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| Mariano Gauna de H.I.J.O.S., Rosa Bresanovich y Juan Eduardo Lenscak |
Rosa
Bresanovich, esposa de quien en vida fuera secretario general de Ate y querellante en la causa Carrillo, declaró en el juzgado federal de Formosa. Su
testimonio compromete seriamente al ex subjefe de policía Agustín Echeverrìa.
Recordemos que su condición de esposa de
quien fuera salvajemente torturado y procesado en una fantochada de tribunal
militar constituido en Consejo de Guerra, que lo condenara por su militancia política y una serie de “delitos”
tales como “asociación ilícita dentro de la cárcel” y “practicar morse” y
“tener educación universitaria incompleta”, a 20 años de prisión, con el agregado del
memorandum multiple Nº1522 del Estado Mayor, que aclaraba en su carátula: “No
deberá ser puesto en libertad aun habiendo cumplido la pena impuesta, quedando
a disposición del Consejo de Guerra Especial 1/23”, la convierte en testigo
especial por conocer los pormenores del calvario sufrido por su marido y toda
la familia durante aquella época.
Se refirió a las “torturas físicas” de su
marido y a las “torturas psicológicas” recibidas por los familiares. Con voz
entrecortada recordó que vio a su esposo en la cárcel después de un mes de su
detención sin reconocimiento oficial de su paradero, con los dedos y oreja
lastimados. Al relatar las torturas físicas
sufridas se quebró emotivamente para contar las sesiones de picana eléctrica y
empalamiento. Según su testimonio la presencia de un médico en los tormentos le
produjo un fuerte rechazo a hacerse atender por profesionales de la salud ante
las dolencias cuando estuvo en libertad. Actitud que precipitó su deceso. No
habría reconocido al médico; pero en las actuaciones se conoce que Faustino
Blanco Cabrera cumplía dichas funciones en el organigrama castrense.
Con respecto a las torturas psicológicas, se refirió concretamente al maltrado del
entonces oficial de policía Agustín Echeverría, responsable en el Rim 29 de
atención a los familiares que solicitaban visitar a sus parientes detenidos.
Segùn Rosa Bresanovich, lo tuvo que soportar mientras su marido permaneció
detenido en la U 10 de Formosa como en la U7 de Resistencia. Dado que en ambos
casos, la autorización para las visitas se daban en el Rim 29, luego en La
Liguria, para finalmente poder acceder a visitar al pariente detenido. Según los letrados, esta
declaración contradice la coartada del represor quien alega que durante ese período
estaba haciendo un curso de capacitación fuera de la provincia. Y coincide con
la versión escrita de su marido (ya fallecido), las de todas las víctimas que
lo acusan (Acosta, Gauna y Daldovo) , del ex conscripto Gómez y del ex
comisario García. Según su testimonio la
hacía ir varios días seguidos, esperar horas y horas reteniéndoles el documento,
para obtener una negativa tirándole su
identificación al piso, o la autorización para la semana entrante, con
expresiones denigrantes tales como: “¿para qué querés visitar a un guerrillero
de mierda?”; “yo acá hago lo que se me canta; van a tener que esperar”.
También relató los comentarios de una ex
policía femenina, con quien la une una vínculo familiar, quien asegura que Echeverría
retiraba detenidas por la noche, las llevaba a un motel y luego las devolvía,
con total impunidad.
Reconoció que los apellidos de los torturadores
que le transmitió su marido y que le produjeron las heridas, fueron Steimbach y
Antinori. Y de sus compañeros de cautiverio en el Rim 29 se acordò que mencionó
a Julio “Bocha” Pereyra y a Pedro Velásquez Ibarra.
Una anécdota significativa fue la
respuesta que obtuvo un tìo de ella cuando pidiò por la libertad de “Ñano”
Gauna, al entonces Coronel Pita (ex
interventor en la CGT y ex gobernador de Corrientes) sabiendo que Rosa
Bresanovich estaba embarazada: “deberìa abortar porque no iba a conocer al
padre”. Su hijo, Mariano, que sobrevivió y conoció a su padre, la estaba escuchando admirando la entereza de
su madre.
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