jueves, 14 de julio de 2011

OESTERHELD, CONTI, GLEYZER: LAS CENIZAS DE "EL VESUBIO" NO PUDIERON CON SU LEGADO

Por Mariana Menzulio

"El Eternauta" de Héctor Oesterheld hoy es leído por adolescentes en la escuela secundaria; la vida de Haroldo Conti puede verse en el documental "Homo Viator", narrado a través de sus relatos y su voz rescatada de archivos, mientras que la comprometida obra del documentalista Raymundo Gleyzer, puede verse sin censura.
 
Hoy se conocieron las sentencias a los represores que tuvieron a cargo el centro clandestino de detención "El Vesubio", en donde estuvieron Oesterheld, Conti y Gleyzer secuestrados antes de desaparecer.
 
Sin embargo, el deseo de sus sicarios de silenciarlos no pudo cumplirse, porque 35 años después sus obras siguen más que nunca vigentes y son el testimonio de un grupo de intelectuales que lucho por sus ideas.
 
Héctor Oesterheld, como sus cuatro hijas Marina, Estela, Beatriz y Diana, militó en Montoneros y fue uno de los intelectuales enfrentados al gobierno militar.
 
Escondido durante meses para huir de los militares, el 27 de abril de 1977 fue secuestrado en La Plata.
 
Después de ser trasladado a distintos centros de detención, entre ellos "El Vesubio", se dice que fue fusilado en algún lugar de la localidad de Mercedes.
 
Oesterheld dejó su legado: con dibujos de Francisco Solano López y Alberto Breccia, "El Eternauta", que comenzó a publicarse en 1957, es la obra cumbre del cómic latinoamericano que continúa reeditándose. 

En un prólogo de El Eternauta, el propio Oesterheld explicó: "El héroe verdadero de El Eternauta es el hérce colectivo, un grupo humano. Refleja así mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo".
 
Bajo la dictadura, Elsa Sánchez Beis de Oesterheld, perdió a toda su familia: Héctor, Estela, Marina, Diana y Beatriz, sus dos yernos (esposos de Diana y Estela) y sus dos nietos (los bebés que esperaban Diana y Marina) desaparecieron sin dejar ningún rastro.
 
De los nueve, sólo pudo recuperar y enterrar el cadáver de Beatriz.
 
Un dato interesante del cautiverio de Oesterheld lo reveló una sobreviviente de El Vesubio: fue obligado a escribir y dibujar una historieta sobre la vida del general José de San Martín, encargo que recibió del coronel Pedro Durán Saenz, quien murió este año en medio del juicio y sin condena.
 
Haroldo Conti en los días anteriores a su secuestro, ocurrido el 5 de mayo de 1976, había colocado en su escritorio, un cartel escrito en latín que decía: "Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt" ("Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán")
 
Lo movieron, se lo llevaron, pero siguió combatiendo. Fue novelista, poeta, maestro de escuela primaria, profesor de latín, empleado de banco, piloto civil, nadador, navegante y guionista de cine.
 
El 5 de mayo, día de su secuestro, se conmemora el Día del Escritor Bonaerense en honor a su memoria; en 2009 el Municipio de Tigre transformó su casa del Delta del Paraná en un museo, situado a orillas del arroyo Gambado; y en la ex ESMA, hoy recuperada como espacio de memoria, el centro cultural que allí funciona lleva su nombre.
 
En una entrevista que le realizó el diario "La Opinión", publicada el 15 de junio de 1975 se lepregunto: "Hay una polémica muy actual acerca de la condición del escritor. ¿Se considera un trabajador?
 
–Sí, acepto ese término.
 
-¿Aún en esta sociedad burguesa?
 
–Claro. Y creo que un trabajador no tiene privilegios en mérito a la función que cumple. Niego esa aureola, esa condición de aristócrata con que se han revestido muchos escritores burgueses. ¿Qué diferencia hay entre lo que hacía mi abuelo, que era carpintero, o mi padre, un tendero y vendedor ambulante, y lo que yo hago?", se preguntó.
 
Y se respondió: "Mi abuelo manejaba el serrucho y la garlopa; yo manejo mi máquina de escribir, mis ideas y un lenguaje. Ni siquiera estoy exceptuado del esfuerzo físico. No quiero que mi oficio me destaque o jerarquice... El único privilegio al que puedo aspirar es que algún día mis compañeros albañiles o mecánicos me reconozcan como uno de los suyos. Y así como alguien podrá decir “mi orgullo es ser albañil”, yo diré “mi orgullo es ser escritor”, el de construir historias tal como el albañil construye casas".
 
A Raymundo Gleyzer, según contó su hermana, "le pusieron el nombre de un guerrillero francés, Raymundo Guyot, un líder de la guerrilla ´maqui´ que los nazis habían matado en esos días. No llegaron a registrar Guyot porque no se lo permitieron en el registro civil, sino le hubiesen puesto Guyot de segundo nombre. Mi papá le decía así: Raymundo Guyot".
 
Desaparecido el 27 de mayo de 1976, Gleyzer fue el primer camarógrafo argentino que filmó en Malvinas, desde donde produjo una serie documental sobre vida cotidiana en las islas, para "Telenoche", programa conducido en ese entonces por Mónica Cahen D`Anvers y Andres Percivale, en 1966, de ahí se desprende su documental "Nuestras Islas Malvinas".
 
Fruto de su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, crea el grupo "Cine de la Base", convencido de que el cine "es un arma de contrainformación, un instrumento para los de abajo", según señalan los autores del documental sobre su vida.
 
Sus películas, que tenían que ser filmadas y estrenadas clandestinamente, lo pusieron en la mira de la Triple A.
 
En 1976 viaja a Nueva York por trabajo y como la filmación se demoraba, decide volver a la Argentina y es secuestrado el 27 de mayo de 1976 en la puerta del Sindicato Cinematográfico Argentino.
 
Héctor, Haroldo y Raymundo estuvieron en El Vesubio, que fue demolido en 1978 para no dejar rastros ante la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sin embargo y a pesar de de todo eso, ellos sí dejaron sus rastros en la historia reciente de la Argentina. (Télam) 

FAVORABLES REPERCUSIONES TRAS EL FALLO DE EL VESUBIO

El subsecretario de Derechos Humanos, Luis Alem; la referente de Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora) Taty Almeida; el abogado Pablo Llonto, y el fiscal federal Félix Crous, manifestaron su satisfacción con el fallo que condenó esta tarde a siete represores que actuaron en el centro clandestino de detención "El Vesubio" durante la dictadura.
 
Alem consideró destacable que "quienes estaban en libertad vayan a cárcel común, revocándose las excarcelaciones de las que gozaban, y cumplirán su condena como corresponde a todos los genocidas", en tanto se mostró entusiasmado por "la continuación de la investigación respecto de los casos que no pudieron ser imputados en esta etapa".
 
Por su parte, Taty Almeida, celebró la resolución "sin ánimo de venganza ni de odio, sino de justicia legal", y pidió "no claudicar y seguir con los juicios" restantes.
 
"Es este otro fallo que confirma lo que se viene reclamando en todo el país", afirmó Llonto, quien opinó que la resolución "produce un efecto reparador que motiva a seguir con más juicios", al destacar que es menester "buscar todos los represores rincón por rincón para sentarlos en tribunales, que se defiendan y los condenen".
 
A su turno, Félix Crous -fiscal en el juicio-, declaró que en la fiscalía están "contentos y satisfechos" y que sus fundamentos fueron atendidos "en un 95 por ciento".
 
"La unanimidad del fallo tiene una autoridad y una potencia diferente a cuando es dividido", agregó.
 
Pablo Barbuto, abogado querellante, expresó que la resolución fue "buena y ejemplificadora", y que "es un paso más para escribir la página negra de la historia argentina, que debe ser escrita y no dada vuelta dejándola en blanco".
 
Además se manifestaron favorables al fallo los legisladores del Frente Para la Victoria, Francisco ´Tito´ Nenna y Gabriela Alegre, quien dijo estar "conforme con el fallo que determina que quienes tenían prisión domiciliaria vayan a prisión común, efectiva y perpetua", y añadió que "es un fallo que nos permite reparar la
falta de justicia".
 
Nenna, por su parte, subrayó que "la justicia sigue avanzando merced a la voluntad política de un Gobierno y un pueblo que nos da la seguridad de que seguiremos adelante, en la búsqueda de una justicia completa, es decir, la cárcel y castigo para todos los genocidas". 

En la audiencia de lectura del fallo, que incluyó un festival artístico en la calle, participaron agrupaciones de izquierda, centros de estudiantes, sindicatos y diversas seccionales de la agrupación H.I.J.O.S., a las que se sumó la murga "La Memoriosa".
 
En el exterior del tribunal y tras la lectura del veredicto condenatorio, tocaron bandas de rock y un estudiante del Instituto Universitario de Arte (IUNA) desfiló durante toda la tarde con un traje de "El Eternauta", en homenaje a su creador, Héctor Oesterheld, asesinado precisamente en El Vesubio. (Télam.



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