domingo, 15 de agosto de 2010

PILAGA: CAMPO DEL CIELO - LA GENTE CARANCHO

La Comunidad Pilagá Campo del Cielo está ubicada en el centro del Bañado La Estrella, Formosa.

A principios del siglo XX el territorio de los Caranchos de Campo del Cielo era un extenso pastizal sin árboles... cuentan los pilagá que el cielo y el pastizal se confundían en colores. Allí nació el nombre: "Campo del Cielo" y se estableció su gente... los Caranchos y los Suris.

Kirchner gana en primera vuelta

Miradas al sur

Las encuestadoras dan arriba al ex presidente entre 11 y 15 puntos de diferencia. 
Cuando falta exactamente un año para que se celebren por primera vez las internas abiertas simultáneas y obligatorias, los sondeos de las diferentes consultoras coinciden en señalar que Néstor Kirchner tiene actualmente la mayor intención de voto, a la vez que se produce una caída de los diferentes referentes de la oposición. De acuerdo a los estudios que en las últimas semanas vienen llevando adelante encuestadoras como Ipsos-Mora y Araujo, Ibarómetro, Opinión Pública y Servicios de Mercado (Zuleta Puceiro) y Centro de Estudios y Opinión Pública, el ex presidente se impondría en primera vuelta y, de mantenerse la actual tendencia, algunas de las encuestadoras se aventuran a señalar que, o bien logra los votos suficientes para ganar en primera instancia o bien se podría llegar a imponer en la segunda. Con respecto a la gestión de la presidenta Cristina Fernández, la consultora Poliarquía –la única que en 2008 pronosticó un triunfo de Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires– asegura que en los últimos ocho meses su imagen positiva pasó de 20 a 37 puntos.

Las encuestadoras Ceop, Ibarómetro y Opsm coinciden en que la intención de voto de Néstor Kirchner se encuentra entre el 36% y el 34%. Con respecto a la oposición, las dos últimas ubican a Mauricio Macri como el candidato que más se acerca al ex mandatario, con un porcentaje que oscila entre el 19% y el 23%. Para Ceop, en cambio, Ricardo Alfonsín es el candidato opositor que presenta la mejor intención de voto, con un 20,8%. En relación al último relevo realizado por Ipsos-Mora y Araujo, Kirchner aparece “como el candidato que potencialmente será más votado en la primera vuelta de las elecciones de 2011”. Y agrega que aunque con estos números el ex presidente debería ir a un ballattoge, también aparece como triunfador en la mayoría de los escenarios de una segunda vuelta.


La consultora Ceop es la que arroja los resultados más recientes ( ver cuadros). Su titular, Ricardo Bacman, sostiene que “la actual intención de voto de los argentinos vuelve a mostrar un escenario donde Néstor Kirchner, como representante del oficialismo, sigue siendo el candidato más votado, y logra valores porcentuales que lo acercan cada vez más a la posibilidad de ganar la contienda electoral sin necesidad de ballottage: sin indecisos ni votos en blanco, logra el 36,7% cuando el candidato radical es Julio Cobos y trepa al 38% y se incluye en la grilla de medición a Ricardo Alfonsín”. Agrega que “entre aquellos que lo eligen, sobresalen los más jóvenes (18 a 34 años), los hombres, y los pertenecientes al nivel socioeconómico bajo”.


De darse un escenario de ballottage, Bacman apunta que “a diferencia de lo que se detectaba tres meses atrás, Néstor Kirchner se impone en todos los escenarios, con una diferencia que, incluso, tiende a ampliarse”. Sostiene que el santacruceño “obtiene una ventaja de nueve puntos porcentuales si se tuviera que enfrentar a Ricardo Alfonsín” pero que “también ganaría la segunda vuelta contra Julio Cobos y Mauricio Macri, por una diferencia de entre 12 y 15 puntos porcentuales”. Concluye que “si el rival fuera Eduardo Duhalde la distancia a su favor llegaría a más de 16 puntos porcentuales”.

Oposición en baja. A partir de los datos obtenidos en el trabajo de campo, en Ceop observan que en la oposición hay una tendencia cada vez más marcada hacia el estancamiento. Incluso, en algunos dirigentes los indicadores denuncian directamente una declinación. Como ejemplo de esto último, Bacman señala el caso del vicepresidente Julio Cobos. Recuerda que en los tiempos de su voto “no positivo” con respecto a la aprobación de la Resolución 125, su imagen positiva trepaba al 65%. En cambio “en este último muestreo redondea un 45%”.

Con respecto a Ricardo Alfonsín, Bacman señala que “luego de su resonante triunfo en la interna de la UCR en la provincia de Buenos Aires, pegó un salto que lo convirtió en el dirigente radical (y también opositor) con mejor imagen”. “Hoy, obtiene alrededor del 49%, con el agravante que no logra traducir en intención de voto aquello que se relaciona con su propia imagen”, agrega.


En el peronismo disidente la situación es aun peor que en el radicalismo. De acuerdo al estudio de Ceop, la imagen negativa de Francisco de Narváez, Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Felipe Solá y hasta de Mauricio Macri oscila entre un 50% y un 55%, “un duro techo para superar a la hora de lograr el voto de la gente, que se convierte en un verdadero desafío”, afirma Bacman. 

Aprobación de la gestión oficial. Los estudios encarados por las distintas consultoras acerca de la opinión ciudadana sobre la gestión de Cristina Fernández también arrojan resultados positivos para el Gobierno. Según un estudio de Mora y Araujo, un 57 por ciento de los consultados se pronunció en favor de profundizar la redistribución del ingreso para disminuir la pobreza. Por su parte, el traumático final que tuvo el modelo neoliberal instalado en los ’90 y que acabó en el estallido político y económico de 2001, sigue generando un fuerte rechazo en la población. Esto queda demostrado por dos indicadores de la encuesta de Mora y Araujo. Por un lado, un 63% de los encuestados se pronunció a favor de que las empresas estatales tengan primacía sobre las privadas, y un 62% señaló que el Estado debe intervenir en la economía para regular los mercados. Para la encuestadora, “estos datos explican por qué el discurso opositor se centra en las formas y no en las políticas centrales impulsadas los últimos siete años.

Los temores de Clarín en números

Miradas al Sur


De acuerdo con lo declarado por las empresas del monopolio a la Comisión Nacional de Valores, las ventas netas consolidadas del Grupo Clarín en 2009 fueron de $6.678,8 millones. A precios constantes –sin deducir la inflación– significa un crecimiento del 16,4% anual (en 2008, las ventas fueron de $5.736,1 millones).

Clarín logró una posición monopólica en varios segmentos donde opera. El más significativo y el que más dolores de cabeza le produce a Magnetto es el de la televisión por cable. Aquí tiene dos frentes abiertos. Por un lado, porque en marzo pasado el Estado anuló la fusión de Multicanal y Cablevisión, dando por tierra la autorización que la había avalado en 2007. A través de estas empresas, en 2006, el Grupo Clarín concentraba el 57% del mercado nacional de televisión paga. En la Ciudad de Buenos Aires, resulta el 85% del total de abonados, en La Plata el 94%, en Avellaneda el 89%, en Berazategui el 82%, en San Martín el 87%, en Lanús el 90%, en Morón el 84%, en San Isidro el 94%, en Tigre el 92%, en Tres de Febrero el 89% y en Vicente López el 94%.

Fuera del conglomerado de la Ciudad y del Gran Buenos Aires, el Grupo Clarín tiene presencia monopólica en otras grandes ciudades. En Córdoba tiene el 85% del total de abonados, en Santa Fe el 78%, en Paraná el 80% y en Santa Rosa el 95%.
Licencia para controlar. El número de licencias resulta agobiante en su contabilidad. A través de Cablevisión, controla 101 licencias sólo de cableoperadores; con Multicanal, 95 licencias; con Teledigital Cable, 26; y finalmente, a través de Televisión Digital, 12 licencias más. A estos números deberían sumarse las extensiones de licencias, que involucran a más de una localidad.

El gran problema de Magnetto es que, además de encontrar candidatos para 2011 que lo defiendan, necesita convencer a la Justicia de que estos datos no desnudan una posición dominante de mercado y que, en cambio, son una garantía a la libertad de expresión.

Según las declaraciones realizadas a la Bolsa, “de las ventas totales del Grupo Clarín en 2009, el segmento de la Televisión por Cable y acceso a Internet se consolidó como el principal motor de ingresos del Grupo con 4.219,0 millones de pesos”.

Hay una confesión de parte en quien se opone a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual vigente que le impone desprenderse de licencias a quien tenga posiciones monopólicas. La defensa que argumentan los laderos de Magnetto es que tienen “derechos adquiridos” previos a la Ley 26.522. El problema es que no existen derechos adquiridos a ejercer conductas monopólicas. Entre otras cosas, porque esas prácticas –apoyadas por lobbies poderosos– ya violaron las leyes anteriores e hicieron de ese incumplimiento de las normas regulatorias una estrategia de crecimiento.

El artículo 45 de la ley establece limitaciones a la concentración de licencias de servicios audiovisuales, con el objetivo de “garantizar los principios de diversidad, pluralidad y respeto por lo local”.
Plazo para desconcentrar. El artículo 161 de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es el que fija el plazo perentorio de un año para que las empresas regularicen ante la autoridad de aplicación la cantidad de licencias que operan. Es decir, Clarín deberá desprenderse de lo que, hasta ahora, logró en base a concentrar poder independientemente de las normas vigentes.

En este sentido, la nueva norma es un punto de inflexión en la historia institucional del país. La nueva ley incorporó en su texto no sólo el espíritu, sino la letra de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión elaborados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Uno de esos principios reza: “Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.

ELISA CARRIÓ - El ocaso de una experiencia política

Pagina12

Por Edgardo Mocca 

Elisa Carrió es el símbolo de una etapa política argentina. La que empieza a insinuarse con el escándalo de los sobornos en el Senado para aprobar la más regresiva ley laboral de nuestra historia y la consecuente renuncia de Chacho Alvarez a la vicepresidencia del gobierno de la Alianza. En octubre de 2001 la ciudadanía expresaría en las urnas su repudio al rumbo asumido por el gobierno de De la Rúa y dos meses más tarde, en las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre, las manifestaciones populares sellarían en las calles el fin de esa experiencia política.

Aunque las escenas de aquel incendio social parezcan hoy lejanas en el tiempo, vivimos políticamente bajo la influencia que proyecta esa experiencia. En algún sentido, podemos pensar que la elección del año próximo podría estar señalando la desembocadura de ese ciclo de la política argentina. Se juega, en los meses que nos separan de esos comicios, si la política puede escaparse definitivamente de la jaula de hierro del sentido común cualunquista y antipolítico sistemáticamente construido por los grandes medios de comunicación o seguirá aceptando esas reglas de juego y reduciéndose a la condición de administradora de intereses y proyectos que se incuban fuera de las instituciones democráticas.

Si la renuncia de la jefa de la Coalición Cívica al Acuerdo Cívico y Social (se supone, aunque no está claro, que es el partido y no solamente su líder el que renuncia) se inscribe en esa perspectiva, el acto adquiere una significación muy especial. La estrella central de un modo personalizado y mediatizado de hacer política parece estar llegando a su ocaso. Y ese ocaso podría estar señalando también los límites insalvables de la acción política exclusivamente centrada en la video-seducción, carente de entramados colectivos y de sustentos ideológicos. Si Carrió, como todo hace prever, avanza en la dirección del aislamiento y la irrelevancia, será tal vez el golpe más duro para toda una matriz política: la de lo que el investigador italiano Mauro Calise llamó “partidos personales”, séquitos cambiantes que acompañan la casi siempre frágil y fugaz fortuna mediática de sus jefes.

La historia de la emergencia, el cenit y el tendencial ocaso de Carrió es, de algún modo, la historia del mencionado derrumbe político argentino. Rápidamente comprendió la naturaleza raigal de la brecha de confianza abierta entre la sociedad y la política en los últimos meses de 2001. Construyó, a partir de esa comprensión, un atractivo relato que, en ese entonces, combinaba la denuncia moral contra la clase política en su conjunto con el señalamiento de la funcionalidad de esa crisis moral para los proyectos políticos de sectores privilegiados, nacionales y extranjeros. En la tradición yrigoyenista, el término clave del relato era el “régimen”. El régimen eran los dirigentes políticos venales y era también un proyecto de exclusión social y postergación nacional.

Ese discurso convirtió a Carrió en la heredera de la centroizquierda republicana que había expresado el Frepaso en los años noventa. A su alrededor se nucleó una importante cantidad de dirigentes de ese origen, que habían soltado amarras con la experiencia de la Alianza, cuando ésta apareció nítidamente como una continuación vergonzante del proyecto menemista. El escenario de aquellos días era muy propicio para la penetración del discurso refundacional desarrollado en clave ética: las crisis como las de entonces llevan a las sociedades a profundas interrogaciones sobre su historia y sobre su futuro; las viejas explicaciones y las viejas retóricas son arrastradas por el vendaval de los acontecimientos. La consigna “que se vayan todos” había encarnado en planteos políticos de máxima radicalidad, provenientes, muchos de ellos, de sectores políticos e intelectuales, habitualmente caracterizados por su moderación y su prudencia.

La etapa moral-centroizquierdista de Carrió abarcó el período que va desde fines de 2001 a la elección de mayo de 2003, aunque formalmente se mantuviera un tiempo más, en los primeros tiempos del gobierno de Néstor Kirchner, al que apoyó en la finalmente nonata segunda vuelta de esa elección, con la fundamentación de que el líder santacruceño era “lo mejor del régimen”. El paulatino viraje de la líder de lo que entonces era el ARI tuvo como telón de fondo la necesidad de diferenciación respecto de la agenda de la primera etapa kirchnerista. Derechas e izquierdas, pasó a sostener, son cuestiones del pasado que hoy se agitan demagógicamente. Lo que hacía falta, según esta nueva portada “preideológica” era un “contrato moral” que agrupara a los adversarios del “régimen”, de cuya definición dejaron de formar parte los componentes específicamente políticos. Su partido, mientras tanto, nunca dejó de ser personal. Carrió era (y es) la ideología, la imagen, la estrategia y la táctica de cualquier espacio que la reconozca como referente. No es difícil de entender: si el crecimiento del “partido” se reduce a la suerte de su liderazgo, ¿cuál será el espacio de crítica y rectificación colectiva que pueda surgir de su interior? Cualquier debate puede clausurarse con la amenaza del líder de irse del partido. Así, fue muy escaso el eco alcanzado por la disidencia del ARI, encarnada por varios ex dirigentes del Frepaso; el partido personal –es decir su líder– ya había decidido convertirse en la vedette política de la oposición de derecha, lo que no hizo sino profundizarse desde entonces. Dicho sea de paso, los supuestos debates que hoy tendrían lugar en la Coalición Cívica a partir de la ruptura de su jefa con el agrupamiento panradical no tendrán ninguna consecuencia política relevante; ninguno de quienes puedan promover la discusión cuenta con recurso alguno para modificar las decisiones y solamente le queda a cada uno la alternativa de buscar otras aguas para su navegación política.

Todo indica que el portazo de Carrió no fue inesperado para los cálculos de la cúpula radical; más bien se lo fue induciendo a fuerza de desplazamientos y ninguneos. Razonablemente, los dirigentes radicales consideran que los votos que pudiera sumarles la diputada para la elección de 2011 no compensan el costo de una convivencia virtualmente imposible. Ante cada giro de la situación, el Acuerdo Cívico y Social tiene que lidiar con las iniciativas del Gobierno y, al mismo tiempo, con una “aliada” autoerigida en tribunal moral del partido, pronta a denunciar cualquier gesto que a ella le parezca una claudicación ética. Hace rato que en la UCR se está tomando nota del cambio en el humor político de la sociedad que, visiblemente, ya no es el de los afiebrados días de la protesta agraria de 2008, ni el de los coletazos de la crisis mundial en 2009. La idea de seguir haciendo política, hacia 2011, con el tono y las consignas de entonces –que hoy siguen siendo las de Carrió y los oligopolios mediáticos– ha dejado de ser una estrategia recomendable. Es cierto que los humores políticos son muy cambiantes entre nosotros; pero los radicales no creen que la exaltación apasionada y la guerra sin cuartel sean su elemento. Saben que la ciudadanía puede más fácilmente buscar al radicalismo para que gobierne, cuando se siente estabilizada en sus avances, que cuando hay que poner orden en el caos.

Lo previsible es que Carrió y las personas que decidan seguir acompañándola doblarán indefinidamente la apuesta de la rabia antikirchnerista incondicional. A diferencia de 2007, los opositores no sienten que estén jugando necesariamente por la “medalla de plata” sino que aspiran, cada agrupamiento por separado, a ganar el gobierno. Los electores opuestos al Gobierno no buscarán –es de prever– alguien que exprese su indignación, sino alguien que pueda ganar y gobernar. Es probable que a la Coalición Cívica no la esté esperando un muy buen desempeño electoral. ¿Puede volver Carrió sobre sus pasos? Difícilmente el radicalismo la ayude con mucho más que con gestos afectuosos y políticamente correctos.

Horacio Verbitzky: Justo el 24

Pagina12
Por Horacio Verbitsky
 
Por azar, el martes 24 coincidirán varios hechos relevantes para las definiciones políticas del país. Ese día vencerán las facultades delegadas por el Congreso al Poder Ejecutivo y las subdelegadas en dependencias de menor jerarquía, entre ellas la de fijar la alícuota de las retenciones a las ventas externas de cereales y oleaginosas. El mismo día la comisión investigadora creada por la Legislatura Porteña para estudiar el desempeño de la Policía Metropolitana y su aparato clandestino de Inteligencia se propone escuchar las primeras explicaciones del jefe de gobierno Maurizio Macrì. Por último, la presidente CFK presentará a la opinión pública la investigación acerca de la empresa Papel Prensa, en la cual el Estado Nacional comparte el paquete accionario con el Grupo Clarín y el diario La Nación.

Traidores a la Patria

Durante el examen que la Mesa de Enlace de las patronales agropecuarias tomó a la dirigencia política en la Sociedad Rural, el jurista del Grupo Ahhh... Daniel Sabsay sostuvo que al vencer el plazo de delegación caducan todas las resoluciones adoptadas por el Poder Ejecutivo en su ejercicio. Sabsay sostiene que la alícuota de las retenciones pasará a ser igual a cero mientras el Congreso no les asigne otro valor. Esto contradice el artículo 76 de la Constitución, según el cual la caducidad del plazo previsto de la delegación “no importará revisión de las relaciones jurídicas nacidas al amparo de las normas dictadas en consecuencia de la delegación legislativa”. En el mismo escenario en que se fustigó la crispación y la actitud confrontativa del gobierno, Sabsay sostuvo que si los diputados y senadores no actuaran como él indica serían “traidores a la patria”. Para el gobierno, en cambio, aunque el Congreso no renueve la delegación, las normas adoptadas por el Poder Ejecutivo no pierden vigencia. La soja seguiría pagando el 35 por ciento mientras una nueva ley no dispusiera otra cosa pero el gobierno no podría aumentar las retenciones al trigo, que hoy son del 23 por ciento, pese al aumento vertiginoso de su precio, que repercutirá en el precio del pan y las pastas. Esta interpretación es avalada por el trabajo que realizó el equipo técnico jurídico de la Comisión Bicameral del Congreso sobre Facultades Delegadas. La Constitución reformada en 1994 concedió cinco años al Congreso para que decidiera qué normas preexistentes ratificaría y cuáles caducarían. Entre 1999 y 2009, cinco leyes ratificaron las normas delegadas, identificaron aquellas cuyo objeto ya se había cumplido y las que fueron modificadas por otras posteriores y propusieron una solución definitiva que el Congreso debería adoptar este mes. La mayoría del Equipo Técnico-Jurídico creado por la última de las leyes ratificatorias, integrado entre otros por los ex procuradores Enrique Paixao (de la UCR) y Alberto García Lema (del peornismo opositor), concluyó que seguirán en vigencia “las normas emitidas en ejercicio de competencias delegadas una vez derogadas las delegantes”. Además de esta interpretación jurídica, ha habido ya manifestaciones políticas que se apartan de la visión catastrófica que se difunde en medios gráficos y audiovisuales. Tanto el líder socialista Hermes Binner como el radical Ricardo Alfonsín han reconocido que corresponde al Poder Ejecutivo la fijación de las alícuotas, ya que se trata de medidas de administración que no pueden ni deben ser asumidas por un órgano deliberativo como el Congreso. Estas posiciones racionales precipitaron el alejamiento de la Coalición Cívica Libertadora, que reivindica para sus miembros la exclusividad de la decencia y la lucidez. El mensaje de sus líderes, Elisa Carrió y Patricia Bullrich, quienes se sienten vírgenes renovadoras rodeadas de carcamanes de vicios incurables, se adapta bien al estilo banal y escandaloso de cualquier televisión (ya sea opositora u oficialista) pero es poco atractivo para el mercado electoral, como lo muestran sus resultados, declinantes comicio tras comicio. Las libertadoras dejaron de ser una opción nacional y hoy constituyen un partido porteño de tercer orden. Sin embargo, la aritmética constitucional no permite desdeñarlas. El 1 a 3 por ciento de Carrió en una elección nacional puede ser la diferencia que impida a la oposición llegar a una segunda vuelta con el kirchnerismo. Por eso tanto Binner cuanto Alfonsín, e incluso el vicepresidente Julio Cobos, no respondieron al guante que Carrió les arrojó al rostro. Por el contrario, todos ellos lo describieron como una caricia pícara, opinaron que el alejamiento será transitorio y expresaron el deseo de reencontrarse antes de las elecciones. Carrió, por su parte, fantasea con reemplazar a los vetustos y mañosos radicales por los jóvenes impolutos Felipe Solá y Carlos Reutemann, que al tanto de este plan practican frente al espejo la palabra cabalística “Oooosooo”.

Voy si quiero

La unidad del Grupo Ahhh..., reclamada en los tonos más imperativos desde las columnas de La Nación, también naufraga en la Legislatura Porteña, donde todos los bloques de la oposición coinciden pero no en contra del gobierno nacional sino de Macrì. Esto incluyó a la UCR, la CCL y los dos legisladores que responden a Francisco De Narváez, quien días antes había compartido con Macrì la mesa tendida por Héctor Magnetto. El jefe de gobierno tiene alguna dificultad para encarar su situación en términos políticos o jurídicos. En cambio, plantea cada nuevo episodio como una ofensa personal, lo cual no contribuye a la racionalidad de sus respuestas. Poco acostumbrado al trato igualitario, no advierte que un análisis psicológico o un allanamiento son parte común de un proceso penal y las considera decisiones dirigidas a humillarlo. Es muy difícil que sus denuncias contra el juez federal Norberto Oyarbide prosperen en el Consejo de la Magistratura. La originalidad de promover su propio juicio político tampoco fue aceptada, porque la mala elección que el macrismo hizo el año pasado menguó el volumen de su bancada, pero también debido a su desdén por los mecanismos institucionales: la solicitud no incluyó ninguna de las causales que la Constitución porteña contempla, ya sea mal desempeño o comisión de delitos, comunes o en el ejercicio de su cargo. La Comisión Investigadora citó para el martes 24 a Macrì, lo cual hace previsible una judicialización del caso si cumple con la amenaza de esquivar la cita. Las escuchas telefónicas al cuñado del jefe de gobierno y a enemigos políticos de su primer jefe de policía, realizadas por un espía asociado con el jefe de gabinete porteño a través de sus respectivas esposas, forman una trama que ningún estratego de campaña puede disimular.

Papeles

El informe sobre Papel Prensa es conocido en parte por filtraciones en distintos medios. Esto no atenuará el impacto de su difusión oficial por la presidente. En la reunión con las principales figuras periodísticas del Grupo, que esta semana reveló el periódico electrónico Diarios sobre Diarios, Magnetto habría dicho que él y José Antonio Aranda, “nos pusimos al frente del conflicto” de las patronales agropecuarias contra el gobierno, lo que explicaría la escalada entre Clarín y Néstor Kirchner. Ese conflicto comenzó al mismo tiempo de la publicación del libro El hombre de Clarín, Vida privada y pública de Héctor Magnetto, donde el presidente del directorio y CEO del Grupo explica que la compra de las acciones de Papel Prensa es previa a la detención de toda la familia de David Graiver por el general Ramón Camps. Las actuaciones judiciales avanzadas en La Plata y algunos testimonios recogidos por la investigación que está terminando el gobierno, por lo menos relativizan esa afirmación: también las amenazas y la extorsión a los antiguos accionistas comenzaron antes de que las tropas de Camps los privaran de su libertad. El libro también recapitula los enfrentamientos con gobiernos anteriores, de los que Clarín salió airoso, a modo de advertencia para el actual. Es ostensible que esa obra, bien escrita por un periodista idóneo y respetado, como José Ignacio López, pero cuyo eje es la versión de los hechos del propio biografiado, forma parte de un dispositivo de batalla cuya inevitabilidad Magnetto había advertido ya en 2007. El capítulo judicial está abierto, con la causa que labra en La Plata Arnaldo Corazza, a la que se acumuló el mes pasado la investigación que instruyó en la Capital Daniel Rafecas. Corazza es uno de los jueces más pusilánimes del fuero federal, pero resta por saber si le teme más al gobierno o al Grupo Clarín. Por encima de Corazza hay una cámara de apelaciones. Uno de sus miembros, Leopoldo Schiffrin, es una garantía para todos los interesados: allí donde él actúa es tan impensable que un involucrado en delitos de lesa humanidad eluda el castigo, como que se persiga por razones políticas a un inocente. El Poder Ejecutivo no ha dejado trascender las medidas administrativas que contempla respecto de Papel Prensa, aunque en mayo de este año La Nación sostuvo que el gobierno planteaba la nulidad de la venta del paquete accionario. Los accionistas privados actúan como si ése fuera un dato cierto. Por eso esta semana trataron de obtener el control de la Comisión de Fiscalización de la empresa.

Seguridad jurídica

Durante su visita del año pasado, el responsable de América Latina en la cancillería de Estados Unidos, Arturo Valenzuela, dijo que se había reunido con hombres de negocios que se quejaron por la presunta falta de “seguridad jurídica” en el país. La misma expresión acaban de usar la Unión Industrial y la Asociación Empresaria. Aldo Ferrer les respondió que “hoy tenemos mucha más seguridad jurídica que en la década del 90”, garantizada por los poderes independientes y el orden macroeconómico. Ejemplificó con los conflictos por la 125, las AFJP o el casamiento civil, en los que se procedió conforme a las reglas de la Constitución. Si en la década del 90 había una Corte Suprema ampliada para hacer los deseos del gobierno, hoy existen poderes independientes que ponen límites a la voluntad del Poder Ejecutivo, dijo. Para Ferrer también garantiza la seguridad jurídica “una economía ordenada, parada en sus propios recursos, que asegure estabilidad en el presupuesto; que asegure el tipo de cambio, circunstancia que tampoco se daba en la época del 1 a 1, con un sistema que estaba fundado en la deuda”. Concluyó que tanto en la década del 90 como en tiempos de la dictadura “muchos empresarios industriales apoyaron la política que nos estaba destruyendo” y ahora cuestionan la seguridad jurídica en el marco de un “juego político” contrario al gobierno nacional.

En aquellos años fue afectada la seguridad jurídica de los trabajadores, con beneplácito de los hombres de negocios que extrajeron de esa situación enormes beneficios. El trabajo en negro es el gran generador de inseguridad en torno a la continuidad del empleo, a los derechos laborales, al nivel salarial, a la cobertura médica para el grupo familiar y al régimen previsional. Pero además se adoptaron una multiplicidad de mecanismos para eludir la aplicación de la normativa laboral: empresas de servicios eventuales y locaciones de servicio o de obra simuladas para encubrir como contratación independiente una relación laboral; contratos basura (sin indemnización por despido o con indemnización reducida) introducidos por las leyes de empleo de 1991 y 1995; relaciones laborales sin derechos para el trabajador disimuladas como pasantías o aprendizaje; períodos de prueba de tres a seis meses, sin derecho a indemnización, establecidos durante el menemismo, que la Ley Banelco extendió a un año; flexibilidad de la jornada de trabajo en la Ley de Empleo de 1991, con sistemas de jornada promedio y crédito horario, de modo que el trabajador no sabía cuánto iba a trabajar en los días siguientes, a qué hora entraba y salía, ni cuánto cobraría a fin de mes; vacaciones fraccionadas y en cualquier momento del año, desorganizadoras de la vida familiar; cuentas de capitalización en lugar de indemnización, en la ley PYMES de 1995; rebajas salariales a los trabajadores estatales en 1995, 2000 y 2001, que actuaron como disparador para rebajas salariales en el sector privado; rebajas de Asignaciones Familiares, en 1996 y 2001; pago de parte del salario con tickets canasta, que no tributaban a la seguridad social ni se incluían en la base de cálculo de eventuales indemnizaciones (sólo en estos tickets el estado transfirió a los particulares 21 mil millones de pesos). Durante una década el Salario Mínimo Vital y Móvil estuvo congelado en 200 pesos. En caso de concurso preventivo o quiebra se suspendía la aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo y de los derechos que preveía. Por decreto se derogaron los convenios de las empresas estatales a privatizar, lo cual fue convalidado por la mayoría automática en la Corte Suprema. Las negociaciones colectivas no podían arrojar aumentos salariales por encima de los incrementos de productividad, medidos por la autoridad administrativa. Se derogaron las reglas por las cuales los derechos de un convenio seguían vigentes hasta que un convenio posterior los sustituyera, lo cual obligaba a negociar a la baja para no perder todos los derechos y la de la norma convencional más favorable. De este modo, allí donde existían un convenio nacional de actividad y otro de empresa, se aplicaba el menos favorable. La Ley Banelco dispuso que un convenio colectivo pudiera modificar el anterior en perjuicio del trabajador. El 17 de octubre de 1990, nada menos, se prohibió el derecho de huelga en cualquier servicio que el ministerio de Trabajo quisiera calificar como esencial. La Ley de Riesgos de Trabajo eximió al empleador de responsabilidad por enfermedades y accidentes, sus reparaciones eran misérrimas y pagaderas en cómodas cuotas, y las ART fueron subsidiadas con fondos del seguro de vida de todos los trabajadores. Ni la participación en las ganancias ni el control en la producción y colaboración de los trabajadores en la dirección de la empresa, garantizados en la Constitución Nacional desde 1957, se aplicaron jamás, sin escándalo de ningún gran profesor. Tal vez este recordatorio ayude a entender la baja credibilidad que tienen los lamentos empresariales frente a un gobierno dedicado a la reposición de esos derechos, arrebatados a los trabajadores sin guantes de box que acolcharan los golpes.

sábado, 14 de agosto de 2010

OSVALDO BAYER: CAMBALACHE

Pagina12

Por Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania

Como todos los días, al amanecer, voy a buscar los diarios al buzón, que me deja el “canillita” con auto. Además de dos diarios está también una revista semanal. Las leo. Una hora después termino la lectura. No puedo creer. Camino unos pasos y me viene a la memoria una letra de tango. Lo canto a media voz aunque quisiera gritarlo. “Cambalache”, del filósofo de la calle Discépolo:

Siglo veinte, cambalache
Problemático y febril...
.................
Vivimos revolcaos en un merengue
Y en un mismo lodo,
Todos manoseaos.


Vuelvo al diario. Leo su titular: “Joven, sin posibilidades y amargado”. Y el subtítulo: “Alarma, hoy, en el Día de la Juventud, en todo el mundo la crisis financiera empuja a los menores de 25 años a la marginación”.

El artículo se basa en un estudio de la ILO, la Organización Internacional del Trabajo con sede en Suiza. Señala que en Europa, el número de jóvenes desocupados aumenta mes a mes. España, por ejemplo, anuncia una desocupación del 40,3 por ciento de jóvenes menores de 25 años. Y eso que, en el 2007, esa cifra llegaba apenas al 17,5 por ciento. Dice la crónica: “La cifra avanza en forma dramática” y cita al diario español El País, que habla de “una generación cero con muy pocas perspectivas y sin ninguna chance de empleo”. Y no sólo ocurre esto a los que han abandonado sus estudios y tienen poca preparación en oficios sino también a los jóvenes académicos a quienes “les esperan múltiples problemas para encontrar un empleo después de finalizar sus estudios”. Además, explica la ILO, “mismo los que obtienen un empleo, en el 2010, no tienen seguridad para planificar su futuro ya que el noventa por ciento de los trabajadores españoles menores de 25 años sólo reciben contratos con plazo limitado que pueden ser fácilmente rescindidos”.

A esa generación de jóvenes, en círculos especializados, la denominan “Ni, ni”, es decir, “ni estudian ni trabajan”. Acerca de esto, el sociólogo Philipp Woldin escribe: “Se trata de una generación sin estímulo, que ya no tiene sueños de futuro y que se ven ellos obligados a vivir con sus padres. España teme que debido a la crisis económica crezca una ‘generación perdida’ de jóvenes”. Las consecuencias, según los expertos, “para esa generación serán miedo al futuro y falta de motivación y, por supuesto, una larga dependencia del hogar paterno”.

La ILO advierte que en el 2008, en el mundo entero, 152 millones de jóvenes debieron conformarse con una entrada de apenas 1,25 dólar por día, lo que corresponde a un 28 por ciento de la cuota mundial de desocupados.

Pero, y aquí viene lo notable, “el mayor aumento de esa desocupación como consecuencia de la crisis financiera ocurre en los países desarrollados y de ellos, más en los europeos, donde la cuota de jóvenes desocupados aumentó del 13,1 por ciento, en 2008, a 17,7, en 2009. La que mejor se mantiene en los países desarrollados es Alemania, donde esa cuota alcanza al 11 por ciento.

Las consecuencias son, y lo dice el informe de la ILO: aumento de la criminalidad, problemas psíquicos y aumento del consumo de drogas.

Levanto la vista y me digo: “¿y eso hacemos con nuestros jóvenes? Ni siquiera ya reina aquella obligación moral y racional de asegurarles un camino sin violencias en la vida. La actual sociedad mundial con su sistema les abre la puerta para lanzarlos no a la paz sino a la contienda del egoísmo y la disputa diaria.

El mismo diario trae las declaraciones de Tim Noonan, portavoz de la Confederación Internacional Sindical, con asiento en Bruselas, quien señaló que “los gobiernos de la mayoría de los países se han preocupado muy poco durante muchos años en crear fuentes de trabajo y por eso los jóvenes, después de terminados sus estudios, no tienen posibilidades de encontrar una ocupación. Y los que la consiguen están limitados por contratos a término o reciben un sueldo muy bajo. Deben modificarse ya los fundamentos macroeconómicos. Tiene que acabar esa limitación y originar lugares de trabajo, crear empleos verdes, de defensa del medio ambiente. Si no se hace eso vendrá una segunda recesión. Es una bomba de tiempo que ha empezado a hacer tic-tac”.

“En los llamados países en desarrollo el problema es mucho más grave. En Africa y en el Medio Oriente la mayoría de la juventud no tiene trabajo. En Africa del Sur –donde se acaba de jugar el Mundial de Fútbol– el 45 por ciento de la juventud no tiene trabajo. En Namibia, el 75 por ciento. Naciones Unidas ha advertido que cada vez más hay jóvenes que caen en la criminalidad. El peligro es muy grande. Porque junto a la desocupación aumenta la inflación y estamos frente a una crisis de alimentos. Han comenzado las protestas, también en Europa; el caso de Grecia es patético. Trabajo debe ser el problema fundamental.”

Tiene razón Tim Noonan. Ni con medidas financieras ni con ahorros ni con acortar la ayuda a los países en desarrollo se soluciona el problema. Crear trabajo, ésa es la clave, repartir a cada cual lo suyo, ésa es la única solución contra toda violencia.

Doy vuelta la página del diario. Y no puedo creerlo: el Instituto de la Economía Alemana, institución matriz de los empresarios de este país, propone que se eleve la edad para jubilarse, de 65 años a 70; y para ello señalan que la gente cada vez vive más y es imposible solventar las jubilaciones, y que, por otra parte, ha disminuido el número de nacimientos. Es decir que las nuevas generaciones no podrán sostener al cada vez mayor número de ancianos.

Y aquí cabe la pregunta: ¿pero cómo, si hay cada vez menos trabajo y ahora quieren aumentar la edad para jubilados para que los viejos sigan trabajando cinco años más? Y entonces, ¿qué se hace con los jóvenes? Esto demuestra la irracionalidad del sistema capitalista que siempre busca cortar el hilo por lo más delgado. Si los viejos trabajan más años, los jóvenes tienen menos probabilidad de encontrar empleo, dadas las circunstancias del sistema económico actual. Mientras unos discuten cómo crear más trabajo los otros proponen que los que están por jubilarse ya sigan trabajando cinco años más. El sistema. La irracionalidad.

Porque la realidad es otra. Las empresas despiden a gran parte de su personal una vez cumplidos los 55 años, principalmente a los ejecutivos. Está en la mente empresaria que ya a esa edad hay conformismo y no la palabra “búsqueda”, el superarse siempre hasta el último día. Si bien pagan indemnización para librarse de los viejos, éstos, al quedarse sin empleo, pasan a cobrar el seguro de desempleo, una suma en sí irrisoria que les alcanza sólo para no morirse de hambre. Vamos a la parte psicológica: todo empleado, a partir de los 55 años, comienza a tener temor de un pronto despido. Y eso obra sobre su salud mental y física. Y se va formando así una sociedad de histerias, codazos y neurastenias. Cuando la vida tendría que tener un final de tranquilidad y premio para todos aquellos que cumplieron con la sociedad.

Este es el panorama. Pero doy vuelta a la página del mismo diario y me encuentro con otra información. Todo en idioma perfectamente empresarial. Se explica el radical programa de ahorro que llevan a cabo casi todos los estados federales de Estados Unidos. Se ahorra cerrando escuelas, rebajando las ayudas sociales y dejando cesantes a empleados. Hasta ahora, desde comienzos del 2010 se ha dejado cesantes a 169.000 empleados. La nota periodística la firma el economista Dietmar Ostermann. Se calcula que en el 2011 se van a ahorrar 120 mil millones de dólares para terminar con el déficit nacional. Obama ha enviado 10.000 millones de dólares a esos Estados para parar un poco el cierre de escuelas y el despido de maestros. Los republicanos han calificado a la ayuda de Obama como apenas una gota de agua sobre una piedra caliente. La financiación de esa ayuda se lleva a cabo a costa de los más pobres ya que se han eliminado las subvenciones para alimentos vitales.

Sigo leyendo el mismo diario. En el próximo título de página se denuncia el gran negociado que se llevó a cabo con la alarma sobre la gripe porcina y la dramática obligación de vacunarse a todo el mundo. Pero ya no quiero seguir leyendo, me digo, basta. Cierro el diario. Sí, es un diario de tendencia liberal, nada contestatario. Pero informa de la actualidad, es su obligación, la de informar. Es el Frankfurter Rundschau. Tomo la revista Stern, para descansar un poco. Pero justo su nota principal habla de los empresarios más ricos de Alemania y su predisposición a hacer donativos. Por lo menos hay 75 de ellos que poseen fortunas de más de mil millones de euros (que es de más valor que el dólar). Ejemplo, Karl Albrecht posee declarados 17.000 millones de euros; Theodor Albrecht, más de 16.000 millones; Dieter Schwarz, más de 10.000 millones, y sigue la lista. Como decimos, hay por lo menos 75 multimillonarios. Y eso que lo que poseen, comparado con lo de los multimillonarios norteamericanos, parecen propinas. Bastaría comparar esas cifras con las estadísticas del hambre en el mundo, o de la gente sin techo, o de las villas miseria.

“Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé
En el quinientos seis
Y en el dos mil también.
Que siempre ha habido chorros
Maquiavelos y estafaos,
Contentos y amargaos,
Barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
Es un despliegue de maldá insolente
Ya no hay quien lo niegue.”


Cambalache. Me digo: Alemania tuvo pensadores como Kant y Marx; Francia lo tuvo a Descartes, el mundo todo a un Einstein. Pero los argentinos lo tuvimos a Discepolín, que en un tango lo definió todo, en el idioma del pueblo.

Voy a la ventana. Veo el verde de este verano, el cielo bien azul, el dorado tan puro de los rayos del sol. Y se me presentan las figuras humildes de Agustín Tosco, aquel del Cordobazo que encabezaba las protestas obreras vestido con su humilde “overol”, y en Facón Grande, el gaucho que fue fusilado por acompañar a los pobres peones rurales patagónicos.
Sí, a pesar del cambalache, hay gente que no se rinde.

lunes, 9 de agosto de 2010

EDUARDO ALIVERTI - TRANSPARENCIAS

Pagina12
Por Eduardo Aliverti
 
¡Cómo se simplifica la política argentina! No se trata, necesariamente, de que las cosas estén mejor, igual o peor. Es que cada vez resulta más fácil interpretarlas.

La semana que concluyó fue quizás el top del año, en ese sentido. Arrancó con las repercusiones del discurso desopilante de Hugo Biolcati, que, a juzgar por algunos gestos y declaraciones, dio vergüenza ajena casi hasta entre sus propios pares. Es probable que ya se haya dicho casi todo sobre la arenga del presidente de la Rural. Su falseamiento histórico. Su rostro pétreo al citar el drama de la pobreza. La obscenidad con que fue capaz de no atreverse a un solo desliz autocrítico acerca del golpismo invicto de su entidad, ya que tan firme se mostró en defensa de las instituciones democráticas. Además de La Nación, obviamente, sólo Clarín resaltó las palabras del comediante con despliegue de respaldo. Su título central de portada, el domingo, fue “La Rural criticó el autoritarismo y la soberbia oficial”, pero sin entrecomillar los sustantivos. Y, por supuesto, se privaron de apuntar el dato escandaloso de que Biolcati dedicó al sector agropecuario, por ser benévolos, no más que unos pocos párrafos secundarios. No habló del campo. La suya fue una proclama opositora completamente desnuda, en la que pretendió erigir a su espacio como magistratura moral de la Patria. En el mismo momento, las caras de Macri, Duhalde y De Narváez reflejaron una circunspección incómoda, intuidos de que estaban participando de un coro en extremo inapropiado. Nada los dispensa, desde ya. Es la observación de que el encierro a que los obliga su crítica salvaje termina conduciéndolos hacia la inconveniencia política. El lunes, referentes de la derecha comunicacional manifestaron extrañar el señorío de Luciano Miguens, ex cabeza de la Rural, cuyo estilo, en efecto, nada tenía que ver con el tinte pornográfico de Biolcati. Este grado de aprisionamiento por posicionarse de cualquier manera en la lucha contra el oficialismo, que en la órbita no peronista continúa revelando a Carrió como una gurka que socialistas y radicales varios ya no saben cómo sacarse de encima, tendría otra expresión impresionante hacia mediados de semana. Pero eso viene después de reparar en otros episodios.

Cuando, el miércoles, Clarín entregó como noticia central el aumento de las muertes por los choques con colectivos (se podría agregar este sábado, cuando la segunda en importancia fue que la CIA cuestiona cómo se mide la inflación argentina...), queda reflejada una impotencia extraordinaria en su vocería protagónica del interés opositor. No fue que faltara información, precisamente. En orden aleatorio, había el avance del proyecto para corregir al Indek. Había los acuerdos en la cumbre del Mercosur, con nuevo Código Aduanero. Había el fracaso en el Senado del 82 por ciento móvil. Había los duros cuestionamientos al Gobierno en el precoloquio de IDEA, una de las agrupaciones empresariales que nuclean a parte del establishment y a la que prestaron número unos cuantos figurones opositores, bien que de segunda línea. Había las declaraciones de Scioli con respecto a lo “inquebrantable” de sus lazos con el matrimonio. Noticias todas, junto con otras, que en cualquier instancia disímil habrían significado, por diferentes vías semánticas, el aprovechamiento para atacar. Ahora, en cambio, como producto del buen albur en los números macro de la economía y de la desorientación de los candidateables anti K, advierten que ya no basta con la instalación de lo consabido. Encima vienen de desengaños altisonantes, como el caso de la “embajada paralela” en Venezuela. Y de otros que retoman en sus títulos con carácter desfalleciente, siempre ligados a hechos de corruptela. Merecen ser investigados con seriedad, claro que sí; pero desde una visión político–electoralista ya no alcanza, parecería, para malhumorar a sectores de clase media cuyo recelo frente al kirchnerismo resulta empatado –por lo menos– con la desconfianza generada por una oposición llena de incertidumbres. Les quedan entonces los manotones, pero eso no modifica aquello que empezarían a percibir como sensación social de fondo. La muerte del bebé tras la salidera bancaria porta un espanto que se emparienta con el uso previsiblemente canalla que le dio al caso la patria mediática. Instituir un acontecimiento delictivo como debate nacional; como si hubiera licencia para descontextualizar cualquier cosa; como si acaso se tratara de que alguien disponga de soluciones mágicas para el desafío agotador de las grandes urbes; o como si sólo fuera cuestión de colocar en la agenda que así no se puede seguir, es un asco. Es una traición ex profeso a la rigurosidad analítica. Ya se probó con todo lo que exigen los arrebatos emocionales. Todo. Quedar a la cola de Blumberg, leyes más duras, cárceles y más cárceles, gatillo fácil. Uno creería que también comienza a agotarse la recurrencia a “la inseguridad” como fórmula para atraer adeptos.

Si no es por ese conjunto de impotencias, el firmante acepta su incapacidad para interpretar que el jefe de Clarín convoque a cenar a todas las caripelas del peronismo opositor. Y que no falte ninguno. Y que se expongan a la imagen de servilismo más cerril que pudiera imaginarse. No es que esos encuentros cercanos de cuarto tipo no hayan ocurrido numerosas veces, también involucrando al oficialismo. Es la monumentalidad del gesto abierto. Macri, Reutemann, Duhalde, De Narváez, Solá: todos a la casa de Magnetto, todos a rendirse ante el CEO de Clarín en el peor momento del Grupo, todos dispuestos a que su indignidad se desvista para siempre. Sucedió algo rarísimo: la noticia fue divulgada, discretamente, por La Nación y Ambito Financiero. En este último suelen acontecer extrañezas, cuyo origen no es del caso escudriñar. Pero La Nación, el diario ideológicamente más regimentado de este país, el que funciona en tándem inevitable con Clarín por sus varios negocios compartidos, revelando la cena de Magnetto con todos los popes del pejota disidente, nunca se ha visto. Algo muy profundo se quebró en esa alianza, lo cual sería ratificador de hasta dónde llega el aturdimiento de la oposición. O hay un misterio insondable que, a los efectos del razonamiento político, lleva a la misma conclusión. O, como algunos colegas coligieron, fue el propio Magnetto quien se encargó de filtrar la información.

Sea cual fuere la variante, lo sucedido es sexo políticamente explícito hasta un punto que jamás se registró como tal, en tiempos democráticos, de forma tan escabrosa. Toda la jefatura opositora de un sector partidario en el domicilio de quien encabeza la corporación mediática más penetrante. Y el dato igualmente rotundo de haber excluido de la cena a los radicales, amparado el convocante en la experiencia de que son inútiles eternos. Y el añadido de que también se quedó afuera algún príncipe católico, al cabo, es probable, del papelón que pasó la Iglesia en la lid por el matrimonio homosexual. De todos modos, su jefe se descargó en San Cayetano con “la violencia desatada”. Pero ya con una repercusión mediática escasa, después de su traspié.

Biolcati, Magnetto, Macri, Duhalde, De Narváez. UIA-AEA. Bergoglio, Carrió. Si es por interpretarlas, sólo por interpretarlas, vuelta al comienzo: las cosas se simplifican. Mucho.

lunes, 2 de agosto de 2010

PATRICIA SOSA CANTO "MI BANDERA" Y EL HIMNO A LA OLIGARQUIA

Patricia viaja al Chaco para llevar "ayuda" a los tobas. Y después le canta el himno a los que masacraron indígenas a lo largo de toda la historia argentina. Ahora dice, con fingida inocencia que "no sabía donde iba a cantar".

También saltan los defensores de la patria sojera a defenderla. estaría bueno que ella cuente que en estos ultimos dos años financió sus actividades "filantrópicas" en El Impenetrable con fondos de subsidios del Ministerio de Desarrollo Social (que debería rever algunos criterios de asignación de fondos)

Cuando Evita les dijo a las viejas oligarcas de la Sociedad de Beneficencia que tenían olor a bosta de vaca... los que defienden la tilinguería de la cantante y su obscena falta de conciencia social... hubieran dicho... esta Evita es una yegua, una puta... una negrita... y vaya si lo dijeron...... Patricia Soja demostró que una una amante de garcas y de defensores de la dictadura. A los pueblos se los defiende con el cuero y no haciendose la "bondadosa".

EDUARDO ALIVERTI - Folletines

Pagina12

Por Eduardo Aliverti
 
¿Hay mucha diferencia entre el culebrón de Maradona/Grondona/Bilardo y el que rige a unos cuantos escenarios de la vida política argentina? Depende de cómo se lo mire.

En los aspectos formales, puede asegurarse que se parecen demasiado porque, incluso, algunos componentes son idénticos. Traición y mentira, los dos elementos conductivos en la denuncia del ex técnico de la Selección y a los que acompañan el engaño, las tretas, las medias palabras, las advertencias, resultan análogos a ciertos episodios que atraviesan el mundo político de oficialismo y oposición; aunque, si se recorre con objetividad, la segunda contribuye mejor a lo novelesco. Maradona, quien avisó que bastaría con la expulsión de su utilero para tomar la decisión de irse, viene a ser Carrió advirtiendo que se va del Acuerdo Cívico y Social si la fórmula no la encabeza el hijo de Alfonsín, porque con el masajista Cobos no quiere saber nada de nada. Y las cuentas bancarias que cuida Grondona, según Diego, serían “los ministros corruptos” con quienes se junta Binner, según ella. “Tienen que dejarse de joder todos”, dijo Adrián Pérez desde la Coalición Cívica. Y agregó: “Hay que construir un espacio progresista serio, que pueda gobernar como la sociedad reclama”. En otros términos, admitió que ese espacio neonato por ahora es una joda. Lo mismo que Maradona, en su señalamiento de que lo importante es la Selección y el fútbol argentino. Pero claro: uno es Maradona y el otro es Pérez.

Otra analogía deliciosa apareció el jueves, al trascender que habría grabaciones muy comprometedoras para el entorno maradoniano. No lo nombran, pero dejan obvio que en esas escuchas aparecería uno de los ayudantes de campo transando inclusiones de jugadores a cambio de lo que también es obvio. Mancuso sería Ciro James, pero a la inversa. Escuchado, en lugar de escuchador. Bilardo, con ese gesto sempiterno de yo no fui, adelanta que no permitirá que le toquen el culo. Su cara es asombrosamente asimilable a la de Rodríguez Larreta, cuando éste previene que detrás del Macrigate están los Kirchner. O a la de Duhalde, que pide reglas limpias (¡Duhalde!) para competir en una interna. Y de Grondona, replicando con el rostro de piedra mayor que nunca jamás echaron al Diego, sino que simplemente le pidieron que borrara a sus colaboradores, ¿alguien diría que no es el hijo de Franco cuando afirma que todo es producto de una conspiración? El, Grondona, no lo sostiene en forma tan directa; pero sí lo hacen algunos o varios dirigentes de la AFA, que tienen razón aunque en diagonal: Clarín le aportó a la imagen de Maradona-víctima dos insólitos títulos principales de portada, para facturarle a Grondona y al Gobierno que le sacaron el negocio de la televisación del fútbol. Sí, es cierto: a esta altura todo aparece largamente contaminado. Pero no es el periodista quien lo envicia.

Y con Macri caído en desgracia reapareció... López Murphy. Casi nadie tenía idea de su paradero, desde que eliminó su sello partidario fundiéndolo con el PRO. Pero justo ahora se le dio por recorrer la Rural, donde la oposición se trasladó en masa para montar una suerte de Congreso paralelo. También de casualidad almorzó con la carriotista Patricia Bullrich en el restorán central de la muestra de Palermo. Y salió con trompetas a indicar que “para ganar la elección nacional tenemos que ganar la ciudad de Buenos Aires”, que está dispuesto a ser candidato y que para eso vienen trabajando hace meses. No en vano, la mayoría de los legisladores macristas porteños que proceden del extinto partido lopezmurphysta son, para el macrismo, grandes sospechosos de no atreverse a respaldar al jefe de Gobierno porteño, en su patética pretensión de autojuicio político. ¿De dónde salió López Murphy con el hacha sobre el árbol caído? Viene a ser Ramón Díaz, que irrumpió como si tal cosa para fanfarronear que le dan la Selección y arma un equipo competitivo en dos minutos. Y cuando Maradona previene que quien dirija el equipo argentino deberá contemplar que lo espera la traición a la vuelta de la esquina, dice lo mismo que Macri podría sostener sobre los viscosos aliados que le soltaron la mano.

Si es por tretas, el kirchnerismo desplegó las suyas con el anuncio de aumento a los jubilados. Recién para septiembre, de modo que hablamos de lo que ya estaba funcionando y previsto en lo que el propio oficialismo dictaminó. Y bien que está, por fuera de que haya sido para responder a la demagogia opositora con su bandera del 82 por ciento móvil. Pero no vengan con que se trata de una novedad estructural. Kirchner también se despachó con un tácito respaldo a Moyano para la conducción del PJ bonaerense, porque desde la derrota frente a De Narváez en el conurbano no confía en los barones de la zona. Medias palabras, a través de los gestos. Dice que no es momento de hablar de candidaturas, como si no fuera él quien las estimula para que del río revuelto, y de los resultados que arroje la militancia de ego de cada quien, salga lo que más le conviene. Artimañas. Algunos las usan sin dirigirlas hacia la vocación de poder, sino en función de haber quedado presos de la presunta mística de sus propios personajes. Es el caso de ciertos asambleístas de Gualeguaychú, caídos en el no-importa-qué-pero-me-opongo. Su lucha acredita enormes conquistas, pero lo difícil de asumirlas los sumerge en el fracaso del éxito. Los presidentes de ambas márgenes del río han llegado a un acuerdo tras años de conflicto. Hay un dictamen internacional al que se sometieron todos. Hay que el control ambiental será mutuo y generalizado. Pero amenazan con volver a cortar el puente porque ahora no están de acuerdo con la integración de los equipos supervisores, ni con la cantidad de veces en que pueden supervisar. A cada paso una piedra, como la del conjunto opositor en su pretensión de ganar iniciativa sin importar que las retenciones, o el impuesto al cheque, o el 82 por ciento a los jubilados, requieren de alguna propuesta que no tienen, o no hacen, sobre vías de financiamiento alternativo para las arcas estatales. Son como la AFA: discutamos cuál técnico de la Selección podría impactar mejor, y después veamos el proyecto. Nunca al revés.

Las comparaciones se terminan ahí. El culebrón post Sudáfrica es un entretenimiento masivo, tinellesco; susceptible de que las prendidas de ventilador de los unos y los otros conformen, realmente, una novela que, a la vez de compleja, está al alcance de la comprensión de todo el mundo. Llena ese tiempo con el que tanta gente no sabe qué hacer. Y basta. Sólo pasa que el equipo de fútbol nacional volvió a quedarse afuera de un campeonato del mundo. Y que estaba conducido por el jugador más grande de la historia. Y que le hicieron una cama y/o que se equivocó en muchas cosas. Y que el tipo es un entrañable que despierta amores y odios sin términos medios, como corresponde a un morocho de Villa Fiorito con un tatuaje del Che e incondicionalidad con Fidel, capaz de putear al poder y de suscitar el espanto de la tilinguería biempensante. Hasta ahí. A nadie le cambia la vida un avatar futbolístico. En cambio, detrás del culebrón político se muestran y juegan factores que podrían determinar si la sociedad marcha hacia consolidar algunos logros. O hacia retroceder sobre sus propios pasos.

domingo, 1 de agosto de 2010

La imagen K sigue recuperándose

Miradas al Sur

La Presidenta y su marido, en el mejor momento desde la 125. 
 
La imagen positiva de la presidenta Cristina Fernández y de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner está en el punto más alto de los últimos dos años. Se recuperó de la caída que sufrió después del conflicto por la Resolución 125 y se ubica en torno del 40 por ciento. Estos datos están en el informe, Situación y Perspectivas, elaborado por la consultora Ipsos-Mora & Araujo y presentado el 29 de julio pasado. El estudio revela que esta recuperación “posiciona a Kirchner como el candidato que potencialmente será más votado en la primera vuelta de las elecciones de 2011”. Y agrega que aunque con estos números el ex presidente debería ir a un ballatoge, también aparece como triunfador en la mayoría de los escenarios de una segunda vuelta.

Los motivos que explican la recuperación son de doble vía. Por un lado está el repunte de la economía. “Las buenas expectativas que tiene la mayoría de la población sobre cómo evolucionará la situación en el futuro consolidan la aprobación a las figuras del Kirchner y la Presidenta”, destaca el documento. El segundo factor es la ausencia de un liderazgo claro y fuerte en la oposición política. El relevamiento muestra, además, que un tercio de la población dice no identificar al líder del espacio no oficialista. El 60 por ciento restante “se divide de modo extremadamente parejo entre varios dirigentes a la hora de identificar a quién se considera la cabeza opositora”.

“Verdades” desmentidas. El informe tiene varios datos que derrumban ciertas verdades instaladas sobre cómo caracteriza la población al Gobierno. El más significativo se refiere a la supuesta falta de calidad institucional, uno de los ejes sobre los que se monta el discurso que se opone al kirchnerismo. Ante la consulta de Mora & Araujo sobre si está de acuerdo con que la gestión de Cristina Fernández respeta las normas institucionales, el 70 por ciento de los encuestados contestó afirmativamente. De ese porcentaje, un 28 por ciento se manifestó muy de acuerdo con esa afirmación y un 42, dijo estar algo de acuerdo.

Otro eje destacable del informe fue el nivel de adhesión a los lineamientos fundamentales del ciclo kirchnerista que inició en mayo de 2003. Un 57 por ciento de los consultados se pronunció en favor de profundizar la redistribución del ingreso para disminuir la pobreza. Además hay dos indicadores que muestran el rechazo que el modelo neoliberal sigue teniendo en la población después de su traumático final en diciembre de 2001. Un 63 por ciento de los encuestados dijo estar en favor de que las empresas estatales tengan primacía sobre las privadas y un 62 señaló que el Estado debe intervenir en la economía para regular los mercados. Estos datos explican por qué el discurso opositor se centra en las formas y no en las políticas centrales impulsadas los últimos siete años.

Por otra parte, el informe señala que el Gobierno debe lograr efectos sostenidos en la recuperación del empleo y el control de la inflación para seguir recuperando la adhesión de la ciudadanía.

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