Lo derrocaron nomas a Fernando Lugo. No como hasta hace pocos
años, con tanques en la calle, marchas militares y bandos leídos con aire
marcial por los medios de comunicación.
Las formas modernas del golpismo son mas sutiles, pero no menos
crueles y verborrágicas. Hoy los mismos sectores que antes se adueñaban del
poder con las botas para disciplinar a la sociedad de acuerdo a sus intereses de
clase y sector, se han refinado ante la
extinción de los “partidos militares” como opción de
poder.
Hoy cuentan con periodistas que dia a dia, hora tras hora, "lijan"
a los gobiernos democráticos, fortaleciendo lo que antes combatían
impiadosamente: el sistema de partidos políticos. Por supuesto con la eterna
excepción los partidos de derecha neoliberal.
Ocurrió en Honduras, donde el presidente Zelaya fue destituido. La
participación en el golpe de las fuerzas armadas hondureñas fue solo
instrumental. El verdadero asalto a las instituciones lo dio la prensa oral y
escrita y sus mandaderos agazapados en el Congreso. Hasta la Corte Suprema de
Justicia dio su invalorable aporte. A partir de entonces se dieron a disciplinar
a la prensa disidente. Casi 30 periodistas y 70 abogados defensores de los perseguidos del régimen fueron asesinados por bandas de
ultraderecha.
En Venezuela hicieron algo parecido, con el objetivo real de
fusilar a Hugo Chavez, un presidente que en Venezuela aplica, mas allá de
discursos y diferencias de época, las mismas recetas de Juan Domingo Perón en la
Argentina de la mitad del siglo XX. Tanques en la calle, la derecha atacando las
instituciones y los medios abusando a diestra y siniestra del golpe bajo, las
medias verdades y un periodismo "militante" al servicio de las peores
causas.
En Ecuador los mismos sectores y medios utilizaron a la Policía
que llegó a agredir físicamente al Presidente Rafael
Correa.
La lista sigue. La prédica de la derecha se repite en Uruguay, en
Brasil, en Nicaragua, en la Bolivia de Evo Morales y por supuesto en nuestro
país.
Los golpistas vernáculos intentaron sembrar esos procedimientos en
ocasión del debate por la Resolución 125 de Retenciones Móviles. Así como
Paraguay tiene su Federico Franco, la Argentina tuvo su Julio Cobos. Recordemos:
rutas cortadas, leche derramada en los caminos, predica destituyente de
periodistas y políticos de derecha, llamados a la desobediencia civil y
sugerencias en este caso de “disolver el Congreso”.
Los vasos comunicantes en todos los casos, no están dados por el
peligro del “comunismo” o el terrorismo, sino por el eterno desprecio a la
voluntad popular y el verdadero término revulsivo a sus intereses: el
“populismo”, gobernar en armonía con los intereses de los
pueblos.
Para ello echan mano de escritores como Vargas Llosa, tan
meritorios en las letras, pero a la vez, tan antidemocráticos a la hora de la
política. Para ellos, “democracia” es sinónimo de neoliberalismo y si así no
ocurre, las democracias populares son hidras de siete cabezas a las que hay que
decapitar como sea, cuando sea y donde sea.
Ignorancia
Tal vez hace mucho que no se veía un uso tan descarado e
¿ignorante? de la ley y la doctrina jurídica como en el “juicio político” que en
el lapso record de 24 horas se le siguió al Presidente del Paraguay Fernando
Lugo. Sin ponerse colorados, aunque lo son, dieron a su defensa
un plazo de dos horas para contestar la acusación. Si no fuera por lo terrible
del resultado para la nación hermana, parecía un chiste de mal gusto. Volvió el
lenguaje stronista -el que realidad nunca se fue- en las acusaciones a Lugo de “fomentar la
lucha de clases”.
Como brillantemente expresó uno de los abogados defensores del
Presidente, el Dr. Carlos Ferreiro durante el debate, el derecho tiene dos caras
inescindibles: una de ellas es el derecho de fondo, el de todos los ciudadanos y
el del propio Lugo de ejercer la primera magistratura para la cual fue electo
por el pueblo, y por supuesto, las facultad del Parlamento de promoverle juicio
político. La otra cara es el derecho de forma, tan o mas importante que el
anterior, toda vez que si los procedimientos aplicados no son adecuados , de
ningún modo garantizan la vigencia de los primeros. Pretender que a un
Presidente se lo enjuicie con un plazo de dos horas para defenderse, es tomar
por ignorante al pueblo paraguayo y al mismísimo sentido común. Quedó claro que
lo único que les interesaba era derrocar a Lugo a como diere lugar, a nueve
meses de la nueva elección presidencial. Los argentinos recordamos que en 1976
se derrocó a María Estela Martínez de Perón, a escasos meses de las elecciones,
con el mismo discurso anticorrupción, el desgobierno y la indisciplina social, sumergiendo a
nuestro país en la noche mas oscura de su historia como Nación
independiente.
UNASUR
Como en ocasión del golpe hondureño, la crisis entre Colombia y
Venezuela y en particular en el intento de derrocamiento de Rafael Correa, se
encendió la luz roja en las naciones sudamericanas. Trece países enviaron sus
cancilleres a Asunción quienes, luego de reunirse con todos los actores,
repudiaron el golpe de estado. Varias naciones, entre ellas la Argentina,
anunciaron que no reconocerán a Federico Franco como presidente de los
paraguayos. Los caminos de acción están por verse.
La Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner adelantó que no
reconocerá por ahora a Franco y que el golpe de estado fue perpetrado contra la
historia del Paraguay.
Es de esperar que no ocurra lo mismo que con el golpe hondureño,
victorioso finalmente gracias al apoyo norteamericano a los
golpistas.
Tierras
En la primera mitad del siglo XIX, en el Paraguay las tierras era
públicas y se otorgaban a los campesinos para trabajarlas. Paraguay producía lo
que consumía. Luego de los gobiernos de
Gaspar Rodriguez de Francia y de Francisco Solano López, y merced a la Guerra de
la Triple Infamia, la clase dirigente paraguaya, hoy “colorada” y sus también
hoy aliados liberales, se apropió de esas tierras en complicidad con brasileños
y argentinos, sumiendo en la desesperanza a indígenas y campesinos. Las
ocupaciones de los “sin tierra” en Paraguay son descendientes directas de esos
despojos que continúan hasta hoy, en manos de jueces que invariablemente se
niegan a hacer justicia. Tal el caso de Caraguaty, donde murieron 17 paraguayos,
agravado por la utilización de la violencia extrema por oscuras manos para
justificar el derrocamiento de Lugo.
Formosa
Formosa está unida a la nación hermana por lazos históricos,
sociales, familiares, económicos y culturales. A estas tierras llegaron ingentes
cantidades de refugiados políticos cuando el dictador Alfredo Stroessner asolaba
el Paraguay. Algunos de ellos, como el abogado Fausto Carrillo, fueron detenidos
y desaparecidos durante la dictadura del proceso, en el marco del tenebroso Plan
Cóndor, la coordinación represiva ente las dictaduras del Cono
Sur.
La familia formoseña está de luto por el sufrimiento del pueblo
paraguayo. En cada hogar, de padres y abuelos paraguayos que tanto han
sufrido en manos de autoritarismos y dictaduras hay desazón. En la Argentina
también vienen por el proyecto Nacional y Popular en marcha. Y Formosa tiene
todas las de perder si eso así ocurre.
Es tiempo de solidaridad y de apoyo militante a la República del
Paraguay, que es una forma también de autodefensa.
Fuente: Formosa360
Memorias de la Tierra TV
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