domingo, 25 de abril de 2010

La vida de Milagro

Militante social, organizadora barrial, activista en las zonas marginales de Jujuy, Milagro Sala resulta además una madre increíble, creadora de una notable familia extendida. Un retrato íntimo y una crónica que se presentan este viernes en la Feria del Libro.

Por Sandra Russo
La mesa es una de las más largas en las que me he sentado. Son muchos caballetes alineados en el quincho. Es el primer domingo en mucho tiempo que Milagro pasa con toda su familia. Su familia es tan grande que siempre está presente pero también falta alguien. Milagro crió muchos hijos del corazón, y sigue haciéndolo. Ahora en su casa conviven con ella y con Raúl, su marido, siete chicos de entre ocho y trece años. Son chicos vitales, alegres. Andan nadando en la pileta, estudiando guitarra o flauta, mimando a los perritos que crían, mientras ellos son criados por esta mujer de piel oscura y este hombre de piel muy blanca que son sus padres del corazón. Esos chicos tienen madres que no pueden tenerlos, por diferentes motivos. Pero las visitan y mantienen esos lazos, alentados por Milagro. Ella, en cambio, fue abandonada y adoptada, y se enteró recién a los catorce. Entonces renació Milagro, infinitamente dolorida por la mentira y la verdad, y se perdió en las calles. Después se reencontró y empezó a construir su familia. Su familia hoy es enorme. Es la que llena esta mesa tan larga este domingo de tanto sol. Su familia son estos chicos con los que vive ahora y los otros, ya grandes, con los que ha vivido. Hoy están también sus otros hijos del corazón, los que adoptó cuando tenía veinte y algo. Ellos ya se han casado y tienen sus propias familias. Son doce. También tiene dos hijos biológicos, Sergio y Claudia, que a su vez tienen dos hijos: Catriel y Amaru. Este nieto de Milagro, Amaru, iba a ser otro de sus hijos adoptivos, pero apenas llegó a la casa, recién nacido, Claudia quedó prendada, abismada en su propio instinto maternal, y ahora es la madre de Amaru.

Amaru llegó a sus vidas de una manera muy distinta a los otros. Milagro siempre adoptó chicos grandes, nunca un bebé. Lo de ella, esa predisposición del alma hacia la maternidad, no tiene que ver con engendrar, sino con rescatar. Ya hacía años que se dedicaba a rescatar a excluidos jujeños cuando una vieja amiga de los tiempos en los que vivió en la calle, una prostituta, le dijo que el azar y su trabajo la habían puesto frente a una evidencia: dos hombres habían llegado a Jujuy para matar a Milagro. Hubo denuncia inmediata, y dos detenciones. Nunca se esclareció quién había contratado a los sicarios. Pasaron un par de años y la vieja amiga se acercó para contar que estaba embarazada, y que no podría criar a ese hijo. Le preguntó a Milagro si quería adoptarlo. Milagro le dijo que sí. Así llegó Amaru a la vida de Milagro, y después a la de Claudia. Ahora corretea con Catriel. Tienen casi la misma edad y la gracia de esa edad, esa ternura de los dos años. A Milagro le dicen Lela.

Claudia y Sergio, los hijos biológicos de Milagro, vivieron desde los cinco años junto a muchísimos hermanos salidos de las calles, de los penales, de la droga. Crecieron aprendiendo y aceptando con naturalidad que todos los hermanos son iguales. La igualdad entre hermanos es un principio en Milagro. Un núcleo duro que ahora trasladó a su organización, la Tupac Amaru, y más allá, a la red de Organizaciones Sociales jujeña y a los espacios que comparte con los pueblos originarios. La decisión política de construir todos los consensos y los aires favorables, y unirse o atrincherarse cuando los vientos vienen en contra.

La igualdad entre hermanos es lo que vivió de niña Milagro con su familia adoptiva. A ella no la dejaban entrar a las piletas, por negra, y ninguno de sus hermanos entraba. Era la debilidad de esa familia. Le dieron mucho amor. Todo el dolor que sobrevino luego, cuando supo la verdad, fue tolerado porque en esa familia había igualdad entre hermanos. Eso salva. Eso libera.

En la mesa, a la hora del asado, las ensaladas mixtas se turnan con fuentes llenas de papas hervidas con cáscara. Son momentos en los que la familia recuerda su pasado. Cuando llegaron a su casa los que hoy andan por los treinta, cuando después de las marchas de ATE, en los ‘90, ese grupo de changos desolados por el hambre se iban a la casa de ella, que era una delegada. Cómo las visitas se iban estirando, porque ellos no tenían ganas de irse a sus casas. Todos eran de familias numerosas que no podían alimentarlos ni cuidarlos. Si se iban de la casa de Milagro, no se iban a sus casas sino a la calle.

Por eso Milagro los adoptó. Pero ellos hicieron su parte. Para quedarse, empezaron a competir con la señora que ayudaba a Milagro con la casa dos veces por semana. Ellos, que habían choreado o se habían pegado a la merca, que tenían doce, catorce años, empezaron a limpiar la casa, a hacer arreglos, a mantener todo impecable. Sobraba la señora si estaban ellos. Era también su manera de ganarse su plato de comida. Y el techo y las noches en la cama de Milagro, todos tirados viendo televisión. Limpiar y estudiar, como exigió Milagro, era un buen trato para tener un hogar.

Todos recuerdan y se ríen sentados a lo largo de la mesa. Y los más chicos escuchan atentamente. Hace poco hubo un planteo, porque parece que los chicos no ayudan en la casa. Milagro les ha pedido a los mayores que se ocupen de hablar con los más chicos, para que entiendan que hay que dar cuando uno quiere recibir. El amor es recíproco o no es. De este tipo de amor habla esta historia y este libro: del amor que es recíproco o no es.

Milagro cría chicos desde hace más de veinte años y esos chicos son los que otros no quieren, en algunos casos, o los que no pueden querer, en otros. Así es su familia y su organización. Se verá aquí abierta y sostenida a la Tupac Amaru, hoy la organización social más grande y fuerte del país, como una enorme familia ampliada, apoyando una idea que me sobrevuela desde que fui por primera vez a Jujuy: Milagro construye permanentemente, familia y organización, a partir de ese dar y recibir, dialéctico, montado sobre un amor que es en principio contención y afecto, y que es orden. La gran lucha de Milagro es poner orden en lo desordenado. La discriminación desordena el alma. La opresión, la humillación, también. Milagro intenta todo el tiempo reparar lo roto y crear algo nuevo de eso.

Este es quizás el primer deslizamiento de contenido que uno deberá hacer para acercarse al mundo de Milagro. Una mujer, negra, india, hija adoptiva, chica de la calle, chorra, presa, militante, líder, se transmuta en el acto de transmutar a otros. Se verá muy claramente y desde diferentes perspectivas cómo Milagro ve desorden en la discriminación. O en la injusticia.

A pesar de que este libro sobre Milagro Sala y su organización, la Tupac Amaru, ya estaba acordado con su gente más cercana, cuando fui por primera vez a Jujuy no pude grabar con ella ni un minuto. Milagro estaba en crisis. Las calumnias del senador radical Gerardo Morales, de las que se hicieron eco los grandes medios nacionales, la habían afectado profundamente.

Sobre Milagro me habían hablado mucho, había leído algo, le había hecho una entrevista por radio, pero nunca la había visto en persona hasta hace tres meses, cuando llegué a Jujuy. Para escribir este libro había tenido que maniobrar entre muchas obligaciones laborales, y había viajado con un plan de trabajo para esos primeros cinco días. Ese plan de trabajo fracasó estrepitosamente, porque Milagro estaba herida y sin ganas de hablar. En el segundo viaje seguí corriendo tras ella para lograr que se sentara frente a un grabador, pero lo logré apenitas. A Milagro no le gusta sentarse frente a un periodista y menos frente a un grabador. Su manera de aceptarme fue incluirme en su vida cotidiana, y dejarme presenciar su vida íntima. Pude trazar decenas de coordenadas entre Milagro cuando es madre y esposa, y cuando es la conductora de la Tupac Amaru. Lo público y lo privado, en esta historia, se funden porque pertenecen a un orden kolla. Entre los suyos, sus hijos, su marido, sus nietos, Milagro no es distinta a como es entre los tantos otros que no son los suyos. Cada uno de los setenta mil miembros de la Tupac jujeña son los suyos. Lo son también los otros miles y miles que en todo el país agrandan la organización. De lo social sale esta historia. Es lo social lo que se le opuso en Jujuy hace ya diez años al neoliberalismo que pisó esa provincia marginal, la de índices de pobreza y desocupación más altos en esa década. Fue la organización social, la protesta social y los líderes sociales los que florecieron como síntomas de resistencia. Y quizá Jujuy sea hoy mismo, en este mundo de capitalismo salvaje y global, dopado con la concentración financiera y el martirio planetario que implica la producción a gran escala, un ejemplo, o una advertencia.

Pero todo esto es abstracto y Milagro Sala y la Tupac Amaru son concretos. A Milagro no le gusta andar teorizando mucho. Ella opera en la realidad, incide en la vida cotidiana de las decenas de miles de personas que ahora en todo el país integran la organización. Ella se empeña en las soluciones, se obsesiona con encontrarlas. Cree en un mundo mejor y habla de eso, pero a ese mundo se accede con los actos, inspirados en ideas sencillas pero de mucho peso.

Para encontrar soluciones, la Tupac Amaru tiene muchos recursos, y todos los consiguió con lucha. Porque al principio de todo, hace diez años, lo que había era un grupito de diez personas que después fueron cincuenta y que durante varios meses se juntaron en una piecita del local de ATE en San Salvador. Se juntaban para compartir su desolación. Hasta que Milagro decidió salir a los barrios, y de la nada, cuando no había Estado ni contemplaciones, cuando Carlos Menem todavía era rubio y de ojos celestes para el gran público, la Tupac Amaru comenzó a emerger.

Emergió con Milagro desafiando en los barrios a los pibes más bravos, a los más pesados. Los desafiaba a dejar de ser los giles que choreaban y que caían en cana. Los provocaba con hacer algo de lo que estuvieran orgullosos. Hubo que “hacerles la cabeza”, dice ella. Pero ella, en aquel mundo marginal de una provincia marginal de un país marginal, ya era Milagro y ya tenía un nombre. La conocían entre otras cosas porque había vivido en la calle y había estado presa, pero también porque estando sola y con dos hijos propios había adoptado a una docena de pibes de la calle. La conocían también porque la veían encabezar las marchas, tragarse los gases, liderar las tomas. Y era desde esa fortaleza y ese coraje que Milagro recorría los barrios proponiéndoles a los pibes más pesados que dieran de comer a los niños. Que dieran ese ejemplo.

Un hombre hoy todavía muy joven y con un cargo crucial en la organización, Finanzas de las Cooperativas, evoca esos tiempos. “Yo choreaba. Y me empezaron a decir en el barrio: vamos a ATE, vamos a ATE. A qué íbamos a ir, les decía yo. Uno de ellos ya la conocía a la Milagro. Fuimos y nos dijeron que podíamos compartir un bolsón de mercadería o un plan pero si hacíamos una copa de leche. Yo no entendía. Pero lo hicimos. Lo fui entendiendo mientras lo hacía. Construimos un horno de barro en el barrio. Al principio los padres de los chicos no querían saber nada. Qué merienda, vino les van dar ustedes, nos decían. Pero hicimos el horno de barro, y lo vieron. Y de a poco vinieron con sus hijos. Y eso cambió nuestro lugar en el barrio. Y nos cambió a nosotros. Nunca habíamos hecho nada como eso. Pero eso era lo que queríamos hacer.”

Las denuncias irracionales del senador Morales –que Milagro manejaba el narcotráfico, que les pegaba a las mujeres, que armaba a su gente, etc.– terminaron siendo un boomerang de rara especie en el país. Queriendo ensuciarla, Morales la visibilizó. La Tupac Amaru ya venía construyendo casas y redes sociales hacía una década, en silencio. Era acaso un secreto muy guardado. Su existencia y su esencia, así como la de su líder, no trascendían a nivel nacional. Los grandes medios, después de las denuncias, mandaron sus enviados a ver si con la Tupac Amaru podían ensuciar en una doble dirección: hacia el gobierno nacional y hacia los movimientos sociales.

Escribo en un bicentenario que la Tupac Amaru, igual que otras organizaciones comunitarias y sociales, vienen a interpelar frontalmente. Su esencia indígena, aymara, la define en un país que eligió, en los ’80 del siglo diecinueve, mirarse en un espejo blanco y erigirse en el oasis racial europeo de América latina, según el discurso dominante.

En el NOA, en la región más pobre, en la provincia más marginal, en la que más latigazos recibió en los ’90, emergió un liderazgo femenino y aymara. De ese liderazgo y de diez años de trabajo sostenido, sale hoy una organización descomunal, de una espiritualidad muy andina y muy fuerte, que se extiende a quince provincias argentinas. Jujuy es el lugar de referencia para un tipo de organización social de lógica muy simple y de alta disciplina. Ya veremos que nadie puede integrarse a la Tupac sin haber ofrecido su iniciación, que es armar, con los recursos que él mismo sea capaz de generar, una copa de leche. Dar de comer es el primer acto de pertenencia a una organización que une en su cosmovisión lo femenino y lo masculino. Dar de comer aquí no es un acto femenino, sino humano, femenino y masculino al mismo tiempo.


Resolverle el problema al abuelito

Llegamos a la sede, nos bajamos del auto, cruzamos la avenida Alvear, estamos por entrar. Hay mucha gente en la puerta. Milagro saluda. Intenta pasar rápido pero un anciano la detiene. Es un hombre grande, de más de setenta años, vestido muy prolijamente. Es de esos hombres mayores de origen indígena que tienen mucho pelo negro y pocas canas. Tiene una receta en la mano.

En la sede central funciona un centro de salud. Allí está el tomógrafo que fue el segundo de la provincia y allí los hospitales provinciales le derivan pacientes a la Tupac Amaru. Allí también, como en el centro de salud del barrio, hay una farmacia a la que van los pacientes con las recetas extendidas por los médicos. La instrucción precisa es que cada paciente salga de allí con diagnóstico y medicación. “¿Qué hace alguien enfermo solamente con el diagnóstico? Lo que sirve es que tenga diagnóstico y tratamiento”, dirá dentro de un instante. El hombre mayor ahora le habla al oído. Ella reacciona con furia.

–¿Cómo puede ser que el abuelito esté hace veinte días esperando un remedio? ¿Cómo es posible que eso pase acá? –grita en la calle y sigue: Vamos a la farmacia, abuelito, tenemos que solucionar esto. Usted venga.

No usa el ascensor. Está tan enojada que sube a zancadas las escaleras. Somos varios los que la seguimos. Llega y pregunta quién atendió al abuelito. Se escucha sólo su voz, grave y cerrada; no se escucha lo que le contestan.

–A ver, Marcela. Nosotros somos Tupac Amaru, ¿sí? No somos un hospital público. No nos gusta la burocracia. No hacemos esperar a la gente enferma por cuestiones de papelerío. Acá resolvemos los problemas. La gente se va de acá con el medicamento que necesita. Si no lo tenemos lo mandamos a comprar. Acá veo la receta del abuelito. Es receta de la Tupac. Es nuestra. Si fuera de médico particular, quizá la persona se pueda comprar el remedio. Si es de la Tupac o si es de otra obra social, se lo damos. En el momento. No es difícil de entender. En el momento. Hace veinte días que el abuelito está esperando ese remedio. ¿Quién se hace cargo de estos veinte días que el abuelito pasó con dolor en los intestinos? A ver, llamen a los demás. Quiero ver todas las recetas que tienen pendientes y quiero saber por qué están pendientes de entrega. Espero que no haya ninguna otra de la Tupac.

Milagro le acaricia el brazo al abuelito, le dice que se siente unos minutos que ya van a venir a traerle su remedio. Después lo busca a Raúl con los ojos, y yo me anoto para seguir hasta el piso de arriba, donde está su oficina. Pero una mujer de edad mediana, alta, blanca y de pelo largo entrecano, agita un papel y se muestra, desde la planta baja, dispuesta a tirarse encima de Milagro. Es de una localidad cercana y no pertenece a la Tupac. Pero el pueblo tiene problemas con el agua corriente y con su propia cooperativa. La mujer está allí para ver si la Tupac puede hacerse cargo del problema, es decir, hacerse cargo del agua en ese pueblo. Milagro le explica en las escaleras, que subimos en tropilla unas diez personas:


–Pero nosotros no tenemos cooperativas de agua.

–Pero nos quieren hacer pagar cincuenta pesos a cada vecino. La cooperativa nuestra nos falló. No queremos pagar eso, es injusto.


–Pero no entiendo qué querés que hagamos, mamita. No tenemos cooperativas de agua –sigue Milagro.

–Pero algo deben poder hacer, seguro –replica la mujer.

Llegamos, por fin, al tercer piso, con Milagro y Raúl, a la oficina. Raúl y yo nos sentamos en los sillones de un cuerpo. Milagro, en el sillón más grande. En el segundo día del segundo viaje, saco mi grabador. Lo apago enseguida. La puerta se abrió y entró la mujer, con el papel en la mano.

–Milagro, disculpe, pero yo decidí venir a verla porque ya no sabemos que hacer. Me están esperando en el pueblo y tengo que llevar una respuesta –dice y se planta.

Milagro se frota la cara. Le hace una seña para que la mujer la deje ver el papel. No entiende lo que dice el papel. Marca en su celular y habla con alguien de la Municipalidad. Pregunta qué problema hay con el agua en la localidad de la que viene la mujer. La mujer está parada al lado. Sigue un rato de conversación triangulada entre la voz en el teléfono, Milagro y la mujer. Raúl y yo miramos. El me dice por lo bajo: “Siempre es así. Por eso Milagro te decía de ir a otro lado”.

La mujer finalmente acepta venir más tarde, aunque ya está más tranquila. La llamada que hizo Milagro probablemente les allane las cosas. Si en la Municipalidad saben que Milagro está pendiente del tema, serán más cuidadosos. Se va y después de más de una hora de haber llegado a la sede, quedamos solos.

–¿A veces te desborda todo esto? –le pregunto yo, desbordada.


–Sí, porque a veces uno quiere controlar todas las cosas y no puede. Viste el tema del medicamento del abuelito. La política nuestra es solucionar las cosas en el momento. Por que por ahí uno a veces critica a los hospitales públicos porque no te dan el medicamento y te lo mandan a comprar. Para qué va uno a hacerse curar de determinada enfermedad si el medicamento no está en el momento. Viste ahí en el pasillo, siempre hay compañeros que tienen urgencias. No sólo de salud. Buscan la solución acá adentro. Acá se acostumbra a dar soluciones. Es la política nuestra. Pero siempre no se puede. Hay momentos en los que vos decís puedo, pero no llego a tanto, no puedo tanto. A mí me gustaría tener solución para todo. Yo quisiera que todos se fueran contentos de acá. Los políticos no dan soluciones y la gente se entra a aferrar a los compañeros. Digo gente porque no todos acá son compañeros de la Tupac. Nosotros estamos todo el tiempo ocupándonos de temas de salud, de agua, de tierras, y no sólo de compañeros de la Tupac. Estas recetas que me traen son algunas de los médicos de la Tupac, pero otras son de otras obras sociales, o de médicos privados. Acá se pueden atender todos. ¿No escuchaste a la señora que me habló ahí abajo, la madre del pibito que agarró la policía el día de Reyes? Lo acusan de drogadicto y le quieren cortar el pelo. No es la de Tupac, pero vino a contármelo para que me ocupe. ¿Qué le voy a decir? ¿Hágase de la Tupac y después me ocupo? Hay cosas que son urgentes, atropellos, y uno tiene que atenderlos.


–Vienen acá a buscar soluciones y vos no querés desatenderlos.


–Exacto, y uno se siente obligado... no obligado, no es obligado, yo me siento presionada. Yo quiero dar soluciones, pero no puedo siempre. Esta señora en el pasillo me dice que a su pibito la policía le ha dicho negro de mierda, y que le quiere cortar el pelo. A nosotros nos importa la discriminación. Hay mucha discriminación. Nuestra lucha es contra la discriminación. Entonces no la podemos dejar de escuchar a esa señora. Lo que podemos hacer es poner un abogado que la escuche. Esa gente nunca tiene abogados. Bueno, es lo que podemos hacer.

–Finalmente, atrás de casi todos los problemas lo que hay es discriminación, ¿no?

–Es muy profunda. Son siglos. Hay sectores políticos que dicen que quieren la paz social, que están en contra de la violencia. Bueno, ¿y la discriminación? Que atropellen a la gente porque es pobre o es negra no es querer la paz social. Nosotros hemos plantado bandera. Donde haya una bandera de la Tupac no va a haber atropello. Al contrario: lo que nosotros queremos es reivindicar a los compañeros con salud, educación y trabajo. Esa es la base. Eso dicen las paredes del barrio y de esta ciudad, y de muchas ciudades de este país. Salud, educación y trabajo. Eso sí contribuye a la pacificación social. Una vivienda digna para todos, y que el compañero que por ahí ha nacido en un lugar muy pobre vuelva a recuperar su autoestima. Eso queremos.


sábado, 24 de abril de 2010

ADRIANA VARELA - EL MOROCHO Y EL ORIENTAL




Ángel D'Agostino
Enrique Cadícamo


Viejo café cincuentón
que por la Boca existía,
allá por Olavarría
esquina Almirante Brown.

Se estremeció de emoción
tu despacho de bebidas
con las milongas sentidas
de Gabino y de Cazón.

En tus mesas escucharon
los reseros de Tablada
provocativas payadas
que en cien duelos terminaron.

Histórico bodegón
del priorato y del Trinchieri,
donde una noche Cafieri
entró a copar la reunión.

Traía un dúo de cantores
y haciendo, orgulloso, punta
dijo: "Aquí traigo una yunta
que cantando hace primores".
(Recitado)

Y con acento cordial
fue diciendo medio chocho:
"Este mozo es el Morocho
y éste Pepe el Oriental".

Un aplauso general
al dúo fue saludando
y el Morocho iba templando
lo mismo que el Oriental.

(Recitado)

Templaron con alegría
sus instrumentos a fondo,
y el silencio era tan hondo
que ni las moscas se oían.

Y entre aplausos, vino y chopes,
y esta vuelta yo la pago,
iba corriendo el halago
tendido a todo galope.

(Recitado)

"A mi madre", "La pastora",
"El moro" y otras canciones
golpeaban los corazones
con voces conmovedoras.

Ah, café de aquel entonces
de la calle Olavarría,
donde de noche caía
allá por el año once...

De cuando yo, en mi arrabal,
de bravo tuve cartel.
Y el Morocho era Gardel
y Razzano el Oriental

CONTRAREVOLUCIONARIA CUBANA ESCRACHADA EN BUENOS AIRES



Hilda Molina, contrarrevolucionaria cubana actualmente en Buenos Aires, recibió una protesta en la presentación de su obra "Mi Verdad", por parte de un numeroso grupo de argentinos en defensa de la Revolución Cubana.

La médica contrarevolucionaria cubana Hilda Molina debió interrumpir esta noche la presentación de su autobiografía "Mi verdad", que se realizaba en la Feria del Libro, a causa de un escrache realizado por ciudadanos argentinos descontentos con sus ataques al Gobierno de la hermana República de Cuba.


Molina expuso detalles de su autobiografía en una sala de la feria durante una media hora, hasta la irrupción de militantes del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, que comenzaron a gritar "cuba, Cuba, el pueblo te saluda"

La médica acusada de corrupción debió retirarse con sus acompañantes y por una puerta lateral, sin que el incidente pasara a mayores.

Las consignas de apoyo a Fidel Castro y el Gobierno de La Habana fueron respondidos por un pequeño grupo de contrarevolucionarios cubanos, entre ellos una mujer con la bandera de su país y fotos de "prisioneros políticos".

De este modo, Hilda Molina rompe el acuerdo con el Gobierno de la República Argentina de evitar acciones políticas, lo cual posibilitó su estadía actual en la República Argentina.

Ya en 2009, la Dra. Hilda Molina protagonizó un incidente con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo a quienes acusó de  "reverenciar" al régimen de Cuba y recibió una réplica de Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo.


"Ellas (las Madres) sufrieron la persecución de una dictadura, y sin embargo reverencian otras dictaduras, como la que hay en Cuba, que es una dictadura de izquierda, mientras que la que hubo aquí fue de derecha".


En su réplica, Estela de Carlotto advirtió que "quien ofende el pañuelo (blanco, símbolo de Madres y Abuelas), esté arriba de la cabeza de quien sea, está ofendiendo a todas. Los que ofenden a las Madres nos están ofendiendo a todas".


"Creo que la señora Hilda Molina tendría que estar disfrutando para lo que vino, que es para estar con su familia y sus nietos. No tiene que juzgar a nadie, menos acá en la Argentina, donde está siendo muy bien recibida y hasta su llegada fue propiciada por el propio Estado".

En declaraciones a la radio Diez, la presidenta de las Abuelas opinó que "la revolución que encabezaron Fidel Castro y su hermano fue una liberación del pueblo, con errores y virtudes".

LOS PERIODISTAS QUE LUCHARON PARA QUE HABLEMOS TODOS



84 periodistas desaparecieron y 17 fueron asesinados en la dictadura militar. Ellos lucharon para que hablemos todos... mientras tanto Ernestina, Morales Solá, Grondona, Neustadt y tantos otros brindaban y celebraban con los dictadores y hoy se hacen los perseguidos y atentan contra la democracia. Sobre ellos, la Sociedad Interamericana de Prensa (empresa) no gritó, no protestó... nada.

Periodistas desaparecidos
Claudio Adur (11-11-76), diarios Crisis y El Cronista Comercial, revista Arte Hispanoamericana. Fundador del Centro de Estudios e Investigaciones Artísticas. Docente.


Ricardo Emir Aiub (09-06-77), periodista de Coronel Dorrego.
Alejandro Martín Almeida (17-06-75), agencia de noticias Telam.

Lucina Alvarez de Barros (07-05-76), revista Barrilete. Docente.
María Elena Amadío (30-03-76), revista Discusión.

Andrés Lucio Ariza (22-07-76), periodista de Córdoba.
Juan José María Ascone (18-05-77), diario La Opinión, revistas Primera Plana y Competencia. Corresponsal extranjero.

Jorge Alberto Asenjo (12-06-76), periodista de Cinco Saltos, Río Negro.
Oscar Osvaldo Barros (07-05-76), revistas Crisis y Barrilete. Escritor.

María Bedoian (12-06-77), revista Dinamis y radio Municipal.
Horacio Félix Bertholet (01-10-76) Canal 2 de La Plata y docente en la Escuela de Periodismo de La Plata.

Alicia Raquel Burdisso Rolotti (21-06-77), periodista de Tucumán.
Miguel Angel Ramón Bustos (30-05-76), diario El Cronista Comercial y revista Panorama. Poeta.
Juan José Capdepón (04-78).

Roberto Carri (24-02-77), diario La Opinión, revistas Primera Plana y Extra. Sociologo, escritor y docente.

Aldo Néstor Casadidio (07-12-76), periodista de la Casa de Gobierno de Mendoza.
Conrado Guillermo Ceretti (27-07-76), revista Panorama, diarios Clarín y La Opinión. Licenciado en Letras, traductor, ensayista y docente.

Jaime Colmenares (02-01-77).
Haroldo Pedro Conti (05-05-76), revista Crisis. Como escritor obtuvo el Premio Barral, Casa de las Américas, Life, Municipal de Buenos Aires, Fabril Editora y Universidad Veracruzana.

Daniel Alberto Danquen (15-05-77), diario Clarín.
Eduardo Defieri (1977), periodista independiente de Buenos Aires.
Julián Delgado (04-06-78), revista Mercado y diario El Cronista Comercial.

Héctor Ernesto Demarchi (05-08-76), diario El Cronista Comercial. Delegado sindical.
Carlos María Denis (27-03-77).
Pablo Hermes Dorigo (20-08-76), empleado de Canal 9 de Buenos Aires.

Dardo Sebastián Dorronzoro (25-06-76), colaborador de los diarios Alberdi de Vedia, El Civismo de Luján y La Gaceta de Tucumán. Escritor.
Alicia Graciana Eguren de Cooke (26-01-77), revista Nuevo Hombre.

Guillermo José Espinosa (18-01-76).
Rodolfo Jorge Fernández Pondal (05-08-77), director adjunto de la revista Ultima Clave.

Claudio Arnoldo Ferraris (30-07-77), poeta y trabajador gráfico del diario La Opinión.
Ernesto Luis Fossati (26-11-76), revista Panorama.

Jorge Horacio Foulkes (17-03-78).
Gerardo Francisco Gatti Acuña (09-06-76), trabajador gráfico.

Raymundo Gleyzer (27-05-76), revistas Panorama, Life, Parabrisas, Time, Georama, Editorial Códex y Alexoraft. Cineasta.
Célica Gómez (03-01-78), agencia de noticias Télam.

Alberto Jorge Gorrini (03-06-78), periodista y fotógrafo. Profesor de Filosofia.
Luis Rodolfo Guagnini (21-12-77), diarios La Opinión, Clarín y El Cronista Comercial, corresponsal de Interpress Service, El País de España, Latin American Political Report y Latin American Economic Report de Londres.

Diana Griselda Guerrero (27-07-76), diarios El Cronista Comercial y La Opinión, revista Discusión.
Norberto Habbegger (08-78), subdirector del diario Noticias, revistas Panorama y Primera Plana. Escritor.

Jorge Rodolfo Harriague (12-77).
Mario Hernández (11-05-76), codirector de la revista Militancia y director de El Descamisado. Abogado.

Mario Herrera (24-05-76), revista Confirmado.
Juan Carlos Higa (17-05-77), diario japonés Akoku Nippo. Poeta.

Daniel Saúl Hopen (17-08-76), periodista y sociólogo.
Ignacio Ikonicoff (12-06-77), diarios La Opinión, El Mundo y Noticias, revista Panorama, agencia Interpress Service. Dirigente del Sindicato de Prensa de Resistencia. Doctor Honoris Causa de La Sorbona.

Santiago José Illa (12-05-76). Maurice Jaeger (08-07-75), corrector y crítico literario de La Gaceta de Tucumán.

Alfredo Kolliker Frers (15-12-76), diario alemán La Plata Ruff y Prensa Libre.
Miguel Francisco Lizaso (14-09-76), revista La Causa Peronista.

Susana Lugones (24-12-77), diario La Opinión, revistas Siete Días y Crisis.
Francisco Eduardo Martín (14-05-77), diario La Nación, ex delegado sindical en esa empresa.
Mario Martínez (23-01-77).

Elsa Martínez de Ramires (30-05-78).
José Mario Martínez Suárez (23-12-77), periodista uruguayo.

Heraldo Juan Marucco (03-05-77), editorial Atlántida, secretario Adjunto de la Asociación de Periodistas de Buenos Aires (Apba).
Nebio Ariel Melo Cuesta (08-02-76), periodista uruguayo.
Liliana Molteni (21-06-76), periodista, cofundadora del Centro de Estudios Pampeano.

Susana Beatriz Medina de Bertholet (01-10-76).
Luis Carlos Mónaco (11-01-78), periodista de Córdoba.

Toni Agatina Motta (11-80), periodista estadounidense corresponsal del Dailly News de Roma.
Daniel Moyano Vega (1976), diario Los Andes de Mendoza.

Paulo Alberto Nazar (23-04-77).
Héctor Germán Oesterheld (06-77), guionista de historietas, creador de El Eternauta y Sargento Kirk, entre otros.

Carlos Alberto Pérez (08-05-76), director del suplemento literario del diario Clarín y gerente de Producción de Eudeba.
María José Perrier (30-10-76)

Rafael Perrota (07-77), director y propietario del diario El Cronista Comercial.
Horacio Norberto Poggio (23-07-76), dirigente del Sindicato de Prensa de Córdoba.

Enrique Raab (16-04-77), diarios La Opinión, Clarín y El Cronista Comerical, revistas Primera Plana, Siete Días, Confirmado, Visión y Análisis.
José Eduardo Ramos (01-11-76), diario Noticias de Tucumán y Canal 10 de Tucumán.

Edgardo Sajón (11-04-77), diario La Opinión.
Roberto Jorge Santoro (01-06-77), director de la revista Barrilete. Poeta y escritor. Premio Fondo Nacional de las Artes. Colaborador en diarios y revistas de la Argentina y del exterior.

Juan Miguel Satragno (26-02-78), diario La Nación.
Víctor Eduardo Seib (30-07-77), trabajador de prensa de la sección circulación del diario La Nación.

Santiago Servín (07-09-76), director de la revista La Voz de Solano, Quilmes. Escritor.
Roberto Juan Carmelo Sinigaglia (11-05-76), revista Nuevo Hombre. Abogado.

Juan Marcelo Soler Guinard (29-04-77), revista Confirmado, diario El Mundo.
María Cristina Solís de Marín (11-08-78), diario La Nación. Delegada sindical. Docente.

Horacio Rodolfo Speratti (06-06-76), periodista, miembro de asociaciones automovilísticas.
Eduardo Suárez (12-08-76), revista Siete Días, diarios La Opinión, El Mundo y el Cronista Comercial, agencia Interpress Service, integrante de la Asociación de Periodistas de Buenos Aires (Apba).

Patricia Villa (14-08-76), correctora del diario La Calle, diario La Opinión. Agencia Interpress Service.
Enrique Juan Ricardo Walker (17-07-76), revistas Gente, Semana Gráfica, Extra, Nuevo Hombre y El Descamisado.

Rodolfo Jorge Walsh (25-03-77), escritor y dramaturgo, periodista en los diarios La Opinión, Mayoría y Noticias. Cofundador con Gabriel García Márquez y Jorge Massetti de la agencia Prensa Latina.
Tilo Wenner (26-03-76), director de El Actual de Escobar y de revistas literarias. Escritor. Periodistas asesinados
Pedro Leopoldo Barraza (13-10-74), ex director de Radio del Pueblo de Buenos Aires.

Cristina Bettanín (02-01-77), fotógrafa de las revistas Ya y El Descamisado, diarios Noticias, El Diario.
Guillermo Bettanín (05-76), diario Noticias.

Leonardo Bettanín (02-01-77), revistas Confirmado, Primera Plana, El Descamisado, Editorial Siglo XXI. Diputado nacional.
Mario Bonino (11-11-93), diarios Popular, Sur y La Razón, coordianador de la secretaría de Prensa de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba).

José Luis Cabezas (25-01-97), reportero gráfico revista Noticias.
Dardo Cabo (06-01-77), director de la revista El Descamisado. Diputado nacional. Fue detenido el 17-4-76 y asesinado durante un traslado de cárceles.
José Domingo Colombo (03-10-73), diario El Norte de San Nicolás, Buenos Aires.

Ana María Estevao (20-10-75), diario La Voz de Solano, Quilmes. Julio César Fumarola (06-02-74), fotógrafo, revista Siete Días y colaborador en otras publicaciones.

Marcelo Ariel Gelman, revista Gente y diario Noticias. Hijo de Juan Gelman, fue secuestrado el 24-08-76, desaparecido y posteriormente asesinado, su cuerpo fue entregado a la familia el 05-01-90 y por pedido de ésta fue velado en la sede de la Utpba. Héctor Gutiérrez Ruiz (21-05-76), parlamentario y periodista uruguayo asesinado en Buenos Aires junto a Zelmar Michelini.

Zelmar Michelini, diarios La Opinión y Noticias, agencia Interpress Service. Periodista y parlamentario uruguayo detenido por las fuerzas armadas el 17-03-76, su cadáver apareció el 22-03-76.
Rodolfo Ortega Peña (09-73), director de la revista Militancia. Diputado nacional.
Francisco Urondo (17-06-76), revistas Todo, Confirmado y Panorama, diarios Noticias, La Opinión y Clarín. Poeta y escritor. Fue asesinado en Mendoza.

María Victoria Walsh (29-09-76), diario La Opinión, revista Primera Plana.
Miguel Angel Zavala Rodríguez (12-76), director de El Auténtico. Diputado nacional (ANC-Utpba).

Fuente: ANC-Utpba

Las contradicciones de Hilda Molina, la abuelita de Heidi, con libro nuevo contra Cuba



Dijo que venía al país solo a cuidar a su madre y nietos



La médica cubana Hilda Molina presentaba en la Feria del Libro su libro “Mi verdad”. En reportajes previos dejó en claro el sentido político del volumen, que supone otra contradicción suya. Y van…


Por Emilio Marín

La doctora Molina es una contradicción andante, con un doble discurso superior al normal. Cuenta que la revolución dirigida por Fidel Castro triunfó cuando ella tenía 15 años y abrazó esa causa. Lo hizo durante 35 años, hasta que en 1994 se cambió de bando, militando en la contrarrevolución (ella se autodefine como “disidente”) durante los siguientes 15 años, que en 2010 ya son dieciséis.


Y eso marca la gravedad de su situación. Todo el mundo tiene contradicciones, pero lo importante es ir superándolas para mejor. Lo de ella es involución: de destacada neurocirujana y directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), a mediocre operadora de las campañas que Estados Unidos y lo peor de Europa conducen contra Cuba.

El viernes 23 de abril esta mujer presentaba en la Feria del Libro de Buenos Aires “Mi verdad”, editado por Planeta, que en librerías se vende al nada módico precio de 72 pesos. No saben los argentinos cuántos libros, y de los buenos, se pueden comprar en la isla por esa plata. Es que la revolución cubana se distingue entre otras cosas por la educación universal y de calidad, por la elevación cultural de sus once millones de habitantes. Su Feria del Libro se hace en La Habana y luego recorre numerosas ciudades del inmenso lagarto verde.


¿Por qué la publicación del libro supone una contradicción más de la ex galena?.


Porque cuando reclamaba que la dejaran venir a Argentina, decía que no haría actividad política. Que lo suyo era una cuestión humanitaria, de cuidar a su madre, llegada a Buenos Aires en mayo de 2008, y a sus dos nietos (hijos del desertor cubano Roberto Quiñones y la argentina Verónica Scarpatti, acompañante de un hermano que se atendió la salud en Cuba).

La señora que quería viajar declaraba en 2006: “Molina expone los tres propósitos legítimos y humanitarios por los cuales necesita viajar a la Argentina: visitar a mis queridos hijo y nuera; conocer a mis maravillosos nietos” (La Nación, 22/07/2006). Esta declaración fue vía teléfono, con su notebook a mano, lo que desmiente las denuncias suyas y de los medios monopólicos amigos, de que a la abuelita de Heidi la tenían amordazada e impedida de comunicarse.

Pero ahora y con un título pretencioso -hasta con alguna reminiscencia hitleriana-, la neurocirujana ha publicado un libro político. Está en todo su derecho editarlo, pero sería honesto que dijera la verdad. Debería haber aclarado que venía a Argentina a profundizar sus calumnias contra Cuba, su gobierno, su medicina, etc. En el tiempo libre vería a sus nietos…

La invitación a la presentación del libro está firmada por un viejo amigo del imperio como Mario Vargas Llosa, otro que se pasó de bando y vomita mentiras con la furia de los conversos.


Parte de la campaña

Algún ingenuo puede creer que el volumen de Planeta es solamente crítico de Cuba pero sin llegar a lo mercenario (que bien aclaró Atilio Borón en una nota en Página/12, no es lo mismo que disidente). Incluso se podría suponer que es una simple coincidencia que “Mi verdad” aparezco justo en los días que arrecia la campaña internacional de Washington contra Cuba de que irrespeta los derechos humanos. Ellos, los que en Irak asesinaron a un millón de personas…

No hay tal casualidad. El libro es parte de la campaña internacional. En estos días en un reportaje le preguntaron: “¿Cuál es su reflexión sobre lo que están haciendo tantos patriotas cubanos llevando adelante una huelga de hambre?”.


Molina contestó: “Son todos excelentes personas y están luchando contra un sistema totalitario y además represivo. Hasta protestas pacíficas son reprimidas en Cuba. Ese apoyo y reconocimiento que muchos se lo dan al gobierno deberían dárselo a la disidencia, porque si bien ha habido violaciones de Derechos Humanos en las dictaduras de derecha, también es cierto que salvajes violaciones a los Derechos Humanos están ocurriendo en Cuba. Y es bueno que el mundo lo sepa, por eso me afané, me concentré en terminar el libro, porque quería que mis vivencias, mis treinta y cinco años dentro del sistema y mis quince frente a él en Cuba quedaran reflejados”.


A confesión de parte, relevo de pruebas. El reportaje fue de Pablo Docimo, del sitio Web “Tribuna de Periodistas”, del extremo derecho del espectro mediático. “Tribuna” tiene como estrella a Christian Sanz, autor de un célebre artículo que él tituló: “SE CONFIRMA LA USURPACIÓN DEL TÍTULO DE ABOGADA POR PARTE DE LA ACTUAL PRESIDENTE”. Así atacaba a Cristina Fernández.


La señora Molina arribó a Ezeiza el 14 de junio de 2009 por decisión humanitaria de Raúl Castro, luego de gestiones de la mandataria argentina, que se condujo con más tino que su esposo cuando era presidente.

Pero termina jugando en política con lo más granado de la derecha. En setiembre de ese año se presentó en la Cámara de Diputados junto al legislador del PRO, Julián Obiglio, para disparar munición gruesa contra Cuba, acusándola de ser una vulgar dictadura. Luego viajó a Córdoba, disertando en el Jockey Club invitada por la Fundación Oulton, de Carlos Oulton, referente de Recrear-PRO, y los ex legisladores demócrata y cavallista, Roberto Cornet y Prudencio Bustos Argañaraz.

Y a la presentación de su libro invita Vargas Llosa, feroz crítico del “populismo” latinoamericano, quien apunta centralmente contra Venezuela y Cuba pero con fragmentos de su metralla busca herir a Cristina Fernández. Tal la segunda contradicción de la abuelita de Heidi: llegó por gestiones del kirchnerismo y se acovachó con la oposición conservadora. La presidenta también tendría que repasar su política pues eligió mal, como le pasó con Julio Cobos y Martín Redrado.

Del bloqueo ni mu…


La tercera contradicción muy flagrante del personaje es que se presenta como una sufrida cubana, creyente y católica, luego de 35 años de colaboración con lo que ahora llama “demonio”, y no aparezca ni una línea cuestionando el bloqueo estadounidense.

Muchos cubanos, incluso críticos del gobierno, no dejan de criticar esa criminal medida que Washington impuso en forma total en 1962. Muchos países, la mayoría capitalistas, han votado contra el bloqueo desde 1992. La última vez, en octubre del año pasado, hubo 187 votos contra el bloqueo, sobre 192 estados miembros de Naciones Unidas.


Hasta el papa Juan Pablo II, cuando visitó la isla en enero de 1998, pidió en forma elíptica contra el bloqueo, al decir “que el mundo se abra a Cuba”.

Si todas esas personas y entidades se han pronunciado contra un cerco que afecta la vida y el bienestar de millones de cubanos, ¿quiénes son los que sostienen o justifican esa medida? La lista de Estados es corta: Estados Unidos, Israel y Palau. Hay que sumar las entidades que responden a esos intereses, caso de la Fundación Nacional Cubano-Americana y los gusanos de Miami y algunos terroristas como Luis Posada Carriles. Y dentro de Cuba, a los mercenarios como Vladimiro Roca, Marta Beatriz Cabello, Elizardo Sánchez e Hilda Molina, ahora en Buenos Aires.

Hay que ser muy poco patriota, muy poco cubana y muy poco cristiana, para justificar por acción u omisión el bloqueo contra su propio país. Y trabajar en mayor o menor grado, de consuno con la SINA, la Comisión por la Democracia en Cuba fundada por George Bush, los espías disfrazados de la USAID y ahora con la campaña de agresión impulsada por Barack Obama e Hillary Clinton.

Molina cree ser una mujer de ciencia. Lo era, en su tiempo pasado de revolución. Ahora es una chanta, que considera que Fidel Castro está poseído por el demonio. En un reportaje en junio de 2009 con Jorge Fontevecchia, de Perfil, donde ofendió a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, ella manifestó: “y dije en aquel momento y lo repito ahora: parece que el señor Fidel Castro necesita un exorcismo. Pues que lo haga, si ese exorcismo lo va a ayudar a estar en paz y sobre todo si va a llevar la paz a Cuba”. No deja de ser una suerte que la isla se haya librado de esta bruja.

Otra contradicción de esta embajadora del envenenamiento de las relaciones argentino-cubana es que dice hablar con la verdad pero refrita mentiras de varias décadas. En el reportaje con Docimo, dice Molina: “mientras Fidel exista, va a haber una amenaza latente de subversión en América Latina, de esto, no tenga la menor duda. Fidel es el patriarca de la subversión, y todavía lo sigue siendo. Hoy, yo no me preocuparía tanto por Hugo Chávez, sí por su mentor, que está allí, que está vivo, y con suficientes reservas neuronales como para seguir promoviendo la subversión no sólo en América Latina, sino en el mundo”.

¿Estará buscando ganarse una beca de analista en la CIA o la IV Flota de EE UU o simplemente que le suban el sueldo? En esa búsqueda mercantil ha atacado a la medicina cubana y la Operación Milagro, un programa oftalmológico que a junio de 2009 había beneficiado a 1.650.000 personas, incluyendo a 28.000 argentinos. Al opinar así, ganada por el odio, Molina ha roto definitivamente con la humanista profesión de médico.


La Arena

El Ortiba

Lugo decreta el estado de excepción

Pagina 12

El texto final que aprobaría hoy la Cámara alta ordena la suspensión de todos los derechos individuales, instala toques de queda y les permite a las fuerzas de seguridad hacer allanamientos y arrestos sin la orden de un juez.


El Senado paraguayo aprobaría hoy el estado de excepción en el norte del país durante un mes. Sería la primera vez que el presidente Fernando Lugo promulgue una medida similar. Hasta ahora el ex obispo católico se negaba a recurrir a la suspensión de derechos y el despliegue de soldados, pero la muerte de cuatro personas esta semana en un enfrentamiento con la supuesta guerrilla Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) doblegó la voluntad del mandatario. “Si el presidente no enviaba el pedido al Congreso, el Congreso lo habría presentado y votado igual. Las cuatro nuevas muertes tuvieron un efecto muy fuerte en la opinión pública paraguaya”, explicó anoche a este diario uno de los asesores legales del mandatario, Hermes Rafael Saguier.

El proyecto de Lugo proponía un estado de excepción en los departamentos norteños de Amambay, Concepción, Presidente Hayes, Alto Paraguay y San Pedro durante sesenta días. La oposición aceptó el pedido, pero lo redujo a treinta días y limitó las prerrogativas del presidente de la Nación durante ese período. El texto final que aprobaría hoy a la mañana la Cámara alta ordenará la suspensión de todos los derechos individuales, instalará toques de queda y les permitirá a las fuerzas de seguridad hacer allanamientos y arrestos a diestra y siniestra, sin la orden de un juez.

Pero lo más importante, lo que tuvo que ceder Lugo, es que serán los militares y no ya los policías los que dirigirán la cacería de los supuestos guerrilleros. La Constitución paraguaya, como la argentina, no permite que las fuerzas armadas participen de operativos de seguridad dentro del territorio nacional. Excepto, claro, que haya un estado de emergencia, declarado por el Legislativo y ratificado por el Ejecutivo.

El fantasma del EPP viene acosando al gobierno de Lugo desde sus primeros meses de gestión y el año pasado el thriller llegó a su clímax cuando se adjudicaron el secuestro de un ganadero, oriundo de Concepción, el mismo departamento donde aparecieron muertos los tres peones y el policía esta semana. El cautiverio de Fidel Zavala duró más de tres meses y durante ese tiempo Lugo tuvo que desmentir más de una vez rumores de golpe de Estado, juicio político y hasta enfrentar llamados públicos de otros ganaderos a levantarse en armas.

La liberación de Zavala y el apoyo contundente de las organizaciones sociales permitieron que el ex obispo sobreviviera a esa crisis. Pero la presión se fue acumulando y esta semana, no bien se difundió la noticia de las cuatro muertes a manos de supuestos guerrilleros, la olla amenazó con explotar otra vez.


Por eso, según su asesor, Lugo se adelantó y ordenó un despliegue militar. No fue una decisión fácil. Los cinco departamentos que quedarán bajo virtual control castrense son los mismos en los que se dirime el corazón del conflicto campesino. La figura política de Lugo nació allí, entre las luchas por la tierra y las denuncias contra la sojización y la extranjerización de los campos. Antes de dejar la Iglesia para lanzarse a la presidencia y romper con sesenta años de dominio colorado, Lugo era obispo del departamento de San Pedro, uno de los cinco departamentos que en las próximas horas quedará a merced de las fuerzas armadas.


La ironía no pasó inadvertida a los aliados del mandatario. La Federación Nacional Campesina, la organización popular más poderosa del país, que marchó varias veces hasta Asunción el año pasado en apoyo del ex obispo, condenó ayer el estado de excepción y advirtió que no lo acatará. “La incapacidad de las autoridades no puede significar un castigo para la gente”, cuestionó el frente a través de un comunicado difundido ayer. La federación denunció en reiteradas ocasiones ante organismos de derechos humanos internacionales la represión ilegal de miembros de las fuerzas armadas y la connivencia de la institución con los grupos paramilitares, organizados por los ganaderos y terratenientes.

Al impulsar el primer estado de excepción de su gobierno, Lugo reconoció que la situación –política, cuanto menos– se le fue de las manos. Hasta algunos de sus aliados lo reconocen. “El ministro de Defensa no hizo absolutamente nada. Fue uno de los principales críticos de la colaboración con Colombia para importar estrategias antiguerrilleras”, señaló Saguier, un hombre de confianza de Lugo. En el Congreso ya pidieron varias veces la cabeza del ministro Luis Bareiro Spaini, pero el presidente lo respaldó sin dudarlo. El Senado convocó al titular para que la semana próxima dé explicaciones sobre su estrategia para combatir a la presunta guerrilla y los rumores se multiplican en los medios locales sobre su posible renuncia. “La verdad es que el presidente no lo quiere sacar, pero va a tener que hacerlo”, pronosticó su asesor legal.

Carta abierta a Marcela y Felipe

Por padre Eduardo de la Serna, obispo Aldo Etchegoyen, rabino Daniel Goldman, hermana Martha


Estimados Marcela y Felipe Noble Herrera:



Hemos podido conocer el pasado jueves 22 vuestra solicitada aludiendo a su situación. Angustiosa y dolorosa situación reconocida con total franqueza y valentía por ustedes mismos. Situación, por otra parte, que no es novedosa para nuestra sociedad y que aparece atravesada o teñida de conflictos y ocultamientos; una historia que nos ha marcado con huellas de muerte y desapariciones. En definitiva, vuestra historia –sin ustedes desearlo– puede ser una de aquellas que conforman el drama de nuestro país.


Notamos intranquilidad en sus palabras, y desde lo más profundo los entendemos, los comprendemos y deseamos acompañarlos solidarizándonos con ello.

Frente a eso, nuestra experiencia pastoral nos permite afirmarles con alegría y con paz que no hay nada más sanador y liberador que la verdad, sea cual fuere. Dolorosa a veces al comienzo, pero siempre liberadora. Nada más coherente con el Dios que anunciamos y en el que confiamos, ya que su mensaje es revelador de la verdad.


Ustedes aparecen tironeados en la clásica lucha entre la verdad y el ocultamiento, la luz y las tinieblas; y no dudamos en decirles que no teman, que no tengan miedo en avanzar confiados hacia la verdad. Ella sana y abre ventanas de aire fresco y renovador.

En vuestra carta, ustedes hablan tres veces de su identidad, pero a su vez reconocen que no saben su origen biológico. Del mismo modo que centenares de personas buscan –como ustedes saben– conocer la identidad de sus nietos, hermanos, sobrinos. Ustedes mismos reconocen que su identidad es parcial, y en su memoria, en alguna parte, estará la sangre de aquellos que los engendraron, probablemente en el dolor. No es sano para la sociedad, para las familias, ni para ustedes mismos que quede verdad sin indagarse, oculta y sin investigación.


Confiamos plenamente que el Banco Nacional de Datos Genéticos, como siempre lo hizo, revelará sin manipulaciones los datos que ustedes demanden para seguir reconstruyendo esa parte de la historia personal que no conocen y que tienen la necesidad de buscar. Pueden, entonces, quedarse tranquilos de la seriedad, transparencia y precisión de estos modernos estudios garantizados por la ciencia.

El Dios que anunciamos y la fe que proclamamos nos repite que la verdad, más que un derecho es un deber. En la Biblia, la verdad no es tanto algo que se acepta o no, sino algo que “debe vivirse”; “debemos obrar la verdad”, que es fidelidad. Por ese camino andamos en fidelidad para con Dios y nosotros mismos.


Como pastores de diferentes comunidades y confesiones, no podemos permanecer indiferentes a nuestra realidad, y tampoco queremos hacerlo. Porque creemos que es lo que nos ayudará a vivir una sociedad en paz, en justicia y en verdad. Por eso, con la serenidad que nos da el compromiso que desde hace años queremos vivir, los alentamos a dejar de lado el temor y poner la confianza en la verdad y en Dios. Así, pudiendo conocer su identidad más profunda, podrán desde su lugar contribuir a la pacificación que los argentinos necesitamos y que sólo puede alcanzarse en la verdad y la justicia.

Con respeto y fe sincera.


http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-144508-2010-04-24.html

viernes, 23 de abril de 2010

Entrevista con Blanca Santucho

“Tengo la esperanza de que Roby esté en Campo de Mayo”

Por Esteban Collazo


Blanca Santucho, hermana de Mario Roberto -Roby-, líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores -PRT- y una figura emblemática en la historia Argentina, cumplió el pasado 19 de abril ochenta años. Aunque parece cansada, redobla esfuerzos cuando se trata de buscar justicia para su familia y reconstruir la memoria de un pueblo ametrallado por uno de los mayores genocidios que ha existido.

Lejos de su querida provincia, Santiago del Estero, Blanca vive en un complejo habitacional en Parque Patricios, mientras aguarda, ansiosa, reencontrarse con el cuerpo de su hermano y espera el
juicio del centro clandestino de detención y torturas, Automotores Orletti, donde estuvieron detenidas su hermana Manuela y su cuñada Cristina Navajas.

Cuando alguna vez la madre de Roby, que era muy creyente, le cuestionó el método de la lucha armada, Blanca cuenta que su hermano le respondía “pero viejita, si Jesucristo fue el primer revolucionario”.

—¿Cómo nacen los Santucho?


—Mi padre llegó a Gramilla, una localidad de Santiago, para trabajar en el campo, y se casó con Elmina Juárez a los 21 años, y tuvieron 7 hijos. Ella era la hija preferida de mi abuelo, que era el juez de paz, comisario y muy querido y reconocido en el pueblo. Se enamoraron y se veían a escondidas, hasta que dijeron “tenemos que legalizar esto” y él se fue a ver a mi abuelo y le expresó que quería formalizar con mi madre, pero mi abuelo le preguntó “qué tiene usted para darle a mi hija”. Entonces mi padre se dio media vuelta y se fue.

En esa época no tenía nada, vivía en un ranchito con un compañero y en invierno se tapaban con diario porque no tenían frazada.

Finalmente se casaron, aunque mi abuelo fue el día de la boda para que mi madre desistiera, pero no pudo lograrlo. Pasó el  tiempo, fueron momentos difíciles al principió, los dos trabajaban. Mi padre estudió para ser procurador y mi madre para ser maestra, y de a poco la cosa fue mejorando. Al tiempo, la salud de mi madre empeoró, se enfermó y murió a los 38 años. Y dejó siete hijos, entonces Manuela que era la hermana menor, ese mismo año se casó con mi padre, porque qué iba a hacer él con siete hijos. De ese matrimonio, el primer hijo que tuvieron fue Mario Roberto, que por ser el séptimo hijo varón fue ahijado de un militar… ¡Justo él! Después siguió Manuela, mi hermana tan esperada por mí, y después vino Julio.


—¿A su padre le gustaba la política?



—Mi padre se afilió al radicalismo, porque la madre de él era muy radical. Y eso lo transmitió a mis hermanos, sobre todo a Raúl y a Omar que lo siguieron en esa línea. Carlos no militaba pero era peronista. Amilcar era apoderado del Partido Comunista, mientras que Francisco y Oscar estaban más bien con los pueblos originarios, eran indigenistas y formaron un centro de cultura del que luego nacería el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericanista Popular), que luego de separarse de Nahuel Moreno sería el PRT.
En los almuerzos se armaban muy buenos debates, a mí  siempre me encantaba escuchar todo, me gusta mucho la política… yo  tendría que haber sido diputada pero no he tenido palanca para llegar (se ríe). Mi padre fue diputado dos veces por el radicalismo. Él siempre decía “quiero libertad para mí, y quiero mayor libertad para mis hijos”.

—¿Y usted?

—Yo no soy ni radical ni peronista, soy santuchista.


—¿En esa época Mario Roberto ya se distinguía?


—Roby era muy inteligente desde chico. A los 4 años se sabía el Martín Fierro de memoria, y sabía jugar al ajedrez. Siempre se  manifestó en contra de cualquier tipo de injusticia y de la desigualdad; desde chico decía que a las empleadas domésticas había que tratarlas como a cualquiera, de igual a igual.

En el año ’54 Mario Roberto fue a estudiar a Tucumán. Ahí estuvo en los claustros universitarios, se incorporó al movimiento estudiantil MIECE (Movimiento Independiente de Ciencias Económicas) y ahí fue elegido Consejero. Comenzó en esa época a tener mucho contacto con los trabajadores de la zafra. Se fue formando, luego empezó a organizar el PRT y se separaron de Nahuel Moreno porque no estaba de
acuerdo con la lucha armada. Después de la generación de Mayo, estos jóvenes fueron la generación más brillante, y no hablo únicamente del PRT, sino también de Montoneros, las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y las que había.

—Luego vino el golpe.


—Si. Tenemos once miembros de la familia que no están. Éramos diez hermanos, quedamos cuatro, más dos sobrinas y tres cuñadas que las ejecutaron. Somos una familia muy castigada, muy diezmada, y todo por la lucha que emprendieron mis hermanos, sobre todo Roby. Fueron nada más dos los que estuvieron en la lucha armada: Mario Roberto y Oscar. Hace poco llevé a mi hermano Carlos a Santiago, que hace 34 años que lo asesinaron en el centro clandestino que fue la sede del Plan Cóndor, Automotores Orletti. Ahí lo asesinaron a Carlos que no tenía ninguna militancia, como yo. Cuando lo fueron a buscar a la empresa donde trabajaba, el dueño le dijo “Carlos, usted se puede escapar si quiere, no vamos a decir nada” y él respondió que no hacía falta porque “no tengo de qué preocuparme, yo estoy legal”.


—¿Cómo fue su exilio?

—Las amistades nos decían que ya nos detectaban en todos los domicilios que teníamos y decidimos dejar el país porque cada vez se nos cerraba más el cerco. El PRT ya estaba prácticamente derrotado, y bueno, Roby decidió que abandonáramos el país, mi padre, mi madre y yo.

En esa época trabajaba en una escribanía en San Antonio de Padua, tuve que abandonar todo, mi artamento en Congreso, mi trabajo como asistente social. Mi hermana Manuela estaba casada con un militante que en ese momento preso y tenía un hijo de un año y tres meses. Y ella dijo “no, yo no puedo irme, porque si el sale…”. Qué iba a salir si estaban en las puertas de nuestras casas, en nuestras narices. Y era un horror
ese tiempo, era un terror que se expandía como un gas paralizante. Pero ella se aferró, dijo que no nos podíamos ir todos los Santucho, que tenía que esperar a su marido que iba salir, que esto y el otro. Y bueno, se quedó.

—¿Y usted con su padre y su madre primero van a Cuba?


—Estuvimos en Cuba primero y luego en Ginebra, Suiza. Y ahí nos enterábamos de todas las muertes porque teníamos más información. Mi segunda madre dijo “aquí en Cuba estamos muy bien pero quedamos aislados”. Una carta tenía que pasar por todos lados para que llegara, y una llamada internacional pasaba por Nueva York. Lo que se hacía en Cuba no tenía ninguna repercusión y eso no nos servía, aunque nos ayudaron muchísimo. Entonces fuimos a Ginebra. Yo me volví sola en el ’83, antes de que asumiera (Raúl) Alfonsín, porque me desesperaba no haber hecho nada por Manuela, porque éramos muy compañeras.

—¿Alguna vez le cuestionaron a Mario Roberto el tema de la lucha armada?


—Mi madre era muy religiosa y ella le discutía y le decía “pero, ¿cómo lucha armada, Roby? Y mi hermano le respondía “pero viejita, si Jesucristo fue el primer revolucionario”. Mi padre también le reprochaba y le decía que exponía a la familia con esa lucha que no tenía salida, porque era una lucha totalmente desigual. “¿Cómo van a luchar contra esos tipos armados hasta los dientes?”.  Era una juventud gloriosa, una juventud que se entregó por lo que creía, pero tenían familia, tenían hijos, tenían por quien vivir, y sin embargo dejaron
todo y se entregaron a una lucha por un país mejor donde no haya injusticia, como esa consigna que puso Roby, “Vencer o morir por Argentina”.

—¿Usted siente que por la historia de su familia los Santucho han estado mucho tiempo estigmatizados?


—Cuando llevé a Carlos a Santiago, por primera vez, sentí un trato distinto, me apoyaron y me dieron mucho cariño. Antes sentía indiferencia, mi familia estaba estigmatizada. Aun así es muy difícil, mucha gente todavía está con eso de no revolver el pasado, que  para qué siempre hablar del pasado. Y es que si no podemos hablar y saber qué pasó ayer, no vamos a poder avanzar hacia un futuro mejor.

—¿Y qué espera ahora además de justicia?


—El primero de junio me espera el juicio de Automotores Orletti, donde fueron detenidas mi hermana Manuela y mi cuñada Cristina Navajas de Santucho, esposa de Julio. Además, estoy queriendo armar una
asociación para ayudar a Santiago del Estero y a los niños y niñas de la provincia, porque ha sido muy olvidada, muy maltratada por los Juárez y todos los que han estado. Hay mucho para hacer y ayudar. Entonces, antes de irme de este mundo, quiero hacer algo que lleve el nombre de los Santucho, pero es muy difícil porque no tengo recursos.Añoro mucho volver a Santiago, ya estoy cansada, van a ser tres años que estoy en Buenos Aires, desde el 31 de julio de 2007. Llegué con dos objetivos: el primero, porque tenía una promesa del ex presidente Néstor Kirchner sobre la búsqueda del cuerpo de Roby; el segundo, para que se deje de manosear a la familia. Añoro las fiestas familiares, que antes de que pasara todo esto, en nuestras épocas “doradas”, nos amanecíamos con el folclore en nuestra casa en Santiago.


—Y continúa con la búsqueda del cuerpo Mario Roberto.

—Tengo la esperanza de que Roby esté en Campo de Mayo. Recuperar su cuerpo es fundamental para la memoria del país, porque es un símbolo. Yo estoy conforme con Kirchner en cuanto a la cuestión de los juicios y la política de derechos humanos, aunque no me olvido que la promesa que me hizo, de encontrar el cuerpo de mi hermano, todavía no la ha cumplido.


—¿Pero en las próximas elecciones si se presenta el ex presidente Néstor Kirchner lo votaría?


—En las últimas elecciones no pude votar porque no estaba en el padrón. Pero entre el matrimonio Kirchner y los que están ahora, Francisco De Narváez, Mauricio Macri, Felipe Solá y los radicales, yo elijo al kirchnerismo.

http://www.revista-zoom.com.ar/articulo3601.html?utm_source=Boletin_Revista_Zoom&utm_medium=Mail&utm_campaign=2010-04-22
 

jueves, 22 de abril de 2010

La senadora K que dio quórum presentó proyecto para cambiar la ley de medios

Critica Digital

Propuso cambios puntuales a la norma, suspendida por la Justicia. Se metió con dos aspectos caros para los K: independizar la autoridad de aplicación de la Rosada y dar 10 años a Clarín y otras empresas para deshacerse de sus licencias.


En un primer gesto de alejamiento de las filas kirchneristas, la senadora formoseña Adriana Bortolozzi fue la encargada de darle el quórum a la oposición en la Cámara alta para habilitar el debate sobre la coparticipación del impuesto al cheque. La segunda maniobra que deja en evidencia su retirada del oficialismo se concretó esta tarde, cuando presentó un proyecto de ley para modificar aspectos cuestionados por la Justicia de la Ley de Medios -y defendidos por la Rosada- con el objetivo de que las restantes partes de las normas “puedan ser aplicadas”.

La iniciativa, que elimina algunos artículos criticados y cambia otros, propicia que la autoridad de aplicación sea un único organismo competente en la adjudicación de licencias de los servicios de comunicación audiovisual y que su directorio sea aprobado por la Cámara de Senadores. "Resulta idóneo remover todas las barreras artificiales que afecten la oferta de servicios", dice el proyecto, en el que propuso la derogación del artículos 46 y "de la barrera artificial que impide a los licenciatarios brindar servicios a más de 35 por ciento de los habitantes de la Nación".

El documento también sugiere cambiar "el irrazonable plazo de un año, la aplicación retroactiva de la norma afecta el derecho de propiedad de los licenciatarios y titulares de señales" y extiende a diez años la vigencia para la explotación de las licencias contado desde la aprobación de la ley. El texto de la iniciativa modificar los artículos 14, 30, 31, 32, 45 y 161 y elimina –además del 46- el 158.


El proyecto de ley fue precedido por una declaración de la legisladora oficialista en la que recuerda que votó a favor de la actual Ley de Medios, pero se preguntó: "¿Medios para qué fines?; ¿Medios apara reclutar buenos y obedientes periodistas y decirles qué decir?; ¿Medios para indicar desde el Palco a los periodistas que se porten bien?". "Lo alarmante es que si esto sigue así tampoco podrá nuestra Primera mandataria comunicarse con sus mandantes, porque con esos medios no le creerán", señaló y que "eso es muy destituyente".

La senadora formoseña había sorprendido el pasado miércoles 14 de abril cuando se sentó en su banca contra la estrategia del oficialismo y dio el quórum que permitió iniciar la sesión a la que sólo se habían presentado 36 opositores. Su decisión fue destacada por el vicepresidente Julio Cobos, quien manifestó que la legisladora “dio un claro ejemplo de civismo cuando dijo 'voy a venir todos los miércoles a sentarme acá porque para eso me pagan y me eligieron'".

6.7.8. HABLAN LOS HIJOS DE NOBLE




Como decía un un poeta "mas allá de mis penas personales... me ensancho". A esta altura del partido, no resulta ni gracioso ni verdadero, que los "hijos" de la gran apropiadora digan que tienen "miedo" del gobierno, cuando miles de familiares de victimas de la dictadura, desaparecidos y los que sobrevivieron, vivieron un temor real, en dictadura y en democracia.


Hoy temen, tememos, que ni aún los mas horrendos crímenes cometidos en la historia argentina tengan la condena e investigación que se merecen.

Muchos de nosotros sentimos miedo mientras su "MADRE" ADOPTIVA apoyaba a la dictadura y se alzaba con empresas como PAPEL PRENSA con firmas obtenidas en una sesiòn de TORTURAS. Cuando Ernestina Herrera de Noble el 25 de Marzo de 1976 titulaba "Nuevo Gobierno" en su diario Clarín. En la noche del golpe, por citar solo un caso, una patota militar arrojó por la ventana de su casa al mayor Bernardo Alberte. Pero para Ernestina era solo "un nuevo gobierno". O la nota de esta foto, publicada cuando Marcela Y Felipe eran muy niños.

¡¡Cuanto poder tiene el dinero!! como para entrar en la conciencia de dos jóvenes que no pueden reconocer que HUBO UN AMOR que los trajo al mundo!!!. No el amor de niños ricos, sino un amor MILITANTE casi con seguridad. Y una familia que por amor los busca desde entonces. El dinero de "mamá Noble" nunca logrará reemplazar un código genètico, ni el amor de las Abuelas de Plaza de Mayo, que ya es un amor universal.

Mostrar a estos dos jóvenes confundidos por la perversión de Magnetto y Ernestina Herrera ante la ciudadanía, es la mas cabal demostración del miedo que tienen los dueños del monopolio porque esta vez, quizàs.... esta única vez..., hay un Gobierno que no se arrodilla frente a las tapas del monopolio cómplice y genuflexo solo ante la bota militar y su oligarquía que ensagrentó al pais. Y que se llevó ESE AMOR, EL VERDADERO, que hizo posible que ellos dos estén allì, frente a las cámaras, leyendo las perversiones que otros escribieron por ellos.

Que enfermo está el poder real en este país. YA ES DEMASIADO ERNESTINA.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails