Finalmente, el día tan esperado por Honduras y la comunidad internacional llegó ayer: el derrocado ex presidente Manuel Zelaya volvió a Honduras. Tras dieciséis meses de exilio forzado en República Dominicana, luego de ser derrocado por un golpe de Estado cívico-militar comandado por Roberto Micheletti, Zelaya arribó ayer al aeropuerto de la ciudad de Tegucigalpa, a las 14 horas locales. La llegada del mandatario destituido por el poder de facto fue recibida con gran furor por los miles de personas que se congregaron para celebrar lo que muchos leen como un gesto de compensación por parte del actual gobierno de Porfirio Lobo, tras un inverosímil golpe a la democracia en Latinoamérica, en una época en que esas prácticas se creían ya superadas. La destitución autoritaria de Zelaya hizo que Honduras fuera marginada de la Organización de Estados Americanos y le valió al gobierno inconstitucional de Micheletti el no reconocimiento de legalidad por parte de gran parte de la comunidad internacional.
Zelaya, de 58 años, llegó junto a su esposa y otros familiares cargando un gran capital político con el que pretende recuperar el poder, en un país pobre que se apresta a regresar a la OEA el próximo miércoles, paso clave para que pueda recibir nuevamente créditos y ayuda del exterior.
Decenas de miles de seguidores de toda Honduras se congregaron para darle la bienvenida en la plaza Isis Obed Murillo, cerca del aeropuerto de Toncontín, que lleva el nombre de un manifestante zelayista de 18 años muerto en ese lugar por las fuerzas de seguridad una semana después del golpe. El presidente de derecha Porfirio Lobo, con quien Zelaya firmó un acuerdo de reconciliación en Colombia el domingo pasado, lo recibió ayer en la Casa de Gobierno, junto al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y la canciller colombiana, María Angela Holguín.
“La gran mayoría del pueblo quiere un proceso pacífico (en Honduras), todos quieren hacer las cosas con tranquilidad”, declaró Insulza.
Colombia y Venezuela son garantes del acuerdo firmado por Lobo y Zelaya.
El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que aglutina a zelayistas, organizó una bienvenida popular para este liberal que dio un giro a la izquierda tras llegar al poder en 2006 y que fue derrocado en un golpe ejecutado por el Ejército con el aval del Congreso y de la Corte Suprema. Las autoridades no dieron estimaciones de asistencia al mitin de bienvenida. “Trataron de hundir su imagen, se ha demostrado que todo es falacia, que todo es mentira”, dijo sobre las acusaciones contra Zelaya su hija Hortensia, al bajar del avión.
“Mel” Zelaya regresó con planes de convertir al FNRP en un partido político para competir en las elecciones de 2013, pero su desafío inicial será mantener unidos a sus aliados, que van desde antiguos liberales a sindicalistas de izquierda. Si quiere ser candidato, Zelaya debe lograr una reforma constitucional, pues los ex presidentes no pueden postularse. El tema de la reforma fue incluido en el acuerdo firmado con Lobo, aunque no resultará fácil instrumentarlo, ya que es necesario convocar a un plebiscito, cuyo procedimiento es complejo.
En caso de fracasar la reforma, el FNRP pretende levantar como candidata presidencial a la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, de 51 años. “Se ha ganado ese derecho en las calles desde el golpe”, dijo el subcoordinador del FNRP, Juan Barahona. Lobo gestionó su regreso, para lo cual convenció a la Justicia de que cerrara los juicios contra Zelaya, porque su retorno era esencial para que Honduras fuera readmitida en la OEA.
Durante su gobierno, Zelaya adoptó un discurso socialista y vinculó a Honduras al ALBA del presidente venezolano Hugo Chávez, lo que despertó los recelos de la clase dirigente y condujo a su caída. Zelaya fue derrocado el día en que haría una consulta nacional para avalar un referéndum dirigido a cambiar la Constitución. Sus enemigos dijeron que buscaba permitir la reelección y la consulta fue declarada inconstitucional por el Congreso y la Corte Suprema, que contaron con apoyo del Ejército para detenerlo y expulsarlo a Costa Rica. Hizo dos intentos fallidos de regresar a Honduras, hasta que volvió subrepticiamente y se refugió el 21 de septiembre de 2009 en la embajada brasileña. Allí permaneció hasta que se exilió el 27 de enero de 2010, día en que culminó su mandato constitucional y asumió Lobo. Zelaya descartó postularse a la primera magistratura, aunque insistió en que buscará la convocatoria a una Asamblea Constituyente, principal argumento del golpe de Estado que lo derrocó en 2009.
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