miércoles, 14 de abril de 2010

Moreno contra “las corridas”

Pagina 12


El secretario de Comercio Interior explicó las razones que llevaron al Gobierno a restringir las exportaciones. Ante sindicalistas, describió la estrategia de precios y las dificultades para controlar a los intermediarios.


Por Tomás Lukin


El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, participó de un encuentro con sindicalistas donde defendió las restricciones a la exportación de carne para controlar precios y garantizar el consumo interno. El funcionario no negó la existencia de inflación, aunque apuntó contra las “corridas de precios” creadas por algunos sectores de poder. A su vez, Moreno reconoció las limitaciones que posee para realizar políticas en las cadenas de comercialización donde intervienen varios actores. Durante su exposición se refirió al conflicto en Papel Prensa entre el Gobierno y los accionistas privados, Clarín y La Nación (ver aparte).


“El mercado decidió que los más pobres dejen de comer carne. Por eso se optó por restringir las exportaciones. Antes que coman los de afuera, que coman los argentinos. Controlando las exportaciones puedo mejorar la oferta interna”, sostuvo Moreno en un salón lleno de delegados del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas, que conduce el diputado nacional del FpV Omar Plaini. Entre diciembre y marzo el precio del novillo creció un 50 por ciento. Los fuertes incrementos en el valor de los cortes de carne tuvieron como respuesta oficial la restricción de las exportaciones. Esa política reactivó las críticas de ineficiencia y torpeza sobre el herramental desplegado por Moreno.


Expuso y no respondió preguntas. El funcionario centró su explicación en la situación climática: tras la sequía, las lluvias permitieron que los criadores retrasaran el envío a los feedlots retrasando los tiempos de engorde. “Durante noventa días nos faltaron tres millones de kilos de carne por día. El mercado ajustó esa falta con aumentos de precios”, señaló el secretario.


“La necesidad era solucionarlo en ese momento, por eso se optó por reordenarlo a partir de las exportaciones. Exportábamos un 20 por ciento de la producción y nos faltaba más o menos esa cantidad. Antes que coman los de afuera, que coman los argentinos”, fue su explicación. El funcionario reconoció que si bien “nunca hay una única decisión técnica al problema, hay una sola decisión dado el poder que tenemos”.


A pesar de las desarticuladas iniciativas que desplegó Comercio Interior, los precios subieron considerablemente. En ese momento, el Indec registró el mayor incremento de precios desde 2006, 1,2 por ciento. El rubro alimentos y bebidas del relevamiento oficial ascendió 8,7 por ciento. En tanto, las mediciones privadas registraron alzas entre 2 y 2,9 por ciento.


En su presentación, el funcionario se refirió al dato de Santa Fe y Rosario, elaborado por el instituto provincial. Allí los incrementos llegaron al 3,6 por ciento. “Necesitaban armarme la sensación de inflación. El 80 por ciento de ese índice es carne. Sin esos aumentos, el índice de Santa Fe daba 0,6 por ciento, ¿dónde está la inflación?”, cuestionó. Según Moreno, los precios volverán a bajar en las próximas semanas.


Durante su análisis sobre la inflación, el funcionario no hizo referencia ni a la depreciación del peso respecto del dólar registrada el año pasado ni la mejora en la cotización del precio de las exportaciones agrícolas. En tanto, lo que sí advirtió fueron las dificultades que posee para actuar sobre las cadenas de comercialización con muchos intermediarios. Y acusó la existencia de corridas de precios contra algunos productos básicos. “En la cadena corta, que es la que yo utilizo para dar las señales, andamos bien. Ahí las señales son constantes de los productores a los grandes vendedores minoristas y la Secretaría de Comercio. La larga es más difícil. Esa cadena arranca en una empresa alimentaria, sigue en el distribuidor, pasa a otro menor y termina en un almacén en Pico Truncado”, graficó.

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