Por Jorge Rivas *
A poco de iniciado el proceso de cambios que lleva ya casi una década en la Argentina, los socialistas tuvimos que afrontar una opción imposible de eludir. El presidente Néstor Kirchner demostró primero que estaba dispuesto a desmontar el cerco de impunidad que protegía a los represores de la última dictadura, y que había sido levantado y sostenido por sucesivos gobiernos radicales, peronistas, y hasta por uno de una alianza presuntamente progresista de la que formamos parte inicialmente. También renegoció la deuda externa y se empeñó en sostener un rumbo de crecimiento económico con inclusión social.
Los socialistas bonaerenses entendimos que lo que estaba sucediendo en el país nos exigía que revisáramos algunos añejos prejuicios ideológicos que anidaban en nuestra fuerza. El lugar de la izquierda democrática, sostuvimos entonces, estaba junto a ese proyecto que enarbolaba muchas banderas que también eran nuestras, y que concitaba un masivo apoyo popular. Sobre todo cuando estaba claro que en la vereda de enfrente se amontonaban los sectores políticos y las corporaciones más reaccionarias de la sociedad, dispuestas a sabotear de cualquier manera ese proceso.
La conducción nacional del Partido Socialista, por su parte, eligió hacer causa común con esas fuerzas retrógradas. Y mantuvo ese alineamiento aun en el grave conflicto con los rentistas agrarios, que dividió aguas profundamente en el país. La opción, entonces, se planteó entre la resignada subordinación a esos dirigentes extraviados y la creación de una nueva herramienta política que nos permitiera militar en la defensa del proyecto nacional, popular y democrático que a partir de 2007 pasó a conducir, y a profundizar, Cristina Fernández de Kirchner.
Por eso fundamos la Unidad Socialista para la Victoria. Ahora nos aprestamos a dar otro paso: confluir con una multitud de compañeros que integran partidos y agrupaciones de todo el país, con los que compartimos una tradición ideológica, una posición política y una militancia diaria, en un solo espacio organizativo: la Confederación Socialista Argentina. Nos proponemos hacer de ella una fuerza abierta al debate y al disenso, pero con un fuerte compromiso con el proyecto popular. Sabemos que es el camino que tenemos que seguir para acercarnos a nuestro objetivo de siempre: construir una sociedad más justa.
* Diputado nacional.
Fuente: Pagina12
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