viernes, 21 de mayo de 2010

MACRI AGRAVIA LA INVESTIDURA PRESIDENCIAL




“Sus agravios marcan un límite que no cruzaré”



“He invitado a la Presidenta; si va con su marido, su consorte, habrá que sentarse ahí”, dijo el jefe de Gobierno. Cristina Fernández le comunicó que “ante la catarata de agravios” no asistirá a la función. Macri le pidió que “reflexione”.


La reapertura del Teatro Colón se transformó en el escenario en el que estalló la tensión entre el jefe de Gobierno porteño y la Presidenta. Cerca del mediodía, Mauricio Macri dijo: “He invitado a la Presidenta. Si va con su marido, su consorte, como se dice, habrá que sentarse ahí. La verdad es que finalmente es un matrimonio presidencial, como siempre he dicho”. Horas más tarde, a través de una carta Cristina Fernández le anunció que no asistiría a la gala por “la increíble catarata de agravios” que Macri viene dedicándole a raíz de la causa por escuchas ilegales. Después de una semana de silencio ante las acusaciones del jefe de Gobierno, quien insiste en que “todo es una causa armada por el kirchnerismo”, la Presidenta le escribió: “La actitud que usted asumiera por hechos ocurridos en su gestión y con funcionarios designados por usted como Jefe de Gobierno de esta ciudad y la increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal, marcan un límite que no estoy dispuesta a cruzar”. A última hora, el empresario sin hacerse cargo difundió otra misiva en la que le pide que reflexione y reconsidere su posición, aunque en el entorno presidencial dan por sentado que la mandataria no estará el lunes en el palco oficial.


“Me dirijo a usted con motivo de poner en su conocimiento que no concurriré –como hubiera sido de mi agrado– a la velada que con motivo de la reinauguración del Teatro Colón tendrá lugar el día 24 de mayo”, anunció la Presidenta. La apertura de esa sala, luego de más de tres años de refacciones, estaba programada para el mismo 25, pero para evitar superposiciones en los festejos por el Bicentenario y garantizar la presencia de la Presidenta, se había adelantado un día. Sin embargo, los embates de Macri contra el matrimonio presidencial, como parte de su estrategia de victimizarse en la causa que lo investiga por espionaje, llevaron a que Cristina Fernández decidiera bajarse del evento.


“La actitud que usted asumiera por hechos ocurridos en su gestión y con funcionarios designados por usted como Jefe de Gobierno de esta ciudad y la increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal, marcan un límite que no estoy dispuesta a cruzar –marcó en su carta dirigida a Mauricio Macri–. La política no puede ni debe ser una mera ceremonia de cinismo e hipocresía. Por favor no sienta que me ha agraviado con lo que ha hecho o dicho, por el contrario, son actos impropios que sólo lesionan su propia investidura.”

Al mediodía, en un diálogo con la prensa, el jefe de Gobierno había acusado a Néstor Kirchner de usar “siempre el mismo estilo de tratar de descalificar a sus adversarios, a aquellos que no piensan igual que él y creen en una Argentina distinta”, además de dar a entender su disgusto por la presencia del diputado nacional y flamante presidente de la Unasur en el palco oficial del Teatro Colón. Procesado por el juez federal Norberto Oyarbide en una causa por espionaje en el seno de su administración, el principal recurso defensivo de Macri –cada vez más complicado– es acusar al gobierno nacional de haber armado el caso. “La realidad es que no estoy contento con lo que ha hecho Néstor Kirchner con toda esta causa armada que ha generado”, había asegurado el empresario.

Luego de recibir la carta de Cristina Fernández informando de su ausencia, el jefe de Gobierno intentó revertir la situación a través de la misma vía. En una nueva misiva, le pidió que reflexionara y reconsiderara su decisión, que dice lamentar “profundamente” y también “dejar de lado esa noche las diferencias políticas y personales” para “estar a la altura de la historia” argentina. “No creo que sirva a ese fin que nos pongamos a repasar aquellas cosas que nos dividieron y nos dividen en estos años que nos ha tocado convivir en el ejercicio de la función pública”, ponderó, súbitamente conciliador. “La invito a reflexionar y reconsiderar su posición por el bien de todo nuestro pueblo. Es lo que los argentinos necesitan de sus líderes en este momento”, concluye. Sin embargo, desde el entorno presidencial aseguran que no habrá una vuelta atrás en la decisión. Según le confiaron a Página/12 desde el entorno presidencial, asistir a la ceremonia sería “una muestra de cinismo y una hipocresía muy grande.”

Aunque la relación entre el matrimonio Kirchner y Mauricio Macri no es buena, y se encuentran en las antípodas tanto en lo ideológico como en lo político, fue el avance de la investigación del juez Oyarbide sobre las escuchas ilegales en el marco de la administración porteña lo que tensó los ánimos. Acorralado, Macri recostó toda su estrategia defensiva en plantear el episodio como una gran operación proveniente de la Casa Rosada, redoblando sus ataques contra Néstor Kirchner (principalmente) y Cristina Fernández. De hecho, la última vez que la Presidenta y el jefe de Gobierno porteño se vieron las caras, el 15 de abril pasado en el marco de los almuerzos con gobernadores en la Quinta de Olivos, las cosas terminaron en buenos términos, y hasta se permitieron una humorada. “Me voy, a ver si me termino afiliando al kirchnerismo”, anunció Macri al finalizar la reunión. “No te vamos a aceptar”, fue el retruque presidencial.

Antes que eso, se habían reunido en julio de 2009 en la Casa Rosada. Luego de que, tras las elecciones legislativas, Cristina Fernández lanzara una invitación al diálogo con distintos sectores opositores, Macri había expresado su voluntad de “ser el primero” en pasar por su despacho y la Presidenta, como gesto de buena voluntad, le dio prioridad. Esa tarde el ex titular de Boca le obsequió un bandoneón con una colección de dvd de tango, y se fue conforme: “Estamos contentos –declaró tras el mítin–, encontré una presidenta muy bien predispuesta, con ganas de debatir y encontrar consensos”. Claro, para ese entonces, la Policía Metropolitana era sólo un proyecto y estaba bueno Buenos Aires.

Informe: Nicolás Lantos.

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