lunes, 26 de diciembre de 2011

PEDRO DAVID A CASACION: “Los casos de lesa humanidad serán prioritarios”



Por Irina Hauser
Pedro David se fue del país y volvió muchas veces. Partió expulsado por dictaduras, en 1955 y 1976, o eyectado por los resabios que esos regímenes dejaron en tribunales en democracia y tentado por organismos internacionales para trabajar en derecho penal y, en especial, en derechos humanos. David integra la Cámara de Casación Penal –el escalón previo a la Corte– desde su creación, en 1992, donde siempre se sintió sapo de otro pozo entre jueces a los que el ex ministro de Justicia Carlos Arslanian bautizó como “esperpentos”. Volvió a irse en 2008, elegido para juzgar los crímenes de la ex Yugoslavia. En su último retorno, hace dos meses, aterrizó con grandes expectativas. La semana pasada fue elegido presidente de Casación y, según le dijo a Página/12, uno de sus grandes objetivos es que este tribunal deje de ser el principal escollo para completar los juicios contra represores de la última dictadura: “Resolver los casos de delitos de lesa humanidad será absolutamente prioritario”, anunció. “Quiero aprovechar este nuevo tiempo en Casación”, explicó, en alusión a que casi la mitad del tribunal cambió en cuestión de semanas.
A los 82 años, David disfruta repasar cómo se forjó como jurista. Cuenta, entre muchos otros datos, que en Estados Unidos, dirigió el Departamento de Criminología de la Universidad de Nuevo México y fue consejero de Prevención del Delito y Justicia Penal de Naciones Unidas, en Viena. En el tribunal Penal de La Haya llegó a trabajar en dos juicios en simultáneo.
–¿A qué se debe su entusiasmo? Uno podría pensar que después de más de medio siglo en la Justicia y sus experiencias en el exterior ya vio todo.
–Las nuevas incorporaciones en Casación son un cambio importante (se refiere a los nombramientos de Alejandro Slokar, Ana Figueroa, Mariano Borinsky y Juan Gemignani). Le llamo nuevo tiempo por los cambios no sólo en la composición, sino en las circunstancias históricas y nuevos desafíos. Los tribunales también reflejan los cambios de doctrina y de pensamiento. Cuando juramos en diciembre de 1992 en Casación, el único o casi el único juez que no había servido bajo el gobierno militar era yo. Por una u otra razón ejercieron la judicatura entonces. A mí me cesantearon, pero tampoco quise servir como juez bajo un gobierno militar. En el ’55 era juez de la Corte de Salta. En el ’76 integraba la Cámara Criminal de Capital. Yo era un juez de la Constitución. Con esto no estoy acusando a nadie, es sólo una diferencia.
–¿Cómo convivió con esa composición de Casación, de la que aún queda parte?
–Un juez puede defender sus opiniones aun en el contexto colectivo de un tribunal. Para eso tiene la jurisprudencia y la doctrina, y la guía de su propia conciencia. Mi sala, la Sala II, con Juan Fégoli especialmente, fue absolutamente renovadora. Pusimos la impronta en las causas de derechos humanos. De hecho, antes de irme al tribunal penal (en La Haya) declaramos la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida, donde establecimos la imprescriptibilidad de los crímenes. Y antes habíamos intervenido en el caso de Arancibia Clavel, donde voté para que el Estado chileno pudiera ser querellante para defender los derechos de las víctimas. Ese fallo sirvió de antecedente para que las ONG quedaran legitimadas para presentarse en los juicios. La Corte luego pudo condenar Arancibia Clavel.
–Pero la Casación tiene más salas y la mayoría operó como un “embudo” en causas de derechos humanos.
–Bueno, cada sala tenía su conducta, no quiero personalizar.
–¿Con qué panorama se encontró a su regreso?
–Casación estuvo signada por muchos conflictos en los últimos años. Yo, por ejemplo, le había denegado la excarcelación a Alfredo Astiz y en mi ausencia (los subrogantes) se la otorgaron. Empezaron a cambiar el rumbo de toda la jurisprudencia que habíamos establecido con Fégoli. Después la Corte revocó y empezó a poner pautas. Lo que hizo la nueva Corte en los último seis o siete años en materia de derechos humanos es único en el mundo. Aquí no ha habido sólo comisiones para investigar la verdad. Se dictaron leyes y nulidades. Se ha tratado y se sigue tratando de averiguar la verdad en todos los sentidos. No sólo por la importancia de llegar a la verdad, sino de castigar a los responsables. En otros países, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia, por ejemplo, hay mucho retraso.
–Aun así la Unidad de Derechos Humanos de la Procuración General sigue alertando sobre las demoras y centra la preocupación en Casación. Dice que en el último año se revisaron sólo tres sentencias contra represores.
–En sus comienzos Casación tenía 900 causas en total, cuando volví ahora encontré que había 10 mil, con el mismo número de jueces y salas. Ya se había creado por ley la Cámara de Casación ordinaria y se hicieron los concursos, pero aún no se implementó. Hubiera alivianado mucho el trámite de las causas ordinarias y derechos humanos. La celeridad de las causas de derechos humanos, además, está ligada a la necesidad de homogeneizar trámites. Hacen falta reformas procesales y una informatización acabada. Que no haya causas con compartimentos estancos, que las pruebas de una causa se apliquen directo a otras.
–¿Usted dice que es sólo un problema procesal y burocrático, no de voluntad y/o discrecionalidad de los jueces?
–Lo que le puedo decir, como presidente por asumir del tribunal, es que resolver los casos de delitos de lesa humanidad será absolutamente prioritario y voy a instruir a los presidentes de las distintas salas para eso. Vamos a dar actividad y movimiento a estas causas, para que no queden paradas. Serán prioritarias y dinamizadas, quiero decir, que no esperen el juicio de los siglos. No se puede hacer eso con ninguna causa y menos con causas de derechos humanos. Nosotros, en la Sala II, estamos haciendo nuestro inventario con todas las causas y su estado.
–¿Qué va a aportar de su experiencia en el tribunal penal para los crímenes de la ex Yugoslavia?
–La modernización de las doctrinas, pero en especial apuntalar los juicios con recursos más efectivos e interconexión entre las causas. Hay que lograr un sistema que permita la visualización conjunta de todas las tramas de los distintos casos. En La Haya todos los testigos que deponen en un juicio se incorporan directamente en otro, no necesitan declarar una y otra vez lo mismo. Hay que mejorar, además, el sistema de protección de testigos. Allí muchos testigos cambian de nombre y domicilio, incluso de países. Tienen una total confidencialidad.
–Usted se refería a la necesidad de una reforma procesal, ¿por qué todos los gobiernos prometen reformas procesales, hasta arman proyectos y ninguno la concreta?
–Es cuestión de voluntad política. Necesitamos una voluntad política del Estado para tener una justicia más flexible y ágil. La Justicia larga y poco efectiva genera escepticismo en la gente. Habría que combinar la protección de derechos con celeridad de procesos. Aligerar el sistema procesal, oralizarlo, pero con recursos, de manera que se puedan obviar las instancias escritas. Lo que sucede es que, por ejemplo, el programa de informática jurídica empezó con el gobierno de Raúl Alfonsín y aún no se implementó en toda su dimensión originaria. Tampoco se pude reformar el Código Penal sin el procesal y viceversa. Las reformas parciales no sirven.
–¿Pondría en esa categoría a la ley antiterrorista que se acaba de votar?
–Y, tengo la impresión de que es una reforma parcial, que se va a tener que calibrar en algún momento. Tal como se votó, va a depender de la aplicación cuidadosa que haga el Poder Judicial. Una cosa son los actos terroristas, otra son las actividades que son expresiones legítimas de protesta social. Yo participé en todas las discusiones sobre este tema en Naciones Unidas y no es sencillo. Aquí integré una comisión en el Ministerio de Justicia con Arslanian y el procurador Esteban Righi, creo que fue al comienzo del gobierno de Néstor Kirchner, donde trabajamos en una ley para este tema, pero con una definición de terrorismo muy acotada, aunque no recuerdo los detalles. Deliberamos todo un año y después no se usó.
–¿Van a hacer reformas concretas en Casación?
–Vamos a modificar el reglamento para adaptarlo a los nuevos tiempos y a la nueva composición. Queremos dar celeridad y transparencia a todo. Que cualquiera pueda ver y saber, por ejemplo, en qué está un expediente, cómo es la circulación entre los jueces.
–La designación de Luis Cabral –presidente de la Asociación de Magistrados– como camarista subrogante en el tribunal fue cuestionada en varias presentaciones judiciales, entre ellas de un juez. ¿Las van a tratar o lo avalan?
–No le puedo decir ahora si vamos a analizar lo de Cabral, que no conozco en detalle, pero sí puedo afirmar que ya se acordó que de ahora en más las subrogancias son sólo entre jueces del propia tribunal, o en última instancia, se cuenta con una lista de conjueces que se le solicitó al Poder Ejecutivo.
–En una causa donde se investiga la presunta manipulación del sorteo de la causa por el asesinato de Mariano Ferreyra y posibles sobornos justamente en Casación para favorecer a los ferroviarios detenidos, hay camaristas investigados: dos renunciaron al tribunal, uno no, me refiero a Eduardo Riggi. ¿Debería irse?
–Preferiría no opinar del caso puntual. Hay un principio de responsabilidad que todos tenemos, que implica que cada uno es responsable de lo que hace. La gente espera de los jueces una conducta de cuidado y responsabilidad y probidad.
–El juez de la Corte Enrique Petracchi, que tiene 76 años, fue cuestionado por abogados que interpretan que si el Senado no volvió a darle acuerdo debía jubilarse y dejar el tribunal ya el año pasado. Usted tiene seis años más.
–Estoy jubilado desde 1983, lo que percibo es la jubilación y algo que otorga la Corte. Soy legítimo en mis funciones y no tengo interés personal.
Fuente: Pagina12

sábado, 24 de diciembre de 2011

JUAN EDUARDO LENSCAK: La buena nueva


Por Juan Eduardo Lenscak

La ciudad se llenó de pesebres, arbolitos navideños y escaparates con muérdagos, luces y campanillas, expresando una tradición ancestral de celebración al nacimiento, a la buena nueva, a un cambio de paradigma, a una forma armónica de convivir que aspiramos lograr, desde lo más profundo, todos los seres humanos.

Y como en aquella arquetípica navidad, también hoy existen los Herodes que hicieron desaparecer a una generación de primogénitos; un imperio dispuesto a mantener sus privilegios;  escribas y fariseos que olvidaron sus orígenes siendo funcionales al imperio, y sobre todo, la proliferación de los mercaderes del templo. Masificación que ha convertido al mercado  en un gran templo contemporáneo.

Las noticias sobre los avatares del dólar y del euro en los países del norte, provocando rebeliones plebeyas en el corazón mismo de los dominios del César, nos da la pauta de la vigencia de un profundo sentido de explotación, aún vigente y acechante.  Fue la propia Presidenta quien denunció que hubo cinco corridas bancarias para desestabilizar el actual gobierno, que felizmente fueron sofocadas. Conociendo la lógica del imperio, y sin ser entendido en cuestiones macroeconòmicas ¿quien puede dudar que no las hubo?.

Pensar que vivimos en democracia, que la lluvia de votos garantiza seguridad para los màs humildes favorecidos por polìticas de inclusión, cuando el imperio asesina a un presidente como Kadafi,  y revolotea por el continente africano como lo hizo en paises asiáticos ricos en petròleo, serìa algo asì como entender que la navidad es solo un cuento de reyes magos. Los marines se van de Irak, pero entran en otros paises. Los capitales buitres no dejan de revolotear desde lo alto buscando su presa para quitarle primero, nada menos que sus ojos.

Pensar que en nuestro país, después de lo que hemos sufrido, con solo hecho de elegir gobernantes basta y es suficiente, no solo serìa una ingenuidad, sino algo parecido a suicidio. Entender que  el haber comenzado a incluir a los que nacen en los pesebres de la periferia significa agotar la navidad, ya no serìa ingenuidad, sino pecar de necio. Hay Herodes sueltos, a pesar de estar procesados por delitos de lesa humanidad; Barrabás ovacionados por escribas y fariseos que manejan monoplicamente los medios de comunicación social; y varios Poncio Pilatos lavándose las manos de su participación en la dictadura, para seguir en funciones de gobierno en la gestión actual. 

La navidad, ayer como hoy, es la victoria de un paradigma de vida, sobre el paradigma de la explotaciòn y de la muerte. Y los argentinos, como aquellos humildes pastores, trabajadores diríamos hoy,  rurales y urbanos, nos congregamos a celebrar esa victoria de la vida. Acompañados por una estrella latinoamericana que marca el camino para la celebración con todos los trabajadores, que ofrecen los atributos del poder –el oro, el incienso y la mirra- a este nuevo proceso de crecimiento con inclusión social que nace desde los pesebres, muy a pesar del imperio, de sus matanzas y crueldades.

Hay motivo de celebración para los trabajadores. Para sumarnos en coro navideño a festejar por un nuevo estatuto del peón, que deja de lado la normativa impuesta por el gobierno de facto cívico militar del 55, y mantenido hasta la fecha. ¿No es acaso una buena noticia para los trabajadores rurales recuperar beneficios laborales obtenidos durante el primer gobierno de Perón y conculcados por las sucesivas dictaduras y gobiernos neoliberales? Medio siglo de despojo de derechos laborales son motivo más que suficiente para entender lo que significa esta novedad, y darle la categoría de muy buena noticia.

¡Qué decir de la ley que declara de interés público la producción y distribución de papel prensa! Desarma a escribas y fariseos cooptados por el imperio para dar lugar a todos los escribas y defensores de la ley que no hay perdido el sentido original de su responsabilidad social para que comuniquen y defiendan la buena nueva… y Barrabás no vuelva a ganar elecciones, ni Poncio Pilatos se lave tan hipócritamente las manos cuando se crucifica a los inocentes.

En nuestra provincia, también alumbra la estrella de un Belén liberador. Se jubila un emblema de la dictadura reciclado en democracia nada menos que como máximo doctor de la ley; y si bien quedan otros como él con mucho poder aún, los primogénitos no tendrán que vivir en la clandestinidad para sobrevivir, ni tendrán que vender su dignidad por un plato de lentejas.

También hemos protagonizado sucesos novedosos y auspiciosos para los trabajadores. Meses antes que la Presidenta anunciara topes para los intereses aplicados a los créditos otorgados a los jubilados, en Formosa se había hecho lo propio con todos los empréstitos buitres que carroñeaban a los estatales con intereses usurarios, y descuentos sin tope de sus ingresos gracias a la bancarización del sistema. ¿Cómo no alegrarnos los trabajadores en actividad y jubilados con la posibilidad de poder utilizar libremente la casi totalidad de nuestro salario? ¿Cómo no alegrarnos cuando se comienza a poner coto a la voracidad de quienes hasta ayer mantenían acorralados a su arbitrio los salarios de los trabajadores? Hay motivos para brindar.

La reciente creación del Instituto Pedagógico Provincial también aparece como una muy buena noticia. La corrupción del escalafón dirigencial docente por acumulación de puntajes y supuestos méritos por la presentación de certificados de cursos arancelados, donde la lógica de la recaudación prevalece sobre las necesidades pedagógicas reales, parece tener la misma suerte de Herodes, que no pudo evitar el nacimiento de una nueva institución pedagógica, formadora de formadores, centrada en el paradigma de la “justicia social”. Enclavada en corazón de la periferia, con todo el oro, el incienso y la mirra que pueda imaginarse para solventar semejante infraestructura, y con servicios totalmente gratuitos.

 ¿Cómo no brindar en esta navidad? ¿Cómo no festejar estas buenas noticias? ¿Cómo no estar esperanzados?

Es cierto que el nacimiento de hoy puede culminar en una nueva crucifixión mañana; que los huevos de la serpiente anidan en nuestro medio; que existe una crisis internacional promotora de mayor voracidad en los buitres de las finanzas; que hay vino nuevo en odres viejos… pero que estamos protagonizando un parto continental, es casi una verdad de perogrullo para los trabajadores.  Y resuenan como una profecía aquellas palabras de Fidel Castro, fuente de inspiración para ideólogos del peronismo como  Willam Cooke,  cuando decía : “Nosotros consideramos que este continente tiene en su vientre una criatura que se llama revolución. Que viene en camino y que inexorablemente por ley biológica, por ley social y por ley de la historia tiene que nacer. Y nacerá de una forma o de otra. El parto será institucional, en un hospital, o será en una casa. Serán ilustres médicos o será la partera quien recoja la criatura pero de todas formas, habrá parto.”

Fidel no es católico, ni confeso creyente en religión alguna, como tampoco fueron sacristanes, ni feligreses obsecuentes de la oligarquía eclesiástica ni Perón ni Kirchner, pero cada uno a su manera supieron interpretar el profundo sentido cristiano de la navidad y del sentido trascendente de lo que significó y sigue significando el anuncio, para los trabajadores,  de una buena nueva.

Los juicios a los represores en números

En 2011 terminaron veinte juicios y 67 personas recibieron condenas por primera vez. Los datos surgen de un informe de la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de estas causas en el que se advierte sobre la demora en confirmar las sentencias.

Por Victoria Ginzberg

Durante 2011, 193 personas fueron juzgadas o están siendo juzgadas por crímenes de lesa humanidad. La cifra es la más alta desde la reanudación de los juicios por violaciones de derechos humanos en la última dictadura y es cinco veces más alta que la de 2009. Hasta el momento, los condenados suman 266 y los presos, 593. Los números surgen del informe anual de la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los derechos humanos de la Procuración General de la Nación. El documento registra los avances y obstáculos del proceso de justicia por los delitos vinculados con el terrorismo de Estado. Las demoras en la revisión de las sentencias por parte de la Cámara de Casación son, para este organismo, el principal motivo de preocupación.

Avances

En 2007, cuando la Unidad que dirigen Jorge Auat y Pablo Parenti hizo el primer análisis de la situación de las causas contra los represores de la última dictadura, encontró que existía una demora significativa en la etapa de instrucción, es decir, que las investigaciones tardaban más del tiempo justificado en ser elevadas a juicio oral y que se advertía una “atomización” de los casos, lo que implicaba que no se acumulaban hechos que debían ser investigados juntos y se realizaban juicios aislados y repetitivos. Estos problemas, señalaron ahora, fueron abordados y mejorados. “En los últimos tiempos pudo observarse una consolidación del proceso de juzgamiento en casi todo el país. El anterior fue el año en el que más casos fueron llevados a juicio oral y la cantidad de condenas logradas se incrementó exponencialmente con el período completo desde el retorno de la democracia”, dice el informe. Sobre 2011, sostiene que “se mantiene una tendencia positiva” y que “se iniciaron juicios significativos en jurisdicciones en las que ello era una deuda pendiente”, como Bahía Blanca, en donde se está realizando un juicio que involucra a 17 acusados por 92 víctimas del centro clandestino La Escuelita.

Números

Actualmente hay 842 personas procesadas y 296 que fueron juzgadas (desde 1983 hasta ahora) por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado; 266 fueron consideradas culpables y 30 fueron absueltas. Hasta 2008, las condenas eran 68, al final de 2009 ascendieron a 98, en 2010 a 199 y este año a 266 (ver cuadro 2). Es decir que entre 2008 y 2011 la cantidad de condenados casi se cuadruplicó. En 2011, además, terminaron veinte juicios, en los que se condenó a 81 personas (a 66 por primera vez) y la Cámara de Casación revocó la absolución del represor Alejandro Guillermo Duret por el caso de Carlos Labolita. Todavía hay 12 debates orales y escritos en trámite, en los que se juzga a 118 acusados, y para los próximos meses se espera que se inicien otros ocho juicios que involucran a 60 procesados. Así, a lo largo de este año, 193 personas fueron o están siendo juzgadas en todo el país (ver cuadro 1).

Desafíos

La Unidad Fiscal señaló como desafíos para el futuro el avance en las investigaciones sobre violencia sexual durante el terrorismo de Estado, las complicidades civiles, en particular en el ámbito judicial y el trabajo con los archivos de las Fuerzas Armadas. Pero lo que identificó como “especialmente preocupante” es “la demora que se viene registrando en el ámbito de la Cámara de Casación Penal para la revisión de las sentencias de los tribunales orales”. De los 66 represores condenados, sólo 43 tienen condena firme y la mayoría son de juicios realizados durante la década del ’80 o por apropiaciones de niños. Este año, sólo tres condenas quedaron firmes. Durante 2011, Casación revisó seis sentencias con relación a 13 imputados. Uno de los ejemplos graves que ya había sido mencionado en el informe del año pasado es el del Regimiento IX de Corrientes. El caso ingresó a Casación hace casi 34 meses y todavía no se resolvió.
La Cámara de Casación fue uno de los grandes obstáculos a salvar luego de la reapertura de los procesos por delitos de lesa humanidad. En febrero de 2007, Página/12 publicó que el tribunal acumulaba más de cien recursos sin resolver vinculados con crímenes de la última dictadura y que algunos de esos expedientes estaban allí hacía tres años. Los organismos de derechos humanos denunciaban que se trataba de un plan deliberado para demorar el inicio de los juicios. Esto fue confirmado por el entonces presidente de la Cámara de Casación, Alfredo Bisordi, que luego de una confrontación pública con el entonces presidente Néstor Kirchner renunció y se dedicó a ejercer como abogado defensor de los represores que antes apañaba desde el Poder Judicial. Luego, las causas comenzaron a destrabarse, aunque ahora otra vez los ojos están puestos en ese tribunal. En el último tiempo, Casación entró en un proceso de renovación: fueron nombrados tres nuevos magistrados y el jurista Pedro David fue designado como su presidente. Resta ver si se produce un avance en la confirmación de las condenas a los represores.
Fuente: Pagina12


viernes, 23 de diciembre de 2011

OSVALDO BAYER: Sí, por lo menos, soñar


Por Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania
Sí, aquí la nieve. Navidades blancas nos esperan. Bueno, no tan blancas, los nubarrones acechan. Pero, esperanzas, siempre. Deseos, nunca el pesimismo. Pero la realidad... Europa... la civilización europea. En medio de la interminable, infinita discusión, Europa, aquella que salió en sus mares, en carabelas, a “enseñar su cultura” y se llenó de ira, plata y esclavitud para deshacerse a sí misma en guerras, en horcas y trincheras. A pesar de los filósofos y su búsqueda de la “paz eterna” y de su religión que nos enseñaba la “bondad”. Sí, la bondad de los pobres hacia los ricos.
Recuerdo ese ’45, ahora sí, todo será democracia y llegar a la comprensión infinita entre los pueblos. Recuerdo la caída del mundo soviético, ahora sí que el capitalismo demostraría sus frutos, la generosidad rebalsaría los bolsillos, democracia para todos. La actualidad... con una nieve cada vez más chirle y los bosques cada vez más pálidos y reducidos. Pero los autos, sí, los autos. Pese a la crisis, más autos.
Gente sin trabajo. La peor de las epidemias. Pero en los barrios bien no han disminuido las compras. Los artículos de lujo siguen sonriéndonos desde las páginas de las revistas situacionistas y de la televisión privada. Y en las escuelas y las plazas, menos niños. Y los pocos que hay están ante la pantalla. La Alemania del ’45 se convirtió en un país capitalista modelo que dicta recetas. La Unión Soviética en la Rusia de Putin, un maestro en meter la mula hasta en las elecciones mientras en Asia y en Africa se destrozan a palos y con bombardeos estratégicos. Anoche la televisión alemana inundó con lágrimas patrióticas la visita de su ministro de Defensa a Afganistán, donde fue a rendir homenaje a los soldados alemanes caídos durante la ocupación de ese país asiático. Decenas de jóvenes muertos por el ansia occidental y cristiana de demostrar que la única fórmula de vida es la que trata de enseñarnos Occidente desde el tiempo de los romanos. La crueldad de enviar jóvenes uniformados a países desconocidos a hacer cumplir las reglas de Occidente que dicta Estados Unidos. Jóvenes uniformados muertos en todas las latitudes desde siempre. Para ser todos occidentales y cristianos.
La crisis económica que inunda los comentarios de todas las publicaciones. Las distintas fórmulas capitalistas para salir de la crisis que dentro de diez años nos llevarán a otra crisis. En un planeta cada vez más raquítico.
Los diarios alemanes traen en primera página un informe del gobierno: “Uno de cada siete alemanes está amenazado de caer en el nivel de pobreza”. Y es el país más seguro de Europa.
¿Seguimos esta descripción o paramos aquí y comenzamos a sembrar optimismo ya que estamos en las fiestas y a hablar de sonrisas y esperanzas? Sí, podríamos parar aquí con esta actualidad de desocupación y miedos de futuros de miserias, corridas y vidrieras rotas y visitar colegios con sus coros infantiles navideños o fiestas de ancianos que se reúnen para obtener fondos y ayudar a los niños huérfanos africanos. O felicitar a un núcleo de artistas plásticos que ofrecerán sus obras en beneficio de los vagabundos en las ferias de Navidad junto a bombones, tortas navideñas y luces de colores. Y sonreír y pensar con optimismo: el ser humano es invencible, nunca se da por derrotado. Pese a Putin, el presidente Obama, Berlusconi y Bin Laden.
Las campanas de las iglesias siguen tocando en vano. Que sigan tocando, por lo menos incitan a recordar, a levantar en vuelo a las aves, a meterse entre el ruido de los motores.
Sí, piso la nieve de esta aldea alemana con siglos de historia. Está como si nada hubiera ocurrido en el mundo. Su bosque blanco de nieve, sus techos resplandecientes de blancos puros. Y las luces de sus ventanas. Todo en orden por esas calles por las que cada veinticinco años desfilaba una generación de jóvenes uniformados a marchar “al frente”, contra el “enemigo”. Resuelvo no pensar más en la historia, sino sumergirme en la poesía y luego matizarla con música, sí, Schubert y Schumann. Luego, con un buen vino del Rin, ensayar algunas danzas con mi mujer. Todo un poco clásico. Justo me tocan el timbre, el correo: un libro sobre las villas miseria argentinas de un escritor amigo. Y ahora me golpean la puerta: dos damas bien vestidas que hacen una colecta para agrandar el hogar de vagabundos de la zona cuyo número ha aumentado con la crisis. “Vamos a tener un invierno muy crudo”, me dice una de las damas con acento maternal y mirada severa, “esa gente ya no puede dormir en la calle”. Las invito a pasar porque entra mucho frío por la puerta abierta, pero no aceptan porque me dicen que les queda mucha tarea todavía. La única respuesta sólo puede ser la mano que va al bolsillo. Anotación y firma. Todo correcto.
Me siento. No me queda otra cosa que cavilar. Empleo esa palabra porque me parece sabia. Cavilar, pensar, meditar, soñar... pienso, pero casi grito: ¡actuar! Y me asomo por la ventana para seguir la marcha de esas dos mujeres que pese al frío salen a la calle a pedir por vagabundos de los cuales no conocen ni el nombre.
El cartero, junto al libro, me ha entregado una revista argentina que recuerda el 2001 aquel. No puedo dejar de recordar las asambleas barriales. ¡Qué momento inolvidable! Los soñadores vinos todo un futuro: esas viejitas hablando por primera vez en esa masa que se juntaba por necesidad de soluciones. Esos jubilados que ya no hablaban de sus jubilaciones sino de chicos con hambre y que no había que conformarse solamente con hablar, esos jóvenes que pensaban armar colectivos para construir casas... qué imágenes. La repentización de las masas. Sonrío. Sí, hay algo también en el ser humano, hay algo que nos puede llevar a lo racional, lo moral, el hallazgo definitivo de la no violencia en la sociedad. A la ética de la mano abierta y no la de los “countries”.
Me miro con mi mujer, nos hacemos un guiño, ella vuelve a poner música de Schubert y yo levanto las manos para iniciar una danza de esas clásicas, con reverencias, pero también ensayando abrazos.
Fuente: Pagina12

jueves, 22 de diciembre de 2011

ALEJANDRO ALAGIA: Otra vez una ley antiterrorista


Por Alejandro Alagia *
Lo que se creía que no volvería a pasar, ocurrió. Sabemos que la pulsión de todo poder punitivo es llevarse siempre algo a la boca. Confiamos equivocadamente que los juicios por crímenes de masa cometidos por la última dictadura contra una parte de la población definida como enemiga terrorista era suficiente para no repetir el error de inventar amenazas absolutas. Por eso cuando se trata de violencia que habilita una ley el principio que ha de seguirse es la cautela. Pero los diputados del pueblo han servido un banquete para satisfacción de la ilusión punitiva.
Leemos el lenguaje de castigo del nuevo art. 41 que se quiere en el Código Penal: finalidad de aterrorizar a la población o de obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo. La pena máxima se aumenta el doble si con el peligrosómetro normativo el juez detecta en cualquier delito una disposición subjetiva como la que la ley describe.
La ley no aumenta las penas únicamente cuando la población se aterroriza o a una autoridad se le impide hacer o no hacer algo. Lo que produce escalofrío es el mayor castigo por meras disposiciones internas que el juez observa como síntomas de un potencial enemigo. Puro derecho penal de ánimo y de peligro. Una variante normativa del viejo peligrosismo racista. Sólo una minoría de fundamentalistas del castigo tiene a esta doctrina por verdadera.
Nunca antes el Congreso, desde la recuperación de la democracia, delegó tanto poder punitivo en favor de fuerzas de seguridad y jueces. No hay nada más equivocado que consolarse con la imagen de banqueros o poderosos perseguidos o presos. Es desconocer la naturaleza selectiva del poder punitivo. Esta grave habilitación de más trato cruel la sufrirán grupos vulnerables de la población sin que se afecte en lo más mínimo el lavado de dinero o la financiación del terrorismo. Los miles de procesos abiertos en todo el país que criminalizan la protesta prueban que los jueces no reconocen fácilmente como límite al poder punitivo el contenido de derechos sociales y políticos constitucionales o del derecho internacional de los derechos humanos.
Ningún organismo internacional ha podido definir conceptualmente al terrorismo. Tampoco los sociólogos y criminólogos pueden. Los juristas menos. La voracidad punitiva no lo logró con el delincuente subversivo, el demonio o las brujas. Quizá podríamos ofrecerle algo para que se lleve a la boca, lo que la mayoría reconoce como terrorismo: los delitos de lesa humanidad y genocidio.
* Profesor titular de Derecho Penal, UBA.
Fuente: Pagina12

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Abuelas pidió reevaluar la sanción de la ley Antiterrorista

Abuelas de Plaza de Mayo emitió un comunicado en el que manifiesta su "inquietud" por el proyecto de ley que viene con media sanción de la Cámara de Diputados y consideró que "el proyecto tiene algunas deficiencias legales e imprecisiones en sus definiciones que podrían generar un impacto muy distinto al que se proclama y derivar, así, en la criminalización de la protesta social".


La organización de derechos humanos señaló: "Si bien el Gobierno nacional sostiene una política de no represión, los jueces, como poder independiente, serán quienes apliquen e interpreten esta ley. Ante la heterogénea composición de la magistratura, integrada en muchos casos por jueces de perfil conservador, no faltará quien la interprete en un sentido negativo".
El abogado de Abuelas Alan Iud se mostró sorprendido ante "un Gobierno que supo pararce ante el FMI ceda ante las presiones de un organismos de menor rango como el GAFI" y reconoció que aunque no tiene conocimiento sobre el impacto económico que podría traer no cumplir con las exigencias del GAFI o la eventual expulsión del G20 "no se debería estar midiendo con esos parámetros cuando mucha gente puede ser enviada a prisión injustamente".
El comunicado de Abuelas también sostiene que los vacíos legales presentes en el proyecto de ley "resultan preocupantes, además, porque en el futuro podría llegar al poder un gobierno conservador, con menor apego al respeto de los derechos humanos, y reprimir la protesta social al amparo de esta ley" y solicita que "el Senado pueda reevaluar este proyecto y discutir estas objeciones".
Antes de que la norma fuera votada en Diputados, el CELS también advirtió que utiliza conceptos tan abiertos e imprecisos que “hacen posible la aplicación de estos agravantes a la gama de figuras penales típicamente utilizadas para la criminalización de la protesta social: en la persecución de resistencias a desalojos, cortes de vías de circulación o simples actos de protesta en el espacio público”.
Fuente: Pagina12

martes, 20 de diciembre de 2011

LA CORTE LLAMO A UNA AUDIENCIA POR LA COMUNIDAD INDIGENA QOM

Una causa iniciada por la comunidad indígena Qom Navogoh La Primavera, de Formosa, por la propiedad de tierras ancestrales, será tratada por la Corte Suprema de Justicia, que llamó a una audiencia pública para el 7 de marzo del año próximo.

A la audiencia, donde las partes expondrán sus razones para que el máximo tribunal realice una gestión de mediación, fueron convocadas las autoridades de la comunidad, que encabeza el cacique Félix Díaz; el gobernador de la provincia, Gildo Insfrán; el rector de la Universidad Nacional de Formosa y el presidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). “La decisión se sustenta en la gravedad de los hechos de violencia producidos con motivo del conflicto generado por los trabajos de desmonte y demarcación iniciados por el gobierno provincial”, indicó un comunicado de la Corte en el que destacó la decisión “por unanimidad” de tratar el conflicto. 

En noviembre del 2010 dos miembros de la comunidad y un policía provincial murieron cuando los qom resistieron el desalojo de tierras que la comunidad reclama como propias desde tiempos históricos. 

El litigo se originó por los trabajos de desmonte y demarcación iniciados por el Estado provincial para la instalación de un instituto de educación universitaria en un terreno de 609 hectáreas ubicado en la Colonia La Primavera, que la comunidad aborigen demandante considera de su propiedad. 

Tras los hechos de violencia, el cacique Félix Díaz presentó ante los tribunales federales de Resistencia, Chaco, una medida cautelar de no innovar en el marcado de las tierras. La causa iniciada por la Comunidad Indígena Toba La Primavera - Novogoh c/ Formosa, Provincia de s/ incidente de medida cautelar”, se tramita actualmente ante la Secretaría de Juicios Originarios de la Corte. (Telam).

Liga Argentina por los Derechos del Hombre: Se constituyó la mesa formoseña


Con destacadas figuras del medio la entidad  aportará  en los juicios por la memoria, y en la capacitación de dirigentes sobre temáticas relativas a derechos humanos.

En una reunión celebrada en la sede provisoria de la Asociación de Trabajadores del Estado, se constituyó la Mesa Provincial de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. La misma quedó integrada por Soledad Yorg, Rosa Bresanovich de Gauna, la profesora Ana Caligaris y Pity Cohenes, ambas  de la ciudad de Clorinda, el profesor Juan Eduardo Lenscak, el dirigente campesino Benigno Lopez, y el abogado Luis Zapiola.

Recientemente, la LADH se presentó como querellante en la megacausa  “Carrillo” en la que se investigan los crímenes de lesa humanidad en el marco de un genocidio cometidos en Formosa durante la dictadura militar, con el objetivo de que se investiguen todos y cada uno de los graves delitos cometidos, ante la inactividad de la fiscalía en la persecución de hechos que incluyen desapariciones forzadas, torturas, privaciones ilegitimas de la libertad, apropiación de menores, violaciones, abusos sexuales del que fueran víctimas centenares de formoseños. La incorporación de esta entidad como querellante en los juicios por la memoria apunta a profundizar la búsqueda de la verdad histórica, recuperar la memoria y hacer justicia en nuestra provincia donde el estado no se involucra en el tema.

La LADH, la organización de derechos humanos más antigua del país, fue fundada el 20 de diciembre de 1937. Es además miembro cofundador de la Federación Internacional de Derechos Humanos, organismo no gubernamental con asiento en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Desde marzo de 1976, los familiares de detenidos y desaparecidos que se conocían por  gestiones ante los organismos oficiales, comenzaron a reunirse en el local de la LIGA. En setiembre de 1976 se constituye como organismo Familiares, en Capital Federal, al contar con un lugar de reunión permanente ofrecido por la LADH dentro del local que funcionaba. Promovió como organización cientos y miles de habeas corpus presentados por sus abogados.

La LADH ya actúa como querellante en diversos juicios por delitos de lesa humanidad, entre ellas las causas “Suarez Mason”, “Margarita Belén”, “Almirón Sena” y “Esma”.

En esta ocasión, señalaron que, “además de la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia para los crímenes cometidos por el terrorismo de estado -cuyos autores se encuentran en libertad en su totalidad por decisión judicial local pese a la abundante jurisprudencia nacional e internacional al respecto- la LADH promoverá el estricto cumplimiento de la totalidad de Tratados y Pactos Internacionales de Derechos Humanos, incluidos los derechos económicos sociales y culturales de los pueblos”.

Señalaron que “el ejercicio de la Memoria y el juicio y castigo a los responsables de un dolor que extiende su mano negra hasta el presente, es un deber inexcusable de todo formoseño de bien, porque no existe futuro posible sin justicia apara todos y todas”.

lunes, 19 de diciembre de 2011

EDUARDO JOZAMI: Las dos almas del 2001


Por Eduardo Jozami *
De muchas maneras fue nombrado el 2001, sesgando en uno u otro sentido la interpretación. Estallido, la denominación más neutra o meramente descriptiva, es quizás la que mejor refleje lo que entonces ocurrió. El estallido es siempre inesperado, como la rápida reacción de los ahorristas defraudados, pero también un proceso alimentó la combustión: la formación del movimiento piquetero y la lucha de los afectados por las privatizaciones y la política de Menem, que cerró plantas de YPF y decretó el desmantelamiento de los pueblos ferroviarios.
La protesta de los desocupados –como expresó dramáticamente Carlos Auyero en su postrera intervención en la TV– constituía un reclamo desesperado de inclusión. Algunos de los habitantes de Cutral-Có, Plaza Huincul o General Mosconi estaban acostumbrados a ser pobres, pero todos querían conservar su lugar en el mundo. No era posible hacer huelga en esos lugares donde desaparecía el trabajo, decidieron entonces cortar las rutas para asegurarse de que esos reclamos de la periferia llegaran al centro del poder.
Si esa lucha tenía varios años de historia, en la reacción de los ahorristas, por el contrario, había mucho de sorpresa. Acostumbrados a desconfiar de los gobiernos, a muchos no les resultaba fácil entender que el daño provenía esta vez de una institución respetada como los bancos, encargados de velar por el cuidado de los ahorros. La frenética constancia con que algunos golpearon durante meses las puertas blindadas de las instituciones financieras se explica como reacción frente a lo que vivían como un engaño insospechado.
Las sucesivas declaraciones de Cavallo justificando el corralito fueron alimentando la caldera, pero se requería un detonante para hacerla estallar. Entonces, el presidente De la Rúa, queriendo mostrar un gesto decidido, se suicidó, declarando el estado de sitio. La ocupación de la Plaza de Mayo el 19 mostró la debilidad del gobierno, pero su caída no podría explicarse sin los saqueos a los supermercados. Este componente de las jornadas de diciembre no debe obviarse, a riesgo de no advertir cómo la rebelión espontánea se conjugó con la acción calculada de ciertos aparatos políticos, como el del PJ bonaerense. Antes de irse, el presidente hizo un último y desesperado intento de retomar el control de las calles: dejaría un tendal de muertos, agregando un severo matiz de criminalidad a su desleída imagen política.
La presencia de una multitud en las calles podía entenderse como una recuperación de la participación política. Miles de personas marchaban en todo el país, reclamando por sus reivindicaciones inmediatas y no resultaba fácil saber si quienes se movilizaban –ahorristas, desocupados, demandantes de comida frente a los supermercados– unían a sus reclamos demandas más generales. La presencia popular en la calle se vivía con júbilo; los argentinos sacudíamos el miedo que nos había legado la dictadura.
Piqueteros y ahorristas se mezclaban en las manifestaciones y pudo pensarse entonces en una alianza social que alentaba renovadas expectativas políticas. Sin embargo, no tardó en advertirse que el estruendo del 2001 albergaba dos almas bien distintas. Unos repudiaban toda intervención del Estado y despreciaban la misma idea de lo público. No concebían una renovación de la política a la que consideraban innecesaria y perniciosa. Alentados con fervor por los comunicadores de Radio 10, cuyo falso candor apuntaba a diluir toda responsabilidad más allá de los partidos, algunos demonizaban a los políticos al punto de perseguir y golpear a toda persona que saliera del Congreso Nacional.
En las asambleas que brotaban en todas las grandes ciudades, el discurso era distinto. Se afirmaba la solidaridad como valor, enfatizando la crisis del neoliberalismo, y se promovían emprendimientos sociales y nuevas formas de participación que superaran la degradación de la vieja política. Autonomía frente a los partidos y el Estado era la consigna dominante que no llegó, sin embargo, a constituir ese nuevo poder social que se anunciaba. De todos modos, las asambleas quedan como un legado vivificante. Frente a la crisis ilevantable de los aparatos partidarios, como respuesta al posibilismo timorato que había ganado también al Frepaso, la fuerza que se proclamaba expresión de una nueva política, las asambleas aportaron cierta inocencia inaugural, ese aire de plaza pública, de debate y reflexión colectiva que no es toda la política, pero sin el cual es difícil imaginar un proyecto popular.
Desde entonces, esas dos almas del 2001 no han dejado de enfrentarse. Lo vemos cuando se exaltan el racismo y la xenofobia para denunciar las políticas democráticas de seguridad o cuando los mismos medios que llamaron a levantarse contra “la política” cuestionan hoy la recuperación de un rol activo del Estado. También cuando decenas de miles de jóvenes vuelven a salir a la calle, como se advirtió cuando murió Néstor Kirchner y sigue ocurriendo en estos días.
El movimiento del 2001 no pudo construir ninguna propuesta política; tampoco se consolidaron liderazgos, como el de Luis Zamora, que parecían sintonizar mejor el clima político de esos días. Se diluyó, además, sin que hasta hoy sea fácil explicarlo, la propuesta del Frenapo que había convocado más de tres millones de personas y pudo haberse constituido entonces en la plataforma política común.
El kichnerismo resulta inexplicable sin el 2001. No porque el estilo político de Néstor y Cristina tenga ese matiz asambleario, sino porque se ha rescatado el sentido transformador de la política. Después del presidente que temía ser aburrido y se fue con más de treinta asesinatos, y del que se manchó las manos con la sangre de Kosteki y Santillán, vino otro que no dejó sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. El alma popular y libertaria de diciembre del 2001 impregna la actual política de derechos humanos y muchas de las transformaciones que se están realizando en el país.
* Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.

Fuente: Pagina12

EDUARDO ALIVERTI: Y en eso llegó Moyano


Por Eduardo Aliverti
¿Que algo impacte significa necesariamente que sea profundo? ¿Enfrentar y combatir son lo mismo? Desde ya que no. Pero el discurso de Hugo Moyano parece haber convencido de lo contrario a una notable cantidad de analistas.
Vayamos con bastante o mucho de pudor, porque se trata de recorrer obviedades que un invento de clima peligroso no registra como tales. Se sabe de sobra: a Moyano le cabe la definición de peronista clásico que, como algunos colegas apuntaron, el jueves sacó el “peronómetro”. Hombre de aparato tradicional, cabe reconocerle haber sido uno de los muy pocos de su palo que se enfrentaron al menemato. Durante el choque contra los campestres estuvo en el lado correcto y, estratégicamente, no se confundió jamás. Sus andanzas de enriquecimiento personal, o las empresas satélites del polo camionero, no modifican aquel aserto. Mezclar a Moyano con el enemigo es una visión simiesca, simplota, hipócrita. La vara moral con que lo miden el sentido común de clase media, y sus comandos mediáticos, nunca es aplicada a los grandes hombres de negocios que lucran con y contra el Estado. Si es cuestión de prontuariar a Moyano hay que retroceder hasta el primer lustro de los ’70, cuando al frente de la Juventud Sindical Peronista, en Mar del Plata, tuvo lazos no propiciamente desmentidos con organizaciones de ultraderecha. Es espeluznante el abismo de imbecilidad que media entre eso y extrapolar que Moyano es Rucci y La Cámpora los Montoneros, como blanden ciertos escribas desesperados por encontrar un ambiente de violencia que sólo por ahora sería verbal.
¿Qué cosas tan jodidas dijo Moyano en su discurso? ¿Qué barbaridades pidió? La modificación del mínimo no imponible. El derecho de los trabajadores blanqueados a cobrar el salario familiar, si ganan más de 5200 pesos. El aumento de la ayuda escolar primaria. El bonus de todos los años para los jubilados, que quedó afuera por el recorte de subsidios. En la recorrida general puede cuestionársele que sólo le habló a la tribuna de los asalariados formales, que es y ya era la preocupación exclusiva de la CGT. También, y por tanto, puede enrostrársele falta de solidaridad con quienes están afuera del circuito blanqueado; pero en eso le jugaría a favor que, simultáneamente, reclama financiación estatal a los más desprotegidos por vía de otros recursos, como gravar a la timba financiera. Es o podría ser larga la discusión en torno de esto pero, caramba, estamos hablando de un dirigente sindical al frente de una central obrera. ¿Qué se pretende? ¿Que en un estadio repleto de cincuenta mil adherentes enfervorizados actúe como un opa convocante al tú puedes? ¿Así de fácil se olvida el ardid eterno de pegar para negociar, que cuenta a los peronistas como cultores políticos insuperables? ¿El nudo es que Moyano lo extraña a Kirchner, con quien siempre terminaba arreglando después de puteadas estentóreas, porque ahora Cristina no le atiende ni el teléfono y encima le relega a los compañeros en las listas electorales y espacios de poder? ¿La trabazón es que hay una Presidenta muy zurda o despectiva, para el gusto de la cabeza cegetista? Cuánta frivolidad para encontrar, fácil, preguntas circunstanciales.
Más luego, las otras “durezas” del discurso de Moyano fueron que no quiere mano intervencionista en la caja de las obras sociales. Y que se fue del PJ porque lo considera una cáscara vacía. De lo primero, nada que no se supiera ni previera. Una parte de la madre del borrego, como provocación, es lo segundo. Pero, ¿a dónde podría irse Moyano? ¿A quiénes representa, a quiénes seduciría, a quiénes podría movilizar por fuera de su sindicato? Están dibujando un mito de enorme capacidad destructiva, símil de la fantasía que enterró a Duhalde. En éste operó el delirio de creer que había una familia peronista nacional y refractaria a los cambios hacia izquierda. Algunos o muchos supusieron que seguía controlando resortes del conurbano, de atributos incendiarios. Las urnas lo revelaron en condición de cadáver, igualmente portada por tantos barones que se comían a los chicos crudos. Y ocurriría lo mismo con un referente gremial que hacia los sectores populares no expresa nada sustantivo, y hacia los medios es horripilante. Fue graciosísimo leer a un columnista, digamos que de los connotados, relatando que Moyano tiene un potencial de daño, sobre el humor social, que ningún otro opositor tiene. El pequeño detalle obviado por el colega es que ese humor colectivo, en la hipótesis de un Moyano desorbitado, no haría más que agrandar el apego masivo al oficialismo. De hecho: al cabo del discurso moyanista y siendo que se plegaron Luis Barrionuevo, el Momo Venegas y la elogiosa cita camionera a la liberación de Zanola (es decir, una suerte de quintaesencia del espanto), cualquier encuesta indicaría un ensanchamiento gigantesco de las espaldas populares de Cristina. No es ésa, empero, la competitividad decisoria. Si la Presidenta se emperra en una lectura política que le sugiere aprovechar la impopularidad de la CGT, y la CGT se obnubila contra los chicos bien que atraen a la Presidenta, los dos perderán de vista que toda cimentación auténticamente progresista debe basarse en la reparación y activación de las masas. No en lo que debe esperarse de la caridad empresaria.
La portada clarinetística del último viernes es una semblanza muy adecuada para interpretar por dónde van las centralidades. El título principal, a toda página, señaló que “el Gobierno avanza en el control de los diarios”. Una volanta ampulosa se permitió hablar de “ofensiva oficial contra los medios”. Un copete mentiroso definió “inédito trámite exprés” el pase a comisión senatorial del proyecto que regula la producción, venta e importación de papel, como si en toda la historia parlamentaria argentina no hubiese habido jamás resoluciones expeditivas de ese tenor. Los recuadros, debajo, mentaron “trampas” y denuncias, sobre el riesgo para la libertad de expresión, de entidades periodísticas (cita precedida por el artículo “las”, cual si fueran únicas). Más una llamada al editorial, que arriesga “pretensión de controlar la palabra”. Muy a placé de esa batería –acentuada en la edición de ayer– está la foto del líder camionero con el dedo levantado, otros recuadros alusivos y el pie de página que refiere la dureza del enfrentamiento con Cristina. La Nación, en cambio, conservó vergüenza periodística y obró la inversa: título central para Moyano y en segundo lugar, a margen derecho, la media sanción sobre el papel para diarios. Queda claro, como fuere, que el propio establishment de prensa juzga como episódico lo dicho en la cancha de Huracán; o bien, que el nodo pasa mucho antes por la afectación de (uno de) sus negocios.
Esa es una contradicción con rango de principal, en un país donde la oposición continúa encabezada por corporaciones mediáticas. La de Moyano es secundaria, en tanto se remite a puja por espacios de poder. El camionero vale a dos puntas, en todo caso. Al kirchnerismo le sirve para tener contendiente. Ya se sabe que sin adversario es imposible una construcción entusiasmante. La batalla contra Clarín comienza a ser tomada como un paisaje cotidiano y aburrido. Los chacareros, para generalizar, duermen arriba de un colchón de soja e inversiones inmobiliarias. La Iglesia ya no cotiza. De lo partidario, por llamarle de algún modo, mejor ni hablar. Los radicales diletan enfrentados entre sí, de acuerdo con sus usos y costumbres. Proyecto Sur y la Coalición Cívica desaparecieron. De Binner no hay ninguna noticia (ni da la sensación de que vaya a haberla) respecto de su armado nacional; y lo primero que hizo el gobernador santafesino Bonfatti –de quien le cabe a aquél el mérito de haberlo impulsado contra viento y marea– es tender redes con Casa Rosada. Macri está en ondas de amor y paz, bajo rezo de que no se le derrumbe otro edificio. La franja rebelde de la CTA tampoco figura en marquesina alguna. Así que en eso llegó Moyano, como para tener algo enfrente que, a la vez, les sirve a la prensa opositora y a los restos de esa oposición decorativa para jugar con un cuco, capaz de poner en riesgo la gobernabilidad de Cristina.
Es lo que dicen. No lo que creen. Ni lo que pasará, mientras haya claridad de conducción.
Fuente: Pagina12

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