Por Juan Eduardo Lenscak
“Todo está guardado en la memoria”, desde la masacre de Mojón de Fierro hasta la nacionalización del petróleo propiciada por Yrigoyen y el general Mosconi.
Quisieron reprimir los recuerdos, hicieron callar a los memoriosos y alentaron los aplausos para los desmemoriados… Pretendieron reformatear el país; limpiar de archivos “indeseables” su memoria; hacer desaparecer los “ virus subversivos” … Para cargarlo de entretenimientos pasatistas; jueguitos y videos que acapararan la atención de las mayorías –sobre todo de la juventud- para no dejarla pensar con libertad y sentido crítico.
Crearon legiones de analfabetos políticos, de esos que Bertolt Brecht les reprochara su complicidad con el status quo, precisamente por desentenderse de la política. Promulgaron leyes del olvido y la impunidad; impulsaron amnistías de la mano de determinados obispos; catapultaron candidatos pro amnésicos a los que no les hacía asco ni si quiera Videla; sostuvieron en democracia funcionarios “gerentes”, reciclados de la dictadura; mantuvieron normativas de la inquisición militar… etc., etc., etc.
Pero la memoria pudo más.
Cuando el ex conscripto Jorge Juan Carlos Ayala declaró cómo fue la masacre de Mojón de Fierro, esas fuerzas de la amnesia y la represión, volvieron a mostrar su verdadero rostro criminal. Ayala contó cómo asesinaron, a las 10 de la mañana, en la entrada de una estancia de la familia Anchorena, en cercanías de un destacamento policial, demolido después en democracia, a una docena de militantes populares entre los cuales reconoció a “Pancho” Bogarín y a Cantalicio Mazacotte, copueblanos de Clorinda, cuyos familiares, después de 36 años aún buscan datos sobre su paradero. Así como mostraron su criminalidad en un asesinato masivos a dirigentes populares , no solo absolutamente inocentes, sino carentes de toda posibilidad de defensa, desde el poder absoluto que les otorgaba el dominio de los tres poderes del estado y la garantía de contar con zonas liberadas por la conducción centralizada de las fuerzas armadas y de seguridad; con la misma actitud, miserable y cobarde por donde se la mire, apuntaron no al conscripto Ayala, sino a sus hijos. Y lo que es peor, volvieron a reproducir un mecanismo perverso inyectado por dosis para adultos –como decía Jauretche- de acusar a quien dice la verdad por las consecuencias negativas que van a sufrir quienes van a padecer las represalias.
“Se ve que no querés a tus hijos “, constituye la más fiel reproducción de las acusaciones que en su tiempo se esgrimía contra la dirigencia política juvenil demandante de mayor justicia social. Eso querían decir cuando a esos jóvenes se los denominaba “apátridas” y “subversivos”, señalando que aquellos militantes que hoy no están (como Pancho Bogarín y Cantalicio Mazacotte) no querían a su patria ni defendían los intereses de la comunidad, cuando precisamente militaban por su sentido de pertenencia a su pueblo; y se movilizaban contra el privilegio, la inequidad y la extranjerización de los recursos económicos.
Afortunadamente, la memoria y la valentía pudo más, y la verdad sigue emergiendo del olvido y la represión.
Paralelamente a este proceso de recuperación de la memoria, que permite a los ex conscriptos juntar el coraje necesario para descargar el entripado reprimido durante décadas, como el caso de Anibal Gomez, y ahora el de Ayala, se conoció también la decisión de nacionalizar YPF, de recuperar los derechos soberanos sobre nuestros recursos hidrocarburíferos.
Y frente a la decisión gubernamental de defender la soberanía nacional, de implementar estrategias marcadas por la constitución, de hacer lo que hacen la mayoría de los países del mundo, y lo que proponìa el propio Rajoy para España en el 2008, y de concretar la sentida aspiración del conjunto de nuestra población de ejercer la soberanía sobre los recursos energèticos tanto tiempo postergada, tenemos a las autoridades españolas, pero principalmente a sus aliados locales, que como lo hicieron con Ayala, envían misivas intimidatorias, tratando de ocultar el origen político, dirigidas especialmente a los sectores más vulnerables.
¿Cuál es la diferencia entre la notita recibida por debajo de la puerta en el domicilio de Ayala con aquellos diarios cuyas tapas centraron sus titulares en las posibles sanciones económicas internacionales a toda nuestra economía y a las gravísimas acusaciones a nuestro gobierno por la medida adoptada, secundarizando nada más y nada menos que el propio anuncio oficial y las inmediatas y masivas muestras de júbilo por parte de las organizaciones populares, en especial de la CGT?
La voracidad de los intereses económicos que hicieron su festín durante la dictadura y el neoliberalismo posterior, esa misma que Videla reconoce que le pidieron diez mil desaparecidos más, hoy a través de los medios de prensa arrebatados en una mesa de tortura se dirigen a nuestros gobernantes, y repiten la misma actitud, como lo hicieron con el conscripto Ayala, de anunciar represalias. Que lo haga la monarquía española, es comprensible; tiene su lógica, como la tuvo en 1810. Pero que en nuestra propia casa recibamos el mismo mensaje mafioso que recibieran ya dos hijos del conscripto Ayala; ésta vez en cada pantalla, en las radios, en los diarios, en los medios hegemónicos que supuestamente traen información “objetiva” e “independiente” , es preocupante, y mucho porque intenta generar inseguridad para todos.
Los titulares de estos medios hegemónicos no hacen más que repetir el mismo mensaje del texto dirigido al ex conscripto. Allí se puede leer, oír y ver, multiplicado por millones, de distintas maneras y formatos, el mismo contenido del mensaje ahora dirigido a los responsables de la recuperación de la soberanía: “se ve que no querés a tus hijos”.
En ambos casos, por el contrario, y por esas mismas demostraciones de terrorismo mediático, se demuestra que el camino iniciado es el correcto.
Pero también, que debe ser profundizado.
No solo en la nación, sino también en la provincia. Si antes el Estado no se constituía como querellante en magacausas como la de Carrillo, si todavía por un caso se siguen subdiviendo las causas para que el juicio se demore, si aùn queda legislación del terrorismo de estado como la de quemar archivos oficiales con más de 10 años, si todos los imputados como ejecutores de aquellas torturas y masacres siguen en libertad, es precisamente ahora cuando desde el Estado se deberían adoptar iniciativas claras para dejar sentado para todos, especialmente a los “indecisos” que no hay dudas sobre cuál es la política de estado en materia de derechos humanos.
Por otra parte, si todavía quedan empresas estratégicas privatizadas que priorizan el lucro sobre la utilidad pública, como pudimos comprobar al cobrar salarios en semana santa, en el que fuera el banco de fomento de nuestra provincia, habría que pensar en mecanismos donde el sentido del servicio público supere la ineficiencia e irrespetuosidad de sus dueños para con sus clientes cautivos. Habría que continuar y profundizar la línea iniciada con Refsa.
De esa manera en Formosa se podrá hablar de sintonía fina con la Nación, y podremos decir que la memoria colectiva y las empresas privatizadas, están en plena etapa de recuperación.
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