lunes, 11 de febrero de 2013

GENOCIDAS SUELTOS: “Se me cruzó mi apropiador en bicicleta”

Represores con prisión domiciliaria han violado sus condiciones de detención en varias oportunidades. Los organismos de derechos humanos reclaman mecanismos de control más claros y permanentes sobre estos reos.


Por Irina Hauser

“Hoy, mientras paseaba a mi perri(ta) querida, se me cruzó de frente mi apropiador en bicicleta... ¡¡¡sí, el mismo que decía que no está en condiciones de afrontar un juicio oral por cuestiones de salud, el mismo que tiene prisión domiciliaria!!! Paseaba por enfrente de mi casa... le faltó sacarme la lengua”, escribió el 16 de enero en su muro de Facebook Catalina de Sanctis Ovando, una hija de desaparecidos que recuperó su identidad cuatro años atrás. El represor, Carlos Hidalgo Garzón, quien solía gritarle “subversiva” cuando aún se hacía pasar por su padre, está procesado por más de 200 delitos de lesa humanidad y gozaba de arresto domiciliario en un geriátrico de Belgrano, de donde salía sin problema a pasear por la bicisenda. También se conoció la semana pasada, por un video de la agrupación H.I.J.O.S., que el médico que atendía partos clandestinos en la dictadura Jorge Luis Magnacco paseaba por el Patio Bullrich del brazo de su mujer y caminaba plácido por las calles de Barrio Norte, burlando la detención en su domicilio. Lo hacía gracias al permiso para ir a Tribunales y volver por sus propios medios que le dio el tribunal oral que lo juzga por los crímenes en la ESMA. En ese contexto, los organismos de derechos humanos reclaman un mecanismo de control claro y constante sobre los represores que, por edad o supuesta enfermedad, permanecen detenidos en sus casas. Los actores judiciales y políticos asumen una falla pero juegan al gran bonete. Se han analizado desde reformas legales o reglamentarias hasta la pulsera electrónica, pero aún no hay cambios.

De las 813 personas que están detenidas por crímenes de la última dictadura, el 58,9 por ciento está en unidades penitenciarias; 2,2 por ciento se encuentra en dependencias de fuerzas de seguridad provinciales o federales, 1,1 en hospitales y 37,8 por ciento con detención domiciliaria. Es decir, los represores que están en sus casas son algo más de 300. Así surge del último informe de la Unidad de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los derechos humanos de la Procuración General.

La discusión sobre los arrestos domiciliarios en casos de delitos de lesa humanidad empieza en los criterios diversos que utilizan los jueces para decidir cuándo corresponde otorgar el beneficio. ¿Cómo estiman –por ejemplo– los peligros reales (de fuga, obstaculización o amenazas o para la integridad física de testigos y víctimas) que encarna un represor? Sigue con un abanico de interpretaciones sobre cómo implementar esas detenciones según la ley de ejecución penal: ¿las deben controlar los tribunales? ¿El Ministerio de Seguridad a través de sus fuerzas? ¿El Patronato de Liberados? ¿Se puede vigilar a un preso domiciliario las 24 horas?

La ley dice que los jueces “pueden” –sin estar obligados– disponer el arresto domiciliario para enfermos terminales, detenidos que padecen enfermedades para las que no hay tratamiento en la unidad carcelaria, mayores de setenta años, discapacitados que reciben trato inhumano en las cárceles, mujeres embarazadas, con hijos menores de cinco años o a cargo de personas con discapacidad. Cuando median cuestiones de salud, los magistrados deberían guiarse por los informes médicos, psicológicos y sociales, según establece la norma que, en cambio, no dice cómo evaluar a los ancianos, lo que lleva a que muchos reciban el arresto domiciliario en forma automática. También estipula que cuando el juez “lo estime conveniente podrá disponer la supervisión de la medida a cargo de un patronato de liberados o de un servicio social calificado” y que “en ningún caso la persona estará a cargo de organismos policiales o de seguridad”.

El represor Juan Miguel Wolk, quien fue jefe del centro clandestino Pozo de Banfield (por donde pasaron los diez estudiantes de La Noche de Los Lápices), se fugó de su arresto domiciliario en mayo pasado, apenas conoció que la Suprema Corte bonaerense lo mandaba a un penal común. Fue el puntapié para que Abuelas de Plaza de Mayo, el CELS, H.I.J.O.S y la agrupación Kaos se presentaran ante la “Comisión Interpoderes”, donde se supone que los tres poderes del Estado intentan mejorar la marcha de los juicios por crímenes de lesa humanidad, y reclamaron medidas de control sobre las prisiones domiciliarias. “Intentamos marcar el vacío que hay e hicimos propuestas: como que se ocupe el Patronato de Liberados de controlar o que los propios tribunales pauten visitas sorpresivas, con cierta periodicidad”, recuerda Alan Iud, abogado de Abuelas. “Nos mencionaron que la Cámara de Casación podría sacar una acordada, pero ni ese tribunal, ni la Corte ni el Congreso ni el Ejecutivo hicieron nada. Frente a esta nebulosa, los jueces tienen la responsabilidad primaria. Es un despropósito que un acusado que está detenido vaya al juicio en colectivo”, señaló Iud.
Cada maestrito...

La situación del capitán de navío Magnacco ilustra cómo cada tribunal interpreta la ley a su antojo. Durante el juicio sobre el plan sistemático de apropiación de hijos de desaparecidos el Tribunal Oral Federal N° 6 (TOF6), que lo condenó a 10 años de prisión, dispuso que tenía que ser trasladado a tribunales desde su detención domiciliaria por la Policía Federal. En cambio, el TOF5, a cargo ahora de las audiencias del megajuicio ESMA, le dio permiso para trasladarse por su cuenta, en rigor con su “garante”, que es la esposa. Así fue como el lunes último, después de negarse a prestar declaración indagatoria, se volvió caminando a su casa, paseó por el shopping y pasó a comprar comida por la fiambrería El Nene. Nadie lo vigilaba, pero lo filmó H.I.J.O.S. Fue la presidenta del TOF6, María Roqueta, quien lo mandó a buscar por la fuerza pública para que diera explicaciones, le revocó el arresto domiciliario y lo mandó a la cárcel de Marcos Paz. Magnacco le dijo que se fue caminando porque no venía el colectivo y el taxi está muy caro, se metió en el Patio Bullrich porque en la calle tenía calor, y aclaró que la caminata le venía bien para hacer ejercicio.

En torno de Hidalgo Garzón también hubo distintos enfoques judiciales. El juez platense Manuel Blanco le había permitido el arresto domiciliario en un geriátrico, tratándose de un paciente psiquiátrico y mayor. Pero precisamente por sus características psicopáticas el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata lo consideró un peligro dentro de esa institución. Fue uno de los argumentos que utilizó esta semana, al mandarlo a una cárcel común. Uno de los jueces, Carlos Rozansky, añadió que era un caso de “doble estándar” porque es “impensable que en causas por delitos comunes se ordene el traslado con prisión preventiva de un imputado por más de 200 delitos y con informes psiquiátricos a un geriátrico con ancianas y sin limitaciones ni restricciones de movilidad, ni seguridad o contención”. De todos modos, es llamativo que ningún tribunal había tenido en cuenta que Catalina, de quien Hidalgo Garzón se apropió cuando era una beba nacida en cautiverio en Campo de Mayo, le tenía miedo al represor –a quien describía como “alcohólico” y “violento”– y fue quizás uno de los motivos por los que por mucho tiempo ella intentó eludir la confirmación de su verdadera identidad. “Siento alivio”, dijo Catalina el jueves, cuando lo mandaron al penal de Ezeiza.
Descontrol

“Es cierto que la responsabilidad es nuestra, de los jueces”, dice Roqueta. “¿Pero cómo controlo? ¿Me instalo en la puerta de la casa del detenido? Tampoco se le puede enrejar el domicilio, no es el propósito. Sí creo que los traslados deben hacerse con la fuerza pública y, en ese punto, debería ser más clara la ley”, advierte. “No obstante, la clave está en el momento de decidir si corresponde otorgar o no la prisión domiciliaria. Ahí deberíamos ser más estrictos”, sostiene.

“Desde el Ministerio Público Fiscal decimos que no es automático que cuando un detenido cumple 70 años accede a la prisión domiciliaria; los fiscales plantean la gravedad de los delitos, el riesgo de fuga y el peligro para los testigos. Incluso si está enfermo, nos oponemos a la domiciliaria si puede ser tratado en el instituto penitenciario. Pero el éxito de nuestra posición ante los jueces es muy variable”, explica Pablo Parenti, quien encabeza junto con Jorge Auat la Unidad de Derechos Humanos de la Procuración. El año pasado, cuenta, “para colmo encontramos muchos casos de imputados con domiciliaria que no tenían restricción de salida del país, así que si abrían la puerta y se tomaban un micro o un avión nadie les decía nada. Eso llevó a que se dictara una instrucción general para los fiscales”.

El abogado Rodolfo Yanzón, de Kaos, pide no perder de vista que el arresto domiciliario es un derecho que consagra la ley “por el que hemos peleado mucho” y “no podemos debilitarlo”. En este escenario, marca, los jueces tienen que hacer una buena evaluación de cuándo corresponde otorgar una domiciliaria, por ejemplo por razones de salud, ya que “muchos imputados acceden indebidamente”. “Deben analizar si no es una herramienta para eludir la Justicia o presionar de algún modo a los actores del juicio, teniendo en cuenta que han formado parte de estructuras estatales armadas, con suficiente personal y logística.” A la vez, añade, “tenemos que exigir que los jueces ejerzan controles permanentes tanto para constatar el cumplimiento efectivo como en los traslados”.

Parenti señala como un dato llamativo que en una reciente modificación de la ley de ejecución, que se promulgó en enero último, sólo se modificó el régimen de detención domiciliaria para acusados de delitos sexuales, para los que se habilitó un “control externo” del servicio penitenciario o de la policía, “pero nada se dijo de los delitos de lesa humanidad ni otros delitos graves”. Para los crímenes de lesa humanidad, hay unos pocos jueces, además de la Procuración, que sostienen que sí se podría recurrir a fuerzas de seguridad para controlar a los presos domiciliarios.

Los ministerios de Seguridad y de Justicia trabajan en un posible programa de monitoreo conjunto con el uso de pulseras electrónicas, pero hasta ahora no han podido avanzar. La experiencia en ciertas jurisdicciones específicas, como la bonaerense, es que no se podido aplicar con éxito absoluto, por cuestiones básicas como que no alcanzan las pulseras. En la cartera de Justicia también se hicieron intentos para reformar o crear un nuevo patronato, pero también quedaron en el aire.

Fuente: Pagina12

sábado, 9 de febrero de 2013

SANDRA RUSSO: Hortensia

Por Sandra Russo

Mi madre fue la menor de nueve hermanos criados en el campo, en Saladillo. Cuando ella era muy chica las cosas no iban bien, y la familia puso rumbo al conurbano. Se instalaron en Lanús. Allí el abuelo trabajó de albañil, y los hermanos fueron creciendo, casándose, mudándose cerca, teniendo sus hijos, trabajando de empleadas de comercio, kiosqueros, obreros, carniceros. La incertidumbre y los problemas económicos de esa familia ampliada fueron a lo largo de los años los de los sectores populares. Eran de los que, ahí abajo, recibían las palizas de las políticas que se tomaban arriba. En los ’90, los golpeó el desempleo. Mi madre, en cambio, tuvo suerte, porque se casó con mi padre, que también tuvo suerte. Mi padre había crecido muy humildemente en un conventillo de Montserrat y había empezado a trabajar casi púber como cadete en Lutz Ferrando. Con otros dos compañeros, a fines de los ’50, muy jóvenes y audaces, alquilaron un local, contrataron a un óptico y abrieron su negocio en Quilmes. Les fue muy bien en relación con sus expectativas, a las que traían de sus hogares, en los que otros hermanos changueaban o eran viajantes o inquilinos inestables. A aquellos tres ex cadetes emprendedores les fue muy bien porque tuvieron sus casas, sus autos, porque veraneaban en Mar del Plata todos los enero, porque sus mujeres se dedicaron a criar a sus hijos y a ir a tomar el té en las casas de las vecinas, porque pudieron darles una buena educación a sus hijos. Les fue bien en ese sentido, en el de la movilidad social ascendente, en el de tener todas las necesidades básicas cubiertas y tener un resto para el disfrute.

Porque hay que ponerse de acuerdo en qué pasa cuando a alguien “le va bien”, en qué pensamos cuando decimos que a alguien “le va bien”. Esa noción ha quedado impregnada de otra cosa después de los ’90, cuando a la inmensa mayoría le iba mal, y los que “se salvaban” mostraban sus casas nuevas en las revistas. A ésos “les iba bien”, aunque los lectores jamás llegaran a enterarse cómo habían hecho para llegar a esos lujos dorados, marmolados, repujados, tarugados, sedosos, satinados, a esa solidez como la que uno recuerda del placard antiguo que un juez había recibido como regalo de un imputado y junto al que posaba trajeado para la foto a doble página. A “la gente” le gustaba consumir esas historias de “otra gente” que se frotaba con Versace.

Mucho antes de esa desfiguración de esa expresión, yo pude olfatear, en mi familia, la prefiguración de ese otro bienestar que implicaba en la clase media ascendente, entre otras cosas, una alteración del sentido de pertenencia, una confusión de clase, un viraje cultural, un desprecio subterráneo, viscoso y oscuro, por el lugar de donde se venía. En esa familia se abrió un bache, porque de pronto mi padre era aceptado como rotario, y la buena sociedad de Quilmes lo recibía en su seno: el nuevo status implicó, lenta, sordamente, una distancia con los orígenes, cierto pudor, mucho silencio. Mi madre se decía antiperonista, porque una vez, decía, “la habían llevado en un camión” –y contra su voluntad– a la Plaza de Mayo. Era eso y otra cosa: en su relato de ese atropello proliferaba la palabra “negros”.

La hermana mayor de mi madre, mi tía Hortensia, no tuvo hijos y siempre vivió con mi abuela. Ella y su marido, el tío Poroto, me hacían de padres sustitutos cuando los míos empezaron a viajar. El tío, que era sereno y nunca tenía un mango, jamás volvió a su casa sin traerme un Suchard amarillo, el de cereales. Los dos tenían esas delicadezas: ella, el pan rallado con queso en las milanesas. El, el Suchard. Los tíos tenían una cocina propia en la casa grande. En esa cocina que casi nunca se usaba, con mi tía jugábamos tardes enteras de sábados o domingos al chinchón. Ella se sentaba mirando al patio; yo, mirando a la heladera. Yo tendría seis años. Desde entonces, me acostumbré sin darme cuenta a mirar el retrato de Evita.

Todavía eran los tiempos de la proscripción. Mi tía Hortensia tuvo esa foto pegada en la heladera desde que me acuerdo. En un costado le había pegado con cinta Scotch una espiga amarilla. Hortensia le hablaba a Evita. Mientras calentaba el agua para el mate, mientras buscaba algo en la heladera. Me enteré bastante después de que esa mujer cuya cara yo estudiaba mientras mi tía mezclaba las cartas, era la que amaban los grasitas a los que despreciaba mi madre. Y en el fondo de melancolía que siempre intuí en la costra de ese desprecio materno, con los años fui leyendo una profunda conmiseración por sí misma. De algún modo, el antiperonismo de mi madre, esa vía que encontró para calzarse mejor el zapato de su nuevo status, fue su manera de no quererse a sí misma, y de no poder amar libremente –libre de sus propios prejuicios– a sus seres más queridos.

Pese a que mi madre tuvo suerte en el plano largo, en el corto se pudo ver todo lo contrario. De sus hermanas, fue a la que “mejor le fue” en la vida. Pero pagó el costo de su deslizamiento hacia arriba con su infelicidad. No supo, no pudo ser feliz. Mi tía Hortensia, por su parte, me enseñó esas tardes de verano un tipo de felicidad a la que mi madre se quedó sin acceso. Era la felicidad de la torta frita, del buñuelo con manzana, del gajo de mandarina abierto con la mano y ofrecido ya libre de semillas. Esa mujer pobre, que no tuvo hijos, la que le hablaba a Evita cuando amasaba, no era dueña de casi nada, pero sí de su capacidad de expresar el amor. De eso, nada la privó nunca, ni la pobreza ni la desgracia.

Algunas noches me duermo imaginando una larga charla entre mi madre y mi tía Hortensia. Pienso en las cosas que ambas dejaron en suspenso y sin decirse. Todavía, cuando me pregunto por la felicidad, pienso en Hortensia. Y a veces creo que yo misma, pensándolas, soy ese diálogo entre mi madre y ella.

Fuente: Pagina12

SUMAK KAWSAY - El Buen Vivir de los Amaichas

Gobernanza de la Comunidad Indígena Amaicha del Valle

Tucuman - Argentina.

Memorias de la Tierra TV.


"Ese hombre, o mujer, está embarazado de mucha gente. La gente se le sale por los poros. Así lo muestran, en figuras de barro, los indios de Nuevo México: el narrador, el que cuenta la memoria colectiva, está todo brotado de personitas. Eduardo Galeano". El Libro de los Abrazos.



viernes, 8 de febrero de 2013

Norma Morandini, la tribulación del choripán encantado.

Por Ernesto Argañaraz

        En 1995, yo acababa de volver de Cuba, dispuesto a estrenar mi título de médico en Córdoba. Vos, Norma, estabas sentada frente a frente de mi abuela, la Otilia. Hablaban. Yo les cebaba mate. Me producían vértigo tus ojos claros y tu pronunciación tan prolija.

        Varias veces fuiste a la casa de la calle Castro Barros, y se sentaban a tomar mate. Apoyábamos la pava, en una mesita de hierro y cerámica. A esa mesita, la había hecho mis tíos, unos años antes que los tiren al mar en los vuelos de la muerte.

        Andábamos deshabitados, buscando el avanzado embarazo de mi tía. Varias veces nos vimos la cara, en la casa de la calle Castro Barros. Tus ojos eran una alfombra mágica y tu voz, un atolladero de nubes, por donde uno fácilmente, podía deslizarse.

         Soy lento, y este país que anda a las corridas, a veces se me escapa. Así que tengo que volver a buscarlo en los diarios viejos.

El país ya no es lo mismo, porque cada día, cambia. Porque anda a las corridas y yo soy lento. Hoy me volví a buscar, los retazos de Argentina que me había perdido estas semanas, sí, ya pasó, pero encontré nuevamente, la Carta que escribiste en La Nación, a raíz del asado en La EX Esma.

         Si recordás la historia de la Otilia, recordarás la mía.

A los 8 años ya era huérfano por todos los orificios posibles. Mi viejo muerto. Mi vieja desaparecida. Ya tenia tíos presos, locos, hechos pedazos, hermanos o hermanas desaparecidas, primos o primas que aun no sabemos ni cómo se llaman, tiosabuelos, primosegundos asesinados. Ya mi familia, era una alfombra de sangre para secarse cualquier buena intención o alegría, con que uno pudiera arrimarse a las personas.

        En aquella Argentina negra como demonio de niños, como capa de siniestro mago, anduvo mi infancia tomando la mano que quedara viva. Así fui creciendo. Así fuimos creciendo. Suplicando ternuras, luz, risas. Suplicando aire, Norma, guitarras, pájaros.

         Por eso cuando me volví unas semanas atrás, a buscar este ansioso país que nos deja trabajar a carcajadas y cagarnos en la madre de alguien sin que nos cueste la vida, y volví a leer tu carta, tu lamentable Carta, hablando de honrar a los fantasmas, tu miserable Carta otorgándoles el honor de la semántica a los mismos que nos mataron y nos siguen matando con los símbolos, me diste una tristeza irremontable.

Norma, las parrillas, para nuestros viejos, era el lugar donde se comían asados, se discutía, se cantaban zambas y canciones revolucionarias. Las parrillas eran un canto a la alegría.
Si aquellos  heraldos del infierno, le cambiaron el nombre, es nuestra obligación, como personas que honramos la victoria y que sufrimos hasta alfabéticamente cada pérdida, volver a darle el sentido del canto.

         Ese asado en la EX Esma, Norma, fue un grito de victoria, no importa si eran choripanes, hamburguesas, panchitos o pepinos, estaban los nuestros ahí, los que no están, estaban los nuestros, los chicos, los hermanos, los hijos, los novios mirándose, la alegría del laburo, Norma, bendiciendo la vida y el futuro. Quisiera que tus ojos claros, nuevamente, miraran estos sueños, con orgullo, porque te estás transformando en una persona malvada, tejiendo pesadillas de insensatez, despreciando el sagrado canto, dejando a tu paso, una estrella apagada.

Ernesto Argañaraz
DNI 20.462.628
(Publicada en Facebook)

jueves, 7 de febrero de 2013

LOS CAMINOS DE LA PATRIA GRANDE.

LOS CAMINOS DE LA PATRIA GRANDE.


Nuestra estética esta lejos de esos engolados señores que siempre pactan con el poder. Tambien está lejos de la apariencia de los dueños de la verdad publicada. Nuestra estética es la de Bolívar, San Martin, Juana Azurduy, Tupac Amaru, Sucre, Mariano Moreno...

Esa es nuestra estética... pero mas importante aún, nuestro espíritu es el de la América originaria, y la de todos aquellos que creen que la igualdad es posible. Como Rafael Correa.

Perón tenía razón... el año 2000 y el comienzo del Siglo XXI nos fue encontrando unidos, luchando contra la trampa de la dominación.

domingo, 3 de febrero de 2013

RESTAURACION CONSERVADORA EN PARAGUAY: Repartir la torta en guaraní

Por Felipe Deslarmes
sociedad@miradasalsur.com

En Paraguay, la distribución de la tierra remite a una vieja estructura oligárquica. Una dirigente campesina cuenta cómo impactó la restauración conservadora tras el golpe contra Lugo en 2012 y cómo luchan por una reforma agraria.

Según datos del 2012, Paraguay tiene una población de 6.672.631 habitantes, que viven sobre sus 406.752 km². Y aunque es uno de los cinco mayores exportadores mundiales de energía, el sexto mayor productor de soja, que en 2010 fue el octavo exportador de carne bovina a nivel mundial y tenga un Producto Bruto Interno (PBI) que ronda los 25 mil millones de dólares, la inequidad es tan grande que figura entre los 10 países más desiguales del planeta y el de mayor inequidad en América latina.
“Por la dignidad de los Pueblos: Reforma Agraria Integral con Soberanía Alimentaria, para un Paraguay sin hambre”, dice una de las consignas de la Organización de Lucha por la Tierra (OLT).

Cinco siglos igual. De la historia del Paraguay sale sangre a borbotones: luego de su etapa colonial que duró hasta 1811 (y muy ligada a los jesuitas), siguieron: un período dictatorial de 40 años, la Guerra de la Triple Alianza, la Guerra del Chaco, una guerra civil en 1947 y el golpe de Estado de 1954 que encabezó un recién ascendido a general Alfredo Stroessner, que gobernó bajo estado de sitio durante 34 años. Esta dictadura que limitaba la participación política y perseguía, torturaba y hasta desaparecía opositores excusándose en la “seguridad nacional”, criminalizando un falso potencial de crecimiento del comunismo, estableció el clientelismo, la corrupción masiva, el miedo al debate ideológico y el oportunismo como formas de hacer política en Paraguay. Finalmente, el 3 de febrero de 1989, un golpe de Estado protagonizado por el general Andrés Rodríguez contra su consuegro, el mismo Stroessner, terminaría con la más larga dictadura paraguaya. Se convocó a elecciones para el 1º de mayo y se anunció la legalización de todos los partidos... exceptuando el comunista.

En contraste, la resistencia. Según indica en un texto de 2007 José Parra Gaona, miembro de la dirección general de la Central Nacional de Organizaciones Campesina, Indígena y Popular (Cnocip): “Durante los años 60-70 hubo un gran movimiento campesino en torno de las Ligas Agrarias Campesinas y de las Juventudes Agrarias. Se basaban en las ideas de la Teología de la Liberación y en los aportes del marxismo, una mezcla que dinamizaba las actividades de base (…) Trabajaban con solidaridad, con mingas en los trabajos agrícolas y comercializaban a través de almacenes de consumo, administrados por ellos mismos. Las actividades religiosas comunitarias reforzaban las prácticas solidarias y cuestionaban la sociedad capitalista que explota al hombre por el hombre y acumula riquezas en pocas manos a costa de la pobreza y la miseria de la gran mayoría. En aquellos tiempos difíciles (…), la dictadura tenía una red de informantes en casi todas las comunidades, quienes eran premiados si descubrían a uno o varios ‘comunistas’ en sus zonas”.

Una nueva etapa (interrumpida). Desde el inicio de la década del ’90, con el auge de las organizaciones campesinas –principalmente para luchar por su tierra–, se agruparon dos frentes nacionales que conformarían una unidad estratégica, aunque luego volverían a separarse: la Federación Nacional Campesina (FNC) y la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (Mcnoc). Entre el 2006 y el 2008 aparecerían también escisiones dentro de la Mcnoc.
La Organización de Lucha por la Tierra (OLT) surgió en 1993, con la intención de centralizar la lucha, articulando sectores campesinos para lograr la Reforma Agraria Integral (RAI). Para la OLT, actualmente la alta concentración de la tierra en pocas manos es una de las más altas de América latina. Afirma que la RAI permitiría al Estado paraguayo una mayor profundización del proceso democrático. Para ello, consideran como elementos fundamentales la eliminación del latifundio, la distribución de las tierras a las familias campesinas que no la poseen para trabajar, la construcción de una comunidad solidaria que defienda la dignidad del campesinado, el trabajo, el estudio, la producción, el mercado, la salud y la defensa de la biodiversidad, entre otros puntos.
“En ese marco de lucha, en 20 años de existencia, hemos conquistado 30 asentamientos campesinos, teniendo en cuenta que en este país la tierra se conquista porque no existe política de Estado que la garantice como derecho a las familias campesinas”, explica Lidia Ruiz Cuevas, trabajadora social y referente de la OLT, en diálogo con Miradas al Sur. “En Paraguay, la contradicción principal, una de la principales causas de la marcada desigualdad económica y social, radica en la concentración de la tierra, donde el 2% de los propietarios posee el 85,5% de las tierras, es decir, unos 33.600.000 hectáreas. En contraste, el 6,6% de las tierras, unas 2.640.000 hectáreas, se encuentra en manos de 280 mil familias, y son la base de la agricultura campesina”.
En un reciente Foro Social organizado por el partido Paraguay Resiste, se denunció que el país cuenta con más de 2,8 millones de hectáreas (ha) dedicadas al cultivo de soja y concentradas en manos de los grandes latifundistas, quienes además avanzaron en la deforestación de varios territorios. Según revelaron en el cónclave, sólo en el 2010 Monsanto habría obtenido ingresos por 10,5 millones de dólares. “Hará desaparecer la semilla nacional y al mismo tiempo al pequeño productor”, advirtieron en un comunicado.

El régimen latifundista. Lidia Ruiz Cuevas tiene 31 años y milita en la OLT desde los 13. Es la séptima de diez hermanos, de los cuales siete militan juntos. Vive en una tierra conquistada –que ocupó con sus padres y hermanos– llamada Reinaldo Díaz, en homenaje a un caído durante la lucha. El asentamiento está ubicado en el Distrito de Capiibary, Departamento de San Pedro. Allí viven 500 familias sin tierras que conquistaron 7000 ha que eran del Estado. Pero no fue gratis: padecieron tres desalojos antes de la conquista. “Existen 350 mil familias sin tierra y lo que es aún más grave –observa Ruiz Cuevas–, es que el 60% de la población indígena tampoco tiene territorios propios. Es un país donde el régimen latifundista representa el poder real, político y económico de dominación. El Estado paraguayo representa tradicionalmente, y de manera más marcada en la actualidad, un modelo donde los partidos políticos tradicionales conservadores defienden los intereses capitalistas y oligárquicos, utilizando la estructura y los poderes del Estado”.
–¿Cómo está organizado el movimiento campesino?
–Actualmente se puede decir que el movimiento campesino está dividido en varios grupos, pero los más sobresalientes son por un lado la Vía Campesina Paraguay, integrada por seis organizaciones campesinas e indígenas (Coordinadora Nacional de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (Conamuri), Movimiento Campesino Paraguayo (MCP), Movimiento Agrario Popular (MAP), el Mcnoc, la OLT y la Organización Nacional de Aborígenes Independientes (ONAI); y por el otro lado el Frente Nacional Campesino (FNC). Son los dos movimientos campesinos que han mantenido fuerzas, acciones y propuestas en los últimos tiempos, no obstante existen varias organizaciones campesinas regionales y otras nacionales que también hacen las reivindicaciones gremiales de este sector. En el 2011, surgió una articulación espontánea de “sin tierras”, denominada Liga Nacional de Carperos. Han hecho mucho ruido, sin embargo es una organización atípica por su inconstancia. Además, ha sido el grupo que reconoció el gobierno de facto, fueron los primeros en sentarse a una reunión con el presidente de facto.
De acuerdo con el censo indígena de 2002, existen en Paraguay 496 comunidades o aldeas habitadas por 19 pueblos indígenas –un total de 84.061 personas– distribuidas en trece departamentos y la capital del país. Los 19 pueblos indígenas reconocidos se agrupan en cinco familias lingüísticas. Ruiz Cuevas observa que “el movimiento indígena en Paraguay es bastante nuevo, incluso en el Chaco paraguayo donde vive la mitad de la población indígena, 15 de los 21 pueblos originarios”. Y agrega: “Los indígenas de la región oriental del país, por el modelo de producción empresarial de monocultivos de soja, han sido los más perjudicados por la expulsión de sus comunidades. A la problemática principal de los indígenas, que es el territorio, se suman la falta de políticas de atención de derechos básicos”.
El cambio histórico sucedió el 20 de abril de 2008, cuando ganó las elecciones en el Paraguay el exobispo Fernando Lugo, con más de 10 puntos por encima de la segunda candidata. Expulsaba al Partido Colorado de la presidencia de la República luego de 61 años al mando del país. La nueva oposición –el viejo oficialismo– instaló en la opinión pública la intención de iniciarle un juicio político. Fue depuesto en un cuestionable juicio exprés, el 22 de junio de 2012. “El golpe no solamente significó una interrupción del proceso democrático para Paraguay, sino también para la región”, dice Ruiz Cuevas.
–¿Cómo vivieron en la OLT la destitución de Lugo? 
–La oligarquía local no admite un mínimo de distribución de las riquezas y de los recursos de las arcas del Estado, y a la menor señal de acciones tendientes al cumplimiento de derechos básicos de las mayorías excluidas en el país, responden mostrando su poderío. Como en el caso del golpe de Estado parlamentario de junio pasado. Con Lugo, se habían frenado tanto las negociaciones sobre la instalación de la empresa multinacional Río Tinto Alcan y la base militar de Estados Unidos en el Chaco Paraguayo, así como las diversas liberaciones de semillas transgénicas. También pretendió controlar el uso masivo de agrotóxicos. Otro beneficio importante del gobierno de Lugo fue la salud gratuita, a la que se accedía por primera vez. Por ejemplo, se inauguraron Unidades de Salud Familiar. Los poderes reales, instalados en el Parlamento y el Poder Judicial, no admitieron el inicio de ninguna medida dirigida a la recuperación de las tierras mal habidas (8 millones de ha), ni al desarrollo y transparencia del sistema de catastro. Los movimientos campesinos optaron por respetar el proceso democrático iniciado en 2008, en un primer momento con un apoyo crítico a Lugo (exceptuando la FNC, que desde el principio declaró que no favorecería a ningún gobierno). De la reforma agraria depende el desarrollo nacional. No se hizo dentro de aquel proceso por las contradicciones dentro del gobierno, y porque el Parlamento está bajo el mando de la oligarquía, que sólo defiende esos intereses. De ella depende el desarrollo nacional.
–¿Qué cambió desde que está Franco? 
–Con el gobierno de facto, en poco más de un mes se llevaron a cabo negociaciones con las empresas transnacionales para el ingreso de semillas transgénicas de maíz y algodón, que vinieron a añadirse a las variedades de soja que ya circulaban. Así, los recursos naturales del país pasan a ser gestionados por firmas transnacionales convirtiéndose en un verdadero botín para dichas empresas, profundizando la desigualdad en la distribución de riqueza y principalmente la tierra, una situación que afecta sobremanera a las campesinas, campesinos y pueblos indígenas. Además, todos los programas sociales instalados con el gobierno de Lugo fueron desvirtuados. A seis meses del golpe, ya no se cuenta con salud gratuita y los recursos del Estado que estaban dirigidos a programas sociales se han utilizado dejando de lado a los más necesitados.

Fuente: Miradas al Sur.

CAMARA DE CASACION: Medidos con distinta vara

Fue frente a dos pedidos de prisión domiciliaria. A Ana María Fernández, la ex funcionaria porteña presa por el incendio en Cromañón, le negaron la detención en su casa junto a su bebé. Al represor Luciano Benjamín Menéndez le concedieron el beneficio.

Por Irina Hauser

Hay un mito que dice que en las vacaciones de verano en Tribunales no pasa nada, pero cada año esa creencia vuelve a caer. Uno de los grandes hitos de esta temporada fue obra de la Cámara de Casación Penal, donde los camaristas de turno en enero se las ingeniaron para aplicar criterios diametralmente opuestos sobre la prisión domiciliaria, según quién la reclamara. El caso de Ana María Fernández, la ex funcionaria porteña presa por el incendio en Cromañón a quien los casadores le negaron la detención en su casa junto al bebé que amamanta, se volvió más impactante cuando una semana después de decirle que no, el mismo tribunal le concedió el beneficio en cuestión al represor Luciano Benjamín Menéndez, quien no había sufrido ningún trastorno de salud ni cambio en su situación humanitaria que lo afectara. Los de Fernández y Menéndez podrían ser vistos como asuntos aislados, aunque juntos hacen pensar que en la Casación –el máximo tribunal penal– rige un “doble standard”.

Ana María Fernández, condenada
a tres años y seis meses de prisión.
“El arresto domiciliario es una herramienta para evitar que la detención en una cárcel se convierta en una pena cruel o inhumana o que genere perjuicios irreparables a los hijos de una persona detenida”, explica Rodrigo Borda, abogado de la Procuración Penitenciaria nacional, que vela por los derechos de los presos. Los jueces pueden otorgar el beneficio (a menos que haya peligro de fuga, pérdida de pruebas o amenazas a testigos) a los detenidos que no reciben tratamiento médico adecuado en un penal, a los enfermos terminales, a los discapacitados que reciben trato indigno, a los mayores de 70 años y a las mujeres embarazadas o que tienen hijos menores de cinco años o un discapacitado a su cargo.
Los casos

Fernández, ex adjunta de la Dirección de Fiscalización y Control porteña, fue condenada por el Tribunal Oral N° 24 a tres años y seis meses de prisión por omisión de los deberes de funcionaria pública e incendio culposo seguido de muerte. Los jueces le negaron el arresto domiciliario porque, dijeron, “existe otra madre que puede ocuparse del pequeño”, en alusión a que Ana María está casada con otra mujer, y el bebé (de ocho meses) no está en “situación de desamparo”. Su abogado recurrió a la Casación mientras que la Procuración Penitenciaria se presentó como amicus curiae y denunció discriminación, ya que un argumento de la resolución aludía a la orientación sexual de Fernández.

El 10 de enero último la “sala de feria” de la Casación volvió a rechazar el arresto domiciliario. La mayoría, integrada por Eduardo Riggi y Liliana Catucci, además de decir que el chiquito tiene otra madre sostuvo que no están en riesgo su salud ni la de su mamá en las instalaciones del penal de Ezeiza. En disidencia de Angela Ledesma advertía que no se tuvo en cuenta “el interés superior del niño” y recordó que Fernández es quien lo amamanta. “El contexto de nuestras cárceles no es el más adecuado para un niño en sus primeros momentos de la vida, menos aún en la lactancia”, contradijo a sus colegas. Recordó que el bebé tuvo bronquiolitis y que “las detenidas conviven con cucarachas”, “el pabellón no tiene prácticamente luz natural” y no hay guardia pediátrica constante. Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, fue condenado en diciembre a prisión perpetua por un Tribunal Oral Federal de la Rioja por el secuestro, tormentos agravados y el homicidio calificado de los curas Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, en 1976. Es la novena condena por crímenes de lesa humanidad. El tribunal riojano, al condenarlo, revocó el arresto domiciliario y ordenó mandarlo a una cárcel común, pero difirió la difusión de sus fundamentos. Menéndez también fue a Casación y la sala de feria –esta vez integrada por Luis Cabral en lugar de Catucci– lo devolvió a su casa, en Córdoba. Se basó en que la condena no está firme ni se conocen sus razones. No hablaron de la edad o su salud. El fiscal de Casación Javier de Luca presentó el viernes último un recurso ante la Corte Suprema, que considera que la resolución fue arbitraria; que no es requisito una condena firme para definir la detención en una cárcel común; que además la condena contra Menéndez es de cumplimiento efectivo, lo que eleva los riesgos procesales, que precisó la fiscalía; que la propia Corte ha sostenido que hay jerarcas militares cuyas “estructuras de poder” con las que actuaron en dictadura “mantienen una actividad remanente”; y que no hay datos sobre cambios en la salud de Menéndez.
La polémica

“La comparación de los dos casos exhibe la capacidad de generar injusticia del sistema judicial”, evaluó el fiscal Félix Crous, quien actúa en juicios de derechos humanos. “Ya es una tendencia de los tribunales orales federales la ligereza en la concesión de las detenciones domiciliarias a condenados por crímenes de lesa humanidad; a las que, además, controla poco y mal. El peligro de la salida de la cárcel de estos condenados no reside en su fuerza física, sino en el poder que conservan”, dijo la Corte. Esto contrasta con la denegatoria a una madre con un lactante, condenada por un delito cometido desde la función pública; ¿qué peligro podría entrañar, cuando ya dejó el cargo? La decisión obliga a un niño a permanecer en la cárcel junto a su madre en los años de la formación de su personalidad básica, sin razón que justifique una resolución de tamaña gravedad; se proyectan sobre el niño efectos severos y probablemente indelebles del encierro”, analizó.

El penalista Alberto Bovino, que en su blog No hay Derecho fue hipercrítico con la denegación de la domiciliaria a Fernández por contener “argumentos inhumanos”, consideró apresurada una comparación muy directa con el caso de Menéndez, donde los jueces no entraron en las razones de fondo del arresto domiciliario. Pero previno que si fueran coherentes, a futuro, deberían sostener la prisión efectiva.

Es un clásico en Casación que ciertos jueces –en especial los más antiguos– aplican criterios amplios y más garantistas cuando hay acusados de crímenes dictatoriales, y más restringidos ante los delitos comunes. Según analizó la Procuración Penitenciaria, Riggi y Catucci nunca conceden la prisión domiciliaria a embarazadas o madres de menores.

Riggi se forjó en el Camarón, la Cámara Federal creada en 1973 para perseguir militantes políticos, estudiantiles y sindicales en todo el país. En 2011 quedó escrachado en las escuchas que revelaron un intento de soborno para beneficiar a José Pedraza en la causa del asesinato de Mariano Ferreyra. Cabral hoy conduce la Asociación de Magistrados, donde un amplio sector cuestiona los juicios a los represores. Fue denunciado por subrogar en Casación sin haber sido sorteado.

El abogado Borda explicó que “aunque los jueces puedan decidir si dar o no el arresto domiciliario, eso no significa que puedan hacerlo discrecionalmente. Mucho menos que lo puedan aplicar en forma sesgada o discriminatoria, habilitándolo sólo para determinadas categorías de delitos, como las condenas por delitos de lesa humanidad o de cuello blanco, y restringiéndolo sistemáticamente para determinados grupos de personas, como las madres o las personas que viven en una villa”.

Cualquiera que lo vea de afuera, con sentido común, diría que en Casación todavía, según el caso, se mide con distinta vara.

Fuente: Pagina12

lunes, 7 de enero de 2013

CRISTINA KIRCHNER LE RESPONDE A RICARDO DARIN

El Calafate, 5 de enero de 2013

Estimado Ricardo Darín

De mi consideración,

Quiero en primer término felicitarlo una vez más por su trayectoria artística y por haber dado al cine argentino memorables actuaciones. Entre otras, El Secreto de sus Ojos y un Cuento Chino me parecen interpretaciones, sobre todo esta última, que no sólo evidencian su enorme talento sino que han logrado premios y reconocimiento internacional a nuestro cine.

¿No sé si sabe que soy una cinéfila total?

Pero bueno, como usted imaginará no le envío la presente sólo para comentarle la cartelera cinematográfica. Si. Acertó. He querido escribirle luego de leer en varios periódicos del día de hoy sus inquietudes e interrogantes: “Declaraciones sobre política del protagonista de la Luz de tus Ojos. Darín: Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los Kirchner”, titula hoy Clarín en página 24. Se ve que quien escribe la columna, que por otra parte no tiene firma, no ha visto sus películas, no por lo menos la que yo considero una de las más lindas, porque confunde el título. Vio. Nada que ver.

No quiero apartarme de una de las cuestiones centrales de sus preocupaciones: “Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los Kirchner”.

Es obvio que, por razones de público, notorio y doloroso conocimiento, - esto último por lo menos para algunos argentinos -, la única que le puede responder soy yo, Cristina. Y es precisamente una de las razones que más me movilizaron y decidieron a hacerlo. Es tan difícil que alguien que no está pueda defenderse que usted entenderá los motivos por los que le escribo.

Ricardo, permítame llamarlo por su nombre de pila como usted lo hace conmigo en su entrevista en la revista Brando, porque es más amigable y aleja toda posibilidad de pelea y confrontación que tanto parecen afectarlo. No quiero imaginar cómo se sentiría usted si alguien llevara carteles escritos por la calle insultándolo, deseando su muerte o festejando la de su compañero de toda la vida como me ocurre a mi en algunas manifestaciones opositoras. ¿Nunca vio alguna? Seguro que sus múltiples ocupaciones y compromisos propios de un artista exitoso le restan tiempo para una observación más completa de la realidad, pero no se preocupe, tampoco es culpa suya, seguramente los medios que usted lee no publican esa información.

Pero sigamos con el tema del crecimiento patrimonial. Quiero decirle que no ha habido funcionarios públicos, sean políticos, gobernadores, legisladores, intendentes, jueces o jefes de gobierno más denunciados penalmente e investigados por la justicia argentina en materia de enriquecimiento, que quien fuera mi esposo y compañero de toda la vida, y quien le escribe. No sólo se investigó a fondo sino que también se designó al cuerpo de peritos de la Corte Suprema de la Nación para que realizara pericias contables, que duraron meses, y concluyeron que no se había cometido ningún acto ilícito, lo que obligó al juez a desestimar las denuncias.

Nunca en toda la historia política de la Argentina se ha podido acceder a las Declaraciones Juradas de un funcionario público con mayor facilidad, frecuencia y publicidad que a las de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Ríos de tinta, fotografías, y todo lo que uno pueda imaginar en torno a una Declaración Jurada. Lo desafío a que intente encontrar lo mismo de algún funcionario público opositor ma non troppo, juez, gobernador, legislador o intendente.

Mire Ricardo, sin ir más lejos hoy otro diario, La Nación, propietario de la revista Brando donde usted formuló las declaraciones que llamaron mi atención, publica en su página 16 un reportaje al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. No sólo me enteré de que mantiene sus ahorros en dólares (está en todo su derecho a hacerlo) sino que cuando el periodista le preguntó por el monto de sus divisas, se rehusó a contestar y declaró que el monto figura en su Declaración Jurada, que es pública. En un apartado de la nota los periodistas se se muestran luego sorprendidos porque además, cuando pretendieron acceder a la información, no se les permitió hacerlo.

Nadie parece preocuparse por ninguna otra Declaración Jurada que no sea la de “Los Kirchner” (sic). Sólo se conocen fotos de las casas en que vivíamos nosotros, y ahora habito solamente con mi hija. ¿Se publican fotos de las casas de gobernadores, jueces, altos magistrados, intendentes, concejales, legisladores actuales o de mandato cumplido? Sin embargo todo el país conoce mi casa, la de Rio Gallegos, y a pesar de que a pocas cuadras y en el mismo barrio viven dos legisladores de la oposición en casas mucho más importantes que la mía, nunca se vio una foto. ¿No le parece raro, Ricardo? Ni hablar de mi casa de El Calafate. Vio que los medios nunca van al Delta, Punta del Este, Miami. ¿Es extraño verdad?

Siempre me pregunto por qué siguen también la vida de mis hijos, dónde van, con quién, y nadie parece preocuparse de la vida rumbosa que esposas, hijos, hijas y otras yerbas de otros políticos llevan adelante en fiestas y viajes permanentes que parecen no tener fin. ¿No le llama la atención? Me parece que las personas con tantas inquietudes e interrogantes deberían observar estas cosas. Pero sabe qué, después de todo, el haber sido y seguir siendo los únicos funcionarios públicos observados y fotografiados con tanta tenacidad, nos ha permitido demostrar que vivir en un país donde el único político investigado es el Presidente (o la Presidenta, como me gusta decir a mi), significa que vivimos con la más absoluta libertad. Eso sí, con la información más retaceada sobre otros funcionarios.

Sería bueno, sano y transparente para el sistema democrático si todas las Declaraciones Juradas de gobernadores, intendentes, jueces, magistrados, ministros de la corte, estuvieran a disposición de toda la sociedad, publicadas, analizadas y publicitadas como siempre lo son las de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Usted quería que alguien le explicara. Ya se lo hemos explicado a la Justicia y a peritos de la Corte. Descarto, Ricardo, que usted confía en la Justicia. Usted mismo fue acusado y detenido por un juez en marzo de 1991, por el delito de contrabando de una camioneta que ingresó al país con una franquicia especial para discapacitados. Perdón, no le deseo el mal a nadie, pero menos mal que no estábamos “Los Kirchner” en el gobierno, o hubiera sido considerado una persecución política. ¿Lo recuerda? La verdad yo lo había olvidado, con tantas cosas en la cabeza, pero hoy entré a clarín.com y leí la nota “Un fallo benefició a Darín”, algunos de cuyos párrafos le transcribo:

Los jueces de la Sala A de la Cámara, Nicanor Repetto y Edmundo Gendler, consideraron que por el paso del tiempo la acusación contra el actor está prescripta. Pero se preocuparon por aclarar que el actor sabía que estaba comprando la camioneta en forma irregular.
"Debe descartarse bajo todo punto de vista la buena fe de la compra", apuntaron los jueces. Y advirtieron que el actor "tuvo una actitud claramente responsable".

Lo que leí y me llamó la atención en la entrevista de Brando, es su convocatoria a una reconciliación. Y disculpe si le digo que soy yo la que me gustaría que explicara que significa para usted “reconciliación” (no se sienta presionado o intimidado, si prefiere no hacerlo está en todo su derecho). Porque no vivimos en un país niño, como ha dicho usted y es el título de la nota de la revista Brando, sino en un país democrático donde cada uno es libre de decir lo que se le de la gana, y le aclaro que me encanta vivir así y no como lo hicimos durante los años de la dictadura. Por eso, ¿Cómo llamaría usted a un país donde nadie hablaba excepto las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo? Si este es un país niño, ¿aquel qué sería, un país in vitro?

Sigamos con el tema de la reconciliación. Me interesa saber a que qué se refiere. ¿A los juicios de lesa humanidad? Porque ha habido alguna jerarquía eclesiástica que se ha referido a terminar con los juicios por la memoria, verdad y justicia utilizando justamente el término “reconciliación”. O tal vez usted se refiera a que me reconcilie con quienes me desean la muerte, festejan la de Néstor o les gustaría destituirme. ¿No sería mejor pedir que cesen los insultos, las agresiones, los golpes a periodistas o la falta de respeto a la voluntad popular?

La palabra “reconciliación” goza de múltiples acepciones. ¿Con quiénes deberíamos reconciliarnos? Porque créame, no estoy peleada con nadie, aunque sí es público y claro que existen diferencias de pensamiento con respecto a nuestro proyecto de país, políticas públicas, la memoria, verdad y justicia... y eso es vivir en un país democrático. No ponerse de acuerdo también es un derecho, como lo es resolver de acuerdo a la voluntad y responsabilidad que el voto popular le ha asignado a cada uno, sin la menor soberbia, simplemente con la responsabilidad que me otorga la Constitución Nacional.

Usted define que el problema de nuestro país es la falta de “tolerancia”. Hubo un tiempo en que yo usaba esa palabra, sin embargo me di cuenta de que la significación de tolerar, era algo así como que te aguanto porque no me queda otro remedio, entonces decidí cambiarla por “aceptación”. Aceptar al otro, al diferente, al que piensa y actúa diferente. Piénselo, es más positivo que tolerar.

¿Recuerda usted algún otro momento del país con tanta libertad, libertad de palabra, de pensamiento y de acción?¿Recuerda usted que se haya tratado a un Presidente de la Nación como se me trata a mi desde medios, dirigencia opositora, etc.? No crea que me molesta, yo he vivido cuando era joven otro país que era el que cantaba Charly cuando decía “Los que están en los diarios pueden desaparecer, los que están en la radio pueden desaparecer, los amigos del barrio pueden desaparecer, pero los dinosaurios van a desaparecer”. Afortunadamente ya no estamos en esa etapa del país, aunque algunos dinosaurios resisten, atacan, impiden y algunas cosas peores. Estoy segura de que a usted los dinosaurios tampoco le gustan.

No lo distraigo más. Usted se preguntará y esta mujer, con todo lo que tiene que hacer, se ocupa de escribirme... Y debo reconocer que soy un poco cholula y usted es uno de mis actores preferidos. Hoy es sábado 5 de enero, víspera de Reyes, estoy en El Calafate, leí los diarios y me pregunté, por qué no explicarle a Ricardo Darín, algo que lo tiene tan preocupado.

Con todo mi respeto y admiración.

Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la Nación Argentina

P.D.: Podría haberle contado también como se encontraba nuestro país en mayo de 2003 cuando Néstor Kirchner asumió con apenas el 22% de los votos, pero como nunca lo había escuchado hacer declaraciones políticas antes, en su extensa y exitosa trayectoria, supongo que debía estar más de acuerdo con el otro país que con este. No lo tome como reproche, está en todo su derecho. Ah! Me dijeron que su nueva película, un thriller (le aclaro que me encantan), es muy buena y desde ya me atrevo a recomendarla. Atentamente y con la misma consideración de siempre.

Fuente: Perfil de Facebook de Cristina Fernandez de Kirchner

DANIEL GOLDMAN: La ex ESMA y los vegetarianos

Por Daniel Goldman *

No recuerdo quién me dijo en alguna oportunidad que el mapa de la Argentina se asemeja a un bife de chorizo. Más allá de la comparación, el modo idiosincrático de esta zona del mundo para apaciguar diferendos se resuelve siempre con un asado. Sólo Claude Lévi-Strauss, con sus investigaciones antropológicas sobre la evolución a través del valor de la carne cocida, podía decirlo más claro.

En una oportunidad, y a raíz de los cíclicos conflictos en Medio Oriente, la tensión entre las comunidades árabe y judía locales había derivado en una discusión pública, que llevó a que un ex ministro al que aprecio me llame para sugerirme que esto únicamente se disiparía si él invitaba a su casa a dirigentes de sendas colectividades a comer un rico trozo de carne a la parrilla y conversar en un clima de camaradería. Fuera de cualquier resultado, y al margen de lo que digan o dejen de decir, en nuestro país, el gesto de comer un choripán con otro, de dorapa en la cancha o sentado en un carrito frente al río, resulta de un valor que simboliza el tono de la amistad, la calidad del compartir y el acento de la celebración. Nadie podría poner en duda de que ésa fue la intención del brindis en la ex Esma, lo cual provocó que los neovegetarianos, algunos de los cuales recuerdo que reivindican no menos que la “teoría de los dos demonios”, hoy levantasen temperatura viendo en ese acontecimiento un acto trágico provocativo e instigador de violencia, a tal punto que conlleve la desproporcionada exigencia de la renuncia del ministro de Justicia.

Consciente de que la ex Esma representa físicamente un espacio y un núcleo dramático, hacer de un brindis (o sea de una celebración por un nuevo año) un escándalo que escape a cualquier contorno, es un gesto que denota poca picardía política y ninguna elaboración intelectual, demostrando una incapacidad de abstracción ante la resignificación de ese lugar, hoy convertido en algo diferente de lo que era. Y sea con lo que se brinde, hacer de ese convite un acto de galimatías, revela el querer instalar en todo sentido la “mala leche” en oposición a la crudeza de una carne asada. Pero por otro lado, y allende cualquier divagación culinaria, lo que sí debemos descubrir es otro núcleo de la cuestión y al que considero lo importante: la extraordinaria oportunidad de que esta demanda, sin duda superficial, cristaliza el profundo logro de una política cultural, que obviamente fue y es acompañada por el gran avance en los juicios y los castigos a los criminales.

A base de militancia inclaudicable, se instaló una conciencia cultural protagonizada por los organismos de DD.HH., Hijos y Nietos, y acompañada por actores, cineastas, pintores, escultores, escritores, periodistas, e impulsada por el Estado. Una conquista cultural de la cual ya no se retorna. En tiempos no tan distantes, como sociedad, todos éramos testigos de que la discusión era el derecho de quitarles o no a los milicos el lugar. Y hoy, aunque parezca trivial lo del brindis, la calidad de la polémica alrededor de la memoria ya es otra. Sin bajar la guardia, por suerte es otra. Y reitero: a lo otro ya no se vuelve. En hebreo, cuando levantamos una copa para brindar decimos “Lejaim-por la vida”. Eso es lo que debemos afirmar. Esa es la disputa ya ganada que debemos celebrar. Por lo demás, el contenido del sandwich es de una nimiedad absolutamente pueril.

* Rabino.

Fuente: Pagina12

miércoles, 2 de enero de 2013

ECHAN A UN CURA POR CUESTIONAR A OBISPO DEL "OPUS DEI".


“Está de acuerdo con Videla”

Eduardo de la Serna, del Secretariado de Curas en la Opción por los Pobres, cuestionó al obispo de Santiago del Estero. El prelado es del Opus Dei y echó a Murall por rechazar el documento episcopal que prometía revisar la actuación de la Iglesia durante la dictadura.

Polti Santillan, el Obispo del Opus Dei infiltrado
entre los pobres.
Por Washington Uranga

Nuevas derivaciones ha tenido el episodio de la expulsión del sacerdote Roberto Murall de la diócesis de Santiago del Estero, decidida por el obispo Francisco Polti Santillán, del Opus Dei, en represalia porque el cura firmó, junto a otros 200 sacerdotes de todo el país, una carta en la que rechazaron el documento de los obispos católicos argentinos del pasado 9 de noviembre (Página/12, 10 de noviembre) en el que nuevamente el Episcopado prometía revisar la actuación de la institución eclesiástica durante el tiempo de la dictadura, pero sin asumir ninguna iniciativa concreta en ese sentido. Eduardo de la Serna, del Secretariado de Curas en la Opción por los Pobres, al que también pertenece el sacerdote expulsado, aseguró que Polti echó a Murall “porque está de acuerdo con el gobierno genocida del asesino Videla” y porque “aplaude el accionar de (Victorio) Bonamín, (Adolfo) Tortolo y (Antonio) Plaza y demás cómplices de aquellos tiempos”, haciendo referencia a tres de los obispos a quienes se considera más ligados a la dictadura militar.

Sostiene De la Serna en una carta dirigida al obispo Polti que “hacernos creer que Roberto terminó ‘su contrato’ nos hace recordarle que lo terminó ¡14 veces! (porque se le renovaba año a año) y cada año, los obispos anteriores a Ud. (o mejor dicho, los obispos, antes que se posesionara Ud. como señor feudal) y que ‘curiosamente’ (es una ironía, por si no se da cuenta) usted lo da unilateralmente por finalizado después que Roberto y otros 199 curas firmáramos un texto que a usted le molestó”.

Y agrega el cura: “Y dígalo: le molestó porque usted está de acuerdo con la dictadura militar. Dígalo: usted quiere deshacer todo lo que los obispos (Gerardo) Sueldo y (Juan Carlos) Maccarone iniciaron en la diócesis”. En otro párrafo de su carta de respuesta al obispo Polti, el cura de la Serna le dice que “si tuviera usted dignidad renunciaría ya mismo a la diócesis de la que se manifiesta claramente incapaz de conducir y apacentar”.

Formalmente, Polti le comunicó el 28 de diciembre a Murall que el último día del año que finalizó “vencía su contrato temporal de servicio en esta diócesis”, en la que el cura cumplía tareas desde hace 14 años encuadrado dentro de una perspectiva de opción por los pobres. El propio Murall, en diálogo radial con Víctor Hugo Morales, aseguró que “me echaron de la diócesis” y sostuvo también que acatará la decisión eclesiástica y que ha recibido innumerables muestras de apoyo de sus feligreses y de varios obispos, incluido el obispo de San Isidro, Oscar Ojea (su superior natural), quienes están dispuestos a recibirlo en sus respectivas diócesis.

De hecho, Polti, que pertenece al Opus Dei, hizo uso de un recurso legal dentro del derecho eclesiástico. Los sacerdotes pertenecen formalmente (“incardinados” en la jerga eclesiástica) a una diócesis. Murall, nacido en San Isidro, es formalmente cura de esa diócesis, pero en el marco de su Opción por los Pobres hace 14 años que está “prestado” (de ahí la figura del “contrato de servicios”) en la diócesis de Santiago del Estero, donde cumplió funciones en distintas parroquias y desde hace dos años en Pozo Hondo, todos lugares de suma pobreza.

Murall se desempeñó primero bajo la autoridad del obispo Gerardo Sueldo (fallecido en 1998 en un accidente automovilístico) y luego de Juan Carlos Maccarone, que renunció a su cargo en agosto del 2005. Polti, que estuvo antes en Santo Tomé y cuya ordenación episcopal fue realizada por el fallecido cardenal Antonio Quarracino en 1994, está al frente de la diócesis de Santiago del Estero desde el 17 de mayo del 2006. Desde entonces el nombramiento de Polti fue leído como un nuevo avance del Opus Dei dentro del Episcopado argentino y como una decisión del Vaticano de dar un giro en la orientación de una diócesis que tuvo perspectivas progresistas tanto con Sueldo como con Maccarone.

El sacerdote Roberto Murall se considera él mismo inscripto en una línea evangélica de opción por los pobres, que quiere dar continuidad en la Argentina a los testimonios brindados por los mártires Enrique Angelelli y Carlos Mujica, entre otros.

Después de conocida la expulsión de Murall de la diócesis de Santiago del Estero, el Secretariado del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres emitió un comunicado en el que dicen “expresamos nuestra profunda y fraterna solidaridad con Roberto (Murall), de quien nos consta el cariño y dedicación a los pobres en el monte santiagueño. El vive la Iglesia que queremos construir y en la que nos sentimos felices de compartir la fe de igual a igual”. Y agregan que “la sanción a Roberto es también una sanción a tantos curas, religiosos/as y laicos que pensamos y creemos que el accionar episcopal en tiempos de la dictadura genocida distó no sólo de ser cristiana, sino también humana”.

Dice de la Serna en su carta a Polti que “algunos entienden la Iglesia como un cuartel: autoridad vertical, obediencia debida, silencio de la propia opinión. Pero eso no es la Iglesia. (...) El obispo Polti parece no entender que la Iglesia es otra cosa distinta a la que él parece pensar. La Iglesia no es un cuadro fascista (o franquista, para que se entienda mejor). Es una comunidad que da cabida a la diferencia porque está constituida a la manera de la Trinidad, que es diferencia. Su autoritarismo –le dice al obispo– nos afecta a todos nosotros y afecta a la Iglesia misma”, porque “la Iglesia –insiste– es comunión, y por tanto, diversidad en la unidad”.

Fuente: Pagina12

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails