En el barrio toba Namqom, “quedábamos despiertos en la madrugada para ver jugar a Los Pumas en el Mundial” dijo Hilario Camacho, presidente y entrenador del Club y Fundación “Qompi” donde cientos de mujeres, jóvenes y veteranos que convirtieron al rugby en el “deporte más popular".
En
el barrio, “donde hace 11 años” practican “la pasión por la ovalada” se
reunieron a ver los partidos que la selección nacional de rugby disputó
en Nueva Zelanda.
“Dejaron
todo en la cancha. Físicamente, los últimos diez minutos fueron
vitales. Pero en lo psicológico, Los Pumas estuvieron espectacular” analizó Camacho el último encuentro contra loa All Blacks porque “además, supieron defender. Sólo faltó ataque ante un equipo con mucho prestigio” indicó el ex jugador qom que junto al Aborígen Rugby Club (junto al Loco Rossi) viajó al país donde se disputa el torneo y pudo conocer a los famosos deportistas neozelandeses.
El entrenador cuenta orgulloso los “logros de inclusión” que obtuvieron “gracias al rugby”:
un equipo de mujeres que juega en la región, la formación de un grupo
de veteranos y “los más jóvenes que juegan en diferentes categorías del
torneo local".
Lejos de conformarse, Camacho tiene otro objetivo “que lo vamos a lograr: tenemos el sueño de que algún día un aborigen integre el equipo de Los Pumas".
Matildo Burgos,
de 16 años, también quiere usar la “celeste y blanca” y “por eso juega
hace 5 años. No me gusta el fútbol, no miro partidos de fútbol, ni soy
hincha de Boca, ni de River. A mi me gusta el rugby, nada más” remata
convencido.
“Por ahora” su sueño es “ver jugar a Los Pumas”.
Mariel tiene 15 años
y practica rugby “todos los días, cuando salgo del colegio” ubicado a
pocas cuadras de la precaria cancha de Qompi. “Nos golpeamos mucho, pero
nos vamos acostumbrando” cuenta con una sonrisa; “lo más lindo es
cuando jugamos contra los varones” agrega.
Los días de práctica deportiva se pueden ver a los entusiastas rugbier jugar descalzos “pero con muchas ganas".
Camacho
cuenta que “años atrás nos sentíamos discriminados, pero con el paso
del tiempo el rugby nos ayudó a integrarnos. Sentimos la inclusión, eso
nos hace felices y orgullosos. Un toba juega en el club Aguará, por
ejemplo” enfatizó.
A
partir de la llegada de este "deporte-pasión” al barrio Namqon,
“pudimos ir alejando a los más jóvenes de algunos vicios y es una enorme
satisfacción ver muchas familias que vienen a mirar nuestros partidos”
dijo.
Fuente: Noticias Formosa
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