Avanzando sobre el tema en cuestión que plantean respecto a los niveles de pobreza e indigencia en el país , el ciclo de descenso es notorio desde el año 2003 al año 2006 donde la carencia baja del 54% al 26,7% de la población en diciembre de 2006.
El lapso comprendido entre los años 2007 y 2009 manifiesta una leve suba y posterior estancamiento en los niveles de pobreza en torno al 28% hasta el reinicio del ciclo de crecimiento del empleo y la implantación de la AUH , que hace descender la carencia al 19% y 4,5% la indigencia promedio nacional actual segúnConsultora Equis
Ciertamente el nivel de pobreza sin la AUH se encuentra en torno al 25% de la población nacional producto de fenómenos estructurales de difícil reversión en pocos años, en especial el proceso de desindustrialización iniciado a mediados de los años setenta con la dictadura y profundizado en los años 90 -procesos ambos que promoviera y legitimara oportunamente el diario La Nación- , cuyo correlato fue:
1- La inequidad distributiva: la brecha entre el 10% más rico y más pobre de perceptores de ingreso pasó de 12 veces en el año 1974 a 32 veces en el año 2002 y hoy es de 17 veces.
2- Aumento en la tasa media de desempleo: cuatro veces respecto a la década del 70 instalada en torno al 3%.
3. Incremento del trabajo informal que era del 15% en el año 1974, 30% en el año 1999, llegó al 55% en el año 2002 y aún hoy impacta sobre el 34% de la PEA.
Como complemento a estas transformaciones estructurales tan negativas, la persistencia de los niveles de pobreza también tiene su anclaje en las asimetrías internas del mercado de trabajo formal con desigualdades salariales notables, donde el 20% de los trabajadores que más ganan reciben el 50% de la masa salarial formal total mientras el 30% que menos gana recibe el 10% , situación que muestra la diversidad de la estructura productiva nacional, sus niveles de productividad dislocados , así como el tipo de representación gremial dominante.
Dicho esto, negar el impacto del crecimiento económico, la generación de empleo, la mejora en el patrón distributivo, la disminución de la informalidad laboral que se observa en el lapso 2003-2011 y luego minimizar hasta desestimar el impacto de la transferencia de ingresos -equivalente a U$S 100 dólares por cada uno de los 1,8 millones de hogares beneficiarios- que supuso la AUH sobre la incidencia de la pobreza e indigencia es necio, recurso típico de una irresponsable oposición de medios y consultoras privadas neoliberales trasladada a los datos sociales, fenómeno que ya referimos en la introducción sobre distribución del ingreso en el G20.
En materia electoral, al analizar las causas del 54,11% de votos obtenidos por Cristina , a los logros oficialistas innegables, deben sumarse también estos disparates consultoriles reiterados por los medios , que se ofrecen como colorida bijouterie de fachada estadística , y la comparsa opositora se cuelga alegremente, con la convicción típica del que no tiene la más mínima idea de lo que repite como loro.
Con respecto a la impugnación metodológica puntual de los datos que generan estas agencia privadas, ya dimos nuestra opinión en la nota de opinión aparecida en el matutino Página 12 en el momento en que la consultora privada vinculada a la UCA denominada "Observatorio de la Deuda Social" generó un informe propalado luego por la ONG "Cáritas".
Informe angelical pero técnicamente inconsistente, cuya crítica reiteramos ahora y damos por suficiente respuesta a estas especulaciones opositoras, travestidas de análisis social , en el caso del Observatorio con el agregado simbólico de utilizar la franquicia imaginaria que asigna la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, lo que no es mucho, pero para algunos , es algo.
Fuente: Diario Registrado
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