lunes, 28 de mayo de 2012

ALUMNA SANCIONADA EN SAN JUAN: “Es una sanción para meter miedo”

En el Colegio Monseñor Audino Rodríguez y Olmos le aplicaron 24 amonestaciones a una estudiante de 16 años que recordó los crímenes de la última dictadura. La madre de la alumna aseguró que las autoridades buscan “amedrentar a los demás adolescentes”.

Por Ailín Bullentini

La familia de una adolescente sanjuanina de 16 años denunció que la estudiante fue sancionada con 24 amonestaciones en el colegio privado en el que termina sus estudios secundarios por “hablar de la última dictadura, por querer que sus compañeros sepan que, de haber vivido en esa época, ellos podrían haber sufrido los crímenes que muchos otros jóvenes de entonces sufrieron”, contó la mamá de la chica, Belén Icazatti. Las autoridades del establecimiento educativo, que depende de la Universidad Católica de esa provincia cuyana, se negaron a remover la sanción, por lo que la mamá denunció el hecho ante la delegación local del Inadi y presentó un expediente en el Ministerio de Educación provincial. “No obtuvimos respuestas, pero es necesario que den marcha atrás con este castigo que le impusieron a mi hija, que es discriminatorio y no tiene más sentido que el de amedrentar a los demás adolescentes, de meterles miedo para que no pongan en práctica su memoria respecto de los derechos humanos”, dijo Icazatti.

Era la mañana del viernes 23 de marzo. Al momento de la “reflexión” ante la bandera argentina, del que todos los estudiantes del Colegio Monseñor Audino Rodríguez y Olmos de San Juan deben participar, Micaela Lisola pidió la palabra. “Quería hacer referencia al Día de la Memoria, contar brevemente qué había pasado el 24 de marzo de 1976 e invitar a sus compañeros a la marcha que el día siguiente se iba a hacer en la ciudad. Y la directora le dijo que no, que mejor hablara de la marcha del Día del Niño por Nacer que se realizaría el domingo siguiente en contra del aborto”, recordó ante este diario Belén Icazatti, la mamá de la adolescente y encargada de reconstruir la historia de censura que sufrió Micaela.

La alumna, que es representante de los colegios privados en el Centro de Estudiantes Unidos Secundarios (CEUS), aceptó esa propuesta. Subió al escenario y realizó la invitación a la marcha antiabortista, pero no bien acabó de mencionarla “sintió que le estallaba el corazón”, aseguró la madre “con las mismas palabras” que se lo contó la chica. No pensó mucho en las consecuencias y cumplió su propósito original. Habló de la dictadura, de los desaparecidos, de los robos de bebés, de las muertes e invitó a la marcha por el Día de la Memoria. “Les dijo a los chicos, que son cerca de seiscientos, que lo que pasó les podría haber pasado a ellos si vivieran en esa época y leyó una frasecita que le había escuchado decir a un nieto recuperado: Sin memoria no hay identidad y sin identidad no hay Justicia”, detalló Icazatti.

Según el relato de la mujer, fue entonces que personal directivo del colegio “se le acercó y le pidió el micrófono y Micaela se lo negó porque le dijo que tenía derecho a hablar. Tras insistencias de parte de ellos, lo entregó y se bajó del escenario”.

“En el colegio no suelen hablar de estos temas. Es muy de derecha y conservador”, descalificó Icazatti a la institución. Sin embargo, los hechos no terminaron allí. Icazatti contó que a su hija la llevaron a dirección, en donde le pidieron que se retractara. “Micaela se negó a disculparse porque sintió que le habían faltado el respeto. Entonces le plantearon la teoría de los dos demonios respecto de la última dictadura y la retaron con que no era quién para hablar de esas cosas, que era chica y que no sabía lo que había pasado”, explicó la mamá. Esa tarde leyó en el cuaderno de comunicaciones de su hija la notificación sobre la sanción que las autoridades del colegio le habían aplicado “por desobedecer” las indicaciones de la directora de no mencionar el Día de la Memoria.

Tras pedir sin éxito a las autoridades que retiren la sanción, Icazatti radicó una denuncia por discriminación ante el Inadi de San Juan y presentó una carta ante el Ministerio de Educación provincial que generó el expediente número 300-03899-I-2012. “Se trata de un acto discriminatorio y, además, de amedrentamiento al resto de los chicos. Todos tienen la mirada puesta en lo que le pasó a Micaela y la reacción de la escuela. Por eso nosotros lo consideramos una sanción disciplinadora para meter miedo –concluyó–. Es muy grave.”

Fuente: Pagina12

EDUARDO ALIVERTI: El cuco

Por Eduardo Aliverti

La cotización del dólar es el tema mediático predominante, por momentos excluyente, con una carga de angustia (?) cotidiana y prospectiva que no se veía hace rato. La sensación es que asistimos a un doble chantaje: el de los operadores del “mercado” y, sobre todo, la presión de las corporaciones periodísticas opositoras.

El fallo de la Corte sobre la aplicación de la ley de medios y el quite de la concesión a TBA aplacaron por no más que unas horas esa supremacía ya propagandística de cuánto sube el paralelo. Es probable que tenga más efecto el discurso de Cristina en Bariloche. Al margen de su brillantez para encuadrar el 25 de Mayo y de poner en caja las críticas por algunos episodios del viaje a Angola, rechazó toda posibilidad de volver a sucederse en la Presidencia aunque no lo dijo en forma explícita. Y para despreocupar sobre los verdes vaivenes, manifestó desconocer dónde se habrá metido los billetes un amigo de su hijo que en 2002 especuló con el dólar a diez pesos. Pero fue la propia Cristina quien dijo que “todo se repite”. De acuerdo con su carácter de elemento folklórico nacional y obsesivo (mientras le demos a “nacional” el rótulo de “opinión pública”, en su acepción de suma de opiniones que se publican), el futuro del dólar no sólo conllevará lo que ocurra debido a aspectos técnicos locales e internacionales. La cotización de la moneda norteamericana es en Argentina, histórica e invariablemente, el ariete que se reserva la clase dominante como recurso de ataque extremo, contundente, ejemplificador, cuando ve afectados ciertos o muchos de sus intereses. No viene a cuento el debate de si este Gobierno perjudica a los ricos tanto como los ricos creen o sienten. Al contrario: podría opinarse y certificarse que nunca, o pocas veces, ganaron tanta plata. Lo que importa es aquello que sus facciones, o algunas de ellas, están dispuestas a hacer. Y lo están haciendo. Hablar de devaluación, meter miedo o incertidumbre, señalar que la economía anda a la deriva en cuanto a las certezas cambiarias, trasuntar que todo el país está preso de los controles de la AFIP hasta el punto de ya no poder siquiera salir al exterior, e incluso volver a jugar con que se lo extraña a Kirchner como piloto de tormentas, es un conjunto de tácticas de desgaste cuya previsibilidad no va en perjuicio de su eventual eficacia. No interesa cuántos son los realmente afectados. No interesa que el dichoso mercado paralelo sea el dos por ciento del movimiento formal. No interesan las herramientas oficiales que de la noche a la mañana hacen bajar al “blue”. Muchísimo menos interesa que suban las acciones de YPF, Siderar, Molinos y Aluar (uno de los mejores combos para medir el ánimo sobre la producción industrial). Tampoco interesa que “la gente” vuelva a volcarse a la compra de autos, pesificadas, frente a las restricciones para ahorrar en dólares. Hasta hace un par de semanas, la tragedia era que las automotrices entraron en dificultades. Son muy contradictoriamente berretas esta muchachada de la City y la vocería mediática que les hace el coro, en sus pronósticos elisacarriotísticos. Sin embargo, la cantidad de frívolos avala que procedan de esa manera. Lo único que les interesa es que un faltante de medicamentos, o que la empleada doméstica, imposibilitada de mandar dólares a sus familiares de países limítrofes, o que lo imperioso de salir del país por cuestiones laborales y no poder hacerlo gracias a la restricción cambiaria, sirvan para tomar el todo por la parte. Por esas pequeñísimas partes, apreciadas a escala económica determinante. Es en verdad condenable que los casos particulares no tengan una buena atención de las autoridades, como si fuesen lo mismo aquellos que se vuelcan a grandes cantidades de ahorro en dólares o quienes operan en una cueva financiera, a cuenta de grandes jugadores especulativos, y los necesitados de divisa por razones atendibles. No vengan con que esos errores, injustificables, justifican convertir al escenario en un drama de alcances impredecibles. La suma de preocupados por el dólar que no vieron un dólar en toda su vida hace acordar al clima creado durante el conflicto con la gauchocracia, cuando una insigne manga de pelotudos defendía los derechos del agrogarcaje como si alguna vez hubiera visto más tierra que la de la maceta del balcón.

Pero es así. El mercado de la bobería siempre es enorme o susceptible de serlo. La memoria histórica acerca del dólar y la formidable influencia cultural que ejerce en la sociedad ponen a la defensiva (o al ataque, según quiera verse) a la primera luz amarilla real o inventada. Ignorar ese poder de fuego, de los que ganan con la fantasía de que se pudra todo, es una displicencia suicidante. Da la impresión de que el Gobierno confía excesivamente en la mera (aunque trascendental) fortaleza de sus números macroestructurales. En que la solidez de las reservas monetarias, la balanza comercial, el manejo del déficit fiscal, los niveles de consumo interno, bastan y hasta sobran para alejar toda alarma de conmoción cambiaria. Puede ser. En éstos y otros aspectos, es imprescindible recordar que uno no es más que un comentarista. No un gestor. No un ejecutante del poder. No un informado de cada dato y evaluación que se efectúa entre aquellos que comandan. Pero, del mismo modo en que no debe portarse una soberbia sabelotodo desde espacios testimoniales, el oficialismo debería tomar –parece– una mayor nota de que están embistiendo con el dólar. No es ni la libertad de prensa, ni cómo se reparten los medios de comunicación, ni el debate sobre la megaminería, ni a quién le corresponde administrar los subtes, ni la violencia en las canchas de fútbol, ni que la oposición no existe, ni si se fractura la CGT. Ni cualquiera de ese tipo de problemáticas que, alternativamente, zahieren o benefician la imagen de unos y otros sin modificarse, en lo sustancial, que después “la gente” evalúa la película completa. No. Ahora están atacando con el emblema de lo que deja tranquila o inquieta a la clase media. El dólar. Lo demás no les surte efecto.

Semeja conveniente que el Gobierno accione y comunique mejor que no pasa ni pasará nada de lo que unas bandas de la derecha quieren que pase. Grupos de prensa, “campo”, sectores ligados a la exportación y especuladores financieros, básicamente. A los demás que se pintan la cara, como algunos dirigentes sindicales y viudas peronistas que tampoco llegan a conformar una corriente liberal ni de consenso quejoso masivo, podrían arreglarlos con unos cargos o prebendas. Si es por eso, tal vez sí haría falta la muñeca de Kirchner. De lo demás, sólo cuenta el intento de que el modelo tenga implosión hacia allí, hacia la derecha, siendo que la derecha no tiene a nadie en condiciones de armado nacional. Nada indica que eso vaya a suceder. Las cartas que juegan a Scioli deberían contemplar que si la apuesta va en esa dirección será por fuera de la estructura kirchnerista. Macri fue tanteado y sigue protegido por la prensa opositora. Pero resulta que el macrismo no pasa de su figura mediática porteña, junto a que su vocación laboral para crecer no es, digamos, un aspecto entusiasmante. Y la sobra por fuera de eso, según coincidencia unánime, no merece consideraciones. Todo lo cual está lejísimos de significar que la escena sea inmóvil, entre otras cosas –y nada menos– porque la sucesión de Cristina es una incógnita apabullante. Unicamente se trata de que hoy por hoy es así. Entonces mejor el dólar, a ver si pasa algo. Con eso siempre les fue bien a los ejércitos de la antipatria, para rescatar un término que recobró su valor. La batalla, empero, está ahora mejor dada por un gobierno que ya lleva varios años de fortaleza –incluyendo su capacidad monetaria para responder a intentos de corrida financiera– y conserva grados de respaldo popular inéditos, en nuestro país, para un período tan prolongado. Es bueno darse una vuelta por ahí, ya que estamos en el noveno aniversario de asumida esta gestión.

No cuesta nada pensar en cómo estábamos. Si el susto es el dólar, retroceder apenas nueve años tiene la yapa de recordar algunas cosas por las que verdaderamente vale la pena asustarse.

Fuente: Pagina12

domingo, 27 de mayo de 2012

HORACIO VERBITSKY: Donde mueren las palabras

El Episcopado confirmó ante la Justicia que desde 1978 sabía que la dictadura militar asesinaba a las personas detenidas-desaparecidas, cosa que nunca hizo pública. La tardía admisión se produjo con el reconocimiento de la autenticidad del documento publicado aquí el domingo 6 de mayo sobre el diálogo secreto con el dictador Jorge Videla del 10 de abril de ese año. Pese a ello tanto el Episcopado como el Vaticano y la gran prensa guardan silencio.


Por Horacio Verbitsky


La Iglesia Católica confirmó por primera vez ante la Justicia que por lo menos desde 1978 sabía que la dictadura militar asesinaba a las personas detenidas-desaparecidas, cosa que nunca hizo pública, y que sus máximas autoridades discutieron con el jefe supremo de la dictadura cómo manejar la información sobre esos crímenes. La tardía admisión se produjo con el reconocimiento de la autenticidad del documento publicado aquí el domingo 6 de mayo sobre el diálogo secreto con el dictador Jorge Videla del 10 de abril de 1978, luego de un almuerzo del que participaron los tres miembros de la Comisión Ejecutiva que conducía a la institución. Pese a ello tanto el Episcopado como el Vaticano y la gran prensa siguen guardando un escandaloso silencio.
La cuestión de las listas

La judicialización del documento eclesiástico se produjo en la causa abierta para determinar lo sucedido con los restos de Roberto Santucho, a pedido de su familia, representada por el abogado Pablo Llonto. Santucho fue abatido por una partida del Ejército el 19 de julio de 1976 y su cuerpo exhibido a la prensa en Campo de Mayo, pero luego desapareció sin explicaciones. A raíz de la confesión de Videla a un periodista español y otro argentino sobre el asesinato de los detenidos-desaparecidos, la jueza federal de San Martín, Martina Forns, a cargo de esa causa, citó a declarar al ex dictador. Videla dijo que él había decidido ocultar el destino de los restos de Santucho para evitar homenajes pero que quien sabía qué habían hecho con ellos era el entonces jefe de Campo de Mayo, general Santiago Riveros. Ante el cuidadoso interrogatorio preparado por Forns, Videla respondió sus preguntas durante más de tres horas. Sin eufemismos dijo que los detenidos-desaparecidos eran “condenados” y “ejecutados” y que ese método se había adoptado por comodidad porque creían que “no provocaba el impacto de un fusilamiento público”, que “la sociedad no lo iba a tolerar”. Agregó que “era difícil pensar que tantas personas podían ser juzgadas y la Justicia estaba asustada por la persecución que habían sufrido los jueces” del Camarón, el tribunal especial que actuó entre 1971 y 1973 durante la penúltima dictadura. Cuando Forns lo interrogó sobre las listas de personas detenidas-desaparecidas, Videla contestó que eran incompletas y que no se publicaron, porque contenían errores e inexactitudes y no hubo acuerdo entre las tres Fuerzas Armadas que compartían el gobierno. Agregó que la información sobre el destino de cada persona es “una obligación moral” pero que no es fácil cumplir con ella “por la forma tabicada en que se procedía y en algunos casos no hay rastros de eso y no puede publicarse a medias”.
Un diálogo entre amigos

Pero durante el almuerzo con el cardenal Raúl Primatesta, arzobispo de Córdoba, el arzobispo de Santa Fe, Vicente Zazpe, y el de Buenos Aires, cardenal Juan Aramburu, quienes eran presidente y vicepresidentes del Episcopado, Videla dio otra explicación mucho más sincera acerca de la publicación de las listas y sobre lo sucedido a las personas detenidas-desaparecidas. Ello consta en una minuta para el Vaticano, que los tres eclesiásticos redactaron luego de ese almuerzo y que fue reproducida en esta página hace tres domingos, en la nota “Preguntas sin respuesta”. En un clima que Aramburu describió como cordial, Videla dijo que no era fácil admitir que los desaparecidos estaban muertos, porque eso daría lugar a preguntas sobre dónde estaban y quién los había matado. Primatesta hizo referencia a las últimas desapariciones producidas durante la Pascua de 1978, “en un procedimiento muy similar al utilizado cuando secuestraron a las dos religiosas francesas”. Videla respondió que “sería lo más obvio decir que éstos ya están muertos, se trataría de pasar una línea divisoria y éstos han desaparecido y no están. Pero aunque eso parezca lo más claro sin embargo da pie a una serie de preguntas sobre dónde están sepultados: ¿en una fosa común? En ese caso, ¿quién los puso en esa fosa? Una serie de preguntas que la autoridad del gobierno no puede responder sinceramente por las consecuencias sobre personas”, es decir los secuestradores y asesinos. Primatesta insistió en la necesidad de encontrar alguna solución, porque preveía que el método de la desaparición de personas produciría a la larga “malos efectos”, dada “la amargura que deja en muchas familias”. Se refería en forma implícita a la carta que esa misma mañana le había enviado el presidente fundador del CELS, Emilio Mignone, padre de la detenida-desaparecida Mónica Candelaria Mignone, y una de las más altas personalidades laicas del catolicismo argentino. Mignone había sido ministro de Educación en la provincia de Buenos Aires en la década de 1940 y viceministro de Educación nacional en la de 1960. El fundador del CELS le escribió a Primatesta que el sistema del secuestro, el robo, la tortura y el asesinato, “agravado con la negativa a entregar los cadáveres a los deudos, su eliminación por medio de la cremación o arrojándolos al mar o a los ríos o su sepultura anónima en fosas comunes” se realizaba en nombre de “la salvación de la ‘civilización cristiana’, la salvaguardia de la Iglesia Católica”. Agregó que la desesperación y el odio iban ganando muchos corazones. Al día siguiente del almuerzo, Zazpe le informó a Mignone que la Comisión Ejecutiva le había transmitido a Videla “todo lo que dice su carta”. Dijo que habían sido “tremendamente sinceros y no recurrimos a un lenguaje aproximativo” pero le advirtió, como si se tratara de una accesoria cuestión técnica, que había una “divergencia con su carta” acerca de la publicidad o reserva de esta entrevista. “En esta ocasión volvió a recurrirse a la reserva”, que dura hasta hoy. Primatesta informó luego a la Asamblea Plenaria que los obispos le plantearon a Videla los casos señalados en su carta por Mignone, de presos que en apariencia recuperaban su libertad pero en realidad eran asesinados; que se interesaron por sacerdotes desaparecidos, como Pablo Gazzarri, Carlos Bustos y Mauricio Silva, y por otros detenidos de los que pidieron la libertad y/o el envío al exterior. Pero el desarrollo completo del diálogo sólo consta en la síntesis para el Vaticano. Cuando Primatesta advirtió sobre las amargas consecuencias del método de la desaparición forzada, Videla asintió. También él lo advertía, pero no encontraba la solución, dijo. Zazpe preguntó: “¿Qué le contestamos a la gente, porque en el fondo hay una verdad?”. Según el entonces arzobispo de Santa Fe, Videla “lo admitió”. Aramburu explicó que “el problema es qué contestar para que la gente no siga arguyendo”. Según Aramburu, cuando Videla repitió que “no encontraba solución, una respuesta satisfactoria, le sugerí que, por lo menos, dijeran que no estaban en condiciones de informar, que dijeran que estaban desaparecidos, fuera de los nombres que han dado a publicidad”. Primatesta explicó que “la Iglesia quiere comprender, cooperar, que es consciente del estado caótico en que estaba el país” y que medía cada palabra porque conocía muy bien “el daño que se le puede hacer al gobierno con referencia al bien común si no se guarda la debida altura”.

Luego de la publicación, la jueza Forns solicitó la entrega del documento a la Conferencia Episcopal. Sin dilación, recibió una copia. De este modo, la máxima conducción católica de la Argentina corroboró en forma oficial y en un expediente judicial que tanto la Iglesia argentina como la Santa Sede, para la que se confeccionó esa minuta, estaban al tanto del asesinato de las personas cuya desaparición era denunciada por sus familiares y por los organismos defensores de los derechos humanos.
Copia Fiel

El facsímil que se publica a la izquierda es el que obtuve en forma subrepticia en la sede de la calle Suipacha que el propio Videla donó a la Conferencia Episcopal antes de dejar el poder, en 1981. Arriba a la derecha se observa el número con que está archivado, lo cual da una idea de la magnitud de ese archivo cuya misma existencia la Iglesia negó, en una nota que en el año 2000 me dirigió su presidente, cardenal Estanislao Karlic. El de la derecha es el que la actual conducción episcopal, presidida por el Arzobispo de Santa Fe, José Arancedo, remitió a la jueza Forns. Arriba a la izquierda se lee “Es Copia Fiel” y abajo a la derecha consta el sello de la Conferencia Episcopal Argentina. En ambos ejemplares de ese documento secreto se observa que la afirmación de Videla sobre la protección a quienes cumplieron sus órdenes criminales está completada a mano por Primatesta. Pese a la enorme trascendencia de este demorado reconocimiento, ninguna autoridad eclesiástica hizo la menor referencia pública al tema, aunque la Comisión Ejecutiva se reunió el 16 de mayo y emitió un documento, cuestionando la ley de muerte digna sancionada por el Congreso. Como si la enormidad del hecho les cortara el habla, tampoco los diarios Clarín, La Nación y Perfil se dieron por enterados de la publicación de ese documento fundamental para establecer el grado al que llegó la complicidad de la Iglesia Católica con la dictadura militar y su política criminal. Treinta y cuatro años después, el encubrimiento continúa. Cuando el periodista español Ricardo Angoso lo entrevistó en la prisión que el Servicio Penitenciario Federal tiene en Campo de Mayo, Videla dijo que “mi relación con la Iglesia Católica fue excelente, muy cordial, sincera y abierta”, porque “fue prudente”, no creó problemas ni siguió la “tendencia izquierdista y tercermundista” de otros Episcopados. Condenaba “algunos excesos”, pero “sin romper relaciones”. Con Primatesta, hasta “llegamos a ser amigos”. Se nota.

Fuente: Pagina12




sábado, 26 de mayo de 2012

OSVALDO BAYER: Los paraguayos

26/05/2012


Por Osvaldo Bayer


Los conocí en la cárcel, cuando fui a visitarlos aquí en Buenos Aires. Me dieron la mejor impresión. Bien campesinos, con respuestas claras sobrellevando un destino injusto, pensando en sus familias. Hablé largo con ellos. Sí, me di cuenta ahí, en todos sus sentidos, de lo que significa la palabra injusticia.

Se trata de los presos paraguayos, que ya han pasado a la historia de la indignidad humana del ejercicio injusto del poder, es el mismo caso que los presos cubanos que sigue manteniendo Estados Unidos.

Acaba de regresar de Asunción, la capital paraguaya, una delegación de representantes de los organismos de derechos humanos de la Argentina que concurrieron a ese lugar para reunir más información y señalar de viva voz la injusticia increíble que la denominada Justicia paraguaya comete contra esos seis nobles hombres de la tierra.

La delegación argentina estuvo presidida nada menos que por Nora Cortiñas, la Madre de Plaza de Mayo que ha dedicado su vida desde 1976 para luchar por la Justicia con mayúscula. Al regresar, sus declaraciones fueron bien claras. Luego de explicar cuánta corrupción oficial hay en el tratamiento de los presos paraguayos en ese país se refirió a las condiciones en las cuales se los mantiene encarcelados. Dijo, con toda la valentía que caracteriza a esa madre, que “los fui a ver y debo decir que la cárcel donde están presos es vergonzosa, ni un chiquero donde habitan los chanchos es como ese lugar donde de ninguna manera se puede aherrojar a seres humanos. Me fui avergonzada de ese país hermano”. Y, por supuesto, explicó cómo se ha falseado la verdad para tratar de mantener presos a esos seis dignos representantes del partido Patria Libre. Los seis campesinos, Agustín Acosta, Roque Rodríguez, Simón Bordón, Arístides Vera, Basiliano Cardozo y Gustavo Lezcano, fueron acusados de ser los autores del secuestro de Cecilia Cubas, hija del ex presidente de la Nación Raúl Cubas Grau, el 21 de julio del 2004. El 16 de febrero del 2005 fue encontrado el cadáver de ella. El fiscal general de Estado Germán Latorre acusó a los seis campesinos de haber resuelto la ejecución de la raptada Cecilia Cubas en una reunión realizada en la casa de Regina Rodas. Para esa acusación se sirvió del testimonio del informante policial Dionisio Olazar, que se había infiltrado en al partido Patria Libre. Los acusados rechazaron de plano dicha acusación. A continuación, el juez Pedro Mayor Martínez dictó falta de mérito porque no existía otra prueba que la declaración de ese informante, quien además no aportó ningún otro dato fehaciente. La declaración del juez se puede ver en el film documental Chokokué, de Miriam Paz y Guillermo Cohen. A pesar de ese veredicto, los seis campesinos, conociendo cómo se maneja el Poder Judicial en el Paraguay, resolvieron viajar a la Argentina y presentarse aquí a la Justicia pidiendo asilo político. Pero, por pedido del gobierno paraguayo, son detenidos aquí en la oficina del Cepare donde solicitaron el pedido de asilo. Y fueron extraditados al Paraguay el 2 de diciembre del 2008 y encerrados en la cárcel de Tacumbú. Antes estuvieron cierto tiempo detenidos en una cárcel de aquí, donde tuve oportunidad de visitarlos y reunir datos para su defensa. En Asunción llevan ya cinco años de detención. Por ello, los abogados defensores presentaron un hábeas corpus pidiendo su libertad por haberse excedido el tiempo máximo de prisión preventiva sin condena. Pero este recurso fue rechazado por la Justicia paraguaya con el falso argumento de que no hay pruebas de que hayan estado presos en la Argentina. Una falsedad total, porque el autor de esta nota puede demostrar su visita a la cárcel argentina donde estuvieron presos. Pero no sólo mi testimonio lo puede probar, sino también la documentación de las autoridades argentinas que al parecer no le interesó a la Justicia paraguaya.

El 29 de febrero de este año comenzó el nuevo juicio que es fácil de demostrar que está plagado de irregularidades. Por ejemplo, el soplón policial dijo que Cecilia Cubas fue asesinada el 24 de diciembre del 2004 y se desdice al declarar que la reunión donde se decidió su muerte fue el 13 de enero del 2005. Y también pueden comprobarse otras graves imprecisiones. No se tuvo en cuenta la declaración de otros testigos. Por ejemplo, la de Regina de Rodas, acusada de que en su casa se realizó la citada reunión donde se resolvió el crimen. Esta testigo denunció a la Justicia que la Fiscalía le había ofrecido medio millón de dólares para que declarara que lo del espía policial era verdad, a lo cual ella se negó.

Los seis campesinos siguen presos. Es hora de que intervengan todos los organismos latinoamericanos de derechos humanos y todas las organizaciones de esos fines para terminar con esta ignominia. La Madre Nora Cortiñas, a quien llamamos Norita, con todo cariño, se emociomó al hacer estas declaraciones. Y agregó: “Otra injusticia más he podido ver. Pero como finalmente triunfa siempre la Etica veremos libres a los queridos campesinos presos, y despreciados por el pueblo para siempre los jueces y políticos que permiten esto en tierras del sufrido pueblo paraguayo”.

Otro episodio que habla de la falta de conducta democrática es el hecho que denunciamos en una de estas contratapas: la cesantía que sufrió el conocido periodista Herman Schiller, en Radio Ciudad, que depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Basta pronunciar la palabra Macri para comprender algo que daña la base democrática que debe tener nuestra Capital de la República. Schiller, a pesar de todas sus denuncias y solicitudes, no obtuvo ninguna explicación a la medida. Pero este hombre de lucha no se da por vencido y prosigue con su denuncia en forma abierta. Y es secundado por decenas de periodistas argentinos y extranjeros. Llama la atención que ninguna radio, de la extensa lista de nuestra ciudad y del país, le haya abierto de inmediato sus puertas a este valioso defensor de la verdadera democracia. Hasta ahora todas miran hacia otro lado y guardan silencio. Por eso, los periodistas que defienden como principio la verdadera libertad de prensa democrática han preparado una concentración para el 7 de junio a las puertas de Radio Ciudad, en la calle Sarmiento entre Montevideo y Paraná, a las 14 horas. A la misma concurrirán representantes de partidos políticos, sindicatos, organizaciones de derechos humanos, escuelas de periodismo y precisamente los oyentes que acompañaron a Schiller en sus profundos programas durante años en Radio Ciudad. Una manera absolutamente democrática de denunciar un gravísimo caso de falta de libertad de prensa. Así el pueblo busca un definitivo respeto por la verdadera democracia.

Fuente: Pagina12

RABINO DANIEL GOLDMAN: De Mayo de 1810 a mayo de 1982

Por Daniel Goldman *

Todo acto de celebración implica el noble ejercicio de la memoria.

Durante este día recordamos una gesta del siglo XIX. Del siglo anterior al anterior. Del siglo que desde sus comienzos marcó rupturas, transiciones y orígenes que nos remiten a vivencias colectivas esenciales generadas por varones y mujeres de antaño. Día de festejo emotivo, que nos liga con lo más hondo y lo más tierno, ya que el ser humano lleva en sí la historia que decide indagar.

El mensaje bíblico recorre el vocablo “memoria” en sus diversas formas no menos de 270 veces.

270 veces en el texto sagrado significa mucho. Ello implica una construcción ideológica intelectual y espiritual, con una carga presente. Toda memoria que no pretenda ser de uso nostálgico se construye desde el presente.

Y así ellos, hombres y mujeres de ese Mayo del inicio del siglo XIX, motivados por el vigor de sus propias memorias para remodelar con pasión sus destinos, me inspiran a vincularme con nuestra historia cercana. La de “nuestro” siglo anterior. De 202 años atrás a sólo 30 años atrás. El símbolo de los números redondos contiene una densidad inconmensurable y coloca en la superficie relatos que nos comprometen.

Es por ello que traigo el recuerdo vívido y dramático del conscripto Silvio Katz, miembro de mi congregación, quien en la víspera del 25 de mayo de 1982, sirviendo a la patria en la isla Soledad, allí en Malvinas, fue estaqueado desnudo en medio de las gélidas temperaturas por su superior, quien posteriormente lo obligaba a colocar sus manos en el agua helada hasta llegar a un punto donde no las sintiera.

De estas historias en latitudes australes, narraciones angustiantes, relatos tormentosos, conocemos de a centenas. Porque no eran excepciones. Y tampoco ignoramos que lamentablemente los responsables de esas violaciones de lesa humanidad, quienes aprendieron en los campos de tortura de la dictadura a aplicar los vejámenes, siguen caminando libremente por las calles de nuestras urbes.

La tradición judía me enseña que todo acto que quiera celebrarse en plenitud debe representar tanto el noble ejercicio de la memoria como el de la denuncia, sabiendo que la vida en la multidimensionalidad del presente requiere ejercitar la expresión de la conciencia.

Una historia puntual, personal, individual, de un 25 de mayo de 1982, simboliza gráficamente toda una dramática época. Época que los argentinos que con lucha por la democracia, la igualdad y la solidaridad manifestamos no querer volver a vivir.

La saga que no se cuenta no se conoce, y por lo tanto no madura.

Como religioso y activo perteneciente al Movimiento de Derechos Humanos, aprendí de mis amigos en esta senda y esencialmente de mi maestro, el rabino Marshall Meyer, que ninguna memoria es sustituto de la justicia. Y que si una sociedad no plantea sus responsabilidades, dificultosamente podrá comprometerse con sus problemas éticos cotidianos, presentes y futuros.

En la evocación a los padres de la Patria de 1810 y enlazándolos con estos jóvenes de la patria, a quienes la tragedia los hizo héroes en 1982, se nos exige el mandato venerable de revisión que contenga la responsabilidad de la justicia, para no esperar números redondos, de modo tal que la celebración de próximos 25 de Mayo puedan verse coronados con el grito sagrado de existencia con gloria.

* Rabino de la Comunidad Bet El.
Palabras pronunciadas en el Tedéum del 25 de Mayo en Bariloche.

Fuente: Pagina12

Luis Bruschtein: Energúmenos

Por Luis Bruschtein

No había más de 300 personas; no es para hacer tanto ruido, a pesar del odio con que se expresaban y de la violencia amenazante que había en sus actitudes. Esas 300 personas que asistieron al acto del PRO en Tribunales esta semana fueron pocas como para generalizar, pero inevitablemente disparaban en la memoria otras situaciones de la historia, como el gorilismo del ’55 o el respaldo al golpe del ’76 y hasta una más reciente, que fueron las movilizaciones porteñas en contra de la 125. De alguna manera, la prensa del sistema se las arregló en cada una de esas situaciones para mostrar siempre esa prepotencia como una reacción lógica y justificable, un grito de libertad, la reacción entendible ante una democracia supuestamente sometida y amordazada. Los gobiernos populares los han tenido siempre en contra.

Pasan los años de democracia y las fuerzas políticas en general van cristalizando los resultados de un aprendizaje inédito. Pero este sector es inexpugnable. El riesgo es que alguna vez, como ha sucedido otras veces, se conviertan en una voz hegemónica que quiera presentarse como la voz de todos. Por ahora son pocos y sirven como marcadores: cuando esa furia se expresa de esa manera en contra de algo es el síntoma de que lo que los enfurece tiene más razón que ellos. Siempre están del lado oscuro y sirven como marcadores para identificarlo. Si alguien alguna vez los tiene de su lado, es para dudar del lugar en el que está parado. Como si fueran conscientes de esto, el FAP y los radicales tuvieron el tino de no ir esta vez con ellos y expresar su reclamo en otro lugar.

Consignas como “se va a acabar, la dictadura de los K” o insultos a la Presidenta (el menos violento fue el apelativo de “yegua” o “hija de colectivero”) hicieron que el acto fuera una promoción para el oficialismo. Fue más pro-oficialista que un acto propio y ayudó a dilucidar cómo le duelen a este sector las medidas que ha tomado el kirchnerismo.

Es increíble cómo algunos elementos se replican en el tiempo e incluso en diferentes geografías. Hay documentales de marchas en Chile contra el gobierno de Salvador Allende en los años ’70 y las expresiones de esos manifestantes anticomunistas (los “momios”), como el odio contra Allende, el insulto descalificador de “son todos ladrones” o despreciativo de lo popular, parecen calcadas de algunas que se vieron y escucharon en la marcha del macrismo de esta semana y en las que se hicieron contra la 125. Para ellos cualquier medida de carácter popular es izquierdista y todos los que las ejecutan son inevitablemente ladrones e inmorales. Dividen a la sociedad entre la chusma y las personas íntegras y respetables como ellos. El que no es parte de la chusma, pero se pone de su lado, solamente puede hacerlo movido por un afán de robar o de poder autoritario. Establecen esa relación en forma automática. Y ése es un rasgo cultural que en forma más diluida quizá, más tenue, está muy extendido en las clases medias más allá de los grupos más recalcitrantes.

En las primeras décadas del siglo pasado, los destinatarios de ese odio fueron la izquierda y el anarquismo, que representaban a la chusma. Desde mediados del siglo pasado, ese lugar pasó a ocuparlo el peronismo, cargando con sus desprolijidades y contradicciones, las que seguramente fueron menores que las de la izquierda y los anarquistas, porque logró renovar su representatividad durante mucho más tiempo. Para este sector conservador “momio”, “gorila”, “blancoide” o “escuálido” (según el país del que se trate: Chile, Argentina, Bolivia o Venezuela), la única vez que el peronismo valió la pena fue con Carlos Menem, al que adoptaron con el afecto que se le tiene a un empleado doméstico de confianza.

Por supuesto que no se trata de una pintura de toda la oposición, ni siquiera de la mayoría. Y tampoco se podría decir que todo el macrismo esté configurado en ese retrato. Hay un juego más complejo y al mismo tiempo más razonable la mayoría de las veces entre oposición y oficialismo. Pero en situaciones de polarización, el arsenal cultural que ocupa la escena es el de los furiosos que transforman el debate en un campo de linchamiento. Y algunos políticos de la oposición se tientan con manipular esas situaciones, dándoles lugar o estimulándolas para arrojarlas contra el oficialismo y recuperar espacio en la hegemonía cultural con ese impulso de prepotencia. Eduardo Amadeo participó en la marcha gritando contra la “dictadura” kirchnerista. Si su estado de ánimo es de la misma violencia que se expresó en el acto, como político sabe que no se puede hacer política en ese estado. Tanto él como Patricia Bullrich se acaban de sumar al armado macrista y es lógico que deban sobreactuar ese nuevo posicionamiento. Pero cuando se estimula el lado oscuro, nunca se sabe hasta dónde se lo podrá controlar después.

De todos modos, siempre sorprende escuchar esa violencia de alto voltaje, cuando del otro lado realmente no se produce un fenómeno equivalente. Hay cuestionamientos, críticas, pero sin esa histeria desaforada que terminó a los golpes con un periodista. Un sector del periodismo opositor viene denunciando “agresiones” porque les molesta ser criticados por otros periodistas o por los mismos funcionarios que ellos destazan. Tendría que resultar un tanto engorroso para ellos que la única vez que se golpeó realmente a un periodista en una marcha política en todos estos años haya sido a un trabajador de la Televisión Pública, el cámara del programa 6, 7, 8. Habría que agregar que muchos de esos periodistas enojados porque Cristina Kirchner no hace conferencias de prensa no dicen lo mismo de dirigentes políticos y funcionarios públicos de la oposición que desde hace varios años no se dejan entrevistar por los medios que a ellos no les gustan y que cuando la tienen, manejan con un criterio estrictamente ideológico sus pautas de publicidad.

La contrapartida, si se quiere, es que al oficialismo se lo criticó mucho cuando varios de sus actos masivos derivaron hacia violentos enfrentamientos entre líneas internas del justicialismo y sectores gremiales. Era una crítica justa. Ya durante la gestión de Néstor Kirchner, el oficialismo empezó a ser muy cuidadoso en la organización de sus actos y pudo superar una práctica perniciosa que iba en su propio desmedro. En los últimos años no se produjeron escenas de violencia en sus actos y el fenómeno del “acarreo” fue suplantado paulatinamente por el de la militancia. Hubo un crecimiento valioso en esos dos aspectos.

Ayer se cumplieron nueve años de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia. Quizá parte de la bronca para muchos fue que el proceso surgió en el momento y desde el lugar que menos se lo esperaba. Ese núcleo oscuro de furia estaba en estado de latencia frente a un progresismo con timidez aguda, un peronismo menemizado y una izquierda sin vocación de mayoría. El kirchnerismo, como fuerza popular con vocación transformadora, agregó un nuevo condimento a ese escenario. Y desde entonces, como si fuera el retumbar de un viejo volcán apagado, ese núcleo elitista y violento entra esporádicamente en actividad.

La reacción contra esa irrupción inesperada del kirchnerismo desnudó muchas situaciones regresivas a las que gran parte de la sociedad prefería creer superadas y puso en evidencia falsas verdades que se habían construido en una post-dictadura muy conservadora (salvo el primer año de Alfonsín). La transición a la democracia en la Argentina fue muy conservadora y sólo tuvo chispazos de progresismo por la resistencia de los movimientos sociales, en especial las organizaciones de derechos humanos, y por la existencia de un periodismo contrapuesto a las corporaciones mediáticas.

Algunos creen que no, que la luz del progresismo brilló en todos esos años y esta confusión hace que muchos que se creen progresistas, sean en realidad profundamente conservadores. Fueron progresistas mientras el progresismo no tenía ninguna posibilidad y volvieron a su verdadera condición reactiva y conservadora, cuando hubo alguna posibilidad de concretar reivindicaciones que siempre plantearon los movimientos sociales. Son progresistas que reniegan de las manifestaciones plebeyas y de cualquier transformación que requiera confrontación. No pudieron sacarse de encima esa cultura del temor implantada por la dictadura y que persistió muchos años después que se fueron los militares. No es lo mismo esta persona que se cree progresista que los energúmenos que participaron en la marcha del PRO en Tribunales. Pero están más cómodos con ellos porque les permiten aparentar progresismo sin quedar en evidencia.

Fuente: Pagina12

viernes, 25 de mayo de 2012

PUEBLOS ORIGINARIOS: “El vínculo fue cortado por la Historia”

El académico Marcelino Fontán propone una mirada diferente para el 25 de Mayo: observar cómo la facción de Moreno, Castelli y Monteagudo planteaba la igualdad de criollos e indígenas. Y de qué manera la Generación del 80 borró de la historia oficial ese ideario.


Juan Jose Castelli
Por Leonardo Rossi


“Sin alterar los discursos americanistas no se podía justificar el genocidio indígena”, plantea como hipótesis el antropólogo Marcelino Fontán. Para este académico, la desaparición ideológica de los revolucionarios de 1810 fue condición para (y potenció) la negación del exterminio indígena delineado y ejecutado por la generación del ochenta. Aunque material historiográfico da cuenta de que Manuel Belgrano o Bernardo Monteagudo promovieron la igualdad entre indígenas y criollos, esta historia no fue aprehendida en el imaginario social argentino. El postulado multicultural de principios del siglo XIX fue despedazado por otro ideario que se cristalizó en la matanza de los pueblos originarios del sur, a finales del mismo siglo. Antes, después y durante, sostiene Fontán, una maquinaria simbólica hizo posible que el grueso de la sociedad asimilara, sin cuestionamientos, el exterminio físico y cultural de los habitantes ancestrales de estas tierras. Ese programa político y económico “llega hasta la actualidad”, bajo nuevas formas de avance sobre territorios indígenas.

El antropólogo, profesor titular en la maestría en Antropología Social de Flacso y docente de la cátedra de Salud y Derechos Humanos (Medicina-UBA), propone reconstruir “un vínculo que fue cortado”, el de las comunidades indígenas y los revolucionarios de Mayo. Y como forma de divulgación de esta historia, sugiere crear en el Espacio de la Memoria un pabellón que dé cuenta del “plan sistemático, que incluyó secuestros, robo de personas, privación de identidad”, que padecieron las comunidades aborígenes.

Fue justamente en la ex ESMA, durante el IV Seminario Internacional de Políticas de la Memoria (Ampliación del campo de los derechos humanos. Memoria y Perspectivas), que Fontán expuso esta hipótesis. “¿Punto final?”, cuestionó acerca del genocidio originario y la desaparición cultural de la generación americanista de la Independencia. Junto a Página/12 amplió estas ideas, ante un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo.

–Matanzas de aborígenes existieron en varios momentos, ¿qué impronta particular tiene la impulsada por Julio Roca?

–El genocidio indígena está a lo largo de toda la historia colonial, pero el Estado argentino, entre los años 1879 y 1880, en la llamada Campaña del Desierto de Roca ejecuta un genocidio físico y cultural con un plan sistemático: negación de identidad, secuestros, apropiación de personas. El exterminio de esas poblaciones como tales era el gran objetivo. En muchos casos, esos pueblos continuaron en estado de sometimiento con intervenciones violentas, vinculadas con la explotación como mano de obra o a la represión ante la resistencia. Lo mismo ocurrió en la Campaña del Chaco, que empezó cuatro años después que la de la Patagonia, a cargo del general Benjamín Victorica. Allí, además de toda la lógica utilizada en el sur, se puso el acento en el sometimiento físico para así garantizar trabajadores para los obrajes e ingenios de las grandes empresas.

–Ese genocidio tuvo como manto discursivo la existencia de un otro que debía ser exterminado porque era “salvaje” o “no educable”, ¿qué ocurrió entonces con los postulados indigenistas de principios de siglo?

–Esos genocidios son resignificados en la historia como una expansión de la civilización frente al mundo salvaje. Lo interesante es que, décadas antes, la fracción de los americanistas de Mayo compuesta por Mariano Moreno, Juan José Castelli, Bernardo Monteagudo, Manuel Belgrano y José de San Martín tenía una posición frente a la cuestión indígena que planteaba la igualdad absoluta de todos ante la ley. Tomaron las ideas de la revolución francesa, las llevaron a la realidad americana y la hicieron extensiva a la población negra, indígena y criolla.

–¿Cómo se tradujo eso en la práctica?

–Monteagudo, Moreno y Castelli eran abogados que estudiaron en la Universidad de Chuquisaca (actual territorio de Sucre, Bolivia) y allí recibieron la memoria oral de la rebelión de Túpac Amaru II (Gabriel Condorcanqui), de 1780. Y como abogados defendían causas indígenas contra la explotación de esos pueblos en las minas.

–¿De qué forma plasmaron en lo institucional esta concepción de igualdad?

–Tenían un proyecto común. Por ejemplo, Monteagudo es una figura dejada de lado, que tiene una trascendencia enorme en este sentido. Entre otras acciones, redacta la proclama de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809, donde la reivindicación de la libertad para el indígena es central, y junto a Castelli, en la campaña del Alto Perú, realizaron la proclama de Tiahuanaco, que eliminaba toda forma de servidumbre de los indígenas. Monteagudo tiene un paralelismo bastante fuerte con la figura del Che. Fue un tipo que estuvo en todos los movimientos revolucionarios, con un papel activísimo para concretar este ideario americanista.

–¿Cuándo se empiezan a silenciar estas voces?

–Aunque fue un largo proceso, el recorte de estos discursos, resignificados en términos donde se vuelven inocuos, toma fuerza cuando se comienza a reescribir oficialmente la historia por la Generación del Ochenta. En 1882 es citado el primer Congreso Pedagógico Nacional por el gobierno de Roca. Allí se establecen los planes de estudio que apuntan a una población inmigrante, recién llegada y sin memoria. Reciben un relato histórico que justifica el nuevo modelo de país. Eso se enmarca en un operativo cultural, que también incluye a la literatura, la plástica, la ciencia. Es decir, sin alterar los discursos americanistas no se podía justificar el genocidio indígena.

–¿Cómo se manifestó esa maquinaria?

–Por ejemplo entre 1884 y 1887, Estanislao Zeballos escribe su famosa trilogía donde da una versión de las costumbres de “los salvajes” cargada de valoraciones negativas, que contribuyen a justificar que hayan sido desplazados. En los mismos años, José Hernández escribe el Martín Fierro, que más allá de los méritos literarios, hace circular como ideología un profundo desprecio del indígena e incluso de alguna manera celebra que sea aniquilado. Es interesante la difusión del libro, que según algunos estudios, para fines de los ’80 había vendido 50.000 ejemplares en un país de poco más de dos millones de habitantes. También, Angel Della Valle, pintor de La Vuelta del Malón, presenta desde la plástica una imagen del indígena como un ser feroz y oscuro. Ese tipo de pinturas se incorporan a los libros de texto y trabajan sobre ese nuevo discurso.

–De alguna forma esto desemboca en una Argentina aparentemente moderna, crisol de razas y granero del mundo.

–La generación del ochenta piensa un país, lo delinea y pone en juego todo. Es un modelo de pensamiento estratégico, que claramente estableció una visión hegemónica. Entonces la tarea nuestra es absolutamente contrahegemónica. Hace falta deconstruir todo este proceso que nos llevó hasta aquí, para empezar a entenderlo de nuevo.

–¿Por dónde comenzar?

–Hay que comprender que aquellos revolucionarios de Mayo reconocían en Túpac Amauru II al verdadero referente de la revolución americana, quien además tuvo un programa económico y social. Por eso es que Belgrano propuso en el Congreso de Tucumán una forma de monarquía constitucional que retome la tradición de los incas y que tenga a un descendiente indígena a cargo del gobierno del Río de La Plata. Eso fue desdibujado en nuestra historia, pintado como un arranque de locura de Belgrano. Lo que se perdió entonces fue un proyecto político contrapuesto al que triunfó.

–Belgrano no sufrió el olvido de Monteagudo, pero sí fue despojado de su discurso indigenista.

–Ignorar a Belgrano no era posible. Pero las relaciones de poder que se establecen después de 1880 chocan con su discurso. Eran indigeribles las ideas de libertad, igualdad y fraternidad entre criollos e indígenas al lado de Sarmiento, vocero del positivismo, que consideraba que estos habitantes originarios de América eran animales bípedos. Fue una dura tarea la de recortar, y se llevó a cabo con delicadeza, manteniendo los nombres y citando los hechos, pero deformándolos. Este relato fue entregado a los inmigrantes que poblaron la Argentina. Y mientras éstos recibieron una historia del nuevo lugar, los indígenas ya contaban con una memoria de esta tierra. Esa memoria es la que se buscó silenciar mediante el genocidio.

–¿Por qué cree necesario releer los discursos de Moreno, Monteagudo y Belgrano?

–Desde el debate ideológico, volver a poner en escena a los revolucionarios de Mayo, después de 200 años, no estaría nada mal. Pero sobre todo, sería valioso que los propios pueblos indígenas puedan reconectar su pasado con las luchas de aquella generación, culturalmente desaparecida, que peleaba junto a ellos. Es una relación que fue cortada. Ese ideario americanista es parte de la historia de los pueblos originarios que habitan el actual territorio argentino.

Fuente: Pagina12

miércoles, 23 de mayo de 2012

“La verdad alumbra lo que perdura”

Roque Orlando Toti Montenegro  y su hija Victoria.
“La verdad alumbra lo que perdura”

En primer lugar quiero agradecerles a todas y todos por acompañarnos en un día muy importante para los que buscamos la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Queremos compartir con ustedes, y con todos los ar...gentinos y argentinas, que gracias al trabajo inclaudicable del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) hemos recuperado los restos de mi papá, Roque “Toti” Orlando Montenegro, que al momento de su desaparición tenía tan solo 20 años.

El 5 de julio de 2000 fui restituida por la búsqueda de Abuelas. Me costó varios años asumir mi identidad y tratar de acomodar mi historia.
Mi apropiador me había dicho, en relación a mis padres, que habían sido “abatidos” en un enfrentamiento que tuvo lugar en William Morris el 13 de febrero de 1976.
Sin embargo, la única verdad es la que aportó la investigación realizada por el EAAF que confirmó que estuvieron secuestrados durante varios meses y que mi papá fue víctima de los vuelos de la muerte. En otras palabras, el operativo que nos secuestró fue anterior al 24 de marzo, confirmando que hubo un plan sistemático anterior al golpe de Estado.

En lo personal siento que no existe una palabra para definir tantos sentimientos encontrados. Por un lado, el dolor de conocer el destino final de mi papá y saber que tuvo que pasar por situaciones que creía ajenas a él. Y por otro, tener este sentimiento de paz que únicamente da la verdad.

Y hay una idea que siempre está presente: la de milagro.

Quizás sea un milagro esto que se da en la búsqueda de las Abuelas. Fueron ellas las que con una muestra de sangre de mi familia lograron encontrarme a 2.000 kilómetros de mi verdadero hogar.

Y también es un milagro que el EAAF, con una gota de mi sangre, haya logrado identificar los restos de mi papá que estaban en Uruguay desde mayo del ´76.

Por todo esto pienso que antes que el espanto de lo que nos pasó, está la fuerza del milagro. Y todo cobra otro sentido.

Porque la lucha de las Abuelas y de los organismos; el trabajo del EAAF y el compromiso de tantas personas anónimas, permitieron devolverle la dignidad a mi papá, y que dejara de ser un NN en una tumba en las costas de Uruguay.

Porque 36 años atrás mi papá tenía solamente 20 años y fue un Estado genocida el que lo tiró al mar desde un avión. Y pienso en que mi hijo mayor tiene la misma edad que su abuelo, y estoy agradecida de que sea el mismo Estado argentino, pero esta vez conducido por personas comprometidas, el que tiene como uno de sus pilares la defensa y promoción irrestricta de los derechos humanos, el que permite que mis hijos, los nietos de Toti, puedan levantar con libertad la bandera de la militancia. Más aún, mientras algunos siguen insistiendo con el olvido o con que están “hartos de la dictadura”, nosotros nos hacemos cargo de la historia, por muy dolorosa que sea, y al desenterrar a nuestros seres queridos les devolvemos la dignidad. 

Porque quiero trasmitir a aquellos que aun no dieron sangre para identificar a sus familiares, toda la paz que da saber la verdad y poder decidir el destino de los restos de nuestros seres queridos. Porque nos hace mejores, como argentinos, cada vez que podemos identificarlos y cantar con más fuerza “no nos han vencido”.

Mi papá es uno de los “cuerpos” que denuncia Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar y es la prueba cabal en sí mismo del macabro accionar de la última dictadura cívico-militar. Pero por sobre todas las cosas es mi papá. Es el abuelo de mis hijos. Es el hermano de mis tíos. Es al que hace un tiempo atrás empecé a extrañar y es quien de alguna forma, junto al acompañamiento de mi familia, me ayudó y me ayuda a acomodar la verdad, que es la que “alumbra lo que perdura”, lo que seguiremos construyendo.

Muchas gracias a todos por todo.

Victoria Montenegro
23 de mayo de 2012

lunes, 21 de mayo de 2012

Conflictos sociales y respuesta estatal

Por Marcela Perelman *


Fuente: Pagina12



La reiteración de hechos de represión en Catamarca muestra la negativa del gobierno provincial a canalizar políticamente un conflicto de más de 10 años, que se ha intensificado desde 2009, y cuyo abordaje se centra en forma sostenida en acciones de represión y criminalización. La recurrencia de esta situación nos lleva a advertir sobre la importancia de fortalecer los principios de no represión y canalización política de los conflictos sociales. Dichos principios, que constituyeron un importante avance en materia de derechos humanos, se vieron erosionados a partir de variados hechos de represión en diferentes lugares del país durante los últimos años.



El próximo 26 de junio se cumplirán 10 años de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en Puente Pueyrredón. Este hecho puede ser considerado como el cierre del ciclo de protestas sociales y de represión que caracterizó la década del ’90. Desde 2003 la política de contención de la violencia policial frente a conflictos sociales tuvo una clara conducción por parte del poder político, con efectos directos sobre las fuerzas federales, pero con una innegable irradiación política hacia las provincias. La “no represión” de la protesta fue, con sus matices, una de las decisiones más innovadoras, que tuvo como característica saliente la canalización de los conflictos hacia instancias de negociación política.

Sin embargo, desde 2010 las respuestas violentas frente a reclamos sociales, la inadecuada investigación y sanción de sus responsables y el sometimiento de referentes sociales a procesos penales, han sido elementos comunes a una diversidad de casos. Estamos ante usos diversificados de la ley penal, que suman una amplia gama de figuras penales al delito por corte de rutas con las que se persigue, incluso, a las propias víctimas. A esta situación se suma la amenaza de aplicación de la nueva ley antiterrorista.

Estos hechos son propios de un nuevo ciclo de conflictos, de represión y de criminalización, caracterizado por otros actores y otras demandas en las que, como se detalla en el Informe Anual 2012 del CELS, el acceso a la tierra, a la vivienda urbana y al trabajo pleno se presentan como centrales, así como los reclamos por los efectos de industrias extractivas y agrarias.

El camino recorrido desde los ‘90 y los avances en el abordaje no violento de los conflictos sociales marcan aprendizajes para todos los involucrados, aportan experiencias y estrategias que es necesario revisar. Los actores sociales, políticos y judiciales deben reconocer las contradicciones propias del momento; desde diferentes espacios es indispensable adaptar las intervenciones a los problemas de fondo y a los formatos que adquieren las protestas actuales. Resulta fundamental asumir la responsabilidad política de reformular y disponer nuevas medidas para la protección de derechos en el marco de los conflictos presentes.

Abordar los conflictos sociales sin violencia es la piedra fundamental de la gestión política y una garantía para el fortalecimiento de los necesarios canales de interlocución. El CELS promueve principios de regulación del accionar del Estado en estas circunstancias y que también resultarían vinculantes para las acciones ordenadas por jueces y fiscales. Se trata, en definitiva, de entender la conflictividad como parte de la vida política y no como objeto de persecución penal y policial.

* Coordinadora del Equipo de Políticas de Seguridad y Violencia Institucional del CELS.

domingo, 20 de mayo de 2012

EDUARDO ANGUITA: La Sociedad Rural y financiera

Por Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com

El famoso arquitecto Alejandro Bustillo hizo el castillo estilo Tudor que los Pereda tienen en sus campos de Cañuelas, a 45 kilómetros de la sede de la Sociedad Rural Argentina. Los jardines los hizo el no menos célebre paisajista Carlos Thays. En los miles de hectáreas de alrededor, los Pereda tuvieron décadas de renta extraordinaria y de viajar los otoños bonaerenses a las magníficas primaveras parisinas. Celedonio Pereda (h) estuvo codo a codo con otros terratenientes en las tórridas jornadas de la Apege (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias) en el verano del ’76. Pereda presidía la Sociedad Rural Argentina y sabía perfectamente que en cuestión de semanas se produciría una brutal transferencia de recursos de los sectores industriales vinculados al mercado interno hacia los sectores agroexportadores y también de la clase trabajadora hacia el sector más concentrado de la oligarquía argentina. El otro líder de aquella gesta cívica imprescindible para que los campos de concentración se llenaran de militantes y fueran convertidos en mataderos era Jorge Aguado, el presidente de Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) y de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas). Las otras regiones del país asociadas a CRA no tienen campos tan ricos como los de Carbap y el plan de José Alfredo Martínez de Hoz estaba destinado sólo a beneficiar a la zona núcleo de la Pampa Húmeda. Aguado era, de algún modo, un advenedizo, pampeano y sin linaje oligárquico. Eso sí, estuvo tan integrado a la dictadura que llegó a ser uno de los pocos civiles convertido en gobernador, y nada menos que de la provincia de Buenos Aires, designado por Leopoldo Galtieri y ratificado luego por Reinaldo Bignone. Repudiado por la sociedad por ser el prototipo de la pata civil de la dictadura, con la llegada de Raúl Alfonsín, Aguado integró el directorio de Socma (Sociedad Macri).

Pasados 15 años de aquel golpe, el 3 de enero de 2001, Aguado fue a una reunión con Fernando de la Rúa en nombre de Sociedad Macri, junto a otros ejecutivos de la democracia a los que el entonces presidente les pedía que por favor invirtieran en el país en cambio de fugar el dinero, una manera elíptica de llamar a obtener tremendas ganancias y sacarlas del circuito legal o llevarlas a cuentas en bancos de países centrales que consideraban seguros. Con el presidente radical estaba su ministro de Economía, José Luis Machinea, que había reconocido que además de los 150 mil millones de dólares de deuda externa había una cantidad similar de dólares de argentinos en el exterior. Machinea nunca jamás dio a conocer la nómina de los tenedores de esas fortunas. Muchos de ellos estaban sentados en la misma mesa que De la Rúa y Aguado.

Sergio Einaudi, de Techint, uno de los grupos más beneficiados en la dictadura y que se había deglutido Somisa durante el menemato; Oscar Vicente, de Pérez Companc, que se había convertido en uno de los grupos más poderosos durante la dictadura, con el Banco Río, Molinos Río de la Plata y negocios petroleros; Alejandro Bengolea, de Loma Negra, que ahora tiene ex directivos presos por crímenes de lesa humanidad; Arturo Acevedo, de Acindar, de donde el mismísimo Martínez de Hoz había sido presidente de la empresa; también estaban el ahora prófugo Carlos Blaquier, de Ledesma, y Julio César Saguier por La Nación. Es interesante recorrer la crónica del diario de los Mitre del día siguiente. En ella se resalta que “todos estuvieron de acuerdo en apoyar los últimos decretos de desregulación de obras sociales, reforma previsional y plan de infraestructura. Sin embargo, Vicente insistió en solicitar ‘mayor ejecutividad’. También señala el periodista de La Nación que “los ejecutivos exigieron que se aprobaran las leyes de minería, de hidrocarburos y de lechería, a fin de fomentar las inversiones en esos sectores”. Es significativa la palabra exigieron para normas que beneficiaban claramente los intereses de esa elite empresaria, que constituía precisamente el núcleo de los que fugaban el dinero al exterior. Aguado, según La Nación, “mencionó, tras el encuentro, que se abordó la necesidad de disminuir las tasas de interés y se sugirió que algún banco oficial pueda otorgar créditos de fomento a quienes deseen invertir en el país”.

Por entonces empezaba el año donde el proyecto de país oligárquico (en conglomerados de unas pocas empresas agropecuarias, industriales y financieras que vivían a costa del Estado y los asalariados) se quebraba en mil pedazos. Algunos, como Loma Negra o Pérez Companc, años después vendieron sus activos y los enviaban directamente al exterior. Otros, siguen haciendo negocios con el mismo esquema de clase privilegiada al margen del país. Como si no hubieran registrado los cambios vividos desde el 25 de mayo de 2003. O, lo que es más preocupante, como si confiaran en resistir y torcerle el brazo al bloque de intereses sociales de los asalariados, la clase media y los empresarios que apuestan a la recuperación de una Nación inclusiva y justa.

Una vez más, el sector que hace punta es la Sociedad Rural Argentina. Por eso, Hugo Biolcati, junto a un par de centenares de propietarios rurales hace lobby para ver si puede frenar la ley de revaluación de la propiedad inmobiliaria rural en la provincia de Buenos Aires. Se trata de un recorte mínimo a la renta extraordinaria del complejo sojero, pero que les hace sentir el temor a que se aleje cada vez más la posibilidad de que una docena de ejecutivos se sienten en la Casa Rosada para exigirle a un Presidente o una Presidenta medidas que les permitan consolidar sus negocios.

El economista Eduardo Basualdo, que junto a Daniel Aspiazu y Miguel Khavisse describió como nadie lo que fue la concentración del poder económico en aquellos años dictatoriales, insiste en que aquel modelo de enriquecimiento era el de “valorización financiera del capital”. Aquellos años dejaron una distribución regresiva del ingreso producto de la brutal represión y también dejaron “al campo” en un estado calamitoso. Dice Basualdo (Tradiciones en pugna, 200 años de historia, Eudeba, 2012) que en 1977 (el año de la reforma financiera de Martínez de Hoz, todavía vigente) llegamos al stock ganadeor más alto de la historia: 60 millones de cabezas de ganado. A partir de entonces se produjo la mayor liquidación ganadera. En 1989 había 14 millones de cabezas menos y actualmente estamos en 40 millones. Agrega Basualdo que en 1995 empezó la consolidación del modelo sojero en la Pampa Húmeda. Durante esos años tendría que haber aumentado el área sembrada, porque se estaban liberando tierras destinadas al ganado. Pero entre 1977 y 1994 no creció la superficie sembrada. “Se liquidan vacas pero, además, disminuye el área sembrada”, concluye. El negocio de estos tipos es fundir el país y la llave fue el control de las finanzas. Ahora, para revertir esa historia parecen imprescindibles la reforma financiera y la reforma impositiva.

Fuente: Miradas al Sur.

HORACIO VERBITSKY: ¿Quién es peronista?

Por Horacio Verbitsky

Hay pocas cosas tan peronistas como discutir quién es peronista. La semana pasada se publicó aquí un cálculo aproximado sobre la incidencia electoral de los distritos cuyos jefes participaron en el lanzamiento de la agrupación Juan Domingo, concebida como réplica disciplinaria de La Cámpora, y la de aquellos que en compañía del vicegobernador Gabriel Mariotto fueron recibidos por Cristina en Olivos, sin participación de ningún integrante del gobierno provincial, pese al pedido de asistencia que formuló el jefe de gabinete, Alberto Pérez. Hoy se ajustan los datos, según las cifras oficiales de la Justicia electoral: en Los Toldos estuvieron los intendentes de partidos que sumados reúnen a 217 mil electores y en Olivos los que gobiernan sobre más de dos millones. Nueve a uno, una catástrofe para Scioli, quien esta semana avanzó un paso en su ilusión de establecer un eje con el secretario general de la CGT, cuando su hijo y diputado nacional, Facundo Moyano, dijo que adhería al proyecto del gobernador. Pero la experiencia histórica, desde Cipriano Reyes hasta Augusto Vandor y Saúl Ubaldini, muestra que es tan difícil transmutar la organización sindical en poder electoral como el plomo en oro. Para colmo, Hugo Moyano aspira al mismo cargo que Scioli, como dejó en claro desde el discurso en River. En el triángulo entre Scioli, Moyano y Cristina también juegan los intendentes. La comparación entre municipios que privatizaron la recolección de residuos según un modelo anacrónico, oneroso y dañino para el ambiente, que se lleva hasta el 40 por ciento de sus presupuestos, y aquellos que la realizan con medios propios (como Berazategui, José C. Paz y Córdoba desde la gestión del primer intendente Mestre) no deja lugar a dudas: bajan los costos y el empleo municipal deja de ser un seguro contra la desocupación para transformarse en una fuerza productiva. Además, organismos nacionales como el INTI y el Conicet han avanzado en un prototipo de usina de reciclaje, de presupuesto moderado y capaz de convertir los residuos en energía. Desde el gobierno de una provincia quebrada, que depende del endeudamiento y de las transferencias del gobierno nacional es inimaginable que el proyecto de Scioli pueda concretarse contrariando la voluntad presidencial, ya sea que Cristina aspire a ser reelecta o a señalar un sucesor que preserve las líneas centrales de su gestión reparadora de la destrucción neoliberal y de expansión de derechos. Que este Delfín no puede ser Scioli volvió a evidenciarse en la discusión sobre la reforma impositiva. El aporte del impuesto inmobiliario rural a los ingresos provinciales en la privilegiada zona núcleo de la pampa húmeda no pasa del 2 por ciento. Las alícuotas son bajas, la valuación fiscal sobre la que se calcula es ridícula en relación con el precio de mercado de las tierras, el último revalúo data de 1955 y el gravamen se aplica sobre cada partida y no sobre el propietario, con lo cual ignora los fenómenos de concentración y carece de toda progresividad. Hasta ahora se delinearon tres posiciones, que volverán a cotejarse mañana: la del resucitado Grupo Ahhh... donde radicales, progresistas, libertadores y duhaldistas de todo pelaje volvieron a alinearse con las cámaras patronales agropecuarias como en 2008; la del gobierno nacional que se negó a cualquier conciliación con los activistas que detrás del presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y del dirigente de los estibadores rurales Gerónimo Venegas, forzaron las puertas de la Legislatura; y la de Scioli, que impulsó la ley porque la necesita para pagar los sueldos y mantener la provincia en calma pero no se decide a ejercer las facultades que la ley impositiva ya le confirió para decretar el revalúo con su sola firma. El aporte del inmobiliario rural a la provincia no pasaría de 300 millones de pesos al año, ya que la base de cálculo seguiría muy lejos del valor venal y además se incluyeron escalas que disminuirán la presión para los pequeños productores. En cambio sería unas siete veces mayor el incremento de recaudación por los impuestos sobre bienes personales. Es obvio que esto importa al Estado Federal, pero la provincia no puede de-sentenderse, ya que depende de las transfusiones que recibe de la Nación. Se verá si el campeón de Villa La Ñata atina a gambetear sobre esta estrecha baldosa.

Fuente: Pagina12

PLENARIO DE LA CORRIENTE PERONISTA DESCAMISADOS PORTEÑA


Con la consigna como mandato

El modo de traducir en hechos concretos el lema “Unidos y organizados” fue eje del debate. Los ministros Carlos Tomada y Nilda Garré y el legislador Juan Cabandié cerraron el encuentro. Destacaron el liderazgo de CFK y el papel de los jóvenes en la política.


Por Nicolás Lantos


Más de 250 militantes kirchneristas de la ciudad de Buenos Aires debatieron durante todo el día de ayer en el marco de un plenario convocado por la Corriente Peronista Descamisados que concluyó con la presencia del ministro de Trabajo, Carlos Tomada; la ministra de Seguridad, Nilda Garré; y el legislador porteño Juan Cabandié. El rumbo que tomará la sintonía fina, la concreción de la consigna “Unidos y organizados”, la recuperación de la Capital Federal para el proyecto nacional y hasta la posibilidad de una reforma constitucional y las internas del Partido Justicialista formaron parte de los temas que se repasaron durante la jornada.

“El planteo es ‘Unidos y organizados’, y está en nosotros que esto no sea una consigna y que sea un mandato”, propuso Tomada durante el cierre de la actividad. El ministro de Trabajo destacó que en los seis meses que lleva el segundo período presidencial de Cristina Fernández de Kirchner se tomaron medidas como el estatuto del Peón Rural, la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, la Ley de Tierras o la recuperación de YPF y que “cada una de esas iniciativas justifica un gobierno en sí misma.”

A su turno, Garré destacó la importancia de los militantes que se incorporaron al kirchnerismo en los últimos años, en particular los jóvenes (que conformaban buena parte de su audiencia), a quienes definió como “el instrumento que permite seguir con las transformaciones en un momento muy particular de la Argentina”, aunque se cuidó de dejar en claro que semejante caudal de participación sólo alcanza su máximo potencial cuando está conducido: “El liderazgo está y atrás de él, se va a ir poniendo el peronismo, que sabe que para dar batallas hay que buscar liderazgos como el de la Presidenta, que es legítimo, auténtico”, plantó bandera.

La referencia a la incipiente interna en territorio bonaerense entre un sector cercano al gobernador Daniel Scioli y el kirchnerismo representado en el vice Gabriel Mariotto y La Cámpora no se quedaría ahí. Garré desestimó que las “luchas que puedan darse al interior del peronismo” vayan a poner en peligro el proyecto. “Habrá que neutralizarlas con unidad y organización –propuso–. Cuando se dan las disputas hay que levantar las banderas de la unidad nacional y dentro de ellas hay elementos básicos, entre ellas, la lucha por la igualdad.”

Por su parte, Cabandié destacó que el camino para organizar al kirchnerismo en un territorio complicado como la capital es “la militancia activa, que va contra los que piensan que el camino es la permanencia y la recurrencia de los medios de comunicación, desde la capilaridad, llegando a las diez mil manzanas de la Ciudad”. Y sostuvo: “Tenemos que tener claro que el uso abusivo de los medios de comunicación es una herramienta de la derecha antipatriótica y del progresismo abstracto estanco y bobo porque ellos nunca construyeron nada”.

El encuentro se desarrolló desde la mañana en la sede de la Mutual Homero Manzi del barrio de Boedo, donde unos 250 militantes trabajaron desde temprano en comisiones para debatir sobre distintos ejes, desde cómo recuperar la Ciudad hasta la posibilidad de una reforma constitucional. Una de ellos, Lorena Pokoik, explicó el motivo detrás de esta jornada: “Creemos que en esta etapa, las organizaciones cargamos sobre nuestras espaldas una responsabilidad, que es traducir el legado que nos ha dejado Néstor para construir una agenda con objetivos que creemos vitales para la Argentina que viene”.




Fuente: Pagina12

martes, 15 de mayo de 2012

Entrevista. Benigno López. Referente del frente nacional campesino

Por Soledad Lofredo
slofredo@miradasalsur.com

Pequeño productor, trabajador de la tierra, una persona que mediante sus manos y fuerza siembra y cosecha, cuida la tierra y la naturaleza que le da los productos, frutos para su subsistencia, y también para vender y comprar lo que la tierra no le puede dar en forma directa. Pero, ¿cuál es el significado más profundo para este actor social que sigue estando del lado más desigual en la lucha por la tierra que trabaja y conoce desde que nació? “Es el pedazo de territorio donde él y ellos tienen soberanía, ahí piensan, ahí sufren, ahí se alegran, ahí sueñan y tienen esperanzas. Los campesinos se aferran a su pedazo de tierra, su patria chiquita, porque les da identidad, cierta autonomía y les genera esperanzas, a pesar de las malas campañas agrícolas, malos precios, sequías e inundaciones”, cuenta López.

–¿Y por qué siguen eligiendo esa tarea?

–La historia y la cultura de esas familias campesinas hacen una identidad: tienen pasado, presente y sueñan con el futuro. Particularmente, la cultura campesina del noreste y noroeste está muy aferrada a la tierra. Son trabajadores que cuando pierden la tierra se convierten en desarraigados, y se sienten un poco derrotados, como exiliados en su país. Un sentimiento común del campesinado en la Argentina es que su producción no es valorada, no es tenida en cuenta como corresponde por las autoridades. Normalmente los precios que se pagan por los productos son irrisorios y se ve cómo se invierte desde el propio Estado en los agronegocios. Por ese lado, los campesinos siguen postergados.

–¿Cómo es la respuesta de los hijos del campesino actual?

–Para los hijos, la producción campesina hoy no es rentable, por eso buscan alternativas para vivir o progresar. Aparte, ser joven campesino es pertenecer a la clase social, más baja según los criterios locales. Pero muchos campesinos están decididos a seguir la lucha hasta el final. Otros cuantos ya decidieron renunciar. Puede sonar a exageración pero muchos van por “vencer o morir”. Otros tantos van al pueblo a extrañar el campo.

–¿Qué controles reales existen en el campo?

–En materia de precios, en el Chaco no hay controles de parte del Estado. En lo que respecta a fumigaciones y contaminación por agrotóxicos, hace poco tiempo la Legislatura provincial aprobó una ley para reglamentar ese tema. Pero sabemos que no tiene mayor respuesta si no existe, como en todos los temas, una fuerte presión por parte de los damnificados.
–¿Se puede lograr un modelo que también los incluya?

–Claro, porque el tema de la competencia en producción es bastante sencillo. Las claves son garantizar volumen, calidad y continuidad para las demandas de los diferentes mercados. Los campesinos organizados en empresas sociales podrían lograrlo en el breve tiempo, sólo hace falta acompañamiento para la producción en escala, la gestión de una empresa social, apoyo económico y la comercialización, que sería directa al consumidor.

Fuente: Miradas al Sur.

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