domingo, 31 de octubre de 2010

RABINO DANY GOLDMAN: Por fin alguien se acordó de usarnos

Por Daniel Goldman *
 
Conocí a algunos presidentes de la Argentina, pero Néstor fue el único al que no podías no tutearlo. Este hombre de rostro pícaro, que ceceaba, usaba mocasines y andaba desaliñado, fue uno de los pocos que comprendió en su esencia el tema de la memoria como recuperación de una arista tan vituperada en la identidad argentina.

Para los que venimos caminando en este asunto de los derechos humanos, cómo nos irritaba que nos crean ilusos cuando los supuestos esclarecidos, desprovistos de argumentación fáctica, parapetándose en sus corazas y sólo promoviéndose en la antipatía que les causaba la corbata desajustada, ya no sabían qué alegar y nos corrían señalándonos que el Gobierno nos estaba usando. Y por fin alguien se acordó de usarnos, debía ser la simple y punzante respuesta, ya que ser consciente del uso era la mejor credencial para asumir el lugar que exigía la compleja multidimensional de un proyecto de Estado, que anhelaba penetrar en la profundidad del dolor de una sociedad que no resolvería sus problemas si no se proponía acompañarnos a viento y marea en la búsqueda de verdad y justicia. Sabiendo que los paradigmas de la memoria deben aplicarse tanto a lo lejano como a lo cercano, en esto no hago referencia sólo al repaso del ‘76, sino también al casi imperceptible hilo conductor que nos hizo estrellar con la realidad del 2001. El fallecimiento súbito del presidente al que accedí a tutear, permitió catalizar testimonialmente en la inagotable pantalla de televisión de estos días aquello que nuestra conciencia cortoplacista nos hacía olvidar: el recuerdo a flor de piel de lo destrozados que estábamos en el 2001. El rigor de las certezas nos exige, ante la ecuación de la muerte, mirar al pasado inmediato y recordar dónde estábamos, y dónde nos encontramos hoy. Y a mí que no me la cuenten, ya que el inicio del siglo me sorprendió dirigiendo el comedor popular de mi congregación en el que no dábamos abasto. Ahora, en el presente, puedo comprobar la merma en la demanda. –Los pobres están mejor –me dice mi amigo Eduardo de la Serna. Al padre no lo acompaño en su teología, pero en esto al cura le creo. No hay mejor termómetro que su experiencia en la villa. Salir del hambre cotidiano, ver que los pibes desayunen leche todas las mañanas y que vayan a la escuela, redignifica la identidad que se entrama en la trilogía de memoria, verdad y justicia, la cual indefectiblemente otorga esperanza al futuro y despierta una nueva dimensión en la joven generación, a la que no le empieza a pasar la política por el costado, sino que le instala la vocación militante perdida, que se amalgama con el compromiso del trabajo, el estudio y el esfuerzo. Eso es lo que se respiró en la plaza. Eso es lo que se multiplicó por cientos de miles.

Soy rabino, no profeta, pero en el proyecto fundante que va por más, avizoro un porvenir diferente y más auspicioso del que nos tocó vivir.
* Rabino.

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HORACIO VERBITSKY: La resurrección

Al retirarse del cementerio de Río Gallegos donde despidió a su compañero político y sentimental de toda la vida, la presidente CFK entregó una definición que va mucho más allá del momento y el lugar en que la pronunció. “No vamos a cambiar justo ahora”, dijo con una sonrisa a pesar del dolor.

Por Horacio Verbitsky
Desde Río Gallegos

No era necesario ser creyente para sentir emoción durante la sobria y cálida ceremonia con que tres sacerdotes amigos de la familia Kirchner despidieron a Néstor, el viernes en el cementerio municipal de esta ciudad que él condujo, como intendente y gobernador. Todo transcurrió con una intensidad, un decoro y una ternura que ninguno de los privilegiados que pudimos asistir olvidará. Cristina quiso que la acompañara un centenar de personas, entre representantes de organismos defensores de los derechos humanos que llegaron desde Buenos Aires, familiares de Kirchner, unos pocos legisladores a los que siente próximos, como Agustín Rossi o Eduardo Fellner; amigos de toda la vida y compañeros de militancia, de ella, de Néstor y de Máximo Kirchner. En cambio, dispuso que los ministros y funcionarios no abandonaran el trabajo en Buenos Aires, con escasas excepciones como el jefe de gabinete Aníbal Fernández y su vice Juan Manuelito Abal Medina, y aquellos que acompañaron a los Kirchner desde Santa Cruz, como Julio De Vido, Carlos Za-nnini, Héctor Icazuriaga o Nicolás Fernández, o en la militancia setentista, como Carlos Kunkel y El Pampa Alvaro. Algunos que ignoraban la consigna, o que decidieron ignorarla porque necesitaban una foto, debieron volverse del Aeroparque sin asiento en los aviones, como el Procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, el resistente.

Murió sereno

Mientras aguardaba dentro de la capilla la llegada de la comitiva, el padre de Plaza de Mayo Julio Morresi se acercó a María Ostoic y le dijo que con su hijo se había ido el mejor. “Ya va a venir otro”, respondió la madre del ex presidente, que al filo de sus 90 años mostró una serenidad asombrosa. Contó que en el rostro de su hijo muerto vio una expresión relajada. “Murió sereno.” Como quien reflexiona en voz alta dijo que el acto en el Boxing Club con los gobernadores le sonó como una despedida y que no entendió qué intentaba transmitir Kirchner cuando dijo que volvía a Río Gallegos. “Tal vez así impidió una tragedia mayor”, reflexionó, enigmática. No parecía que estuviera hablando de política. Suspiró y dijo: “Vuelve a la ciudad en la que nació. Los hijos deberían enterrar a los padres y no al revés”. Amigos de Río Gallegos contaron que Kirchner acababa de comprar una parcela en el cementerio local y que la noche anterior a su muerte había hablado de ello con Cristina. Los dos dijeron que no les gustaban los velorios en el Congreso, a cajón abierto, en los que los restos de lo que fue una persona quedan expuestos a las miradas morbosas de cualquiera. En la segunda fila de la nave escuchaba estos comentarios la hija menor de María Ostoic, María Cristina Kirchner, Macris o la verdadera Cristina Kirchner, como bromean los íntimos, a quien acompañaban sus hijos, un morocho fornido de 12 años y una señoritunga pizpireta de 11. Farmacéutica del hospital local, Macris rara vez viaja a Buenos Aires. Todos los Kirchner han heredado la nariz de María Ostoic, pero Macris comparte el rostro romboidal de su sobrino Máximo, a quien se parece más que a sus hermanos Néstor y Alicia. Máximo, que durante más de veinte horas no se separó de su madre en la capilla ardiente, se estremeció con un recuerdo al abrazar a un compañero en Río Gallegos. “Al matar a ese pibe en Constitución también mataron a mi viejo. Estaba indignado. Todos esos tipos tienen que ir en cana”, musitó. Junto con Cristina y sus hijos llegó su hermana, la médica Giselle Fernández. En la capilla también se abrazaron Alessandra Minnicelli, la esposa del encanecido Julio De Vido, quien hace apenas un mes perdió a su hijo Facundo, de 21 años, en un estúpido accidente cuando su auto mordió un cordón y embistió un poste, y la actriz Andrea del Boca. Hace cuarenta años ambas actuaron en Andrea, una película infantil filmada en esa misma ciudad. No habían vuelto a verse desde entonces. Se tenían de la mano, con los ojos empañados por el llanto.

La muy austera ceremonia ocurrió en la capilla del único cementerio de Río Gallegos, que no es privado por si hace falta decirlo, y estuvo a cargo de tres sacerdotes de estrecha relación con la familia Kirchner. Junto al espacio reservado para el féretro instalaron una corona muy sencilla, de pocas pero frescas flores, con una cinta argentina de plástico que sólo decía Cristina, Máximo y Florencia. No fue una misa, sino la lectura de un breve texto bíblico y una conversación entre amigos. Por eso el obispo Juan Carlos Romanín, quien desde el conflicto docente encabezó la oposición provincial, aceptó un consejo de conocidos cautos y se abstuvo de comparecer. Todos tenían presente el sonoro improperio, “Hipócrita”, con que un feligrés católico respondió a las melifluas palabras del cardenal Jorge Bergoglio, y el fastidio que causó la fugaz aparición para las cámaras en la Casa Rosada de Alcides Jorge Pedro Casaretto, luego de siete años en que ambos políticos episcopales trataron de hacerle las cosas difíciles a Kirchner y a su esposa en todo lo que estuviera a su alcance. Esa jerarquía tiene escasa relación con el gobierno pero preferiría que se notara menos. Lo siente como una capitis diminutio porque sólo se concibe como parte de una Iglesia del poder, aunque declame lo contrario. En cambio se comentaba con tolerancia, por su edad y porque nunca hostilizó a Kirchner, el rezo del jubilado obispo de San Isidro y Morón, Oscar J. Laguna, y con respeto la discretísima visita del arzobispo de Luján, Agustín Radrizzani, a quien CFK debió consolar cuando le tomó las manos en un pasillo lateral, lejos de la vista del público, y la de su predecesor, el jubilado Rubén Di Monte.

La última zambullida

Imposible imaginar mayor contraste entre el boato y la artificiosidad del rito celebrado en la Catedral porteña y el encuentro afectuoso entre viejos conocidos en la capilla patagónica. Sus paredes están pintadas de un vivo color salmón, y vidrios amarillos y ocre, sin iconos, filtraban la luz de un día nublado. Con su techo de madera clara y apenas una cruz como símbolo religioso, es tan despojada como un templo protestante. Allí se celebró la vida y no la muerte. La comitiva logró vadear con mucha dificultad y lentitud el río humano que se desbordó a los lados de la ruta desde el aeropuerto. Algunos presuntos buenos cuberos estimaron que se había volcado a la calle la mitad de los 117.000 habitantes de la capital provincial. Como hacía en vida, Kirchner se zambulló por última vez en la multitud. Al pasar por algunos barrios se veían más lágrimas que dientes. Unas pocas vallas cayeron por la presión humana y no faltaron empellones, entre petroleros y albañiles, a ver quién cuidaba mejor a Cristina. Los invitados por la presidente vieron por televisión en Río Gallegos cuando Cristina hizo detener el auto, bajó y les recriminó a los policías por empujar a quienes sólo querían despedirse de Kirchner. Fue un gesto como para que nadie tuviera dudas sobre el carácter de la persona al mando, a la que tantos se proponen ayudar, con las mejores o las peores intenciones. Los amigos de Santa Cruz acotaron que no era un gesto para los medios, que lo mismo hizo durante la campaña electoral con un custodio que empujó a un militante que intentó acercarse al helicóptero. “Las elecciones se ganan con votos y no con seguridad. Y los votos se ganan de a uno”, le dijo.

Resucitar en el pueblo

Dentro de la capilla, que terminó de construirse durante la intendencia de Kirchner, el cura Lito Alvarez recibió a la presidente y su familia. Cristina se sentó en la primera fila a la izquierda del féretro, junto con sus hijos, el gobernador Daniel Peralta y el presidente de Venezuela. A la misma altura, sobre la derecha, seguían su suegra, sus cuñadas y sus sobrinos.

–Este es mi cura preferido le explicó Cristina a Hugo Chávez Frías, señalando a Lito Alvarez.

–¿Y yo, qué soy?, protestó el sacerdote Juan Carlos Molina, el rubio alto de barba rala que durante las interminables horas del velatorio porteño permaneció de pie consolando a su amiga Alicia Kirchner.

–Bueno, los dos son mis preferidos. Pero no se hagan los locos, concedió Cristina

De pantalón y campera los dos, azul tejida Alvarez y de paño gris Molina, el único ornamento que cada uno lucía era una estola blanca, con cruces de color. Alvarez dijo que estaban allí para despedir al amigo y acompañar a su familia y que serían breves y cuidadosos, no fuera cosa que Néstor se levantara y les apoyara una de sus manazas en la cara y los hiciera callar con un “ya estásh diciendo macanas”. Leyó el bello párrafo del Evangelio según Mateo sobre el juicio final (25: 35/40) en el que Jesús dice a sus discípulos que el Reino de los Cielos se abrirá para ellos porque “tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. Los justos le preguntarán sorprendidos cuándo le dieron de comer y beber, lo alojaron y vistieron y lo fueron a visitar, y “el Rey les responderá: cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Luego, el cura Lito dijo que hablaría de la resurrección. Explicó que todos nos morimos, pero pocos dan la vida, como Kirchner la dio. Y que quienes dan la vida resucitan en el pueblo. “El pueblo argentino resucitó, porque estaba humillado y sin esperanzas y Néstor con sus actos se las devolvió.”

Alvarez, quien ese día cumplió sus 49 años, es el sacerdote de El Calafate a quien dos horas después de la muerte de Kirchner la presidente le contó cómo fueron sus últimos momentos de vida, desde que se desplomó en sus brazos luego de intentar incorporarse al sentir un dolor en el pecho y dificultad para respirar. La vio entonces, tal como horas después la vería todo el país, destrozada de dolor pero entera, afectuosa y preocupada por sus hijos. Lito le dijo que recién entendía por qué Kirchner la llamaba “Presidente Coraje”.

Caprichoso, caprichoso

Lo siguió en la predicación Juan Carlos Molina, quien atiende hogares para jóvenes con problemas de adicción en Caleta Olivia, en la provincia del Chaco y en Haití. Contó que durante el velatorio en Buenos Aires, Cristina pasaba la mano por el lustroso ataúd y como si acariciara a Kirchner le decía en voz muy baja “caprichoso, caprichoso”, que quería decir empecinado, cabeza dura. “Caprichoso, sí. Néstor era caprichoso y por eso el pueblo argentino está hoy como está y le responde como le responde”, dijo el cura. Dijo que Kirchner entró al salón de los patriotas latinoamericanos preparado con los atributos de presidente, pero que Cristina y Alicia fueron colocando sobre el féretro y a sus pies los regalos que la gente le fue alcanzando, “hasta que salió de allí como el hombre del pueblo, como un líder”. Cinco cajas grandes llenaron esos tributos populares. Como Sergio Soto es el primer nativo de Gallegos que llegó a cura, dijo unas palabras sobre su emoción al despedir al primer presidente nacido en Santa Cruz, así como Fernando de la Rúa opinó por televisión que la gran lección de estos días es que hay que respetar a los ex presidentes. Un parroquiano que lo escuchó después de asistir al velatorio, increpó al televisor en una parrilla de Buenos Aires: “Kirchner murió, vos mataste”.

Cuando terminó Sergio Soto, Juan Carlos Molina recordó que al asumir la presidencia Kirchner dijo que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada. “Tampoco quedarán enterradas ahora en el cementerio de Río Gallegos”. Luego convocó a madre, hermanas, esposa, hijos y sobrinos de Kirchner a rodear el féretro y despedirse con alegría por la vida. Después de ese último abrazo, la presidente acompañó hasta el aeropuerto a Chávez, quien apenas pidió un viva por el ex presidente y otro por la Argentina. También ordenó que los miles de personas que esperaban en la calle pudieran entrar para despedirse de Lupo, como todos siguen llamándolo aquí, aunque para eso hubiera que postergar el traslado a la cripta familiar. Antes de irse, Cristina avanzó hacia las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo y se abrazó con ellas. “Viste, somos peronistas. Siempre andamos en medio del pueblo y el tumulto. No vamos a cambiar justo ahora”, me dijo con una tenue sonrisa y con una entonación endulzada por el dolor y el cansancio. ¿Quién que la conozca y no la subestime puede esperar otra cosa?

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sábado, 30 de octubre de 2010

DANIEL VIGLIETTI: Actitudes de dignidad (Por la muerte de Nestor Kirchner).

Por Daniel Viglietti
 
El golpe es duro y diferente, porque es la muerte de un estadista que estaba precisamente en los antípodas de lo que la palabra golpe ha significado en la historia argentina. La visión que tenemos muchos sobre Néstor Kirchner, y paralelamente sobre su compañera de vida y actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, es la de un gobierno que desde un país casi derruido, a varios niveles, logró rescatar una Argentina posible, una sociedad poco a poco más cerca de lo justo. La figura de Néstor Kirchner está muy marcada para nosotros los uruguayos por la política que en materia de derechos humanos se ha desa-rrollado en el país hermano durante los dos gobiernos, el anterior y lo que va de éste. Si partimos del período en que fue presidente, Kirchner funda una actitud de dignidad frente a ese tema. Sorteando las críticas de la oposición y los artilugios de una Justicia que casi nunca hace justicia en estos asuntos y en estas regiones del mundo, Kirchner abordó con coraje la decisión de anular las leyes de impunidad. Y que, en consecuencia, muchos de los represores identificados pasaran ante los jueces y fueran condenados a la prisión, a lo que se suman muchos juicios abiertos que siguen su curso. El sanguinario dictador Jorge Videla, a la cabeza de los genocidas es, preso, una muestra simbólica de ese cambio histórico.

Eso ha desencadenado críticas y hasta cobardes acciones como la desaparición de Julio López y el asesinato, en Rafaela, de Silvia Suppo, dos hechos aún impunes. Esta cuestión de la impunidad es de dolorosa actualidad para nosotros los uruguayos, frente a las indignantes trabas que enfrentan las mayorías progresistas de mi país, incluso en ciertos casos en sus propias filas, para anular definitivamente la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado.

Kirchner, los Kirchner hay que decir para ser exactos, tuvieron la firme decisión de terminar con las trabas legales con que se escudaba la jauría de represores, y no se quedaron limitados a encerrar a un puñado de ellos en prisión, sino yendo mucho más allá en una acción que sigue en camino día a día con juicios de notoriedad que sientan un precedente de dignidad en la materia. Materia ética, si las hay, desde aquellos insuficientes juicios de Nuremberg tras la Alemania nazi, hasta nuestros tribunales del sur, salvando distancias y épocas. Néstor Kirchner supo aplicar aquello que para otros quedó en los buenos deseos de la palabra. Como escribiera la cantora militante mexicana Judith Reyes en su “Corrido de la toma de Pando” sobre aquella acción tupamara en homenaje al Che el 8 de octubre de 1969, “palabras que no coinciden con hechos / no valen nada”.

También es cierto que los esfuerzos de unidad latinoamericana tuvieron en Kirchner un activo vaso comunicante en el juego de ejes, disímiles pero anti-imperialistas en mayor o menor grado, que vienen siendo –entre otros– los gobiernos de los presidentes Chávez, Correa, Lula, Morales y Mujica, por orden alfabético. En mis andanzas en esta pequeña gira por Europa que comencé en Francia, donde hice mi recital de Homenaje a Mario Benedetti, y continué por Bélgica y Alemania, pude comprobar que la solidaridad con nuestra América, la del Che, la de Sendic, la de Enríquez, la de Soledad Barrett, la de Roque Dalton, en medio de la crisis de decadencia del Viejo Mundo, el sentimiento solidario de la gente, sobrevive como un fosforito en medio de oscuridades que van creciendo día a día en esta parte del planeta.

Muchos jóvenes europeos han salido a la calle enfrentando la injusticia, denunciando a los gobiernos de los ricos, y eso siempre genera sentimientos de solidaridad con pueblos hermanos que, desde siempre, estamos en eso.

En nuestro sur, Néstor Kirchner, más allá de las idealizaciones y los ataques de que será objeto tras su muerte, tuvo esas actitudes de dignidad que nos harán sentir su ausencia en los difíciles pasos futuros de nuestra historia sureña. El fue un factor de impulso para Unasur, por ejemplo. Analizar su política fuera de los temas que he abordado, me parece una tarea propia a los argentinos y, parafraseando un dicho nuestro cuando decimos “yo, argentino” en medio de una discusión delicada, yo digo frente a esos otros rubros: “Yo, uruguayo”.

Seguiré evocando estos temas en mi programa de radio, en Tímpano. Pido excusas por la tardanza de mi mensaje, en el que no olvido a la izquierda argentina, compleja en su diversidad, pero siempre en vigilia, y más cuando cae sangre inocente como la del joven Mariano Ferreyra. Más temprano que tarde volveré a cantar a esa tierra que también han sabido sembrar de cantos voces orientales compañeras, como Alfredo Zitarrosa o el recientemente fallecido José Carbajal, el Sabalero. Y sentiré que la canción podrá seguir haciendo lo suyo desde voces argentinas como las de León y Víctor, Teresa y Liliana, y tantos otros, acompañando a ese pueblo que ojalá sepa dar el mayor apoyo a la tarea que le espera a la Presidenta Cristina, juicios a los genocidas mediante y deteniendo los embates de una derecha deseosa de revancha y con puño de hierro desde siempre. Ojalá así sea, pueblo y Presidenta.

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Néstor Kirchner con 78 puntos de buena imagen

Por Raúl Kollmann

Néstor Kirchner fue inhumado ayer con un 78 por ciento de imagen positiva: 18 por ciento de los encuestados dijo tener una opinión muy buena y 60 por ciento una imagen buena. Por supuesto que existe el efecto que produce la muerte, sobre todo cuando es inesperada, sensibilizando a las personas y resaltando los mejores atributos de la persona fallecida. Sin embargo, en este caso también influyeron mucho los miles de testimonios que se pudieron ver a través de todos los medios en que ciudadanos comunes y también artistas, intelectuales y hasta políticos opositores señalaron los logros de Kirchner en vida. “La gente se encontró con el significado del ex presidente, con el vacío que queda y el gran peso que tenía”, señala Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM). Lo que también se percibe en la opinión pública ahora es que dos de cada tres personas, es decir el 66 por ciento, cree que Cristina Fernández de Kirchner va a ser capaz de profundizar y mejorar la tarea pese a no contar con Néstor y, de cara a las elecciones de 2011, no sólo se ratifica que tiene la mayor intención de voto, sino que se produce un fenómeno que no existía antes de la muerte del ex presidente: la mandataria se impone, por goleada, a cualquier otro candidato en un eventual ballottage. Otro dato que surge en los últimos días: Julio Cleto Cobos perdió la mitad de la intención de voto, que tenía. Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada entre jueves y viernes por OPSM. En total fueron consultadas 1100 personas de todo el país, en ciudades grandes y chicas y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La conducción de OPSM está a cargo de Zuleta y el director técnico del estudio fue Gustavo Lorenzo.

“El efecto de mejora de imagen se produce habitualmente en cualquier muerte –explica Zuleta–. Lo vimos recientemente en el caso de Raúl Alfonsín. Aunque hay diferencias muy significativas con Kirchner. Alfonsín ya no estaba en el centro de la escena política y en cambio Kirchner era el eje indiscutido de las controversias. La gente estaba a favor o en contra, despertaba pasiones. Y otro elemento llamativo es que Kirchner no estuvo, como Alfonsín, muchos años en la consideración popular: en 2002 no lo conocía nadie. Fueron ocho años frenéticos de una enorme vibración. El efecto después de la muerte es impactante: muchísimos ciudadanos descubrieron el peso que tenía, la importancia crucial en la política argentina. Y eso hizo que subiera en forma inmediata su estatura como figura. Queda al margen la confrontación y aparecen mucho más nítidos los aspectos positivos. Hasta para los políticos opositores. Todos exhibieron un respeto impresionante. Al mismo tiempo, los medios reflejaron a miles de personas que se acercaron a mostrar su cariño, a resaltar tal o cual logro y a agradecer que consiguieron trabajo o una jubilación o la Asignación Universal por Hijo. Por supuesto que eso deja pensando a muchísimas personas que estaban dudosas respecto de su figura. Agregaría otra cosa: en los últimos dos días se vio en los medios a un Kirchner sonriente, trabajador, optimista. Eso también queda en la retina de cualquier ciudadano común.”

“Es evidente que en esta encuesta hay un flujo hacia Kirchner y hacia Cristina. Y seguro vendrá un cierto reflujo –pronostica Zuleta–. Por ahora nadie quiere aparecer como un especulador criticando, tratando de ganar en río revuelto. La sociedad castigaría duramente al que aparezca como oportunista. Ya hubo un discurso negativo cuando estuvo internado y eso cayó muy mal. Entonces priman las opiniones favorables y, como es inevitable, volverán las críticas a la brevedad.”

Para Zuleta, “el respaldo a Cristina no es muy distinto del que ya tenía. Ojo, Cristina contaba con buena imagen antes de la muerte de Néstor y en las encuestas hasta estaba un par de puntos por encima de su marido. Y tampoco debe pensarse que Néstor estaba en mala situación. El se fue del gobierno con 70 por ciento de imagen positiva. Después vino la confrontación con el campo y al poco tiempo tuvo un 70 por ciento de imagen negativa. Pero en estos últimos meses había remontado muchísimo. Ahora sólo el 34 por ciento de los encuestados opinaba mal de él. En ese marco, no me extraña para nada que el 66 por ciento diga que Cristina va a profundizar o mejorar la tarea que viene llevando a cabo, teniendo en cuenta que va a estar sin su esposo. No me extraña, porque también la imagen de Cristina avanzó en forma espectacular en los últimos ocho meses. Fíjese que sólo un 21 por ciento opinaba mal de su gestión y el doble de ese porcentaje consideraba que su gobierno era bueno o muy bueno. En los datos posteriores a la muerte de Néstor no existe un cambio abrupto en las opiniones sobre Cristina. Ya venía bien, en ascenso.”

Uno de los grandes interrogantes que se plantean está referido a las elecciones de 2011. Néstor Kirchner aparecía como virtual candidato, pero las encuestas también evaluaban una posible candidatura de la Presidenta. En los datos sobre lo que sería una primera vuelta, no hay muchos cambios en la encuesta de OPSM. Néstor Kirchner siempre ocupaba el primer lugar, algo reconocido hasta por los consultores que trabajan para distintas vertientes opositoras. También Cristina figuraba imponiéndose en la primera vuelta. El trabajo de OPSM marca una distinción que últimamente se venía poniendo sobre la mesa, si una candidatura de Daniel Scioli recogía más votos o no. El trabajo de OPSM –que tampoco se diferencia de los anteriores– exhibe una clara primacía de Cristina sobre Scioli: un 51 por ciento considera a la Presidenta en mejores condiciones de gobernar, mientras que un 28 por ciento se inclina por el mandatario bonaerense. El otro gran debate entre los encuestadores gira alrededor del ballottage. Los consultores opositores señalaron siempre que el oficialismo tendría grandes dificultades para imponerse en una segunda vuelta. Eso tenía que ver con que el ballottage unifica a quienes se oponían a Néstor y Cristina. En la encuesta de OPSM, la Presidenta le saca una enorme ventaja a cualquier adversario: le saca 14 puntos a Cobos, 15 puntos a Mauricio Macri y 22 a Ricardo Alfonsín. Para Zuleta, en esos datos sí se nota un cambio tras la muerte de Néstor Kirchner: “Ella genera menos rechazos y eso creció muchísimo estos días, en que se la vio muy entera y a la vez muy humana en el velatorio. Y además cuenta con el hecho de que los candidatos opositores están en un mal momento, básicamente porque es el oficialismo el que genera imagen de gobernabilidad. La oposición ahora tiene un problema grande. Su eje era estar en contra de Néstor. ¿Cuál va a ser ahora el discurso de un Francisco de Narváez o de una Elisa Carrió? Ninguno genera ideas alternativas de gobierno, sino un perfil de estar en contra de Néstor. Es como se decía en España: ‘Contra Franco estábamos mejor’. Un dato muestra en forma fuerte el efecto: en menos de una semana, Cobos perdió la mitad de la intención de voto que tenía. Hace siete días, en nuestro último estudio, publicado por Página/12, Cobos ostentaba el 11 por ciento de la intención de voto, ahora bajó al siete”.

“El otro factor que se percibió en estos días –completa Zuleta– es la notoria presencia de gente joven en la Plaza de Mayo y en el velatorio. Es un fenómeno que está apareciendo en varios países y también en otros partidos. No se percibe en la derecha ni en la dirigencia sindical, pero la emergencia de jóvenes ya es notable en España o Francia, por ejemplo. En el gobierno de Cristina hay funcionarios muy jóvenes, como Diego Bossio, el titular de la Anses, el organismo estatal de mayor envergadura; el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, o el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina (h). La lógica indica que el gobierno de Cristina va a estar rodeado de gente joven justamente por su carácter transgresor.”

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viernes, 29 de octubre de 2010

NESTOR KIRCHNER: Carta abierta de los hijos de desaparecidos

Por Carlos Pisoni, Walter Meza Niella,
Eduardo Toniolli, Agustín Di Toffino
y siguen las firmas
 
Somos hijos e hijas de detenidos desaparecidos y asesinados durante la última dictadura militar. Crecimos con el dolor y la angustia de no tener a nuestra madre o nuestro padre entre nosotros. Sufrimos la pérdida desde niños. Algunos de nosotros fuimos criados y crecimos con el ejemplo de nuestras abuelas, muchas de ellas integrantes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Masticamos la impunidad que gobernó la Argentina con los distintos gobiernos democráticos. Pero nunca nos rendimos. Siempre resistimos, siempre seguimos luchando.

A partir de la asunción de Néstor Kirchner, nuestra historia individual y la historia colectiva de nuestra Patria comenzaron a cambiar. Vimos cómo aquello que considerábamos imposible empezaba a ser real. Festejamos la anulación de las leyes de impunidad. Participamos de la reapertura de los ex centros clandestinos de detención y su transformación en Espacios de la Memoria para nuestro pueblo. Somos parte de los juicios que se desarrollan en todo el país contra los genocidas que participaron del terrorismo de Estado. Levantamos la copa cada vez que encontramos a otro de nuestros hermanos apropiados o nacidos en cautiverio. Gritamos Presente, bien fuerte, en cada homenaje que se hace en conmemoración de todos y cada uno de los 30.000 mil detenidos desaparecidos.
Pero –por sobre todas las cosas– participamos y estamos orgullosos de este proceso de transformación del Estado que desde aquel 25 de mayo de 2003 tiene como unos de sus objetivos principales la construcción de un país justo, libre, soberano y emancipador, tal como lo soñaron nuestros viejos. Este proceso que entre sus banderas pregona la distribución de la riqueza, la unión sudamericana de naciones, el rol preponderante de los trabajadores como motor del país, el respeto a la vida y la ausencia de represión de las protestas sociales, la pelea contra los monopolios y oligopolios. En definitiva, la recuperación de la dignidad y la esperanza de los argentinos y la felicidad de su pueblo.

Por eso, este 27 de octubre sentimos cómo nuestra historia se volvió a repetir. Sentimos la pérdida nuevamente. Una pérdida que, nuevamente, se torna irreparable. “Somos hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo”, dijo al comienzo de su mandato. Nosotros lo sentimos parte viva de esta familia. Se nos va un padre para muchos de los que no lo tuvimos, se nos fue un tío para otros tantos. Pero, por sobre todo, se nos fue uno de los más brillantes dirigentes políticos que tuvo nuestro país en la historia. Y ésa es la pérdida más grande.

Sabemos lo que significa morder el polvo, resucitar, volver a levantarse. Lo sabemos, y es por eso que hoy nuevamente debemos seguir peleando. Por nuestra hermosa Argentina, por nuestros viejos y ahora también por Néstor. Nuestro más sincero pésame a la Sra. Presidenta, a sus hijos y familia, y nuestro apoyo incondicional en estos momentos.

HEBE DE BONAFINI

Querido Néstor:
Quiero contarte en esta carta que me atreví a pasar el primer día sin vos, con ese vacío que me dejaste y que creía que tardaría en llenar porque cuando desaparecieron mis otros hijos el agujero fue casi eterno. Cuando vos llegaste a mi vida me volvió la alegría, me sentí más fuerte, acompañada, comprendida y respetada.

Quiero decirte que en este día, jueves 28 de octubre, cuando llegué a la Plaza, varias cuadras antes, parecía un espejismo: miles y miles de jóvenes te vivaban y también decían "¡fuerza Cristina!". Muchos me decían "empecé mi militancia con Néstor, por eso ahora tenemos que estar firmes y juntos como él nos enseñó".

¿Sabés, querido? Te cuento esto porque seguro no te lo imaginás, la mayoría me decía que la apoya a Cristina para las elecciones del 2011.

El corazón te jugó una mala pasada o tal vez con tu fuego se hinchó demasiado y quiso salirse del pecho, ese donde siempre se recostó Cristina.

Decirte que hoy y mañana y pasado y dentro de muchos años seguro, tu corazón, seguirá latiendo en esta maravillosa juventud que vos con tu sabiduría encendiste.

Gracias, hijo, por permitirme vivir junto a vos y tus principios, gracias por vivir con tanta pasión.

Estoy orgullosa de vos y de esta juventud que formaste para el proyecto nacional y popular, que es decir la liberación.

Hebe

LEON GIECO: Siempre lo sentí a Néstor como un hermano

Por León Gieco 
 
Me tocó estar lejos, presidiendo el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste. Y estoy shockeado. Siempre lo sentí a Néstor como un hermano lleno de fuerza que nos marcaba el camino. Yo nunca fui militante de partidos políticos, pero creo que siempre actué como militante en los hechos. Estuve junto a ellos –Néstor y Cristina– en el acto de la ESMA y fue tan profundo nuestro entendimiento y nuestro compromiso que de ahí en adelante me sentí su aliado. Cristina sabe cuánto la queremos y admiramos Alicia y yo. Y también sabe que puede contar con nosotros.

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MARIO WAINFELD: El hombre, esa mujer, la multitud

Por Mario Wainfeld
 
La muchedumbre empezó a congregarse al mediodía del miércoles, al cierre de esta nota (bien entrada la noche del jueves) sigue su desfile en sinfín. El cronista cree que es de buena praxis calcular “cuánta gente hubo”, la misión se torna imposible cuando se renuevan constantemente las filas. Van de la Plaza al Obelisco por Avenida de Mayo, doblan por Rivadavia, hacen un codo, entran a la Casa Rosada. La Plaza, además, está repleta de sol a sol y hay circulación constante en la zona bancaria y en el Bajo.

El tránsito de los asistentes es incesante, relativamente veloz, miles de personas fluyen cada hora. El narrador estuvo un par de ratos, miró televisión, se informa con otros circunstantes. El relato coincide: la mayoría son “gente suelta” no encuadrada, que recorre la franja que va de los sectores más humildes a las clases medias del conurbano. Porteños estrictos hay bastantes. Muchos sub-40 o aun sub-30, mayormente militantes que le encontraron sentido a la política en estos años, que se espabilaron cuando vieron a la derecha real copar las calles porque “somos el campo”.

La muchedumbre, que no tiene principio ni final, entra a la Casa Rosada acaso por primera vez. Ansía saludar, acompañar, confortar, ver, participar, dejarse oír. Participan, apoyan, aman, sostienen. Hay grupos encuadrados, en flagrante minoría.

La crónica argentina registra capillas ardientes visitadas por millares de personas. Artistas populares de variado “volumen de juego”, deportistas. Y, apenas, un puñado de dirigentes políticos.

La historia del peronismo depara más que ninguna otra esas escenas, junto con muchas otras. Hechos que combinan la pasión popular (ritos que se repiten y se renuevan) con la interpelación política. El peronismo es muy escenográfico, muchas imágenes de masas en cualquier formato dramático. No es sencillo descifrarlas, es necio desconocerlas o subestimarlas. Azuzan odios atávicos, análisis ignorantes, desdenes de clase.

La multitud entra y sale de la Casa de Gobierno, no se diría que la mueven la crispación ni la caja. Si usted los mira sin anteojeras, corroborará que no los arrea nadie. Van como ciudadanos que son, como protagonistas que ansían ser.
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La presidenta, Cristina: Quien está ahí, frente al féretro de su compañero de luchas y de vida, es la Presidenta y es Cristina. Anteojos ahumados, enhiesta hasta cuando se sienta, mira hacia delante y escucha. La gente recorre la Rosada, que es un edificio extraño. En el patio de las palmeras, por caso, siempre se escucha cantar a los pájaros. Vaya a saberse cómo sobreviven y se inspiran en ese microclima de smog, en un enclave dentro del cemento, a metros de la city ruidosa e insalubre.

Más mujeres que hombres recorren un caminito establecido. Pasan, tiran un beso, ponen el puño el alto, hacen la “V” con los dedos, se golpean el pecho con el puño, ahí donde los profanos suponemos que está el corazón. Algunos les hablan a las dos, a Cristina y a la Presidenta. Otros, vocean cánticos o consignas. Los jóvenes son los más ruidosos. Hay sincretismo en las consignas, algunas clásicas o hasta arcaicas del peronismo entreveradas con “hasta la victoria, siempre”, por qué no. La más repetida, calcula el cronista en la hora y media que estuvo presente y las muchas más que vio la tele, es “¡fuerza, Cristina!”. El escriba piensa en la tapa de Página/12 de ayer, un prodigio de creatividad de ese tipo talentoso, profundo y tierno que es Daniel Paz. Y se felicita por haber elegido este diario para meterse de lleno en el periodismo, cuando encontró un tope para otras formas de intervención en política.

De vez en cuando se prorrumpe en aplausos, prolongados, de aquellos que uno quiere seguir sosteniendo porque ese sonido, en ese ámbito, dice más que mil palabras.
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El orden es absoluto, las gentes de a pie acatan la básica organización, porque respetan. Ellos entran por una puerta, los invitados especiales por otra. Hay un ingreso para autos, donde irrumpen los de los funcionarios, los de algunos empresarios. Siempre entraron funcionarios a la Rosada, tanto como empresarios. La novedad son las combis de los movimientos sociales y de los organismos de derechos humanos, que gozan de una inédita prioridad: la seguridad los hace pasar primero. Es un dato del kirchnerismo, las Madres, las Abuelas, los movimientos sociales son locales ahí desde hace siete años. Antes “paraban” en la Plaza, clamando en la vereda de enfrente. Los cooptaron, dicen los que nada entienden. Les dieron plata, añaden. En realidad, atendieron sus reclamos, consagraron leyes y también les asignaron módicas partidas del presupuesto. Las ONG gozan de buena fama en el establishment a condición de que no batallen por los pobres, ni por la verdad y la justicia. Eso cambió en esta etapa, entre otras variables.
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Cristina acaricia de vez en cuando el féretro, acomoda la bandera, los pañuelos blancos que le acercaron, algún estandarte. Mira hacia delante, conmueve su economía gestual. Sólo se mueve para besar a Madres o a Hijos, a alguna mujer de pueblo. Tira un beso con las manos, se lleva la mano al corazón.

En su derredor, hombres hechos y derechos no pueden contener la emoción. Carlos Zannini, de ordinario sonriente, se muestra tieso, todo lo lívido que pueda estar un morocho. Agustín Rossi conserva el rostro demudado desde el miércoles. Carlos Tomada está estremecido, con los ojos húmedos.

Oscar Parrilli, una suerte de dueño de casa, va y viene, organizando y recibiendo. Máximo Kirchner también se mueve a veces, ordena algo, le habla y cuida a su madre. Osvaldo Soriano escribió alguna vez que uno llega a ser hombre cuando pierde a su padre, memora el cronista.

Juan Cabandié, hijo recuperado que reencontró a su familia, mira sin ver. El 24 de marzo de 2004, los Kirchner lo invitaron a subir a un escenario histórico, al costado de la ESMA. Comenzó ahí una carrera política, que ahora deberá seguir sin un referente paternal que se le fue de sopetón.

Carlos Kunkel y Jorge Taiana son compañeros de militancia con varios años de cárcel arriba, cuando eran jóvenes y delgados. Ahora, con 30 años más y una corpulencia estimable, se abrazaban en esos pasillos, dando tumbos, llorando como pibes.
Ella, Cristina, no llora.
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El presidente Lula da Silva aborda un avión express, junto a su asesor Marco Aurelio García, cuando faltan menos de tres días para la segunda vuelta de las presidenciales en Brasil. Mucho compromiso es venirse cuando hay tanto en juego.

Lula, un estadista colosal que no deja de ser un hombre de pueblo expresivo, no disimula su congoja. Marco Aurelio se saca las gafas para enjugarse los ojos. El presidente paraguayo Fernando Lugo, enfermo, está ahí. Todos saludan a la Presidenta y abrazan a Cristina. Predicadores autóctonos explican que el líder del PT es sideralmente distinto de los Kirchner y hasta lo usan como modelo. Lula da toda la impresión de pensar distinto. En los gestos, en docenas de discursos, que repitió ayer ya con un pie en el estribo: “O Kirchner era más que un presidente, un compañero”. Lula es un gran orador, no da puntada sin nudo.
Esos presidentes, como el boliviano Evo Morales que también traslucía dolor, no creen exactamente que la Argentina está aislada del mundo, no vaya a creer, lector.

Hugo Chávez habla en el Aeroparque, cita a Bolívar y San Martín, sus gestas y campañas, a Eduardo Mallea y a José Martí. Ya en la capilla ardiente, el presidente bolivariano estrecha a Máximo y a Cristina, a quien besa las dos manos. Lula la abraza. Después lo mima a Lugo, le besa la cabeza rapada.

Son presidentes, son personas, se saben compañeros.
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Mercedes Marcó del Pont y la embajadora en México Patricia Vaca Narvaja sonríen cuando saludan en los pasillos y lloran de modo calmo, sin ocultarse, en la capilla ardiente. Son cristinistas desde antes, desde cuando vivía Néstor Kirchner. Ahora ser cristinista tendrá otro sentido, que deberá construirse, contrarreloj, acaso comenzando antes de que se elabore el duelo. La política no da sosiego ni respiro.

El líder muerto se transmuta en bandera y mito. El de Kirchner ya dice que ofrendó su salud y su vida por su vocación militante. Sus compañeros lo enaltecen, dirigentes radicales adoptan ese discurso. No es el caso del vicepresidente, cuya ansia de figuración lo induce al papelón y a la falta de respeto. Julio Cobos fatiga los canales de cable, emite comunicados, hurta el cuerpo para evitarse una rechifla.

Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz, entre otros, asisten y elogian la militancia, tanto como la tradición nacional y popular. Puede haber cálculo, protocolo, buena onda o cortesía, en cualquier caso estuvieron a la altura de las circunstancias.

Cristina se toma una tregua de minutos, va a una salita aparte. Ve a Leopoldo Moreau, lo abraza y le manda efusivos saludos “para tus hijas, que son militantes”. Moreau discurre con el cronista, a su ver hubo tres dirigentes que hicieron época en la política: Perón, Alfonsín y Kirchner. Ninguno podía parar ni jubilarse.

Cristina, la Presidenta, llegó por un camino signado de dolor y desafíos a tener la oportunidad de disputar un tercer mandato consecutivo para su fuerza política. Yrigoyen, maltrecho, lo logró en el pasado remoto. Perón debió esperar 18 años para su tercera vez. Alfonsín no pudo terminar en regla su primer gobierno. Cristina irá, debe ir, por esa chance. Es muy arduo, no es imposible, aunque la prensa de Papel Prensa la ningunee y la desdeñe.

El cronista se va de la Rosada, junto a una colega que sale en la tele. Una señora sesentona de aspecto sencillo la reconoce, le agradece “lo que están haciendo”. Se llama Matilde, es de Lanús, dice estar contenta porque esperó siete horas en la cola pero “pudo verla”. A ella, a Cristina. No lleva un choripán en la mano, no llegó en un micro a cambio de nada. Fue a verla, le dijo, seguramente, “fuerza Cristina”. Y esa, acaso, será la ciento y única vez que habrá pisado la Rosada en su vida.
mwainfeld@pagina12.com.ar
 
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jueves, 28 de octubre de 2010

MEMPO GIARDINELLI: Néstor y lo que viene

Por Mempo Giardinelli 
 
Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo, y necesito expresarlo. 
 
Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen "disidentes". Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudi y Dany.
 
Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.  
 
Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa. 
 
Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.
 
Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso. Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias.
 
Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina: 
 
—El que cambió la política pública de Derechos Humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen que estar "hartos" del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones. 
 
—El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la justicia argentina.           
 
—El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90. 
 
—El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas. 
           
—El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio. 
 
—El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas. 
 
—El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva. 
 
—El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país. 
 
—El que cambió radicalmente la política de Defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia. 
 
—El que inició una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.            
 
—El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord. 
 
—El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.            
 
—El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.            
 
—El que con la nueva Ley de Medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas. 
—El que impulsó la Ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.  
 
—El que viene gestionando un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo. Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide. Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores y el riojano ídem.  De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el 46 y el 55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional. A ver si alguien puede decir lo contrario. 
 
De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.            
 
Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como "indispensable" y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.   
         
Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente "Los K" y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como "Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina".  
 
Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.            
Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país?

EDUARDO ALIVERTI: LOS MUERTOS QUE VOS MATAIS

Por Eduardo Aliverti
 
No quiero escribir desde el resentimiento, aunque siento que, en realidad, el verdadero rencor es el de aquellos a cuyo cinismo apuntará. Algunas cosas hay que sacarlas bien de adentro bajo pena de traicionarse a sí mismo si acaso, por razones de ¿elegancia? periodística, de ser modesto con los conceptos en horas de dolor y de respeto, se las guarda. Supongo, además, que varios de los conceptos a verter serán parecidos y hasta idénticos a muchos de los que acompañan las opiniones de esta edición. Mejor. Uno se sentirá reforzado con la gente, los colegas de este diario, y otros, que piensan igual o muy parecido y habrán escrito en consecuencia. En momentos como éstos, lo que justamente hace falta es juntarse más que nunca con la gente que piensa y dice y pregona como uno. Ayer, a muy poco de conocerse la noticia, me tocó encabezar la transmisión especial de AM 750. Muchos testimonios, mucho oyente, mucho correo, muchas sensaciones. Uno tiene en esto demasiados años de entrenamiento auditivo, de saber reconocer las entrelíneas de las declaraciones, de descubrir qué hay detrás de los tonos de voz y hasta de cada inflexión. Y entonces percibe, registra enseguida, no se le escapan ni las respiraciones. Percató en consecuencia la angustia auténtica de la gente común que llamaba a la radio; la que conforma lo definible desde hace un tiempo como la “minoría intensa” de la sociedad, contra la presunta mayoría invertebrada que está festejando la muerte de Kirchner. Sin embargo, a la par llamó la atención de quien firma la cantidad de llamados del tipo “no soy peronista, no soy kirchnerista, no quiero a este gobierno, pero...”. Ese pero. Ay, ese pero. Cuánto que hay en ese pero de “me parece que me di cuenta ahora, con la muerte, de que no hay nada real mejor que esto, por más que no me guste”.

Sea así o más o menos así, esa gente, esos peros, se sintieron legítimos, audaces, compungidos. Atención con esa tomada de nota de que ahora se corre peligro de retroceder, tanto que lo putearon. No tengo cómo justificar la elevación de los llamados a una radio a la categoría de sondeo representativo... salvo por eso del oído entrenado, de la medición automática de percepciones. Y también como quiera que sea, en cualquier caso es mucha gente con una honestidad intelectual, o sentimental, infinitamente mayores que las disfrazadas por los temporarios acomodaticios de las condolencias. Cobos, traidor, capaz de decir que se nos fue un gran líder. Andate Cobos, por favor. Andate. Pero no del Gobierno del que formás parte a la vez de denostarlo. Andate a tu casa, directamente. Por un instante de tu vida tené mínima conciencia del ridículo. Sólo eso, Cobos. Sólo eso. Vos y todos los demás que ahora descubrieron en Kirchner al tipo que llevaba la política en la sangre, al militante tiempo completo, al apasionado que deja un vacío enorme, al hombre de convicciones. Vos y todos los demás que hasta las 10 de la mañana de ayer definían esos flamantes méritos del muerto como la expresión del crispado que violentó a este país, del autoritario que nos volvió a las catacumbas de los ’70, del enajenado que nos lleva al caos institucional. Y vos, Van der Kooy, que a los veinte minutos de la muerte ya tenías subida tu columna gozosamente mal disimulada. Y vos, Fraga, Rosendo Fraga, asesor de Viola, del general Viola, del asesino Viola, que te permitiste elevar, con el muerto fresco, las condiciones a las que debe sumirse Cristina ahora que puede ejercer el Poder. Vos, Fraga, venís a cerrar el circuito que inauguró José Claudio Escribano, el mandamás de La Nación, cuando apenas asumido Kirchner en 2003 le puso en tapa el pliego de bajezas a que debía rendirse si quería completar el primer año de mandato: reacomodar las relaciones con el FMI, amnistiar a los milicos, romper con Cuba. Con Kirchner inaugurado, primer pliego. Con Kirchner muerto, también enseguida, el segundo: que Cristina se saque de encima a Moyano, a Moreno y a quien haga falta para demostrar que no es igual que el marido. Hasta un tipo de derechas como Federico Pinedo, pero con sensibilidad perceptiva –digamos que un caballero– le dijo al aire al suscripto “y, sí, es un poco apresurado el análisis”.

Pero no, no es apresurado. Son sus instintos más bajos, más pornográficos, de intereses de clase. Cabe reconocerles su impudicia explícita. E incluso prodigarles el reconocimiento de que además de ser así son inhábiles para solaparlo. Dejan todo más claro. Ese es, quizás y no importa si por convencimiento o por lectura especulativa de la realidad al cabo de 2001/2002, el legado más interesante y efectivo que deja Kirchner. Por las razones íntimas que fueran, partió aguas. Obligó a ponerse de un lado o de otro, cuando ya parecía imposible que la pasión política se reinstalara en la Argentina devastada de la rata. Más aun, por estas horas también se desnudan como de cocodrilo feroz las lágrimas y lamentos de quienes se allanaron a hacerle el juego a la derecha con chamuyo de izquierda cinematográfico-nacionalista. ¿Y por qué eso también es símbolo? Porque esa partida de aguas que significó y significa esta rara pero apasionante experiencia también compelió a que cada quien mostrara su vocación de poder. Algunos de la derecha explícita sacaron los tanques mediáticos, pero otros de la izquierda piripipí copiaron a Carrió, compararon a Kirchner con Menem y hace unas horas se manifiestan condolidos ¿de qué? ¿No es que eran iguales?

Por unas semanas como muchísimo, si es que se aguantan, el establishment más concentrado, el gorilaje recalcitrante y sus funcionales nac&pop se llamarán a silencio de expectación. Concluido el duelo de las buenas formas, medirán cuánto tiempo se requiere para que seguir atacando no se les vuelva boomerang. Tensarán que Cristina puede usufructuar, o que le serviría, la imagen de mujer enhiesta en medio de un drama de todo tipo, sola contra todos. Y encima, en medio de ese karma que los sigue regenteando: sus candidatos son horribles, no se les cae una idea alternativa convincente y están a años luz de potenciar a algún referente que demuestre capacidad de mando.

Si lo piensa bien, la derecha atraviesa un problema con la muerte de Kirchner: él venía a ser una suerte de reaseguro para continuar insistiendo contra el “aplastamiento de las instituciones”, el “clima de confrontación”, la “división de la sociedad” y todo el resto de pelotudeces tras cuyo parche se oculta, pésimamente, que no aguantan la afectación de emblemas con que sintieron tocados su alma y su culo. Y la de ciertos privilegios que manotearon sus bolsillos.

Ayer a la noche, el clima de congoja cedía lugar a una efervescencia, tan contenida como callejera, que detrás del dolor avisaba lo siguiente: si hay lugar de retrocesos en lo recuperado para los intereses populares, no les va a resultar fácil. La potencia política de Kirchner ya no estará, Cristina es candidata única y habrá que comprobar si su estoicismo aguanta la presión. Pero es irrebatible que queda una fuerza muy considerable que, cualesquiera sean los avatares electorales, no permitirá así nomás que se vuelva para atrás en ciertas conquistas que a la vuelta de la esquina eran extravíos utópicos.

En síntesis, eleven neo-pliegos de condiciones, festejen, gorileen, viven a las coronarias de Kirchner como antes a sus carótidas y al cáncer de Eva, supongan que se acabaron la ley de medios y que la yegua no debería soportar semejante tensión. Pero, por las dudas, uno les aconsejaría que adviertan la ya masa de gente joven politizada y movilizada y el número de los que se plantean lo que hay enfrente de lo que putean.

NESTOR KIRCHNER: UNA PRESIDENCIA PARA NO OLVIDAR

La política de derechos humanos, que incluye la anulación de las leyes de impunidad y la reanudación de los juicios contra los represores de la última dictadura, la renovación de la Corte Suprema de Justicia, la reducción del índice de desocupación a un dígito, la renegociación de la deuda y el fin de la relación dependiente con el Fondo Monetario Internacional fueron los grandes hitos del paso de Néstor Kirchner por la presidencia, que ayer fueron evocados por dirigentes y ciudadanos de distintas extracciones.

La presidencia de Kirchner se inició el 25 de marzo de 2003 y fue el correlato del final del modelo neoliberal impuesto en los ’90, que hizo eclosión trágicamente en diciembre del 2001, cuando Fernando de la Rúa debió abandonar la presidencia en helicóptero. Cuando asumió, se encontró con una tasa de desocupación del 27 por ciento y logró reducirla a un dígito durante su mandato. Los índices de pobreza también bajaron del 42,7 por ciento al 16,3 en el primer año de los cuatro que presidió al país.

En 2004, Kirchner le ordenó al jefe del Ejército Roberto Bendini que descolgara los cuadros de los genocidas Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone que se encontraban en el Colegio Militar. El gesto plantó de una vez por todas su decisión de encarar una política de derechos humanos que ya había iniciado apenas asumió su cargo. Ese mismo día dio un discurso en el ex centro clandestino de detención que funcionó en la ESMA y por primera vez un presidente pidió perdón en nombre del Estado por los crímenes cometidos durante la dictadura. Antes, había logrado que el Congreso anulara las leyes de Obediencia Debida y Punto Final para que los genocidas que aún no habían sido sometidos a proceso pudieran ser juzgados.

La renovación de la Corte Suprema de Justicia también fue una de las primeras decisiones que llevó adelante con éxito y fueron acompañadas por la sociedad, dando por tierra con la Corte adicta del menemismo y proponiendo un sistema de selección de los magistrados más democrático e independiente.

En 2005 renegoció la deuda externa, iniciando el proceso de canje. La reestructuración de 62 mil millones de dólares involucró a más del 70 por ciento de los acreedores y el resto se terminó de renegociar este año. En 2005 también se deshizo del Fondo Monetario Internacional al saldar la deuda que se mantenía con el organismo y patentó la frase: “Le dijimos chau al Fondo”. La reorientación de la investigación en la causa por la voladura de la AMIA también fue uno de sus logros políticos.

La Presidencia fue el punto culminante de carrera política, que comenzó como militante de la Juventud Universitaria Peronista, en los años ’70, mientras cursaba la carrera de Derecho en la Universidad de La Plata. En 1987 accedió a la intendencia de Río Gallegos y en 1991 llegó a la gobernación de Santa Cruz, donde fue reelecto dos veces, en 1995 y 1999.

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miércoles, 27 de octubre de 2010

FALLECIÓ NESTOR KIRCHNER: "NO LLEGUE A LA PRESIDENCIA PARA DEJAR LOS IDEALES EN LA PUERTA"


Te nos fuiste Nestor. Y ante lo irreparable de esta pérdida solo nos queda decirte GRACIAS.

Cuando asumiste la Presidencia de la Nación madaste un mensaje fuerte: usaste la banda presidencial y el bastón que usó el Tío Campora, y posibilitaste esta segunda primavera tan parecida. Un Presidente distinto que venía de lejos.

Gracias por instalar definitivamente en la agenda de las políticas públicas el fin de la impunidad. Por abrir espacios plurales donde entraron todas las voces que creen en la Patria Grande y en la liberación de los pueblos.

Gracias por ese gesto de hacer bajar el cuadro del dictador. Por abrazar a Madres y Abuelas.

Gracias por esa frase, única en la historia argentina: "No llegué a la Presidencia para dejar los ideales en la puerta".

Gracias por limpiar de lacras menemistas la Corte Suprema. Por defender a los trabajadores y jubilados.

Gracias por posibilitarnos de nuevo los sueños y utopías. Vamos a seguir la lucha para que esos sueños sean realidad.

En todas las barriadas humildes el pueblo te llora. Nosotros apretamos los dientes y juramos avanzar hasta la victoria definitiva con Cristina.

GRACIAS POR DEVOLVERNOS LA MILITANCIA NESTOR... LA QUE TUMBA MOLINOS DE VIENTO...

 

 

domingo, 24 de octubre de 2010

LA MUERTE DE MARIANO FERREYRA - SINDICALISMO 2.0. RELOADED

A propósito de las declaraciones y derivaciones del asesinato de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero se me ocurren algunas preguntas en torno a cierta prédica contra la burocracia sindical y el llamado SINDICALISMO DE BASE.

¿Como se puede responsabilizar a Nestor y Cristina por el asesinato de Mariano? ¿no va siendo hora de que quienes critican a la burocracia sindical construyan alternativas realesdentro de los propios gremios?

¿No suenan parecidas las criticas al sindicalismo peronista a aquellas sostenidas históricamente por un sector de la izquierda que se opuso a las vacaciones pagas, el aguinaldo y absolutamente todas las conquistas laborales de la clase obrera desde 1945, Estatuto del Peón de Campo incluido?

¿Como se puede culpar a un gobierno por este crimen, que no ha reprimido nunca la protesta social?

¿Porque la CTA, después de 18 años, no ha hecho pié importante en los sindicatos obreros?

¿Porqué cuando la CTA dispone un paro nacional ni se nota? ¿porque cuando la CGT de Moyano dispone un paro paran hasta las hormigas?

¿Cual es el mecanismo mental que lleva a pensar que todos los dirigentes gremiales de la CGT son personajes oscuros? Muchos de ellos son los mismos que le hicieron paros a la dictadura, que antes lucharon por la participación obrera en las ganancias, por la nacionalización de la banca y tantas otras reivindicaciones.

¿Porque algunos sectores de la izquierda parecen tener la misma furia contra la CGT que aquella que invariablemente profesan los pequeñoburgueses, los medios concentrados, los agrogarcas y los de la UIA?

¿Porqué solo se puede pensar y hacer política desde una concepción católica de la moral, subidos arriba de un cajoncito y señalando con el dedo, e invariablemente denostando a dirgentes gremiales solo por no tener el mismo método de análisis?.

La muerte de Mariano Ferreyra nos duele a todos. Pedraza es un traidor, cómplice en el saqueo de los Ferrocarriles Argentinos. Y debe ser investigado por el crimen de Mariano y por todos sus negociados. Ese crimen nos duele a todos, y por mas que lo utilicen para pretender responsabilizar a Nestor y Cristina, exiginos juicio y castigo, y que todos los responsables, sea quien sea y caiga quien caiga vayan presos.

Pero no rompan mas las bolas con discursos que venimos escuchando desde hace mas de 60 años.

Por último: ALTAMIRA, que hace 40 años está al frente del Partido Obrero... ¿es un luchador o un burócrata?

Son los ruidos que sentimos en la cabeza aquellos que no queremos burócratas sindicales, y menos aún que nos vengan a apurar especialistas del "aparato" tan intolerantes como aquello que critican

PD: Va siendo hora que el Gobierno Nacional se ponga las pilas y prohíba de una vez por todas la tercerización en servicios públicos... para empezar... después habrá que recuperar las joyas de la abuela que el menemismo regaló a los poderosos.

Cómo funciona la pujante industria de la intimidación

Ricardo Ragendorfer
 
La agresión sufrida por Apablaza y una carta intimidatoria a su abogado desnudan la nueva estrategia de los apologistas de la última dictadura. 
 
El incidente ocurrió durante la tarde del martes 7 de octubre en un micro de La Lujanera que iba hacia la localidad bonaerense de Moreno. En el vehículo ya no cabía un alfiler. El primer asiento estaba ocupado por un suboficial de la Policía Federal que conversaba animadamente con el chofer. Hasta que, de pronto, se llamó a silencio, mientras clavaba los ojos sobre uno de los pasajeros. Se trataba de un hombre alto, ya mayor, de bigote y cabello renegrido. El policía, sin quitarle la mirada de encima, saltó de su asiento, al grito de “¡Asesino!”. El aludido no atinó a pronunciar palabra alguna; el resto de los presentes, tampoco. En tanto, el uniformado seguía vomitando agravios que parecían salidos de un manual de contrainsurgencia, antes de pasar a una suerte de interrogatorio in situ: “¿Quién te banca, terrorista hijo de puta?”. El aludido, entonces, sólo musitó: “Me banca la Justicia”. Esas cuatro palabras enardecieron aún más al servidor del orden, quien ahora dirigiéndose a los pasajeros, vociferó: “¡Este tipo pone bombas, igual que los de la ETA!”. Ya a la altura de la autopista y la ruta 23, descendió del micro. Y desenfundando la reglamentaria, terminaría su acting con la siguiente frase: “¡A vos te arreglo con ésta!”. En ese instante, al hombre agredido le bajó desde la sien una gota de sudor.

Éste no era otro que el ex guerrillero chileno Sergio Galvarino Apablaza Guerra, requerido por la Justicia trasandina por dos operaciones armadas –la ejecución de un ideólogo del golpe militar de 1973, el senador Jaime Guzmán, y el secuestro de uno de los dueños del diario El Mercurio, Cristián Edwards– cometidas en 1991 por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (Fpmr). En esa época ya gobernaba Patricio Aylwin, pero el general Augusto Pinochet aún detentaba la jefatura del Ejército y gran parte de su poder. Ya se sabe que el asunto concluyó cuando el juez federal Claudio Bonadío dio por extinguido el proceso de extradición contra Apablaza, después de que la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare), un organismo interministerial con atribuciones vinculantes, le concediera status de asilado. Como ya se vio, esa circunstancia no causaría gran beneplácito en el suboficial que amenazó al antiguo militante antipinochetista. Pero la suya no sería la única amenaza proferida en el marco de esta historia.

En la tarde del 11 de octubre, el abogado Rodolfo Yanzón, quien tuvo a su cargo la defensa de Apablaza, recibió en su correo electrónico un mensaje por demás intimidante, en cuyos párrafos sobresalientes su hacedor señala: “Tus deseos, expresados ayer en Perfil, de que ‘el pueblo chileno se sacuda la legislación antiterrorista’ no hace más que situarte en la veredita adonde estás para hacerte unos pesitos: el terrorismo criminal y cobarde. Y como sos sólo defensor de terroristas, porque parece que no te dieron los huevitos para, en los ’70, agarrar un fierro, te voy a recordar cómo llamó a tus defendidos el general Juan Perón, en democracia (Enero de 1974): ‘Reducido número de sicópatas a los que hay que exterminar uno a uno para el bien de la República’. Enterate, gil (…). Y todavía no pagaron sus crímenes. Se van por el agujero del inodoro, Yanzón. Tratá de agarrarte de algún tereso kirchnerista para por lo menos poder ir a Venezuela, si las cosas se complican en 2011. Salud Yanzón”.

Semejante misiva lleva la rúbrica de un tal José D’angelo Rodríguez, quien además adjuntó el número 12.258.460, correspondiente a su DNI.

Si bien es plausible suponer que la agresión sufrida por Apablaza no fue fruto de la indignación espontánea de un simple uniformado, hay que destacar que el mensaje recibido por Yanzón tampoco fue redactado por un ciudadano común. Tal como informó Miradas al Sur en su edición del 10 de octubre, todo indica la existencia de una estructura clandestina integrada por sectores afines a la última dictadura, entre cuyas tareas se contabilizan intimidaciones a testigos de juicios por delitos de lesa humanidad, el desvío de pruebas y operaciones psicológicas de diversa envergadura, además de brindar financiamiento y cobijo a los represores prófugos de la Justicia. En semejante contexto se inscribe la violenta agitación desplegada en torno de la decisión del Estado argentino de otorgar asilo a Apablaza. Y, en ello, el hombre apellidado D’angelo Rodríguez no es una pieza menor.

Rostro con betún. La voz irradiada desde los estudios de Radiocadena Eco no dudó en dedicar al entrevistado las siguientes palabras:

–Lo queremos felicitar por su labor patriótica.
–Gracias –dijo la otra voz.
Pertenecía, justamente, a D’angelo Rodríguez.
El conductor del programa arremetió, entonces, con un nuevo elogio:
–En estos tiempos tan difíciles, donde impera la mentira y el autoritarismo, el abnegado accionar de personas como usted se transforma en el meridiano a seguir para los argentinos de bien.

El conductor pronunció esa frase con una exaltación algo forzada. Era nada menos que el dirigente nazi Alejandro Biondini.

Dicho diálogo fue irradiado por el eter hace ya dos años; días después, el 6 de octubre de 2008, Biondini fue especialmente invitado por D’angelo Rodríguez al acto que la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina (Afyappa), organizó en Plaza San Martín para homenajear a los militares muertos durante el ataque de Montoneros a un cuartel de Formosa, en 1975. Lo cierto es que el führer criollo, quien acudió allí junto a un puñado de cabezas rapadas, se exhibió en el palco, parado entre Cecilia Pando y D’angelo Rodríguez. No menos cierto es que éste es el lugarteniente más dilecto de la señora esposa del ex mayor Rafael Mercado.

Dicen que, desde niño, este sujeto de cabellera cebosa y bigote cano sintió el llamado de las armas. Tanto es así que integró la promoción 111 del Ejército. Dicho dato significa que egresó del Colegio Militar en 1975, aunque nada se sabe sobre las tareas que desarrolló este oficial de Infantería durante la llamada “lucha antisubversiva”. En parte, porque su incontinencia verbal suele frenarse en este punto. En cambio, llama la atención que en su vida de soldado sólo haya alcanzado el módico rango de teniente primero, antes de ser condenado y, luego, indultado por su participación como carapintada en los levantamientos de 1987 liderados por el ex coronel Aldo Rico. A partir de entonces, se convirtió en una suerte de provocador profesional. Tal es así que suele desparramar amenazas por doquier, tanto en programas marginales de radio y cable como en actos públicos y –como ya se vio– también a través del correo electrónico. Reclutado oportunamente por el ex teniente coronel Héctor Schwab para integrar las huestes de la señora Pando, acostumbra desde entonces a protagonizar trifulcas con periodistas y simples peatones, durante las actividades callejeras de la Afyappa. Actualmente es uno de los responsables editoriales de las revistas B1, Vitamina para la memoria de los ’70 y Madriz, dos publicaciones apologéticas del terrorismo de Estado. Y se sospecha que su figura no es ajena a dos sitios procesistas de la web: Política y Desarrollo (www.políticaydesarrollo.com.ar) y Presos políticos de la Argentina (http//presospoliticosargentina.blogspot.com). Éste último, por cierto, está en el ojo de la tormenta.

El emporio de la advertencia. En el citado blog, sin otro propósito que el de intimidar, se publicaron cuatro listas con nombres y direcciones de más de 260 militantes y testigos en causas sobre el terrorismo de Estado. La Justicia ya empezó a actuar: a mediados de julio, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral escuchó al ingeniero en Telecomunicaciones, Ariel Garbarz, que hizo la denuncia. También los organismos de derechos humanos agrupados en Justicia Ya! se metieron en el tema y, el mismo día, reclamaron mediante un escrito medidas urgentes que permitan la captura, enjuiciamiento y castigo de todos los responsables.

Se recuerda: tal como en su momento informó Miradas al Sur en exclusiva, en un post blog divulgó nombres, apellidos y direcciones postales de decenas de testigos de juicios de lesa humanidad. La introducción invita a conocer los “nombres de terroristas y sus lugares de residencia: pueden ser sus vecinos, profesores, arrimarse a usted como amigos. Ellos conviven entre nosotros”. La mayoría de los datos divulgados pertenecen a personas domiciliadas en la Capital Federal, Córdoba y otras ciudades del interior.

Sobre ellas dicen: “Deseamos aclarar a los argentinos que estos terroristas (llamados hoy ‘perseguidos políticos’), son los pseudo testigos que testifican en los ‘juicios’. ¡Sepa quiénes son!: pueden ser sus vecinos, docentes, parientes, animadores televisivos, locutores radiales, periodistas, empresarios”, se consignaba. Y se invita a los lectores a darle a las listas “la mayor difusión posible: publicar en Facebook, enviar a todos los amigos”.

No es una novedad afirmar que las amenazas y agresiones a testigos son una de las claves de los represores para intentar entorpecer los juicios por delitos de lesa humanidad. En ese marco, la desaparición de Julio López y el asesinato de Silvia Suppo, quien fuera testigo del juicio contra el ex juez Víctor Brusa, junto a muchos otros testigos intimidados o secuestrados por horas, son las manifestaciones más extremas de semejante accionar.

Lo cierto es que la agresión sufrida por el chileno Apablaza y el mensaje electrónico destinado a su defensor –hechos no relacionados específicamente con juicios a represores– marcan una ampliación de semejante accionar hacia otros tópicos irritantes para los apologistas del terrorismo de Estado.
titulado “Los terroristas entre nosotros” ese.

El gran titiritero. Una fuente vinculada al mundillo de los militares retirados señaló a Miradas al Sur que en algunos de estos episodios estaría el largo brazo de Schwab. Pese a que el ex teniente coronel se encuentra prófugo en algún lugar de Miami, se cree que desde las sombras aún continúa impartiendo directivas.

Requerido por la Justicia por secuestros, torturas y asesinatos cometidos en Tucumán bajo las órdenes del ex general Antonio Bussi, este individuo de 65 años, ex cabeza visible de la agencia de seguridad Scanner y factótum de Cecilia Pando como estrella de la derecha procesista, aún es el que todo lo decide en la Unión de Promociones, una organización creada por él para agrupar a militares retirados que reivindican a la última dictadura. Su actual jefe nominal, el general Heriberto Auel, minimiza el rol de ese sindicato de represores. “La Unión de Promociones sólo apoya con heladeras, microondas y colchones a nuestros presos”, manifestó recientemente en un juicio.

Dicho esto, no pudo evitar una sonrisa.

Miradas al Sur
 

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