En Gobierno buscaron no abrir una disputa pública con el camionero. Interpretaban que la estrategia de Moyano era equivocada y que no existían motivos objetivos para su enojo. La Presidenta reaparecerá hoy en Mendoza.
Por Fernando Cibeira
La decisión del Gobierno fue no salir a contestar al discurso del secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Desde el despacho de la presidenta Cristina Kirchner ordenaron que ningún funcionario o legislador respondiera, ni siquiera en “off the record”. La intención fue evitar que se estableciera una pelea pública entre la Casa Rosada y la central obrera, con truques y retruques. Con todo, no descartaban que en el acto que encabezará este mediodía, en Mendoza, la Presidenta pudiera marcar posición en la disputa. En Gobierno insistían en que no existía “ninguna razón objetiva” que le diera sustento a la actitud que mostró Moyano ayer.
La evaluación que se hacía en conversaciones mantenidas en los pasillos de la Casa Rosada era que el camionero había elegido el peor camino para diferenciarse del Gobierno, que lo colocaba en el mismo lugar que otros sindicalistas de pésima imagen como Juan José Zanola –a quien defendió en el acto–, Luis Barrionuevo o el Momo Venegas. Incluso, emparentaban con Eduardo Duhalde el discurso de exhibirse como la identificación de un “peronismo original” del que el kirchnerismo, supuestamente, se estaría apartando. En la Casa de Gobierno recordaban que ese mensaje se había traducido en muy pocos votos para Duhalde en octubre.
Había curiosidad por saber cuáles podían ser los próximos pasos del jefe de la CGT en el sendero emprendido ayer. Curiosidad porque, entendían, el kirchnerismo puede seguir existiendo sin Moyano sin sufrir mayores contratiempos, pero que es difícil imaginar a Moyano en la vereda opuesta al Gobierno. Incluso, en la interpretación que hizo Facundo Moyano en su cuenta de Twitter, abonó esta misma línea de pensamiento. “La contradicción principal es entre el proyecto financiero neoliberal y el proyecto nacional popular y latinoamericano, y eso se expresa en la antinomia política kirchnerismo-antikirchnerismo. Nosotros sabemos de qué lado estamos!”, escribió el hijo diputado del camionero.
En ese sentido, en la Rosada se muestran convencidos de que no existe un espacio tal como para crearle una MTA al gobierno de Cristina Kirchner, recordando la central opositora que Moyano encabezó durante el menemismo. Que es difícil armar una estructura de ese tipo a un gobierno peronista que acaba de ser reelecto con el 54 por ciento, que permitió la recuperación de cinco millones de empleos y la reapertura de las negociaciones paritarias.
Costaba rastrear en Gobierno el punto exacto donde la relación entre Cristina Kirchner y Moyano comenzó a deteriorarse hasta llegar a este punto. Pero muchos funcionarios recuerdan que, en realidad, el vínculo del camionero con Néstor Kirchner tampoco había sido el lecho de rosas que hoy se pinta y que también tuvo muchos momentos de rispideces. Eso sí, a la muerte del ex presidente se agregó a los tironeos habituales la falta de feeling entre CFK y Moyano, lo que acentuó la desconfianza del camionero hacia la Casa Rosada y obstaculizó la apertura de canales de diálogo más francos.
No existían certezas acerca de si la situación tenía retorno o si se debía comenzar a pensar en una CGT con nueva conducción. En principio, hubo obediencia a la directiva de no responder. Las dudas acerca de cómo seguirá comenzarán a develarse este mediodía, cuando la Presidenta reaparezca en público.
Fuente: Pagina12
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