jueves, 24 de noviembre de 2011

MURIO ANTONIO DOMINGO BUSSI


En el día del inicio de un nuevo juicio oral en Tucumán, el amo, señor y fusilador número uno de esa provincia durante la última dictadura militar -declarado insano y apartado de la causa- murió, a los 85 años, por insuficiencia cardíaca. En 1987, el punto final de Raúl Alfonsín le garantizó impunidad. Comenzó entonces una extensa carrera política, siempre con epicentro en una provincia abrumada por la miseria y que aún lucha por desmantelar una carga brutal de adoctrinamiento ideológico impuesto a sangre y picana.

Antonio Domingo Bussi nació en Entre Ríos el 17 de enero de 1926. Su vida pública comenzó en diciembre de 1975, cuando reemplazó al frente del Operativo Independencia a Acdel Vilas, general insano pero sobre todo impune que pasa sus días bien guardado en un departamento de Palermo. Antes de irse, Vilas anunció que la guerrilla tucumana había sido derrotada. A Bussi le tocó “rematar a la subversión”, explicó alguna vez.

El 24 de marzo del ’76 se convirtió en interventor federal y jefe militar de Tucumán, concentración de poder que no ostentó ningún otro gobernador de facto. Siempre desbordante de pistolas y granadas para infundir sumisión, extendió al infinito el concepto de “subversivo”, que no excluyó ni a los mendigos: la noche helada del 16 de julio de 1977 ordenó levantarlos de las calles y tirarlos en un desierto de Catamarca. En 2006 perdió un juicio contra el escritor Tomás Eloy Martínez, que al recordar la historia lo calificó de “tirano” y “feroz exterminador de disidentes”.

Según la Comisión Bicameral Investigadora, el 70 por ciento de los 507 secuestros registrados en Tucumán se produjo durante los dos años de su gobierno. Sólo una de cada cinco víctimas tenía militancia política o gremial conocida. “Nueve de cada diez fueron secuestrados en sus domicilios, lugares de trabajo o en la vía pública por personas armadas que actuaban con una superioridad numérica de 15, aproximadamente, contra 1”, apuntó la Comisión.

Tras explayarse sobre torturas, uñas arrancadas con tenazas y hombres enterrados hasta el cuello, el exgendarme Omar Torres relató dos fusilamientos que presenció. “El general Bussi se apersonaba y daba la orden con un disparo ejecutando a una persona.” Sus subordinados remataban al resto, que caían a un pozo. Luego “se echaba leña, aceite y gomas de automóviles”. Obligaban a los detenidos a rezar el Padrenuestro y el Ave María: “Los exhortaban a dar gracias a Dios por haber vivido un día más”. Los jefes de los campos se ufanaban de haber aprendido a torturar en Vietnam, donde Bussi fue como observador invitado por el ejército norteamericano.

Lo salvó el punto final, pero también la Justicia tucumana. La Corte Suprema reprendió con dureza a la Cámara Federal que no lo procesó pese a la abundancia de pruebas. Un año después, en 1988, fundó Fuerza Republicana, partido que lo llevó a la gobernación y al Congreso Nacional. El pueblo tucumano le permitió ganar ocho elecciones. En 1993 asumió como diputado nacional y dos años después como gobernador. En 1998, una Comisión Especial Investigadora reveló sus propiedades y depósitos bancarios. Poco después se conocieron sus cuentas secretas, millonarias, en bancos de Suiza y Luxemburgo. “Imperfecciones propias de mi naturaleza humana”, había dicho.

En 1999 volvió a ser electo diputado. La APDH lo impugnó por sus crímenes y por haber ocultado sus cuentas en 1993. La Cámara le impidió el ingreso. El año pasado la Corte Suprema falló que debió respetarse el voto popular, pero el mandato había concluido. El Tribunal de Honor del Ejército, que nunca le cuestionó secuestrar o torturar, lo sancionó por mentir. En 2003 fue electo intendente de San Miguel de Tucumán por una diferencia de 17 votos, pero su detención le impidió asumir. El juez federal Jorge Parache le concedió arresto domiciliario en su casa de Pilar, que violó según denunció la Secretaría de Derechos Humanos provincial.

La Comisión Bicameral Investigadora formada en 1984 compiló una nómina de 507 secuestros durante la guerra sucia en Tucumán: 387 personas detenidasdesaparecidas, otras 96 que luego recuperaron su libertad y 24 cuyos cadáveres fueron recuperados. El 68 por ciento de los 507 secuestros se produjeron en 1976 y 1977, mientras Bussi fue interventor federal y jefe militar de la provincia, una concentración de poder absoluto que no ocurrió en ningún otro lugar del país.


Fuente: Pagina12

En contra del agravamiento de la llamada Ley Antiterrorista


Aníbal Fernández y Julio Alak enviaron un proyecto legislativo a contrapelo de la voluntad  popular de afirmar los derechos humanos y alejarse de la estrategia imperial de guerra y barbarie que desde Afganistán a las montañas colombianas viene transformando el mundo en un espacio donde “vale todo” para defender el status quo internacional.
Con fecha 13 de octubre, el Poder Ejecutivo de la Nación, a través de dos de sus ministros envió al recinto legislativo un proyecto de agravamiento de la ley antiterrorista 26.268 sancionada –contra la opinión de todos los organismos de derechos humanos y numerosas fuerzas populares- en 2007, so pretexto de cumplir con requerimientos del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), uno de los organismos financieros que integran el sistema encabezado por el F.M.I.  que vienen siendo denunciados por su responsabilidad en la crisis mundial y repudiados por amplios sectores sociales y aún gobiernos.
En su momento la Liga Argentina por los Derechos del Hombre repudió la sanción de la ley antiterrorista “que subordina la legislación argentina a la estrategia norteamericana de dominio de los pueblos del mundo, so pretexto de su “guerra contra el terrorismo…. que establece gravísimas modificaciones regresivas en un Código Penal que arrastra el impacto reaccionario de las propuestas Blumberg….
Resalta entre otras, la propuesta de crear la figura de “asociación ilícita terrorista” mediante la creación de un nuevo articulo 213 ter que propone considerar como actos terroristas a los cometidos para “aterrorizar a la población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo” para lo cual realicen una “acción de propagación del odio étnico, religioso o político ” y “disponer de armas de guerra, explosivos, agentes químicos o bacteriológicos  o cualquier otro medio idóneo para poner en peligro la vida o integridad de un número indeterminado de personas” .
 Esto abre la posibilidad de que se sancione como acto terrorista a cualquier acción popular que pretenda modificar alguna decisión gubernamental. Supongamos que se pida aumentar el presupuesto educativo para que no existan escuelas sin calefacción en invierno, y que en el transcurso de las movilizaciones, la Policía o los servicios de inteligencia “descubran” con su labor de “investigación” que alguien tiene una granada de gas o alguna pistola tal como la Policía del Gatillo Fácil planta armas para justificar sus acciones”.  
Fue desde la lógica de la lucha contra el terrorismo en que se basa la Ley, y el nuevo proyecto gubernamental de agravamiento, que en su momento se expulsó del país a seis campesinos paraguayos: Bordòn, Vera, Cardozo, Lescano y Rodriguez, que desde entonces permanecen encerrado en pésimas condiciones en la tenebrosa Cárcel de Tacumbú de Asunción de Paraguay. 
Nunca es gratuito sancionar una ley basada en una lógica represora y macartista.
Y ahora, contra la expectativa de que la prometida profundización del proceso en marcha exigía la derogación de la Ley por antidemocrática y funcional a la estrategia imperial de guerras que el gobierno dice repudiar, el proyecto agrava la ley vigente puesto que propone nada menos que “duplicar” todas las penas que pudieran corresponder en una continuación de la lógica de Blumberg que ha llevado nuestro Código Penal a ser una máquina de encarcelar pobres y luchadores sociales, generando una crisis carcelaria que no tiene solución con esta política
El proyecto del Ejecutivo se “autocrítica” de no haber sido más drásticos en la Ley del 2007 y al proponer duplicar las penas acude a un mecanismo que propone modificar la “parte general” del Código Penal por lo que la reforma propuesta “teñirá” todos los delitos habidos y por haber.  Vale decir que se modificará el articulo 41, añadiéndole un párrafo, el 5º que establece el doble de la pena prevista para absolutamente todos los delitos si se considera que fueron cometidos con finalidad terrorista, con lo que se sigue Blumberizando nuestra legislación. Al contrario de este rumbo, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre insiste en el tratamiento legislativo del llamado proyecto Baigún, que propone una reforma integral del Código Penal en una dirección opuesta a la marcada por Blumberg, Alak y Fernández.
Convocamos a todas las fuerzas comprometidas con la vigencia de los derechos humanos a movilizarse en demanda del no tratamiento legislativo del proyecto enviado recientemente, por la derogación de la Ley Antiterrorista y por el tratamiento del proyecto Baigún de reforma integral del Código Penal.
Es hora de democratizar la democracia argentina!
Todos los derechos para todos!




LIGA ARGENTINA POR LOS DERECHOS DEL HOMBRE

miércoles, 23 de noviembre de 2011

CARTA ABIERTA: Por una tierra sin condenados


En medio de las grandes esperanzas, sucede nuevamente el penoso acontecer de la sangre derramada. El asesinato de Cristian Ferreyra es un hecho de inconmensurable gravedad. Afecta nuestras vidas no sólo porque nuestras vidas son de por sí afectadas por una memoria bien conocida, sino porque en cada una de estas muertes inocentes surge a bocanadas el signo de una historia irresuelta e injusta.
Son muertes inocentes no porque en estos luchadores no haya alguna vez un hierro candente en la mano o un puño que se cierre sobre una piedra. Son inocentes porque son muertes que nos siguen diciendo que una porción enorme de la historia argentina ni siquiera en esta época propicia consigue tener un balance templado y equitativo. Esta época no ha sido esquiva en generar justas reparaciones. Por el contrario, sus políticas tienen el signo de una cabal apuesta por la ampliación de la igualdad. Por ello mismo, debe ser propicia para mencionar estos hechos que le son extraños o anómalos.
Ferreyra es un nombre que surge de un anonimato tranquilizador, pero es el nombre de las cosas referidas al hierro, que de repente nos recuerda que somos mortales, seres precarios, que sólo tenemos nuestra muerte para representar toda una época entera con un fogonazo inesperado. Vivimos, en ese sentido, todavía, en una época de hierro o con disyuntivas de hierro. Ferreyra, que era un militante de un movimiento social de autodefensa campesina, representa una larga historia.
Es una historia que se remonta por lo menos al siglo XVII, donde las comunidades indígenas cuyos nombres nos son vagamente familiares o desconocidos –cacanes, calchaquíes, ologastas, lules, vilelas, capayanes, famaifiles, fiambalás, colozacanes, andalgalás, quilmes, pacciocas–, podían entrar en guerra entre sí, aliarse de diversas maneras a los españoles o protagonizar sangrientos levantamientos que el ejército de los colonos españoles reprimía con saña, pero no sin esfuerzo. Es así que en 1632, el cacique Chemilyin pone sitio a ciudades importantes de La Rioja desviando el curso vital de los ríos, y pone cerco a la ciudad de Londres, llamada así en homenaje a la esposa de Felipe II, que era inglesa. Son historias lejanas, que se hablan con nombres extraños y pronunciados en otros idiomas.
Pero el secreto de la historia es que siempre es lejana hasta que un hecho de sangre acerca todo un material que parecía perdido para alimentar una acostumbrada brutalidad, que es milenaria y es también de nuestros días. Cristian Ferreyra habla de las modernas luchas por la tierra y habla también de luchas muy antiguas. No es necesario que imaginemos un pasado pulcro e incontaminado. La guerra y la violencia imperaban entre etnias cercanas, que podían unirse con el español o aliarse contra él. Por eso, sin una noción de lejanía indiscernible y heterogeneidad sorprendente no nos podremos hacer cargo de esa historia. Y debemos hacernos cargo hoy en un sentido reivindicativo respecto de la justa tenencia de las tierras campesinas, el respeto de los bosques y la crítica a una expansión agraria a fuego y escopeta.
Sabemos que esa historia llega hasta nosotros, pero no llega de cualquier manera, sino a través de muchos cortes, disoluciones y desvíos. Llega a través de un hilo frágil e impuro, porque no es una historia de purezas ni de identidades contundentes. Pero llega de una forma dramática cuando ocurre un asesinato, y vuelven nombres que los siglos parecían haber acallado. Son campesinos que tienen su tierra amenazada. Son los campesinos en los que resta aún un filamento étnico muy antiguo. Surge el nombre de la etnia lule, vinculada ahora con el moderno problema de las tierras. Son nombres que reaparecen cuando actúan el capanga, la policía rural dominada por las peores lógicas de los empresarios, pequeños o grandes de la tierra, vinculados con una irresponsable clase política; son nombres de pueblos y de lenguas muchas veces extinguidas, o con pobres vestigios que llegaron hasta nosotros, como los sanavirones, los tonicotes, los diaguitas, que en muchos casos conocían rudimentos de metalurgia, como parte de la gran civilización del maíz y del zapallo, del algarrobo y del chañar.
Algunas de ellas son palabras legadas por estas culturas, otras provienen del nombre que le sobrepuso el idioma que hablamos a otros idiomas que se han perdido, pero vuelven a tocar nuestras puertas con un mensaje inequívoco, donde pueblos antiguos que se llamaban de modos que hoy ya no son audibles, vuelven por lo suyo bajo una denominación genérica que estamos en condiciones de comprender muy bien. Porque es el pueblo argentino, hecho de la fusión de miles de otros pueblos, y que se elige ahora con ese nombre también para señalar que la expresión pueblo argentino, entre tantas otras significaciones, es un resumen de tareas pendientes, reformas sociales profundas, esperanzas en una nueva sociedad.
Tiene que ser en esta época y no en una próxima estación nebulosa e indeterminada, que se solucione el problema de tierras en la Argentina y que se consideren los planes agroalimentarios no como sinónimo de desbaratamiento de los montes sino de soberanía alimentaria. Es un problema multisecular, que queda en penumbras hasta que un asesinato lo ilumina. Del mismo modo, el asesinato de Mariano Ferreyra iluminó como una chispa al costado de las vías, la realidad oscura de la tercerización. La superposición de nombres es casual, la acumulación histórica de los problemas no lo es.
En ciertos aspectos, muchas comunidades campesinas del país son ahora contemporáneas de los encomenderos, de la mita y del yanaconazgo. Pero también son contemporáneas de las grandes utopías arcaicas, como el regreso al ayllu, a la Nación Calchaquí o el Reino de los Quilmes, que forman parte de un lenguaje posible pero quizás reacio a ver las grandes herencias de injusticia reparadas a la luz de lo que les debe ahora la nación moderna. No obstante, hay que decir que la expansión de la frontera sojera no es sólo una forma de la economía, sino también puede ser en estos casos la expansión de la propiedad por la sangre.
La avidez de un capitalismo depredador, la irresponsabilidad de inescrupulosos empresarios que siquiera son grandes propietarios, vive su Medioevo de conquista con esbirros que eligen el camino del victimario porque saben que ellos son también víctimas potenciales. El gran capitalismo agropecuario tiene su mirada en la Bolsa de Chicago, en las operaciones políticas de gran escala, en los secretos de los gabinetes químicos que perfeccionan la semilla transgénica, nuevo padrenuestro de una teología que sin tener santidad tiene a Monsanto, mientras empresarios voraces, pioneros cautivos de un clima de mercantilización de todas las relaciones humanas, se comportan como forajidos de frontera, escapados de otra época, pero tiñendo de una agria tintura este momento histórico que aunque les es heterogéneo, caen en la incongruencia de querer apropiarlo.
Cada vez que recibimos noticias infaustas, como la muerte de un miembro de la etnia Qom, de las muertes del Parque Indoamericano o las que corresponden al Ingenio Ledesma, parecen hojas lejanas de periódicos escritos por un alucinado que equivocó la periodicidad histórica. Pero no, son hechos que oscurecen nuestro presente, este mismo presente promisorio, con una lógica única e implacable: son una estructura de procedimientos insociales. Corresponden a una epistemología completa de negocios que mantiene cerrado el acceso democrático y posible a la tierra tanto rural como urbana, que comienza con genéricos intereses que podrán hablar de “sociedad del conocimiento” o “biocombustibles”, mientras una disputa por 17 hectáreas de una empresa que posee 160 mil causa tres muertes. Recordemos aquella ocasión: murieron dos ocupantes de tierras, uno de ellos apellidado Farfán y un policía, también Farfán, sin parentesco con el anterior. Hay una doble certeza aquí. Primero, la insensibilidad de los nuevos y grandes negocios que han tomado a la vieja industria de la caña de azúcar, que es un caso que tiene diferencias con la soja, pero muchas semejanzas, generando un capitalismo que fabrica combustibles con lo que anteriormente se producían materias primas alimenticias, que en el aspecto de las relaciones laborales reitera muchas conductas de la época de Patrón Costas. Y segundo, que las luchas por la tierra, tan viejas como la historia de la humanidad, enfrentan a pobladores con policías patronales, en escaramuzas lamentablemente muy frecuentes, donde mueren los hijos de la tierra, extrañados de ella ya sea porque son expulsados por los sicarios de la nueva renta agraria en complicidad con jueces o mandos policiales y políticos, o porque deben vestir el uniforme de los que son enviados a la primera fila de la represión. De allí que los más viejos apellidos de la historia de estas tierras puedan llegar a matarse entre sí, como parte de una oscura astucia de la razón capitalista.
Debe darse fin a esta situación con una nueva ley de tierras ecuánime y democrática, que las mida con los teodolitos de la justicia social, esos mismos teodolitos que empleó el ingeniero Raúl Scalabrini Ortiz y más atrás en el tiempo, el ingeniero Germán Ave Lallemant, ingenieros sociales y medidores de tierras al servicio de los pueblos. Una ley que frene la especulación, reconozca los derechos de los antiguos pobladores y cree una nueva conciencia colectiva respecto de una productividad que se equilibre con la naturaleza y no que la deprede sistemáticamente. No es aceptable que crímenes que ya asumen un carácter serial no tengan adecuado tratamiento por el hecho de que, en su ramificación ostensible, afecten a miembros de las clases políticas que mientras juegan con ademanes clientelistas, con una prestidigitación complementaria, protegen los grandes o medianos negocios con las brigadas policiales que deberían cuidar el usufructo equitativo de la tierra.
Ya muchas organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, como el CELS, el Movimiento Evita y La Cámpora, se han pronunciado. Las muertes que puntúan este período político, más dolorosas porque son en éste y no en otro, son alusiones de sangre a problemas irresueltos de la misma estructura histórica de este pedazo universal de tierra que llamamos Argentina. Algunos son problemas recientes, como los que provinieron del desguace ferroviario y la conversión en vidas precarias de miles de trabajadores que comenzaron a llamarse precarizados. La Argentina no puede ser un país que fabrique vidas precarias mientras habla de nuevas posibilidades tecnológicas.
Otros problemas tienen una complejidad propia de la escena que sabemos interpretar y festejar como propia de un horizonte nuevo. Los dilemas entre la gestión de Aerolíneas, que apoyamos, y la acción de estamentos laborales cristalizados es un tipo de conflicto nuevo que debe contar también con nuevas definiciones. El ámbito que afirma y acoge hoy a millones de esperanzas en el cambio debe llevar a una sociedad más justa y despojada de sus viejas ataduras de coerción, que también tiene su correlato en toda clase de trabazones mentales.
No es fácil darle nombre al tipo de sociedad que queremos, y ciertamente, ese nombre nuevo aparecerá cuando se pronuncie colectivamente, en el interior de la conciencia de miles y miles de personas, y en el interior de un gran autodescubrimiento colectivo. Por el momento, tenemos que pensar que cada uno de estos conflictos dirige nuestra atención a cuestiones urgentes: a darles facultad soberana territorial a los movimientos sociales que expresan viejas reivindicaciones campesinas, alargando la mirada sobre los problemas de subsistencia de poblaciones enteras cuando la lógica del agronegocio no tiene contenciones; y por otro lado, a crear un horizonte político que con más sabiduría pueda intervenir en conflictos como el de Aerolíneas, donde viejas fuerzas reaccionarias siguen al acecho, esperando demostrar que una generación nueva no es apta para gestionar en altos niveles de responsabilidad política y tecnológica. Pero esa capacidad ya ha sido demostrada, ahora hay que demostrar entre todos que cuando decimos que hay cosas que faltan, no sólo se trata de problemas conocidos o deducibles de lo que quedó pendiente de un trayecto anterior. Lo que falta no es un problema de restas y sumas, sino de imaginación política. Son problemas que muchas veces no tienen definición adecuada en nuestro lenguaje y que no se descubren tan magnánimamente ante nuestra supuesta destreza política. Son problemas que aparecen muchas veces, desdichadamente, bajo el rostro del asesinato social, comprimidos en los pliegues históricos mal ensamblados del país, como placas tectónicas que se desacomodan y que apenas nos dejan ver un hecho de sangre, que significa mucho más que la crónica policial con la que muchos intentan encubrirlo.
Al principio de la esperanza no lo asegura ninguna ley ni está escrito con marcas de hierro por la historia. Vive apenas en la imaginación colectiva y es frágil, aunque cuando se reconoce en millones tiene la fuerza de un llamado. A partir de allí comienza la política, dándoles a la gestión y a las tecnologías las virtudes de un frente social novedoso que las recubra con los contenidos de eticidad de las democracias avanzadas, y si estas definiciones sirven, será para poder pensar e inscribir en nuestra esperanza de cambio tanto a la defensa de la empresa pública de aeronavegación como a los condenados de la tierra.
Fuente: Pagina12

martes, 22 de noviembre de 2011

EDUCACIÓN: Revertir el círculo de pobreza

Según Unicef, la inclusión educativa de niños de hasta cinco años es decisiva para generar igualdad de oportunidades.


La estimulación temprana, el cuidado y la buena alimentación de los niños hasta el tercer año de vida pueden contribuir a “revertir el círculo de pobreza”, concluyeron especialistas en educación, en el marco del Primer Encuentro Regional Crecer Juntos por la Primera Infancia, organizado por Unicef y el gobierno nacional. En ese evento el organismo internacional de protección a la niñez presentó los resultados de un estudio cualitativo sobre la atención a la primera infancia, realizado por la Universidad Nacional de San Martín, que marca las principales tendencias en el campo de los servicios para niños hasta los tres años. “Se observa un avance relevante”, pero “es necesario evaluar los estándares de calidad”, que deberían definirse por “la diversidad propia de los contextos y realidades en que crecen los niños”, definió la especialista de educación de Unicef, Elena Duro.
Hablar de la primera infancia, es decir de la instancia evolutiva de los 45 días a los 3 años, es hablar de “la base y el pilar que sientan las bases del desarrollo pleno de los sujetos”, explica Duro a Página/12. En ese sentido, afirmó que “debe evitarse que la atención de esta etapa se restrinja a una mirada educativa y escolarizante”, y hacer que se resuma en un enfoque integral que contenga “el vínculo con la familia, el juego, lo afectivo, recursos humanos formados, equipamiento, infraestructura, condiciones de salubridad y un monitoreo especializado”.
En Argentina, según datos del organismo, el 95,7 por ciento de los chicos y chicas van a la sala de 5, el 77,1 asiste a sala de 4 y sólo el 36,9 por ciento a la sala de 3. “Dentro de América latina, el país es uno de los estados con más avances en el acceso y la cobertura de los primeros años de la niñez”, dice la especialista. En ese sentido, en sala de cinco hay “un acceso casi universal”. Sin embargo, “es como si hubiera un enorme hiato, un gran vacío, entre la sala de cuatro y la de tres”, evalúa Duro, que señala ésa como una de las deudas a saldar.
En el plano de los niveles socioeconómicos, mientras el 73,9 por ciento de la población de 3 y 4 años va a la escuela, el quintil más pobre lo hace en un 53,7 por ciento. En la población rural, la brecha se vuelve exageradamente mayor: sólo el 9,6 por ciento de los chicos de entre 3 y 5 años que viven en zonas no urbanas va a la escuela. En ese sentido, Duro opina que “una mirada estratégica de inversión de primera infancia tiene que priorizar a los sectores más vulnerables, ya sea por etnias o por ubicaciones geográficas”.
La metodología del estudio realizado por la Unsam, a fines de 2009, consistió en el relevamiento de 31 instituciones que atienden a niños de 45 a 36 meses, 21 de ellas ubicadas en el conurbano bonaerense y 10 en la provincia de Tucumán, con el objetivo de “hacer un primer análisis acerca de cómo es el servicio”, según Duro.
Los primeros años de la vida de las personas, explica el estudio, signan “la constitución de los niños y niñas como sujetos, dejan improntas que configurarán sus vínculos con otros, sus trayectorias escolares, sus gustos, sus temores, sus posibilidades e intereses, sus valores, su confianza y autoestima. Son años fértiles, plenos de promesas, pero también de necesidades y dependencias”. Duro ejemplifica que “lo que hoy nos parece natural, por ejemplo, un chico pobre de 14 años con una discapacidad cognitiva, con una buena estimulación temprana y una alimentación rica en nutrientes, pudo haberse evitado”.
Además, señala, contribuyen a “revertir el círculo de pobreza”. ¿Cómo? “La población en situación de máxima vulnerabilidad, ya sea por pobreza, problemas de salud o porque no tiene acceso a ningún tipo de ambiente con incentivos, está determinada a una vida con límites, si no cuenta en los primeros años de vida con una atención de calidad a su evolución social, afectiva, cognitiva y de salud.” La inversión en servicios integrales de atención a la primera infancia, diferenciados del jardín de infantes tradicional por el enfoque de mayor amplitud y menor restricción al plano educativo, “es urgente y necesaria para contribuir a achicar la desigualdad social”.
La educación, en términos generales, “garantiza sociedades más justas, ciudadanos más formados y productivos, ciudadanos que pueden ejercer su ciudadanía”, explica Duro. Y a eso, advierte, se suma el valor agregado de la atención de la primera infancia, que es el de “generar escenarios positivos para el desarrollo”. En palabras del filósofo Fernando Savater, cada persona nace dos veces, “una, del útero materno”, que es la “biológicamente natural”, y otra, “del útero social”. “Nadie se hace humano solo. Y ése es el fundamento de la educación.”
Informe: Rocío Magnani.
Fuente: Pagina12

lunes, 21 de noviembre de 2011

CURAS EN LA OPCION POR LOS POBRES: Reclamo por la muerte de Cristian


Por Washington Uranga

El grupo de sacerdotes católicos identificados como “Curas en la opción por los pobres” escribió una carta abierta a la presidenta Cristina Fernández a raíz de la muerte del dirigente del Mocase Cristian Ferreyra, en la que sostienen que “con la misma libertad con la que aplaudimos su triunfo electoral, hoy nos atrevemos a pedirle que toda la ‘maquinaria’ del Estado esté al servicio de las víctimas y se sancione con todo el peso de la ley a los asesinos de Cristian Ferreyra, a los que atentaron contra los hermanos indígenas de La Primavera, y que nadie se sienta –por su cercanía al Gobierno– con libertad e impunidad para avasallar los derechos de los débiles”.
El documento, que lleva la firma de medio centenar de sacerdotes católicos, fue elaborado por los mismos curas que semanas atrás, después del triunfo electoral de Cristina Fernández, hicieron público su respaldo a la decisión popular y a la Presidenta. Por ese motivo señalan que “hace unas semanas celebrábamos su triunfo, al que interpretamos como un triunfo de los pobres” y por la misma razón “hoy, nos parece que no podemos callar”. Dicen los curas que “los atentados –¡una vez más!– contra las comunidades Qom en Formosa, y ahora contra campesinos del Mocase, en Santiago del Estero, con la muerte de Cristian Ferreyra, no nos permiten callar. En especial, porque todo eso tiene su origen en gobiernos provinciales que afirman ser afines al gobierno nacional. Precisamente un gobierno que se enaltece, y lo reconocemos, por no reprimir la protesta social”.
Entre los firmantes de la carta se cuentan, entre otros, los sacerdotes Eduardo de la Serna (Quilmes), Daniel E. Echeverría (San Justo), Roberto Ferrari (Santiago del Estero), José Piguillem (Merlo-Moreno), Ricardo Modarelli (Bariloche), Carlos Barbero (Zárate-Campana), Marcos Alemán (Mendoza), Roberto Queirolo (La Rioja), Marcelo Sarrailh (Córdoba), Hugo Fernández (Morón), Jorge Aloi (Rosario), José María Meissegeier (C.A. Buenos Aires), Arnoldo Ederle (Lomas de Zamora) Enrique Romani (Santa Cruz), Sergio Agüero (Merlo Moreno), Rodolfo Viano (San Martín) y Francisco Olveira (Avellaneda-Lanús).
En el texto dirigido a la Presidenta le señalan que “varias veces usted ha pedido al Parlamento que traten el tema de la ‘ley de tierras’. Y lo aplaudimos. Pero precisamente la tierra es lo que causa el problema con los hermanos indígenas, ‘dueños de la tierra’, y los campesinos, que la trabajan –y poseen con ánimo de dueños– desde hace demasiado tiempo como para que los defensores de modelos genocidas sean tapados impunemente por aliados o personas cercanas al gobierno”.
Por último, los curas le recuerdan a Cristina Fernández que “usted afirmó que no era neutral, y que quedaría siempre del lado de las víctimas”. En consecuencia, y “con profundo respeto” subrayan, “tiene acá una buena ocasión de mostrar, en la práctica, que tampoco los supuestos ‘amigos’ serán impunes, en esta nueva etapa que comenzamos y festejamos”.

Fuente: Pagina12

MENORES EN RIESGO: Que cada uno se arregle como pueda

El gobierno de Macri busca eliminar un programa de resocialización que asiste a los jóvenes en conflicto con la ley penal cuando abandonan un instituto. El proyecto fue propuesto en el área del Consejo de Niñez que preside la cuestionada Beatriz Orlowski.


Por Mariana Carbajal

El gobierno porteño tiene en carpeta el desmantelamiento de un programa de acompañamiento a los jóvenes en conflicto con la ley penal que egresan de institutos de menores. La titular del Consejo de Derechos Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad, Beatriz Orlowski de Amadeo, que depende directamente del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, impulsa una reforma por la cual la atención personalizada de esos adolescentes –son casi un centenar por año– dejaría de estar a cargo de un equipo interdisciplinario especializado, creado en 2004, y pasaría a las defensorías zonales, que de por sí ya están desbordadas y con déficit de personal. El proyecto de resolución está redactado y a la firma de Orlowski, una funcionaria cuya gestión tendría los días contados y que se caracterizó por medidas polémicas como el lanzamiento de una página web para chicos en situación de vulnerabilidad social donde recomendaba comer zanahorias baby, rajas de queso chedar y praticar kicball en su tiempo libre.
El proyecto de Orlowski salió a luz el 25 de octubre en la Comisión de Presupuesto, Hacienda, Administración Financiera y Política Tributaria de la Legislatura, cuando la funcionaria fue a defender el proyecto de presupuesto 2012 de su área. La diputada Diana Maffía (CC) preguntó puntualmente sobre la modificación de las responsabilidades primarias de uno de los módulos del Departamento de Fortalecimiento, Promoción y Protección Integral de Jóvenes en Conflicto con la Ley, que está a cargo de un equipo interdisciplinario, y que depende directamente de la Dirección General de Gestión de Políticas y Programas, del Consejo. Respecto de ello respondió Bruno Domeniconi, titular de esa área, quien reconoció la existencia del proyecto. Dijo que estaba en estudio. El texto está a la firma de Orlowski, como una de sus últimas medidas.
Según trascendió, la ministra de Desarrollo Social y vicejefa electa, María Eugenia Vidal, ya le habría comunicado que no continuará al frente del organismo encargado de definir políticas para la niñez y la adolescencia del gobierno porteño, en la nueva gestión del macrismo. Página/12 intentó consultar a Orlowski pero la funcionaria no respondió al requerimiento.
El Consejo cuenta con 15 Defensorías Zonales de Derechos en distintos puntos de la Ciudad, pero por la falta de personal y por la gran demanda que tienen se encuentran desbordadas, señaló Maffía. Por lo que se corre el riesgo de que se corte en la práctica el acompañamiento a los y las adolescentes que egresan de institutos penales para que puedan encontrar un proyecto de vida.
Desde 2004 el equipo interdisciplinario del Departamento de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal trabaja en el mejor egreso de los chicos y chicas de institutos penales. Cada año egresan entre 70 y 100, según informó a Página/12 Emiliano Suárez, operador social del equipo, y delegado de ATE. Trabajan con los Institutos de Menores San Martín, Roca, Belgrano e Inchausti –este último de adolescentes–. Suárez explicó que se encargan de acompañar “la reinserción socioeducativa” de los adolescentes. “Hay un circuito armado que es calle-instituto-calle-instituto. Si no les ofrecemos un elemento que ponga su palabra, la del pibe, en primer plano, si no se arma una escucha con él, es difícil romper con ese circuito. Empezamos a tener entrevistas en el domicilio con la familia, y a armar con el joven un proyecto. Analizamos la reinserción educativa, puede ser un bachillerato popular, o formación laboral en un CGP. Vemos si tiene problemas de salud o adicciones. A veces egresan de un instituto para ir a una comunidad terapéutica. El acompañamiento puede llevar un año. El proyecto de Orlowski quiere que trabajemos hasta el egreso y elimina el acompañamiento, una tarea que deriva a las Defensorías, que de por sí están colapsadas”, señaló Suárez.
La diputada Maffía expresó su preocupación por esta reforma. “Si a los jóvenes que egresan de los institutos de menores no se les dan recursos para que no vuelvan a delinquir, con la posibilidad de construir un proyecto propio, vamos a alimentar las cárceles de adultos. Una investigación, realizada unos años atrás, demostró que el 70 por ciento de las personas alojadas en cárceles había pasado por institutos de menores. Parece que esto no importa para la gestión de Orlowski. La eliminación de este módulo sería una pérdida muy grande, porque viene poniendo el acento en los derechos de los adolescentes y las adolescentes. El criterio de este Ejecutivo es tercerizar estas responsabilidades. Lo que pasa es que lo que para algunos es una gran tragedia, para otros es un gran negocio. Para los que construyen cárceles, para los que les proveen alimentos que nunca les llegan, que crezca la población carcelaria es un gran negocio”, cuestionó Maffía. Siempre esta gestión habló de fortalecer estos programas y nunca lo hizo. Siempre lo pasó para el presupuesto del año siguiente”, agregó.
También rechazó la iniciativa en estudio el consejero José Machaín. “Sería una mayor recarga para las defensorías, que de por sí están recargadas. Un informe reciente de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad recomendó que se fortalezcan las defensorías porque están colapsadas. Se estima que se requieren cerca de 150 profesionales más. Además, hay que ver si los equipos de las defensorías están en condiciones de abordar un tema penal, porque habitualmente trabajan con problemáticas sociales”, observó.
Fuente: Pagina12

domingo, 20 de noviembre de 2011

HORACIO PIETRAGALLA: “Soy el diputado de las Abuelas”

Hijo de desaparecidos, recuperó su identidad en 2003 y ahora ocupará una banca en la Cámara baja. “Formamos parte de la renovación política que llega para apoyar a la Presidenta”, dice y confiesa estar entusiasmado “porque se vienen cuatro años que espero que sean históricos”.


Por Julián Bruschtein
Mide casi dos metros y de los rulos que tenía cuando le devolvieron su identidad en el 2003 ya casi no queda nada. Horacio Pietragalla Corti es militante de Abuelas de Plaza de Mayo y fue electo diputado en las elecciones del 23 de octubre. El 10 de diciembre asumirá su banca junto a una decena de jóvenes que integraron la lista del Frente para la Victoria y en la que figuraban al menos dos hijos de desaparecidos más. “Es muy fuerte esto de ser un puente entre lo que hicieron mis viejos y lo que puedo hacer yo. Además formamos parte de la renovación política que llega para apoyar a la Presidenta, y para proponer”, aseguró en diálogo con Página/12 en un intervalo de su trabajo en la Legislatura porteña.
–¿Cómo se fue acercando a la idea de intervenir en la política?
–Siempre tuve la idea de hacer algo de política en el barrio. La reconstrucción de la historia de mis viejos me empujó mucho en esa dirección. Porque tuve que leer mucho y comprender su militancia –eran militantes montoneros– y el proceso político que vivieron para poder entender qué pasó realmente. Metiéndome en toda esa historia me di cuenta de la importancia de la política. Por eso abrimos un espacio en Lugano hace dos años; primero militábamos, pero no teníamos lugar, y un año más tarde conseguimos uno.
–Su historia es muy fuerte: en un año recuperó su identidad, restituyeron la identidad de los restos de sus padres y los enterró...
–Recuperé mi identidad el 4 de abril del 2003. Yo me acerqué a Abuelas en octubre del 2002 y pedí una entrevista. Como ellas tenían sospechas de que yo podía ser hijo de desaparecidos por denuncias anónimas, cuando me acerco ya habían iniciado una causa judicial para acercarse a mí, fue algo mutuo. En marzo me hice la extracción y en abril tenía el resultado, fue muy rápido también por el parecido físico que tenía con mi mamá. Cuando fui a la genetista llevé la foto que había en Abuelas de mi mamá, la puse al lado de mi cara para que los compare y le dije: “No pierdas el tiempo, compará con este grupo familiar”. En 17 días estaba el resultado. Ahí me encuentro con la familia, con un montón de compañeros de mis viejos que sobrevivieron. Ahí mismo me comentaron que existía la posibilidad de que los restos de mi papá pudieran estar en el cementerio de San Vicente. Y me acerqué al Equipo Argentino de Antropología Forense para dejar la muestra genética y a los tres meses recuperé los restos de mi viejo. Fue muy rápido, estuvo muy bien, porque fue fuerte, pero profundizó el proceso que estaba haciendo. Después, casi al año de recuperar mi identidad, también se restituyó la identidad a los restos de mi vieja.
–Explicaba que ese proceso lo fue acercando a la política. ¿En qué momento surge la necesidad de armar algo?
–Recuperé mi identidad en abril y en mayo estaba en Abuelas. Tenía otro trabajo, pero necesitaba involucrarme más en todo lo que me estaba pasando. Lo hablé con Estela (Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo) y me abrió las puertas. Después de dos años de laburo renuncié e hice un viaje por Latinoamérica que me hizo muy bien. Cuando volví me metí a militar otra vez en Abuelas, pero recién cuando empecé a trabajar hace dos con Gabriela (Alegre, legisladora de la Ciudad) me vinculé más a la política. De ahí que terminé con un local en Lugano, que es mi barrio, y tiene el nombre de mis viejos.
–¿Qué expectativas tiene con su llegada a la Cámara de Diputados?
–Siempre comparo dónde estaba en el 2001 y dónde estoy ahora, y me doy cuenta del tiempo histórico que estamos viviendo. Es una responsabilidad grande porque hay que ponerle mucho laburo legislativo, pero también una posibilidad de aportar desde ese pequeño espacio al proyecto y reconozco la confianza que me están dando de arriba para que yo tenga una banca. Si vos mirás la lista te das cuenta de que hay una renovación de gente joven que me parece lo más importante. La verdad es que yo no tenía esta ambición política, pero las circunstancias me fueron llevando. Estoy muy entusiasmado porque sé que se vienen cuatro años que espero que sean históricos como estos dos últimos que pasaron.
–En el bloque va a haber varios hijos de desaparecidos: usted, Eduardo de Pedro y Marcelo Santillán, de Tucumán...
–Es muy fuerte esto de ser un puente entre lo que hicieron mis viejos y lo que puedo hacer yo. Con todo lo que pasó en el medio, de apropiarme, robarme mi identidad y recuperarla. Hay una generación que responde a esa militancia y a esa insistencia que tuvieron los organismos de derechos humanos. Yo les dije a las Abuelas: yo soy el diputado de las Abuelas. Esto con otro gobierno no pasaría. Porque también hay otros hijos que están en otras fuerzas políticas, como Victoria Donda, que está en el Frente Amplio Progresista, o Victoria Moyano, que está en la izquierda.
–¿Cómo ve el caso de Donda que también llegó a la banca por las Abuelas y hoy está en la oposición?
–La decisión que tomó para mí es errónea. Entiendo que en cualquier otra fuerza política ella no hubiera llegado ahí, es decir, ese lugar se lo dio el kirchnerismo al igual que hoy se lo está dando a otros hijos de desaparecidos. Hoy estamos políticamente en veredas opuestas, pero espero que podamos hablar porque tenemos la misma historia y hay ciertas cosas que no las podemos diluir como si fuera lo mismo. Fue muy triste verla con el grupo A, con Patricia Bullrich, peleando por las comisiones. Pero bueno, por ahí en unos años hace algún movimiento y vuelve para este lado.
–¿Dentro del kirchnerismo dónde se para orgánicamente?
–Me acerqué naturalmente a La Cámpora por mi relación con Juan Cabandié. También Máximo (Kirchner) alguna vez me alentó para que vaya a La Cámpora. Hoy estoy en el área de derechos humanos, pero la idea es que se transforme en una secretaría, se está terminando de armar. Cristina y Néstor siempre vieron a la juventud como la continuidad del proyecto porque sabían que la etapa intermedia de su generación se contaminó. Nosotros vamos a acompañarlos y a la vez cuando Cristina pare un poco, seamos nosotros los que vamos a seguir. Tenemos que acompañarla, apoyarla y también proponer. Si no estamos para eso, estamos en el horno.

domingo, 13 de noviembre de 2011

La JP Descamisados en la comunidad de La Bomba


Jóvenes de la JP Descamisados participaron de una jornada de intercambio y reflexion con miembros de la comunidad del Pueblo Pilagá de La Bomba.

El sábado pasado, en una localidad formoseña, cercana a Las Lomitas (unos 300 km desde Formosa Capital) un grupo de jóvenes formoseños integrantes de la JP Descamisados, que a su vez integran la Corriente Peronista Nacional,  juntamente con  responsables nacionales y regionales de dicha agrupamiento político, se movilizaron hasta la comunidad pilagá de La Bomba para participar con la juventud originaria de distintas actividades.

Recordemos que la comunidad de La Bomba,  carga sobre su memoria una tragedia por una masacre que hoy se encuentra en estrados judiciales. Según los relatos más verosímiles, el hecho se desencadena cuando los pilagás de Las Lomitas vuelven estafados en Salta por Robustiano Patrón Costas, y llegan con hambre, enfermos y agotados por la caminata. El gobierno nacional del general Perón,  les envía tres vagones de ayuda, que llegan demorados y con mercaderías en mal estado que provocan intoxicaciones y muertes. La tensión provoca que los gendarmes rodeen la comunidad, y disparen contra los originarios, produciendo muchas muertes, con persecución de los sobrevivientes que fusilan en otras localidades como Pozo del Tigre.

Para los jóvenes formoseños de la agrupación política en proceso de formación, no les resultó lo mismo poder escuchar el relato de lo ocurrido en boca de sus caciques, de hermanarse con los descendientes y de poder saludar a un sobreviviente, que conocer el relato por terceros o por wikipedia. La integración juvenil, la reflexión compartida, y la sintonía en un proyecto político común de crecimiento con inclusión, relataron, serán un camino que favorezca la cicatrización de una herida que aún no está cerrada. Hubo reflexiones grupales, intercambio de remeras, almuerzo en el lugar y hasta juegos en las aguas del madrejón. Al despedirse, hubo expresiones de  aliento y de esperanza de poder profundizar este tipo de acciones tanto de formación como de promoción comunitaria

Fuente Agencia PSR.


viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Qué le aporta la juventud kirchnerista al kirchnerismo?


Por José Natanson *

El acercamiento de un número creciente de jóvenes al kirchnerismo es un fenómeno que lleva ya unos años, aunque se hizo visible últimamente. Escribí la primera nota sobre el tema en este diario el 27 de septiembre de 2009, para advertir sobre una tendencia que se había ido desarrollando subterráneamente y en la cual, me parecía, el gobierno no había reparado lo suficiente. En la estela del conflicto del campo y la derrota electoral, el kirchnerismo había logrado consolidar una “minoría intensa” de respaldo, compuesta en buena medida, asombrosamente, por jóvenes. Después vinieron los festejos del Bicentenario, la muerte del ex presidente y la reelección de Cristina Kirchner, que le dieron visibilidad definitiva a todo el asunto.
¿Y qué hizo el kirchnerismo con este fenómeno nuevo? Lo mismo que había hecho tantas veces en el pasado con temas, ideas o proyectos que no formaban parte de su agenda: capturarlo y tratar de aprovecharlo al máximo, poniendo detrás todo el peso del Estado y toda la fuerza de su voluntad. Fue así como cada vez más kirchneristas sub-40 fueron designados o promovidos a puestos estratégicos, y fue así como la Presidenta intervino en la definición de las listas legislativas, ubicando en lugares expectables a un número inédito de jóvenes, y no renunció a ello ni siquiera cuando referentes provinciales de peso, como el pampeano Carlos Verna, amenazaron con un portazo.
Sin caer en los análisis que enfocan el tema desde el simplismo institucional, como si la influencia de una organización pudiera medirse sólo por el peso de las bancas o secretarías que controla (los famosos siete diputados de La Cámpora), creo que vale la pena ensayar una mirada que contemple las diferentes facetas de la idea de generar un recambio generacional promovido desde la cúpula misma del poder, para después considerar sus desafíos y sus límites.
Digamos primero que la apuesta tiene su lógica. Ubicar a jóvenes en lugares de decisión les permitirá foguearse en los rigores del día a día del gobierno para jugar más tarde en ligas mayores. En segundo lugar, y ya desde un punto de vista más electoral, conviene recordar que Cristina Kirchner tiene vedada la reelección y que por lo tanto debe comenzar a pensar en construir un sucesor diferente al que desde el primer día le querrá imponer el peronismo, sea Daniel Scioli o Juan Manuel Urtubey o José Manuel de la Sota. Una juventud consolidada y potente puede jugar un rol importante en la interna del PJ.
Pero también hay riesgos. El primero es inmediato, pero controlable: los posibles errores de jóvenes súbitamente catapultados a lugares institucionalmente muy relevantes y ultraexpuestos públicamente. En efecto, la falta de experiencia política o de gestión puede llevarlos a cometer equivocaciones, que serán explotadas no sólo por las fuerzas opositoras sino, lo que quizá resulte más peligroso, por el peronismo tradicional (los gobernadores como viejos vinagres verdugos de jóvenes desprovistos de peso territorial y atractivo electoral).
Pero me interesa sobre todo señalar un punto más profundo y potencialmente más conflictivo, que podría sintetizarse en una pregunta molesta: ¿qué le aporta la juventud kirchnerista al kirchnerismo? Como escribió Mario Margulis (La juventud es más que una palabra, Editorial Biblos), los jóvenes, por definición, se sienten lejos de la enfermedad y la muerte, lo que los provee de una sensación de invulnerabilidad y, a veces, de inmortalidad, con efectos de temeridad y arrojo que a menudo se reflejan en riesgos gratuitos y conductas autodestructivas (sobredosis, accidentes, excesos). Estamos generalizando, desde luego, pero podríamos formularlo así: aligerados de recuerdos de etapas que no vivieron, los jóvenes actúan despojados de las inseguridades y certezas que no sean las de sus propias vidas, sin esa prudencia adulta que es fruto del recuerdo y la experiencia. Por eso la juventud es esperanza, promesa, potencia y libertad en el sentido de un abanico grande de opciones abierto.
Desde el Mayo del 68 hasta las revueltas árabes, es evidente que los jóvenes son capaces de cambiar un estado de cosas, pero que encuentran más dificultades para convertir todo eso en una construcción de poder. La cuestión es que el kirchnerismo ya tiene el poder. Hasta el momento, los jóvenes cercanos al gobierno han demostrado su capacidad para administrar poder, pero no para producirlo: Cristina Kirchner, por supuesto; pero también Scioli, los intendentes del conurbano, José Luis Gioja y Gildo Insfrán, todos ellos producen poder. ¿Qué pedirles, entonces, a los jóvenes kirchneristas, si “el poder ya está”?
No se trata, como señaló bien el periodista Martín Rodríguez, de reclamarles que “corran por izquierda” al gobierno, en buena medida porque el gobierno ya ha dado muestras de su voluntad de impulsar una agenda de políticas transformadoras sin la necesidad de un acicate que lo radicalice. Hacerlo, además, equivaldría a reproducir a destiempo la historia de los ’70: pedirles que hagan lo mismo que los Montoneros hicieron con Perón es absurdo, entre otras cosas porque los actos de diseño ultracontrolados y pensados para la transmisión televisiva no admiten a miles de jóvenes discutiendo con el líder, ni al líder echándolos de la Plaza.
Pero tampoco es cuestión de aceptar que el momento histórico cambió y que entonces la juventud kirchnerista debe insertarse mansamente en una maquinaria que ya anda sola. Su potencia militante es bienvenida y quedó demostrada en el acto en el Luna Park. Pero los jóvenes no pueden limitarse a empujar la maquinaria, aunque lo hagan con fuerza, y quizá deban comenzar a pensar en generar chirridos, aunque aún no sepamos cómo. Por eso creo que el riesgo más grande de la juventud kirchnerista no es la disputa con el líder; el riesgo es que su institucionalización comprima la voluntad creativa, la innovación y el ejercicio de la libertad, que son o deberían ser los grandes aportes de los jóvenes al “proyecto”.
No faltan antecedentes. A comienzos de los ’80, la Coordinadora, integrada por una generación brillante de militantes, acompañó a Raúl Alfonsín en sus muy transformadores primeros años en la presidencia; el líder radical los premió designándolos en puestos importantes, ministerios, secretarías, jefaturas de bloque. Con el tiempo se fueron oxidando, enredados en sus mil y una internas, al punto que ninguno de ellos logró superar el liderazgo del ex presidente, que por otra parte siempre se las arregló para situarse a su izquierda. Hace tiempo que dejaron de ser jóvenes y hoy son una colección de canosas promesas incumplidas. En este sentido, el riesgo de los jóvenes kirchneristas no es la expulsión de la Plaza, sino el ensimismamiento institucional, el achatamiento de sus pulsiones transformadoras y el encasillamiento burocrático; en suma, la imposibilidad de trascender al líder. Ninguno de ellos será Mario Firmenich, pero todavía tienen que demostrar que no se convertirán en Leopoldo Moreau o Federico Storani.
Si podrán hacerlo o no dependerá sobre todo de ellos, pero también de Cristina Kirchner y de quien asoma como el posible puente entre unos y otros: el vicepresidente electo Amado Boudou. Sus antecedentes de hombre de la noche, su paso por el CEMA y los modos actuales de su exposición pública (su moto y su guitarra) reenvían un poco a los ’90, igual que incursiones televisivas como la de Sábado Bus, un programa tan noventista como Ramón Hernández o las vacaciones en Miami. Pero al mismo tiempo hay que reconocer que Boudou acompañó de manera decidida las políticas oficiales, defendió incluso aquellas que podrían haberle resultado costosas en términos de imagen, como la disputa con Clarín, y es el autor intelectual de la nacionalización de las AFJP, decisión sobre la que descansa buena parte del esquema económico-social del kirchnerismo. Quizá fue al CEMA, pero lo bocharon y, en todo caso, un hombre siempre tiene derecho a cambiar, a ajustar su trayectoria de acuerdo con el signo de los tiempos, que es eso que siempre supo leer bien el peronismo: es en este sentido que Boudou es un peronista hecho y derecho.
Retomando el hilo del argumento, finalicemos señalando que la juventud kirchnerista tiene la oportunidad de liderar el ingreso al primer plano de la política de la tercera generación de la democracia recuperada, si la primera fue la de Alfonsín, Menem, Duhalde y De la Rúa, y la segunda la de los Kirchner, Macri, Carrió, Scioli. El desafío es administrar con inteligencia y al mismo tiempo con pasión el poder que se les ha concedido, mientras buscan la forma de generarlo y exploran nuevos estilos, ideas y vocabularios. Desprovista del tono sacrificial y las reminiscencias épicas que la teñían hace cuatro décadas, la política está cruzada hoy por la democracia, el pluralismo y el lenguaje de los derechos, que la organiza y regula. Si se escucha bien, es fácil comprobar que los jóvenes kirchneristas hablan esa lengua, porque la aprendieron de chicos y porque no cargan el peso de la experiencia de los ’70, que dobla las espaldas de muchos adultos, con sus recuerdos tan legítimos como cualquier recuerdo, pero a veces –es la impresión del autor de esta nota, que el lector adivinará treintañero– excesivamente presentes.
* Director de Le Monde Diplomatique, Edición Cono Sur, www.eldiplo.org

El mapa de la pobreza

La Cepal y la Unicef darán a conocer hoy un informe que refleja la situación de la pobreza infantil en la región. La Argentina ocupa la cuarta mejor posición en el ranking.


Por Sebastián Premici
La pobreza infantil en América latina alcanza al 45 por ciento del total de menores que viven en la región. Esto quiere decir que existen 80,9 millones de menores que tienen una o varias necesidades básicas insatisfechas. Así lo determinó un informe elaborado conjuntamente por la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) y Unicef, que será presentado hoy en el marco de los Diálogos de Protección Social. La investigación utilizó una metodología de medición que apunta no sólo a los niveles de ingresos de las poblaciones más vulnerables, sino que contempla un conjunto de derechos establecidos por la Convención Internacional del Niño, como el acceso a la vivienda, la educación, el agua potable y la alimentación. De los 18 países de la región, la Argentina ocupa el cuarto lugar en cuanto a la calidad de vida de los niños pobres, detrás de Costa Rica, Chile y Uruguay. Más abajo aparecen Venezuela, Brasil, México, Perú y Colombia, entre otros.
Unicef estableció en 2005 una definición de la pobreza: “Los niños y niñas pobres son los que sufren una privación de los recursos materiales, espirituales y emocionales necesarios para sobrevivir, desarrollarse y prosperar”. Esta aproximación pretende generar una metodología diferente para medir las situaciones de vulnerabilidad en la región.
“La pobreza no es sólo una cuestión de ingresos, hay múltiples factores que definen a una persona en estas circunstancias. La idea de crear una nueva metodología de medición apunta a identificar las distintas áreas de acción para que los Estados puedan hacer políticas públicas”, explicó a Página/12 María Nieves Rico, experta de la División de Desarrollo Social de la Cepal. La investigadora será una de las especialistas que presentará hoy el informe en el auditorio de la Universidad de San Andrés, junto al Cippec y la Fundación Tzedaká.
El informe titulado “Pobreza infantil en América latina y el Caribe”, toma los datos de los institutos de estadísticas de cada uno de los países. En el caso de la Argentina, se recogieron de la Encuesta Permanente de Hogares que elabora el Indec. La pobreza infantil en el país se ubica en el 28,7 por ciento. El mejor rankeado es Costa Rica (20,5), seguido por Chile (23,2) y Uruguay (23,9).
En contraposición, los países con mayor pobreza infantil son El Salvador (86,8), Guatemala (79,7), Bolivia (77,2) y Perú (73,4), entre otros. Brasil, una de las potencias económicas de la región, tiene una pobreza infantil del 38,8 por ciento.
La investigación de la Cepal y Unicef determinó que el 53 por ciento de los 80,9 millones de niños pobres se ve perjudicado por una sola privación moderada o severa y sólo uno de cada cinco niños en esta situación se ve privado en tres o más dimensiones. “Esto sugiere que es posible reducir de manera sustancial la pobreza infantil con acciones que si bien no necesariamente serán de bajo costo, pueden localizarse en un área específica de intervención”, señala la investigación.
Por ejemplo, en el caso de la Argentina, el indicador de mayor peso en los niveles de pobreza es el de vivienda (24,8). Luego le siguen saneamiento (3,7), educación (2,7) y agua potable (2,6). Estos son datos de 2006, la fecha de corte utilizada para realizar el informe. Sin embargo, tanto desde la Cepal como la Unicef aseguraron que la pobreza siguió bajando. Según indicó a este diario la investigadora Rico, para 2009 la pobreza infantil en la Argentina había descendido de 28,7 a 25,7 por ciento. El resto de los indicadores también tuvieron una mejoría: saneamiento (2,3), agua (1,6) y vivienda (21,7). El único indicador que sufrió un agravamiento fue educación (3,2). Estos datos no aparecen publicados en el informe.
“Lo que podemos notar en el caso argentino es el peso que tiene el acceso a la vivienda y el hacinamiento en la definición de la pobreza infantil. Por eso queremos elaborar una guía metodológica para que los gobiernos puedan adoptarla y tener un enfoque más global para encarar esta problemática”, agregó la experta de la Cepal.
En el caso de Brasil, la composición de la pobreza infantil es diferente. En 2007 se ubicó en un 38,8 por ciento, mientras que en 2009 fue de 38,7. El indicador de mayor peso en la medición de la pobreza tiene que ver con el saneamiento (34,7), le siguen las dificultades con el agua (8,6) y la vivienda (2,7).
“La información analizada permite identificar áreas de política pública en las que es necesario actuar con decisión y de manera urgente e integral”, explica el informe.

Fuente: Pagina12

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails