viernes, 18 de octubre de 2013

EDUARDO DE LA SERNA: Las fuentes de la lealtad

Por Eduardo de la Serna *

El 17 de octubre es día de memoria. Y memoria es re-cordar –volver al corazón–, re-membrar –pasar por los miembros–, re-vivir algo que nos ha marcado. El 17 de octubre es día de lealtad, palabra olvidada. Es día de con-memorar, hacer memoria juntos. Hubo un día que la patria sublevada, el aluvión zoológico, los cabecitas negras, los trabajadores tomaron la palabra. Y la tomaron porque había quien escuchara. Es cuestión de sujetos, de ser y de ser reconocidos. Y ser reconocidos es ser valorados, ser tenidos en cuenta. Claro que no es simplemente arqueología o datos históricos: es volver a vivir.

En el conflicto con la oligarquía campestre, Mario Llambías, en el palco frente al zoológico, lo señaló diciendo que allí estaba el gobierno. En el debate con Cabandié en el que Bergman fue espectador, Carrió afirmó que “los pobres son como nosotros” (¿no tuvo nada que ver ese papelón con la difusión de los videos recortados?).

Enfrente de la Plaza del ’45 estaban todos rejuntados, izquierda y derecha, para enfrentar las conquistas ganadas por el “coronel del pueblo”, lo que me hace acordar bastante a los estudios de TN.

Siendo jefe de Gabinete de Ministros de Cristina, Sergio Massa afirmó a la embajada yanqui –ahora no encabezada por Braden– que Kirchner no era un perverso inteligente sino “simplemente un perverso”, lo que no se parece en nada a la lealtad sino bastante a la traición.

Sin duda que los tiempos son distintos. Muy distintos. Pero hay algo que permanece: los pobres. Como dice Pedro Casaldáliga, “sólo quedan Dios y el hambre”. En la Biblia, la lealtad es la fidelidad a la palabra dada, al compromiso. Por eso es común la afirmación de que Dios es leal porque no puede desmentirse a sí mismo. Para la Biblia hebrea, lealtad y verdad son sinónimos. Y mirando desde los pobres uno puede preguntarse quién ha sido leal a los pobres y quién no. De eso se trata. Que hay manchas, cosas turbias y confusas, es evidente. Las cosas ideales y perfectas sólo están en las cabezas alocadas de los revolucionarios, decía el viejo Mao. ¿Quiénes han beneficiado más a los pobres con trabajo, escuelas, hospitales, cloacas, servicios públicos, amplitud de derechos y quiénes les han puesto obstáculos? De eso se trata la lealtad. Después, esa lealtad quedará disimulada por campañas publicitarias de puro marketing, aunque todos podamos ver a dirigentes que saltan de un partido a otro, incluso diciendo que de “renovación” se trata (sic y recontrasic, a menos que Barrionuevo, Rico, Duhalde, Cariglino, Gianola y otros puedan llamarse renovadores), y otros mostrando desprecio por la política presentarán actorcetes de cuarta, cómicos detestables o ex árbitros de fútbol porque no pueden mostrar lealtad a su pueblo, que no la tienen.

Es “el día de la lealtad”, día en que las fuentes refrescaron las patas de los cabecitas negras, los despreciados, las víctimas. Y los pobres de ayer y hoy siguen siendo las fuentes de la lealtad. Muchos deberán lealtad al “poderoso caballero”, que es “Don Dinero”, quien les financia la campaña desde las usinas de pensamiento multimediático, o con dineros narcoaportados. Otros se venderán al electorado como un electrodoméstico. Otros, simplemente, recibirán el abrazo de la lealtad. De eso se trata en este día. De esas fuentes que refrescan.

* Curas en opción por los pobres.

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