La organización que actúa en los departamentos de Concepción y San Pedro estaría vinculada con los movimientos guerrilleros de los ’70, pero con una configuración distinta. Depende de la fuente, cuenta con decenas de seguidores o unos veinte.
Por Gustavo Veiga
Combinación nativa de marxismo leninismo y nacionalismo del siglo XIX, el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) reivindica el ideario de Gaspar Rodríguez de Francia, el político que consolidó la independencia guaraní contra la voluntad del centralismo porteño. La guerrilla que actúa en los departamentos de Concepción y San Pedro, al norte del país, es un fenómeno extraño, pero no por falta de antecedentes en la tierra de Augusto Roa Bastos. Su acción es muy anterior a la divulgación de su programa (transformado en un libro que se presentó el 19 de julio de 2011 desde la cárcel) y a diferencia de otros movimientos guerrilleros que combatieron a la dictadura de Alfredo Stroessner, comenzó a operar en democracia, a la que define como “un instrumento de dominación contra la gente humilde”. Sus orígenes se remontan a 1994 y su primera incursión data de 1997 –el robo frustrado a un banco de Choré, en San Pedro–, aunque su fama se disparó en noviembre de 2001, cuando secuestró a María Edith Bordón de Debernardi, la esposa de un empresario millonario. Liberada en enero de 2002, corrió mejor suerte que la víctima más célebre del EPP, Cecilia Cubas, la hija del ex presidente oviedista Raúl Cubas, asesinada en el verano de 2005.
“Los francistas entendemos que la tarea histórica a la que debemos avocarnos no es la profundización de la democracia burguesa-imperial, sino su destrucción y sustitución, por vía revolucionaria, por la democracia popular.” La idea fuerza del Programa Político del Ejército del Pueblo Paraguayo la redactó Alcides Oviedo Brítez, su referente principal, que cumple una condena a 18 años de prisión. El texto, de 150 páginas, convertido en libro se conoció hace un año. La impronta que dejó Francia entre los guerrilleros –Dictador Supremo del Paraguay, tal el título con que se lo ungió en 1814 y llevó hasta su muerte, producida en 1840– es notable. Levantan sus banderas para intentar adaptarlas a la actualidad, casi dos siglos después.
Ticio Escobar, ministro de Cultura de Fernando Lugo hasta el golpe parlamentario del 22 de junio pasado, integró la Organización 1º de Marzo (OPM), un grupo político-militar que resistió a la dictadura stronista en la década del 70. Su experiencia de lucha le permite hablar del EPP: “Se trata de un fenómeno extraño, aparentemente vinculado con los movimientos guerrilleros de los ’70, pero con una configuración diferente. En aquella época, cuando luchábamos contra Stroessner, buscábamos el impacto político, la adhesión popular a nuestra causa. El Ejército del Pueblo Paraguayo es un grupo muy cerrado que genera repulsa en mucha gente. Por ejemplo, pueblos originarios no le aceptaron la carne que les habían robado a hacendados”. El ex ministro fue presidente de la asociación Apoyo a las Comunidades Indígenas del Paraguay y dirigió el Museo de Arte Indígena.
De base rural, el EPP opera en el país que según la Cepal (los datos son de 2011) posee la mayor concentración de la tierra en América latina: el 1 por ciento de los propietarios controla el 77 por ciento de las áreas productivas y un 40 por ciento de los agricultores apenas el 1 por ciento. Unos 300 mil campesinos no tienen tierras propias donde 351 hacendados se han hecho de 9,7 millones de hectáreas. La Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos paraguaya produjo el año pasado datos de matices parecidos: entre la población rural, el 44,8 es pobre y el 29,6 muy pobre, un 74,4 del total. Todo esto en la nación latinoamericana que cuenta con la mayor cantidad de campesinos de Latinoamérica: el 43 por ciento.
Las cifras, según Escobar, “guardan relación con las injusticias estructurales del Paraguay por la tenencia de la tierra, y sobre las que opera el fenómeno del EPP, que tiene aliados locales en las comarcas rurales y que los ha vuelto casi invisibles”. Según qué fuente describa a la organización, cuenta con decenas de seguidores o apenas un puñado que no supera los veinte. Las zonas donde tiene presencia son las mismas en que organismos de derechos humanos llevan contabilizadas unas doscientas desapariciones de militantes, los hacendados sojeros poseen ejércitos privados y el Comando Sur de los Estados Unidos penetra con su doctrina de seguridad bajo la consigna de que el Chaco Paraguayo puede transformarse en una segunda Colombia.
Para neutralizar al EPP se difundieron propuestas que iban desde la intervención de una fuerza regular como el Ejército, hasta la guerra de guerrillas, según se desprende de lo que afirmó el presidente de facto actual, Federico Franco, el 22 de septiembre del año pasado en Concepción, uno de los departamentos donde opera la insurgencia. Su frase textual fue: “Vamos a darle guerra hasta terminar con el EPP. De hecho, esto es una guerra de guerrillas”. Por entonces, Franco remplazaba transitoriamente en el Palacio López al obispo Fernando Lugo mientras éste participaba en la Asamblea de las Naciones Unidas. Se aclimataba al cargo del que despojó a su compañero de fórmula.
En noviembre de 2009 y ya con un largo recorrido en los departamentos ubicados al norte de Asunción, se conocieron detalles precisos sobre la guerrilla liderada ahora por Manuel Cristaldo Mieres, junto a Osvaldo Villalba y Magna María Meza.
Un ex integrante del partido Patria Libre, del que se escindió el núcleo duro que formó el EPP, Cristóbal Olazar, concedió una extensa entrevista al programa de investigación Algo anda mal, del Canal 13 paraguayo. En ella radiografió que los milicianos del EPP “teníamos una formación para una guerra de guerrillas, porque pretendíamos el poder... Las prácticas las hacíamos en el monte, como un reconocimiento de la región donde íbamos a permanecer”. Olazar describió que sus ex compañeros se mueven “generalmente de noche, de día poco se mueven, y cuando se dan cuenta de que están acorralados, ellos se cambian de lugar, se distancian. Están en el monte como en su casa. Por más grande que sea el monte, ellos salen hacia el lugar donde tienen que salir”.
En uno de sus últimos comunicados, enviado a Radio Ñandutí tras el golpe que derrocó a Lugo, los francistas del EPP escribieron: “Lo que sucedió el viernes 22 de junio se puede denominar un robo de guante blanco, uno robó a su aliado, ganó la pulseada con mayoría parlamentaria y expulsó a quienes ahora gritan traición”. La caracterización del gobierno depuesto tiene un tono similar: “Siempre hemos dicho al pueblo que estuvo actuando de escudo protector de los intereses de los ricos engañando a la gente con sus discursos socialistas”. “¡Juramos vencer, rendirnos jamás!!!” firma el Ejército del Pueblo Paraguayo al pie. Toda una definición.
Fuente: Pagina12
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