H.I.J.O.S. Formosa en la inauguración de la Casa de la Militancia |
Los días 25, 26 y27 de junio en la ciudad de Buenos Aires se esta llevando a cabo las jornadas de la militancia juventud y Derechos Humanos convocadas por H.I.J.O.S. Regional Capital Federal y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Referentes de organizaciones sociales de la provincia de Formosa, entre ellos Militancia Federal, Agrupación 26 de Julio, Pueblos originarios e H.I.J.O.S Formosa, se encuentran participando de este importante suceso que tiene como objetivo reivindicar la Memoria, Verdad y Justicia, acorde con los fines del proyecto nacional y popular iniciado en materia de DD HH.
El encuentro dispuso como herramienta de trabajo, las comisiones y talleres que abordaron los ejes de Juicio y castigo a los genocidas, identidad, memoria y arte y política, además se realizaron visitas guiadas por el predio de la ex ESMA.
También se dispusieron paneles de debate con la participación de Luciano Giuliani de la Comisión Municipal de la Memoria (H.I.J.O.S Río Cuarto), Emiliano Fessia director del espacio para la Memoria y DD HH (H.I.J.O.S Córdoba), Paula Maroni directora del Ente espacio para la Memoria y DD HH (H.IJ.O.S capital federal) y la coordinación estuvo a cargo de la autora del libro Poder y Desaparición Pilar Calveiro.
Para el día lunes se inaugurò la Casa de la Militancia con la participación en el acto de la ministra de Desarrollo Social de la Nación Alicia Kirchner.
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La nueva casa de Hijos
“Volvimos a entrar a la ESMA por la puerta principal, con todos nuestros compañeros, como en 2004 cuando Néstor (Kirchner) hizo política de Estado una reivindicación histórica nuestra, la recuperación de los centros clandestinos”, dice Paula Maroni, de Hijos. Está disfónica porque acaba de leer un discurso de 10 páginas, luego de tres intensas jornadas del encuentro de la red de Hijos. Así, con La Chilinga sonando de fondo, la agrupación que nuclea a hijos de desaparecidos durante la dictadura inauguró el edificio que tenía otorgado por ley en el predio donde funcionó el centro clandestino de la Armada. “Era un enorme gimnasio de los milicos, decidimos transformarlo en una Casa de la Militancia”, describe Maroni.
Entre otros, estuvieron presentes la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y también Florencia Kirchner.
Maroni dice que tienen una particular relación con ella, que surgió hace seis meses cuando les pidió prestado ese edificio para realizar unas jornadas de cooperativas nacionales. “La conocimos por un hecho azaroso, pero ahí vimos nuestra casa llena de gente, y nos dimos cuenta de que teníamos que poner en marcha algún proyecto en nuestro edificio.” La idea de esta agrupación de derechos humanos es armar una radio y poner a disposición el espacio también para “otras luchas”.
Desde el sábado, la nueva Casa de Hijos fue sede del encuentro nacional, con talleres sobre arte y política, juicio y castigo, y para las regionales nuevas, uno sobre identidad. “Y el broche de oro fue el acto de hoy, la mejor manera de empezar”, dice Paula.
En su discurso, recorrió los 16 años de la historia de Hijos, que nacieron en los ’90 “cuando reinaba la impunidad, la palabra política era una mala palabra y para los gobiernos éramos un problema sin resolución”. Luego describió el impacto de las declaraciones del represor Adolfo Scilingo, “que empezó a hablar de que tiraron al mar a nuestros padres vivos”, y recordó que los escraches surgieron “como una forma de condena social ante la imposibilidad de obtener una condena judicial”. Sobre 2003 dijo: “No esperábamos nada de este flaco desgarbado que venía del sur, nuestra consigna había sido ‘otro gobierno, la misma impunidad’, y empezamos a escucharlo apenas asume, cuando se asume como compañero de nuestros padres, luego como hijo de las Madres y las Abuelas en la ONU, la nulidad de las leyes de impunidad que nos permiten hacer juicios, la bajada de los cuadros y finalmente la entrega de la ESMA”.
Paula reconoce que aún existe tensión con quienes preferirían ver a la ESMA preservada como cuando era un campo de concentración. Pero insiste en que “la práctica salda esas discusiones, hace poco 3 mil personas vieron acá la película Belgrano, había chicos corriendo, había vida donde hubo muerte, pero no una vida banalizada, sino un archivo de la memoria, un centro cultural”. Y destaca que “el lugar donde estaban los prisioneros era el Casino de Oficiales, que está preservado, pero la ESMA tiene 17 hectáreas y 32 edificios. Lo que es prueba para los juicios no se toca, pero en el resto se puede trabajar para generar conciencia, memoria y práctica política”.
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