevaba más de 8.500 toneladas de papel", puntualizó.
Relató luego como fue despojado de su diario mediante una maniobra de sus propios abogados, con la connivencia de un juez que vendió las acciones de Papel Prensa, cosa que no podía hacer; a Clarín y La Nación, en un precio tan vil de 6 millones de dólares por el 13 por ciento del paquete accionario".
Explicó que al juez del concurso de La Razón "se le pidió juicio político en el año 1990-1991. Hay una resolución del 18 de julio de 1991 de la Corte Suprema donde ordena el enjuiciamiento del juez Foiguel López por las irregularidades cometidas en la transferencia del paquete accionario de José Pirillo y de Papel Prensa".
De la misma manera Lidia Papaleo de Graiver comentó los pormenores de una reunión que mantuvo "con un señor de "La Nación" muy alto, Campos Carlés" y con Magnetto. "Yo siempre he dicho que me acuerdo más de los ojos y de la cara de Magnetto que la de mis torturadores. Él me dijo que tenía que firmar".
Recordó que "al día siguiente, nos reunimos de nuevo y Sofovich que era de Clarín me llevó a la salida y, estaba el contador mío, me dijo "¿Usted sabe cómo fue la historia de Clarín? Usted ahora se va de acá. Tome un avión adónde pueda, y que después alguien se ocupe, pero váyase ya". Esa noche me secuestraron".
Indicó que en esa reunión "estaba el gordito Mitre de La Nación, Carlés, Sofovich, estaba Magnetto. Estaban todos, pero no juntos. A mi me llevaron siempre a La Nación". Reveló luego que nunca tuvo una reparación total del patrimonio perdido, solo "una reparación parcial dispuesta por el gobierno" y que "hay bienes que todavía no se han podido recuperar. El acuerdo al que llegamos con Alfonsín tuvo idas y venidas hasta 1989".
"Del capital que teníamos a la muerte de David sólo cobramos un 20%. Ahora estoy buscando algunas cosas de recuerdo para mis nietos. Trabajo porque me gusta y mi gran ilusión es que Papel Prensa sea verdaderamente una gran empresa", señaló finalmente.
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