domingo, 31 de julio de 2011

EDUARDO ANGUITA: Ledesma: la madrugada del apagón

 
Las coincidencias son estremecedoras. Treinta y cinco años atrás, los camiones del Ejército, de la Gendarmería y del Ingenio Ledesma salieron a cazar obreros y militantes amparados en la noche. Tomaron la precaución de cortar el suministro eléctrico. Fue un 27 de julio de 1976. Cuatrocientas personas fueron a parar a un campo de concentración improvisado en terrenos del Ledesma. En la madrugada de este 28 de julio, como si se tratara de hacer memoria deliberada a favor del terrorismo de Estado, tropas policiales de choque, tanto de infantería como de caballería, cargaron sobre centenares de pobladores que estaban asentados en tierras del Ledesma. El interlocutor entre las autoridades provinciales, los asentados y la empresa, esta vez, era Jorge Ale, el intendente de Libertador General San Martín, el pueblo enclavado en el latifundio de Pedro Blaquier, el dueño de Ledesma. La carga policial truncó ese diálogo. La represión sólo se amparaba de modo patético en la orden de desalojo firmada por un juez seis días antes. El juez Jorge Samman, refugiado en la inviolable feria judicial, salió de escena al día siguiente y la dejó subir a tablas a la jueza sub­rogante Carolina Pérez Rojas. Apenas un papel con la endeble firma de un juez tránsfuga es todo el andamiaje legal para tratar de esconder esta celebración de la macabra Noche del Apagón, que dejó medio centenar de desaparecidos. En aquella oportunidad, la figura fuerte era Luis Aredez, médico cordobés, instalado en Libertador General San Martín y electo intendente el 11 de marzo de 1973. Aredez tuvo la ocurrencia de enfrentar a Goliat para disminuir la mortalidad infantil: decidió crear una tasa municipal que debía pagar la única empresa del lugar, Ledesma. El plan funcionó bien, hasta que Aredez fue echado por la dictadura cívico militar. El médico y ex intendente fue una de las víctimas de la Noche del Apagón, lo mandaron preso a la cárcel de La Plata y cuando salió volvió al pueblo, a su casa, con su mujer y sus hijos. Pero luego lo secuestraron y Olga, su mujer, marchó por la plaza del pueblo en solitario miles de jueves. El terror en Libertador General San Martín siempre fue inmenso. Pasados 35 años, Ledesma tiene 160 mil hectáreas alrededor del pueblo y modernísimas plantas de elaboración de azúcar, papel y biocombustible. La impunidad sobre los crímenes en Ledesma es de una oscuridad tan dura como el corte de electricidad de aquel feroz 27 de julio. Un reciente informe de la Procuración General de la Nación dice: “El 15 de mayo de 2009 se solicitó la detención e indagatorias de 43 imputados en el marco de la causa 195/09, acusados por el secuestro de personas conducidas al centro clandestino de detención Guerrero. Muchas de las víctimas se desempeñaban como empleados de la Empresa Ledesma SA y otras estaban domiciliadas o eran oriundas de la localidad de Calilegua o de algún otro punto del departamento Ledesma. La acumulación de las causas se efectivizó el 14 de julio de 2009. Sin embargo, la falta de medidas durante más de un año por parte del juez federal subrogante Jorge Olivera Pastor respecto de este pedido condujo a que, el 11 de mayo de 2010, la fiscalía presentara un pronto despacho, que fue rechazado por el juez. De los 43 imputados requeridos, 16 están fallecidos. Respecto de los 27 restantes, sólo se indagó y procesó a dos (Rafael Braga y Luciano Menéndez). La indagatoria de Braga se llevó a cabo el 19/8/2009 y el procesamiento recién un año después (8/11/2010). Actualmente, se encuentra en Cámara para resolver los recursos presentados por las partes desde noviembre de 2010. Menéndez fue indagado el 4 de marzo de 2011 y procesado el 15 de marzo de 2011”. Uno de los policías jujeños más activos en el campo de concentración que funcionaba en Ledesma era Hugo Ruiz, denunciado por la agrupación Hijos de Jujuy como jefe del Instituto Superior de Seguridad Pública, donde se entrenan tanto los cadetes de la policía jujeña como los penitenciarios. En vez de estar preso, Ruiz se dedicó por años a enseñar lo que aprendió en dictadura. 

Carlos Pedro Blaquier. El dueño de Ledesma es un hombre muy ilustrado, con títulos de filósofo y abogado, con una colección privada de arte que está entre las mayores del país. Publicó un libro con el presuntuoso nombre de Manual de Historia Argentina, que empieza con la llegada de los españoles a estas tierras que, por entonces, no eran la Argentina. Confeso admirador de Julio Roca, dice en un pasaje: “Los indios sometidos por Roca no solamente fueron usurpadores, sino también genocidas, a pesar de lo cual el tratamiento que se dio a los que se sometieron voluntariamente fue muy generoso”.

Es uno de los varios multimillonarios influyentes de la Argentina que recibe a todos los embajadores y promotores de la alta cultura en su mansión de la silenciosa calle Sucre, en San Isidro. También gusta que todos los veranos los fotógrafos puedan retratar a los siete yates que lleva a Punta del Este. Cinco son de sus hijos y los otros dos de su actual mujer y de él.

La estrella de Blaquier comenzó en 1966, cuando estaba casado con Nelly Arrieta. Apenas consumado el golpe de junio de 1966, el dictador Juan Carlos Onganía y su ministro de Economía, Jorge Salimei, dispusieron el brutal cierre de plantas azucareras en Tucumán, dejando en la calle a decenas de miles de trabajadores. Claro, la Fotia era un sindicato duro y en los planes de Onganía no estaba subsidiar a la oligarquía tucumana para que ésta consintiera a los obreros combativos en sus demandas. Fue el turno del Ledesma, propiedad de la familia Arrieta y cuyo gerente general por entonces era Blaquier. Hace unos años, en una entrevista que le dio a La Nación, dijo: “Me acuerdo de un día, hace años, que un funcionario de Ledesma me vino a contar que se había separado. Le agradecí la confianza por esta confidencia y le pregunté por qué se había distanciado de su mujer. ‘Bueno, lo hablé con mi psicoanalista y él me aconsejó que me separara’. A ese funcionario lo despedí. Porque si una persona necesita que su psicoanalista le diga lo que tiene que hacer no puede manejar una empresa”.

Fuente: Miradas al Sur

“El estigma sobre la militancia todavía tiene vigencia”

Por Alejandra Dandan

¿Cómo se leyó y se interpretó en estos 35 años la última dictadura? ¿Cómo fue la construcción de la identidad de los desaparecidos? Emilio Crenzel, investigador del Conicet y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, sostiene que aún persiste el vínculo víctimas-inocentes que estigmatiza a los militantes y los presenta como “culpables”, al uso de lo que impusieron los militares. La pregunta es si este relato está cambiando con la recuperación del discurso político en los juicios de lesa humanidad. Crenzel acaba de repensar esos ejes para la reedición de su libro sobre la Historia política del Nunca Más que acaba de ser traducido al inglés.

–¿Qué cambió en la reedición del libro?

–Incorporé un nuevo eje. Marina Franco, investigadora del Conicet, encontró en su trabajo que durante el período ’73-’76 determinados grupos de centroizquierda y de izquierda tradicional empezaron a cuestionar el “terrorismo de ambos signos” y el ejercicio de cualquier tipo de violencia política. Con un discurso que uno podría reconocer como la génesis de lo que el Nunca Más va a expresar en el ’84 como condena bipolar a la violencia. Eso permite pensar que existió una crítica de la violencia política de ambos signos, desde el campo de la izquierda y del progresismo, mucho antes de que emergiera la llamada “teoría de los dos demonios” y permite historizar esta mirada y no reducirla a una determinación del gobierno radical. Y afirmar que así como el discurso que presentó a las víctimas del terrorismo de Estado despojadas de cualquier tipo de identidad política y resaltando sus valores morales se gestó durante la dictadura en respuesta a la persecución y estigmatización de la “subversión”, este discurso también puede reconocer una génesis previa. El Nunca Más va a articular esas dos trayectorias discursivas, supone la condena a la violencia y a su vez la despolitización de la identidad de las víctimas.

-–¿Hubo algún aporte específico del gobierno radical?

–En el período ’73-’76 hay un reclamo al Estado que va a persistir después del golpe para que restablezca el monopolio de la violencia. Había una ilusión de que el Estado iba a poner fin a la violencia de derecha y de izquierda. El Nunca Más condena esas dos violencias, pero establece que fue el Estado quien violó sistemáticamente los derechos humanos, derrumbando la negación, relativización o justificación militar de los hechos. Es decir, otorgó un estatus cualitativamente diferente a la violencia ejercida desde el poder, estableció su magnitud, y su carácter sistemático.

–¿Qué pasó desde entonces con la identidad política de las víctimas?

–El ’83 y ’84 significa la instauración de lo que Alejandro Kaufman llamó el paradigma punitivo. A diferencia de otros países de América latina, en Argentina se tramitó el pasado en el marco de los tribunales persiguiendo penalmente a las Juntas Militares y a las cúpulas guerrilleras. Eso obturó la asunción pública de esos compromisos militantes porque hacerlo podía significar afrontar un proceso penal. Así, la “memoria de la militancia” emerge cuando aparentemente se clausuró la posibilidad de tratamiento judicial después del indulto. Unos años después, se publican libros autobiográficos, se producen películas, documentales. Así es en el contexto de la impunidad de mediados de los noventa que surge la memoria de la política y también la reflexión académica cobra nueva dimensión.

–¿De qué identidad hablaban?

–La memoria de la militancia ha asumido un carácter diverso. En unos casos la exaltación acrítica. En otros, el testimonio renovó la literatura de las virtudes semejante a la presentación de la víctima-inocente, donde la militancia aparece idealizada, sin ser repensada en sus aciertos y errores políticos. Y hay pocos trabajos como el de Pilar Calveiro (Poder y Desaparición) o el de Emilio De Ipola (La Bemba) que presentan una reflexión crítica y distanciada de la experiencia.

–¿Qué pasa con esa lógica a partir de la reapertura de las causas?

–Los juicios a los represores, por un lado, vinieron a satisfacer una demanda de justicia incumplida durante 10 o 15 años. Ante crímenes que por su naturaleza convocan a la necesidad de que sean juzgados y castigados. Por otro lado, crearon nuevas audiencias, por ejemplo en algunas provincias, donde el Juicio a las Juntas fue visto como algo lejano o ajeno. Sin embargo, pese a la imposibilidad de persecución penal a quienes participaron de las organizaciones armadas tampoco estos juicios significaron que los testimoniantes que tenían militancia las expusieran plenamente, restringiendo la mención a sus compromisos sociales.

–¿Por ejemplo, diciendo Montoneros o el ERP?

–Ello refleja que el estigma sobre la militancia armada y política que produjo la dictadura todavía tiene vigencia. De alguna manera, la respuesta que postulaba a los desaparecidos como víctimas-inocentes reforzaba la idea de que había una frontera en la construcción del sujeto de derecho que excluía a los culpables. Postular a las víctimas así, contestaba la estigmatización dictatorial pero a la vez la afirmaba porque legitimaba el binomio de inocente y culpable. La interdicción que todavía pesa sobre la militancia política revela la persistencia de este estigma dictatorial en la sociedad argentina que de alguna forma se reproduce en los discursos sobre la seguridad cuando se cuestionan los “derechos humanos de los delincuentes”. Ese es el gran legado negativo que dejó el discurso de la dictadura sobre los perseguidos. Y no fue rebatido del todo por quienes la enfrentaron: la pervivencia del discurso de la víctima-inocente cuando las amenazas de persecución desaparecieron significó la legitimación de esa diada de inocencia y culpabilidad, y la certificación del prisma jurídico para pensar la política.

–Podría pensarse que ahora es distinto. En los juicios, por ejemplo, los Hijos rescatan de modo categórico la identidad política de sus padres.

–Hay que decir que aquella presentación de los desaparecidos enfrentaba un discurso que negaba su propia existencia. Presentar los datos identitarios básicos de los desaparecidos, el nombre, documento, lugar de residencia, ocupación, buscaba restituir las humanidades negadas de plano por la dictadura, pero a la vez aceptaba la frontera de la que hablábamos antes. En relación a lo nuevo, Hijos es parte de esta restitución de los compromisos políticos que se opera a mediados de los ’90. Es interesante porque ello permite discutir ideas a mi juicio simples y erradas sobre la relación entre memoria y poder que proponen que la memoria es fruto de la voluntad directa y unívoca del poder. Tanto la narrativa humanitaria de los desaparecidos en clave de sus identidades básicas o las que vuelven a restituir los compromisos, surgen desde la sociedad civil y luego son asumidas desde el Estado. Porque la narrativa humanitaria no la crea el Nunca Más. Se fue gestando en el enfrentamiento contra la dictadura, a partir de la derrota del alegato en clave revolucionaria y del contacto del movimiento de denuncia con las redes trasnacionales de derechos humanos que privilegiaban la recolección de los datos identitarios básicos de las víctimas por sobre sus compromisos políticos. Desde 2003 para acá, se opera cierta restitución de las claves políticas la cual ya había cobrado fuerza en la sociedad civil desde mediados de los ’90, con la proliferación de libros testimoniales, películas y el surgimiento de Hijos. Así, tanto los gobiernos de Alfonsín y Kirchner estatalizaron, en buena medida, discursos ya existentes sobre este pasado.

–Entonces Hijos esté introduciendo una identidad fuera del estigma.

–Hay cierta apertura a estos problemas, pero es incipiente. Aún en el nuevo prólogo del Nunca Más, no se presentan los compromisos políticos de los desaparecidos. Asimismo, en fallos judiciales recientes la proposición de que los perseguidos constituían un “grupo nacional”, para encuadrar así los crímenes en la tipificación internacional del delito de genocidio, vuelve a despolitizar a los desaparecidos, que no constituían un grupo con esas características. Incluir las dimensiones políticas es parte de una deuda más amplia de la izquierda argentina de pensar la propia práctica y comprender el sentido de la violencia represiva. Desechar la teoría de los dos demonios no debería convertirse en una coartada para evitar pensar las responsabilidades que tuvo la izquierda armada y no armada en el proceso político o para obliterar los compromisos de los desaparecidos.

–Los juicios parecen tener la intención de construir verdad histórica. ¿Son lugares para hacerlo?

–Más allá de lo positivo de los juicios, el encuadre judicial tiene fronteras en la indagación de la verdad. Lo que busca es establecer responsabilidad penal. En cambio hay otro tipo de verdad que es fruto de la construcción de conocimiento histórico sobre el proceso político y social que hizo posible que la sociedad argentina resolviera de la manera que tramitó sus diferencias. Que aporte para pensar aspectos clave del pasado que no van a ser materia de tratamiento judicial, como las responsabilidades políticas y morales; aspectos que distan de estar claros: cómo se construyó una decisión de exterminio de carácter político y por qué esa decisión tuvo la forma de la desaparición forzada. También para comprender las relaciones que estableció la sociedad argentina con el ejercicio del terrorismo de Estado. Desde las elites económicas, políticas o religiosas hasta los hombres y mujeres comunes. Esta historia está por escribirse.

–¿A quién está discutiendo?

–Lo que planteo es el carácter polisémico de la verdad. Verdad histórica y no sólo jurídica. Discuto la idea de que el castigo, aunque necesario ya que establece la ley, sea el único camino para evitar que se reiteren los crímenes. Y también en relación a la memoria: habría una complejización pedagógica del proceso de transmisión a partir de la elaboración de una verdad más amplia. Ello requiere incluir pero a la vez trascender el escenario de los tribunales. En este camino, los intelectuales no debemos eludir la responsabilidad.

Fuente: Pagina12

viernes, 29 de julio de 2011

PROMULGAN LEY QUE DECLARA SITIOS DE MEMORIA A TODOS LOS EX CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCION

Regimiento de Infanteria de Monte 29 - Fromosa
La ley que declara sitios de memoria del Terrorismo de Estado a todos los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención de la represión ilegal, fue promulgada hoy por el Poder Ejecutivo Nacional.
 
La ley 26.691, sancionada el 29 de junio pasado por el Congreso Nacional, declaró sitios de memoria a los ex centros clandestinos que funcionaron hasta el 10 de diciembre de 1983 y designó al  Poder Ejecutivo para "garantizar la preservación a los fines de facilitar las investigaciones judiciales, como, asimismo, para la preservación de la memoria de lo acontecido durante el terrorismo de Estado".
 
En otro de sus artículos, la norma precisa que para la consideración de sitios de memoria será tomado en cuenta el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), los testimonios vertidos en procesos judiciales y los registros obrantes en el Archivo Nacional de la Memoria, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
 
Además, declara a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación como autoridad de aplicación para "propiciar la participación  de universidades nacionales u otras instituciones educativas para cooperar en el estudio y la investigación sistemática de los hechos históricos".
 
En otro artículo, la ley convoca a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a "adherir a la presente ley, para abrir paso a la reconstrucción de nuestro pasado y en un símbolo de lo que nunca más debe repetirse en nuestro país".(Télam) 


DERECHOS HUMANOS

Ley 26.691

Decláranse Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado, a los lugares que funcionaron como centros clandestinos de represión ilegal.

Sancionada: Junio 29 de 2011

Promulgada: Julio 27 de 2011

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:

PRESERVACION, SEÑALIZACION Y DIFUSION DE SITIOS DE MEMORIA DEL TERRORISMO DE ESTADO

ARTICULO 1º — Declárense Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado, en adelante Sitios,  a los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio o donde sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal desarrollada durante el terrorismo de Estado ejercido en el país hasta el 10 de diciembre de 1983.

ARTICULO 2º — El Poder Ejecutivo nacional garantizará la preservación de todos los Sitios a los fines de facilitar las investigaciones judiciales, como asimismo, para la preservación de la memoria de lo acontecido durante el terrorismo de Estado en nuestro país.

ARTICULO 3º — Quedan comprendidos en el ámbito de aplicación de la presente ley todos aquellos Sitios respecto de los cuales existieron pruebas suficientes sobre su funcionamiento como Sitios. A estos efectos se considerará el informe producido por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), los testimonios vertidos en procesos judiciales y los registros obrantes en el Archivo Nacional de la Memoria dependiente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

ARTICULO 4º — Será autoridad de aplicación de esta ley, la Secretaría de Derechos Humanos, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

ARTICULO 5º — La autoridad de aplicación tendrá las siguientes funciones:

a) Instar a los organismos competentes a implementar las medidas necesarias a los fines de facilitar la investigación judicial de las graves violaciones a los derechos humanos que acontecieron en los Sitios referidos en el artículo 3º;

b) Cooperar con las áreas específicas de los niveles nacional, provincial y municipal, en la creación de entes con autonomía funcional y autarquía financiera que tengan la misión de garantizar la preservación de los lugares que funcionaron como Sitios y el recupero y la transmisión de la memoria de los hechos ocurridos durante el terrorismo de Estado;

c) Transmitir la memoria histórica de los hechos ocurridos durante el terrorismo de Estado y especialmente las violaciones a los derechos humanos cometidas en los Sitios;

d) Coordinar con organismos provinciales, municipales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, competentes en el área de promoción y defensa de derechos humanos, programas, actividades y acciones comprendidas en el espíritu de la presente ley;

e) Confeccionar y mantener actualizada la nómina de Sitios, incorporando todos aquellos inmuebles que respondan a las características enunciadas en el artículo 1º;

f) Publicar la nómina de inmuebles identificados hasta la fecha, informando a todas las provincias y municipios y a la ciudadanía en general, el alto valor que tiene para nuestro país preservar la memoria de las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el terrorismo de Estado;

g) Solicitar a los entes nacionales en cuya jurisdicción revistan los inmuebles enunciados en el artículo 3º, la cesión provisoria de espacios adecuados para el desarrollo de las actividades de difusión, promoción, preservación e investigación;

h) Solicitar a los entes nacionales en cuya jurisdicción revistan los inmuebles enunciados en el artículo 3º, que se declaren total o parcialmente innecesarios para su gestión específica y sean afectados a la órbita de la autoridad de aplicación, cuando las circunstancias lo ameriten.

ARTICULO 6º — A fin de preservar como Sitios todos aquellos inmuebles en que se cometieron actos de tortura, exterminio, reducción a servidumbre, desaparición forzada de personas u otros vejámenes, la autoridad de aplicación deberá:

a) Disponer para cada uno de los Sitios, una marca que lo determine como Sitios acompañada de una leyenda alusiva de repudio de los hechos que allí sucedieron. Para el diseño de esta marca, la autoridad de aplicación deberá llamar a concurso público cuyo jurado estará integrado a propuesta de organizaciones de derechos humanos con reconocida trayectoria en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Esta marca será aprobada por la autoridad de aplicación, como convención nacional, aunque no excluyente de otras, para todos los Sitios;

b) Promover todo tipo de actividades educativas, de investigación, capacitación y difusión relacionadas con los hechos allí acaecidos, así como también, relacionados con la defensa irrestricta de los derechos humanos y la plena participación ciudadana como pilares del sistema democrático;

c) Promover, impulsar o auspiciar proyectos específicos de preservación y de recopilación, sistematización y conservación de material documental y testimonial, garantizando la plena participación de los organismos de derechos humanos de reconocida trayectoria;

d) Propiciar la participación de universidades nacionales u otras instituciones educativas para cooperar en el estudio y la investigación sistemática de los hechos históricos acontecidos durante el terrorismo de Estado;

e) Promover la gestión, articulando las áreas específicas del Estado nacional, provincial, municipal y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según corresponda, incentivando activamente la participación de la sociedad civil mediante organismos de vasta trayectoria en la promoción y defensa de los derechos humanos, sobrevivientes, familiares de las víctimas y organizaciones sociales;

f) Establecer canales apropiados de consulta permanente con organismos de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil en el diseño de las políticas públicas de memoria.

ARTICULO 7º — La autoridad de aplicación asistirá de manera activa a los entes autónomos o autárquicos existentes, o los que en el futuro fueren creados con el objeto de preservar los Sitios, y recuperar la memoria de lo allí acontecido, sin perjuicio de sus respectivas autonomías funcionales.

ARTICULO 8º — Se invita a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley, para abrir paso a la reconstrucción de nuestro pasado y en un símbolo de lo que nunca más debe repetirse en nuestro país.

ARTICULO 9º — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS VEINTINUEVE DIAS DEL MES DE JUNIO DEL AÑO DOS MIL ONCE.

— REGISTRADA BAJO EL Nº 26.691 —

JULIO C. C. COBOS. — EDUARDO A. FELLNER. — Enrique Hidalgo. — Juan H. Estrada.


Decreto 1109/2011

Promúlgase la Ley Nº 26.691.

Bs. As., 27/7/2011

POR TANTO:

Téngase por Ley de la Nación Nº 26.691 cúmplase, comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese. —FERNANDEZ DE KIRCHNER. — Aníbal D. Fernández. — Julio C. Alak.

MARIO WAINFELD: La barbarie repetida

Por Mario Wainfeld

Dilucidar las responsabilidades sobre los terribles hechos ocurridos en Libertador General San Martín excede las competencias del autor de esta columna. Hay homicidios, las responsabilidades respectivas deben ser investigadas y juzgadas con todas las garantías constitucionales. Este cronista hará unas reflexiones de carácter general, en el contexto doloroso y repetido.

Lo que está en cuestión, preocupa y hasta aterra es la enorme torpeza de las fuerzas de seguridad (nacionales y provinciales) para hacer un uso ponderado del “monopolio de la violencia legal”. En cualquier circunstancia, ni qué decir ante protestas sociales.

La apelación a los uniformados deriva, recurrentemente, a violaciones de reglas, brutalidades, avasallamiento de derechos civiles o humanos, heridos o muertos. Se reitera el uso de armas de fuego contra manifestantes o intrusos. Eventualmente contra ciudadanos en acciones que “parecen ser” contravenciones o delitos. O menos, todavía, que eso: días atrás, la pistola de un policía federal disparó una bala en medio de un episodio urbano minúsculo, en plena Capital y en horario laboral. Se trata de desentrañar si medió impericia descalificante o dolo. Son dos hipótesis graves, todo parece conducir a la peor. En cualquier caso, se segó una vida, mediando comportamientos irresponsables de un “agente del orden”.

Con cinismo proselitista, el represor Luis Patti predicó muchas veces que la policía no puede resolver delitos si no comete varias violaciones legales. Patti solicitaba una franquicia e interpelaba a sectores de la opinión pública, que aprueban esas tropelías y lo votaron en varias ocasiones. Si se lee bien su discurso, asumía la falta de profesionalidad de los uniformados para desenvolverse en un sistema democrático.

Se puede obtener más luz, tal vez, si se amplía la visión panorámica y se repasan delitos (reales o presuntos) ajenos a la protesta social, aunque de enorme resonancia mediática. Los asesinatos de María Marta García Belsunce, Nora Dalmasso o Solange Grabenheimer comprobaron la ineficacia de investigadores judiciales o policiales cuando las víctimas y (sobre todo) los presuntos sospechosos son gentes de estratos sociales medios o altos. A ellos no se los puede prepear o someter a torturas o a interrogatorios sin los recaudos legales. En ese contexto, la autoridad fracasa miserablemente una y otra vez. Las torpezas se realzan, en proporción directa al imán que tienen los casos y a la (relativa) eminencia social de los interesados. Se trasunta un problema extendido, menos visibilizado cuando víctimas y (sobre todo) sospechosos ocupan otro peldaño de la escala social.

La absurda y patética búsqueda de la familia Pomar fue un ejemplo extremo aunque no discordante con ese cuadro general. La policía, los fiscales, el propio gobierno provincial estaban más que interesados en resolver el enigma. Pero no fueron idóneos para hallar un auto que se había descontrolado exactamente en el sitio por el que se sabía que transitaba. De nuevo: si la exigencia es trabajar con rigor y apego a la ley, los responsables propenden con alarmante frecuencia al aplazo.

Con tamaños precedentes, cabe ampliar la mira y poner en cuestión no sólo a los policías. También debe escudriñarse la responsabilidad política y moral de los civiles que les dan órdenes, conociendo (debiendo conocer) sus endémicas limitaciones. Los fiscales, jueces o funcionarios que deciden operativos como el de ayer tienen el deber de saber a quién delegan esas tareas. Y de hacerse cargo. En política todos son responsables por las consecuencias de sus actos o de los de aquellos a quienes derivan responsabilidad.

Una masacre en la que actuaron centenares de policías, ocurrida en una pequeña población, encastra con todo lo reseñado. Un desalojo de centenares de familias, miles de personas, es una situación extrema. Cualquier autoridad debe saberlo, minimizar (y mejor, evitar) los riesgos, no coquetear con ellos.

Todo hecho de sangre es repudiable e irreparable. Hay un policía y civiles entre las víctimas fatales, quedan heridos graves. Ellos y sus familias merecen respeto; las víctimas sobrevivientes, protección ulterior del Estado. Ubicar a los respectivos autores materiales es imperioso, aunque no restañará las heridas, ni pondrá fin a daños irrevocables.

En la nota central de estas páginas se recorren los hechos que, se insiste, deben ser estudiados con todas las de la ley. El entorno, piensa el autor de estas líneas, autoriza a tener las peores sospechas sobre quiénes dieron las órdenes y quiénes cargan con el arduo deber de proteger a sus conciudadanos.

Todo ocurrió en terrenos de la empresa Ledesma, emblema de explotación tanto como de la represión y la barbarie dictatorial. Estremece consignarlo.

Fuente: Pagina12

jueves, 28 de julio de 2011

ENDEPA: haz lo que yo digo pero no lo que yo hago.

El Obispo Maletti y Ponciano Acosta en el Juzgado federal.
Estalló el conflicto en ENDEPA FORMOSA. La abogada del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen Dra. Roxana Elvira Silva fue separada de su cargo, aparentemente a raíz de haberse presentado como candidata a Senadora Nacional por las listas de la Unión Civica Radical, en la lista que lleva a su reelección al Senador Luis Petcoff Naidenoff.

Silva presentó un recurso de amparo con medida cautelar de no innovar en el Juzgado Federal de Formosa. El juez federal, Marco Bruno Quintero, le otorgó la medida, que obliga a ENDEPA a continuar pagando su contrato de locación de servicios hasta que se resuelva la cuestión de fondo.

ENDEPA presentó una cuestión de incompetencia al juez, con la presencia del obispo Fernando Maletti.

Lo curioso de estos episodios es que la Iglesia, y en especial sus sectores progresistas, predican el compromiso social y político de sus miembros. Pero cuando estos dan cumplimiento a sus preceptos, invariablemente quienes ejercen su rol de ciudadanos son separados de las filas eclesiásticas. En Formosa, eso le ocurrió en otros órdenes al hoy candidato a Senador por el Frente para la Victoria Juan Eduardo Lenscak, ex detenido y torturado en la dictadura, quien pagó con su alejamiento de la Escuela de Ciudadanía y de la Revista De Pié sus opciones en el peronismo. Hoy expulsan de sus filas a una abogada con actuación en la defensa de los derechos indígenas y en las causas por crímenes de lesa humanidad.

ENDEPA durante meses criticó duramente al gobierno formoseño por utilizar un acta firmada en 2008 en la cual el líder de la comunidad Qom la Primavera realizó un reconocimiento de derechos a criollos por las tierras en disputa, acta que el propio Felix Díaz reconoció como firmada bajo presión. Hoy ENDEPA divulga esa misma acta como una falta de su abogada, cuando en realidad es una cuestión de responsabilidad institucional. Eso aún cuando durante meses defendieron la actuación de su abogada. Recuérdese que la Dra. Silva concurrió al lugar de los trágicos hechos del desalojo de la ruta en 2010, el mismo día por la noche a interesarse por la situación de los detenidos, e inmediatamente realizó los trámites judiciales por su excarcelación, objetivo que consiguiera.

Desde estas páginas no estamos de acuerdo con la candidatura de la Dra. Silva por la UCR.  

Pero si nos solidarizamos con quien en su momento manifestó sufrir persecusiones por su defensa de las comunidades indígenas, y hoy para algunos es el peor de los demonios por ejercer su derecho a pensar y a participar.

Debe tenerse en cuenta que la separación de un abogado, no es cuestión de “te rescindo el contrato y ya está”. No. Las causas que ese abogado o abogada lleva, deben continuar tramitando, y la responsabilidad personal continúa. Y se le debe seguir abonando el contrato hasta que la institución lo reemplace con el acuerdo de los originarios involucrados en las causas. En los últimos años, ENDEPA se ha caracterizado por expulsar de sus filas a sus mejores abogados, como el caso de Ricardo Altabe, cuyo contrato fuera rescindido en 2003 despues de 13 años de defender a las comunidades indígenas desde el momento en que se recibió. Altabe falleció dos meses antes de quedar a fuera de ENDEPA  y es recordado por muchos como el mejor abogado de derechos indígenas que dio el país.

La defensa de los derechos de los pueblos indígenas implica necesariamente su articulación, por vía de los tres poderes, con las necesarias e imprescindibles políticas públicas, y no con un discurso alternativo inofensivo para aquellos que hacen de la exclusión, la pobreza y la negación de derechos un gran negocio.

Nuestra solidaridad en la cuestión de fondo con la Dra. Silva, mas allá de los avatares judiciales mencionados y sus opciones políticas. Y para ENDEPA, basta de haz lo que yo digo pero no lo que yo hago.

lunes, 25 de julio de 2011

ORLANDO BARONE: "LA FAMA ES PURO CUENTO"

Por Orlando Barone*

“Todo es posible”, se suele decir para tratar de justificar, sin necesidad de razonamientos, algún hecho impensado o increíble. La provincia de Santa Fe el domingo 24 de julio tuvo un fundado argumento para convertir aquella muletilla filosófica y bartolera en una demostración empírica. Sí, todo es posible. Y Miguel del Sel es el nombre de ese argumento.
 
Durante años de actividad artística, sea como comediante o humorista, acompañado o solo llenó teatros y levantó ratings; ahora acaba de llenar las urnas electorales con una masiva cosecha de votos.
 
A veces“La fama no es puro cuento”, como rima aquel melancólico tango “Mi vieja viola”. Al contrario: la fama es un capital que en la democracia argentina- como en otros tantos lugares del planeta- puede rendir pingües y cuantiosos beneficios políticos. Del Sel es la prueba reciente.
 
Y no es que no haya antecedentes de igual o aún mayor influencia histórica. Ramón Palito Ortega, es por vínculo del género espectáculo, quien más podría comparársele salvando las diferencias de época y de fama. Y de balances. El de Del Sel todavía es una aventura, Ortega ya cerró el suyo desbalanceado, retornando a sus fuentes.
 
Pero lo extraordinario del caso del comediante respecto del caso del cantautor, es que mientras este fue consagrado en un tiempo de licuación del desguace político, Del Sel impone su “no” militancia y su abstención  ideológica paradójicamente cuanto más arden la militancia y la política.
 
Y cuanto más se confrontan ideas y modelos entre Carta Abierta y los Medios dominantes, entre La Cámpora y los soltadores de globos, entre el trabajo y la renta, entre la distribución y la concentración y entre Tecnópolis y la Exposición de La Rural.
 
Para no decir entre las derechas y las izquierdas; y entre los progresismos que se cuelan en la liga después que el Gobierno Nacional instaló el progresismo librando a solas sus batallas y sin contar con el apoyo de ninguno de esos progresismos, algunos de los cuales fueron y son más enemigos que la propia derecha.
 
Del Sel es un fenómeno desde este punto de vista retrospectivo, inusitadamente nostálgico de otro tiempo. Una especie de anacronismo que salido del archivo luce, otra vez, animosamente fresco.
 
Y un fenómeno que permite entender que la fama en determinadas situaciones geosociales adquiere una influencia inversamente proporcional a la que debería tener su carencia de historia en la disciplina que ahora ejerce.
 
Algo así como si en pleno debate de pensamientos ardorosamente políticos se impusiera un no pensador que solamente expresara voluntad y esperanza,  e ignorancia con deseos.
 
Santa Fe no es un exotismo de interpretaciones psíquicas. Porque desde esta perspectiva toda la Argentina y el planeta entero justificarían ese diagnóstico. Del Sel no alcanzó a ganar pero igual gana. Mientras el gobierno de Binner no recibió tanta adhesión campestre por sus merecimientos, tras haber votado a favor del “Campo” aquella vez “no positiva”.
 
Y Agustín Rossi quedó lejos. Su pyshique du rol no da para el juego de abalorios del Pro.  Tampoco para competir con un socialismo liberal que juega al desapasionamiento, pero que  pone su pasión fuera del progresismo.
 
La fama no es puro cuento. Y la democracia no la excluye: la incorpora como un mérito. Hay zonas misteriosas en los humanos. La nostalgia suele desacertar y sublimar recuerdos irrecordables.  Muchos al votar insisten en volver al lugar de los sueños perdidos. No miden la posibilidad de volver a perderlos. Y eso no se puede prever ni prohibir.
 
Además que se suele desconocer la influencia de esos estímulos internos que mueven a un voto más allá de la razón o del instinto.
 
Lo único cierto, es que esta obra protagonizada por Del Sel es un éxito fuera de época. Remozada en su puesta, no en sus argumentos, también tiene éxito en la ciudad autónoma. Aunque el protagonista es otro. Pero ambos pertenecen a la misma escuela interpretativa. Nada de dramatismo: entretenimiento puro. Diálogos simples y expresiones festivas. El público al que convocan no está para densidades sino para superficies. Y con espíritu reminiscente.
 
Pocos imaginaban que la nostalgia, con baile y expresión corporal, iba a atraer tanto público.
 
Las modas, aún pasajeras, dejan siempre un retrato temporal de los pueblos.
 
Santa Fe quiso tener el suyo. Y en octubre lo tendrá toda la Argentina.
 
Ahí las modas ya no juegan; jugará otra vez la política. Y retratará a quien más hizo para reivindicarla contra tantos que insisten en entregarla.
 
El retrato grande será el de Cristina.(Télam) 

EDUARDO ALIVERTI: Otra vez con la crispación

Por Eduardo Aliverti

¿A qué tanto problema con el grado de irritación política que estaría viviéndose?

La ciudad facha. Los presuntos exabruptos de funcionarios, dirigentes y algún famoso. El escándalo por las (auto) críticas en una asamblea de Carta Abierta. Casi otro tanto frente al paso discursivo de la Presidenta por las cercanías de Rosario. Los hijos adoptivos de Ernestina. Las provocaciones. Los cruces en el acto de la AMIA. El debate sobre la pobreza del proselitismo kirchnerista porteño. Puede seguir, y hasta dejando de lado las patéticas bravatas de Biolcati y los ya graciosos anatemas de Carrió. Es una lista intensa, atractiva. Pero hay que medirle mejor los alcances porque, de lo contrario, puede dar idea de haberse ingresado en un campo minado, inédito y de consecuencias imprevisibles. En primer lugar, es una temperatura tan declarativa como típica de las etapas electorales: una obviedad que parecería no serlo, a estar por la sorpresa y críticas manifestadas. Lo caldeado del clima se da mucho más en los medios y en el juego de los protagonistas que a través del interés popular. Expresado con una ampulosidad que parece válida para hallar puntos de equilibrio, ¿anda medio mundo sin poder dormir por lo que escribió Fito Páez? ¿Las masas se precipitan angustiadas sobre YouTube para determinar la verdad de lo ocurrido en la Biblioteca Nacional? ¿Las alternativas del caso Noble Herrera representan un giro completo de la percepción social y el paisaje electoral? ¿Las denuncias de estratagemas apestosas son acaso insólitas, siendo que se está en campaña? Quizá sólo habría realmente una novedad respecto de esto último, si avanza la confirmación de cómo se las gastó el macrismo, desde una “encuesta” telefónica, para escaldar a Daniel Filmus. Primero, porque no se recuerda algo igual de repugnante que de falaz. Y después, porque cuesta creer que el amigo Durán Barba haya sido tan torpe. ¿O es al revés? ¿O es que la sensación de impunidad absoluta del gobierno porteño, entre otras cosas gracias a su malla de protección mediática, llegó al punto de permitirse descuidar lo burdo y judiciable de semejante maniobra? ¿O es que, aun así, confiaron en que a “la gente” le importaría tres pitos la denuncia, porque esa gente que los vota no tiene en cuenta aspectos morales?

Por lo demás y así como no es cuestión de negar lo impactante de ciertos disparadores, tampoco debe rechazarse su consideración. Nadie dice que los temas mencionados carezcan de interés. Sí, que debería enfocárselos de otra manera. Atendamos lo contradictorio de algunos análisis. Carta Abierta se prestó a un duro debate o marcaje internos, que quedan al margen del “recorte” hecho por la prensa ultraopositora. En efecto, lo dicho fue segmentado. Pero que se dijo lo que se dijo es irrebatible. Se punteó buena parte de lo que todo el arco político y politizado, empezando por el propio kirchnerismo, ya decía en plena campaña de la primera vuelta: que faltó garra, que falló la militancia o los objetivos en que debía concentrarse, que no hubo conducción unificada, que los medios y programas afines se pasaron de excitabilidad pro K. ¿Cuál es el drama? Visto desde los valiosos bríos intelectuales que se aglutinan en Carta Abierta, y aunque pueda discutirse si era el mejor momento para dejar los trapos al sol, ¿qué sentido tiene repudiar el tratamiento dado a la reunión por el adversario mediático, en vez de reivindicar que son un lugar que no renuncia al pensamiento crítico y que justamente es eso lo que los diferencia del discurso único de la vorágine contrera? Y visto desde ésta, ¿no era que el kirchnerismo es incapaz de señalarse errores, de enmendar tácticas y estrategias, de no someterse a dictados verticales? ¿Cuando lo hace solamente es el reflejo de que está en medio de un problema serio, y no de la capacidad de revisarse?

La Presidenta pasó por Santa Fe y apuntó a que la provincia, con su impresionante potencial productivo, crece menos que el resto. ¿Es correcto o no? ¿La única respuesta que se merece es decir que eso “no les hace bien a los santafesinos” o dejar que las cifras sigan de largo para ensimismarse con el significado de otra de las fantasmales apariciones del Menem blanco? Una víctima del atentado en la AMIA, desde el micrófono de la jornada aniversario, les pone nombre y apellido a quienes sindica como cómplices o co-responsables de la ausencia de justicia. ¿No es ésa la lógica requerida para intentar que “impunidad” no sea un concepto vacío? ¿La afectación a la memoria de muertos y vivos transita por si Sergio Burstein opera para el Gobierno, en reemplazo de refutar sus acusaciones? Notable: quienes retrucan espantados la alocución del familiar, adjudicándole tinte político, ensalzan la reacción indignada del rabino Bergman y reproducen el método que impugnan. Si el que objeta es acusable de favoritismo oficial, es un asqueroso que se extravió en una manifestación llamada al recogimiento. Pero si quien protesta es un diputado macrista electo que no se preocupó por desmentir su convocatoria a “enterrar” la causa AMIA; que participa de una fuerza con un detenido por encubrir el atentado, no es una acción política. No, es simplemente un asceta encrespado. Por favor, tengan algún gramo de seriedad. El mismo que debiera valer para no animarse a exigir que las Abuelas pidan perdón. ¿Once años embarrando la cancha y ahora deben disculparse los demandantes del procedimiento obvio, esquivado hasta concluir en un sospechoso cambio de timón de la noche a la mañana?

Lo antedicho testifica que son susceptibles de buena polémica los desafíos de la agenda mediática. Y al fin y al cabo, es de lo que debe preciarse un régimen democrático. Calentura, apasionamiento, desbordes, bajezas; incluso operaciones de prensa, para que después rezume. Veámoslo por la contraria. ¿Por cuál alternativa a eso construyen simbolismo los militantes de la anticrispación? Por la de callarse. Y no levantar olas que hieran su comodidad de clase, pecuniaria o mental. Y que no haya siquiera una décima de embate contra los poderes corporativos. Militan por la figuración de propender a una porfía que en verdad los jode. Con Menem estaban mejor. Con los milicos estaban mejor. Esta cosa desprolija pero provocativa que nació en 2003, o tal vez antes pero desarrollada desde entonces, los incomoda severamente. No la entienden, no la esperaban, no se la bancan. Y, lo peor, no aciertan a encontrarle la vuelta ni tienen la dirigencia política que lo haga. Un grupo comunicacional por aquí, una aristocracia agropecuaria por allá, unos espasmos tilingos más allá, una burguesía berreta más acá, casi siempre tuvieron a los gerentes indicados para hacer el laburo sucio de que la impotencia argentina se endilgara a “los políticos”. Hoy no. Están en dificultades. Y entonces saltan esos mandobles nada más que mediáticos, incapaces –por ahora, quede claro– de trasuntar en algo que los represente como otrora.

Bienvenida la crispación, mientras sea como producto de que por fin hay materias importantes en disputa y no como maquillaje.

Fuente: Pagina12

MARIO WAINFELD: El Pelado, por un pelito

Por Mario Wainfeld

El socialista Antonio Bonfatti conservó la gobernación de Santa Fe por un margen estrecho e imprevisto. Superó al candidato de PRO, Miguel Del Sel, tras un escrutinio infartante en algo que podríamos parangonar a una definición por penales. Vale la pena acudir a tales artilugios comparativos porque la honestidad intelectual impone no extenderse en largas explicaciones sobre un fenómeno sorprendente como fue el rush del Midachi. El candidato kirchnerista, Agustín Rossi, que fue con la coalición Santa Fe para Todos, quedó en un lejano e insatisfactorio tercer puesto.

Como Uruguay, cuando eliminó a Argentina, los socialistas lograron su objetivo. Mantendrán la provincia que gobiernan (la única que gestionaron en su historia). El “Pelado” Bonfatti es una mano derecha del gobernador Hermes Binner, que lo propuso contra viento, marea y resistencias dentro de su mismo partido.

La candidatura presidencial de Binner por el Frente Amplio Progresista (FAP) recibe un envión. Como saben los uruguayos, ganar por penales también sirve. Su fuerza retiene el Ejecutivo provincial y la Municipalidad de Rosario, bastión histórico. Una mujer, por primera vez, será intendenta de esa formidable ciudad: la diputada Mónica Fein, también integrante del riñón del gobernador.

En esta columna, cerrada contrarreloj, se omiten guarismos precisos. Pero hay datos duros que justifican una mención. El frente provincial encabezado por los socialistas perdió muy pocos votos respecto de la primaria en la que arañó el 41 por ciento del padrón.

Bonfatti tendrá que vérselas con un esquema institucional complicado porque el peronismo santafesino dominará las dos Cámaras legislativas. La diputada electa María Eugenia Bielsa rutiló alto en el conjunto del Frente Santa Fe para Todos, a una diferencia sideral de Rossi. Esa asimetría se consideraba factible pero, de nuevo, su magnitud rompió todos los relojes. Deberá estudiarse, sin duda está en sintonía con un desplazamiento masivo del voto peronista que se expresó en la primaria abierta: del Frente que lideró el Chivo Rossi a la tremenda cosecha de Del Sel. Otra vez, miremos cifras gruesas. El Frente de Rossi totalizó en las primarias, entre todos sus candidatos, algo más del 42 por ciento. El aspirante a gobernador se alzó con el 17 por ciento de ese total. Ayer, traspasó apenas el 22, lo que habla de una fuga de alrededor de 20 puntos que se parecen bastante a lo que creció Del Sel en apenas dos meses.

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Se entreveía que el Midachi tendría un apoyo distante al de sus compañeros de lista. Al cierre de esta edición se confirma la hipótesis. La repercusión del batacazo de PRO es muy reducida, tanto en el Legislativo local como a nivel de intendencias. La construcción de ese espacio será una tarea ardua, aunque es más que verosímil que engordará con transfugueadas de dirigentes peronistas no kirchneristas.

Del Sel es un fenómeno político. Novato él, capitalizó más de un tercio del padrón, lo que vale doble en una contienda a vuelta única contra dos partidos de potente implementación provincial. Habrá que analizar y pensar bien las causas probables de su irrupción. Esbocemos algunas, a título de hipótesis.

Su carisma y atractivo popular quedan fuera de la discusión, aunque el cronista o los lectores de este diario no sucumban a su encanto. El ojímetro del cronista lo traduce más parecido a Ramón “Palito” Ortega o a Daniel Scioli en sus orígenes que al inefable senador Carlos Reutemann, aunque todos tuvieron un diseño común.

Un segundo punto podría ser el viraje del electorado provincial en el que, cabe colegir, subsiste la marca del conflicto con “el campo”. Es sensato imaginar ahí un componente nacional del voto. Rechazo en las rutas en el 2008, castigo electoral tremendo en 2009, achicado (pero no eliminado) en 2011.

El color local es otro factor a explorar. Sin duda, Rossi sólo imantó al núcleo duro kirchnerista. La pregunta es si otro candidato ganador en la interna hubiera minimizado mejor la diáspora del peronismo no kirchnerista. Es un contrafactual incorroborable que hará correr ríos de tinta y, quizá, motive decisiones políticas en la cúpula del kirchnerismo

Con hidalguía, Rossi reconoció su derrota, felicitó a los ganadores, agradeció a todos los que lo apoyaron y cargó sobre su mochila el peso de la caída. Al Chivo le había ido fatal hace dos años, no llegó al diez por ciento. Ahora duplicó (con yapa) ese umbral, pero no pudo contener al voto peronista ligado al campo. Y sufrió también una merma en los sectores más pobres de la clase trabajadora. Las encuestas, que otra vez quedaron malamente desfasadas, previeron (magro premio consuelo) esa tendencia. La nobleza de Rossi, lo que significó su cruzada de 2009 para mantener en pie al kirchnerismo en su provincia a diferencia de lo que pasó en Córdoba, seguramente no lo aliviará de las peripecias que sufren los vencidos, máxime en una cultura triunfalista como el peronismo.

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La provincia se reconstituye, aunque la continuidad es mayor que las rupturas. La proyección nacional del resultado será tema de discusión durante semanas. Por lo pronto, hasta el 14 agosto, cuando lleguen las primarias abiertas obligatorias. Echemos una ojeada provisoria, a cuenta.

El FAP se robustece con la victoria, aunque llegó por un pelito. Bonfatti tiene cuatro años para gestionar y sustentar su legitimidad de origen. Del Sel, desde afuera, deberá remar mucho para sostener las expectativas. En un sistema político estable y sin crisis sociales, máxime en épocas de bonanza económica, usualmente es más fácil construir poder desde el gobierno que desde el llano.

El kirchnerismo accedió a un piso inferior a sus expectativas para la intención de voto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En la Casa Rosada y zonas de influencia se podrá despotricar contra Rossi, como se hizo en la Capital con Daniel Filmus, o pensar si hay en danza oleadas nacionales que interpelan más allá de las fronteras de los distritos.

El macrismo festejó a todo vapor, con buena lógica. Reutemann habrá sonreído, con su habitual parquedad. También se regocijaron los peronistas federales, que algo incidieron en el “armado”, bien precario, de Del Sel. Algunos Figuretis, como Martín Redrado, se costearon a Santa Fe para morder unas migajas del capital simbólico del Midachi.

Todo es lógico. Claro que sería un terremoto si Macri, Reutemann y Duhalde integraran una misma coalición. Al retirarse Macri y Reutemann de las presidenciales, desvencijaron al peronismo federal, que va con dos listas y nulo liderazgo ¿Podrán reparar eso, con el Jefe de Gobierno afuera, siendo que a éste le conviene que ningún opositor gane en octubre, lo que relegaría a un lugar segundón? ¿Podrá Del Sel ser pivote de un trasvasamiento de votos hacia el peronismo federal? Son enigmas que trascienden la primera mirada después de una jornada exótica.

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El diputado Ricardo Alfonsín fue a concelebrar el escrutinio con Binner. Son aliados en la provincia, donde el socialismo es socio mayoritario y batió a los boinas blancas en la interna. Son adversarios en las nacionales. Es de suponer que una fracción de los votos de Bonfatti irán hacia “Ricardito” y no hacia Binner. Lo interesante, lo incierto es cuáles serán las proporciones. El gobernador se impuso al kirchnerismo en un distrito, eso lo embellece ante los ciudadanos que buscan un opositor ganador. Los comicios en Córdoba ponen frente a frente a Luis Juez (del FAP), al radical Oscar Aguad y al peronista (de momento en tránsito) José Manuel de la Sota. Un éxito de Juez o de Aguad impactaría algo en la interna de quienes ayer se abrazaron en Santa Fe.

Radicales y socialistas pueden tratar de guiñar al interior provincial que se encolumnó con Del Sel y fue reacio a la interpelación de Rossi. ¿El desdén castigó solo a un referente local quizá no adecuado o puede propagarse al espacio nacional? El cronista no tiene bola de cristal, menos para cuestiones que en parte dependen de la destreza y las acciones futuras de los protagonistas.

Como fuera, ayer hubo dos ganadores, aunque el más cabal es quien gobernará. El otro proyecta hacia 2013 o 2015, como el mismísimo Macri.

Para el kirchnerismo, el mensaje de las urnas puede significar un toque de alerta. Aunque a grandes rasgos los resultados vienen siendo predecibles, lo que abarca la sostenida primacía de los oficialismos, los márgenes para la creación política son amplios. Tanto que un adalid del cualunquismo, un recién llegado estuvo a un tris de quedarse con la cuarta provincia más poblada de la Argentina, tras una campaña de apenas cinco meses.

Lo sólido, de cualquier forma es que el socialismo prima en Santa Fe. Y que siguen siendo tres los mandatarios de partidos “nuevos” en eso de gobernar que revalidaron en este año: Fabiana Ríos, Macri y Bonfatti. La pluralidad, la subsistencia de un mapa federal multicolor es, en principio, buena nueva. Una nueva jornada con alta participación y sin incidentes serios, también,


Fuente: Pagina12

domingo, 24 de julio de 2011

Carta abierta a Carta Abierta

 
Polémica. Vicente Battista, Mariana Moyano, Quito Burgos, Mario Goloboff y Pablo López analizan la injerencia de la autocrítica realizada por Carta Abierta y el manejo oportunista con el que algunos medios reflejaron el tema. 
 
Desde el 13 de mayo de 2008, cuando acuñó la palabra “destituyente” al fragor de la discusión por las retenciones agropecuarias, Carta Abierta constituye un espacio imprescindible como polo de debate para tratar de comprender y, en lo posible, elaborar ciertas pautas intelectuales para modificar lo disfuncional de la realidad nacional y apoyar los esfuerzos por consolidar las políticas transformadoras. Sus encuentros (sábado tras sábado desde aquella fecha inicial), subidos a internet en formato video, jamás tuvieron algún tipo de repercusión en los medios monopólicos. Ni los más vehementes ni los más suaves. Pero bastó que el pasado sábado 16 el término “autocrítica” –perfilado luego de la primera vuelta de las elecciones porteñas– sobrevolara el salón de la Biblioteca Nacional donde se reunieron para que Clarín, La Nación y Perfil vieran allí una inmejorable oportunidad para plantear confusión. “Lo que nadie se anima decirle a Cristina”, “Filmus busca despegarse de las críticas”, “Duro ataque de Carta Abierta al Gobierno”, titularon esos medios en sus tapas.

Las causas que defiende Carta Abierta son un costado del debate desatado luego de las repercusiones. Pero hay otro: el de los efectos; la oportunidad y la picardía necesarias a la hora de subir a la red discursos que se convirtieron en un bumerán cuando el poderoso sistema de medios opositores lo aprovechó.

Con estas consignas, Miradas al Sur pidió a Vicente Battista y Mario Goloboff –miembros de Carta Abierta– y a Mariana Moyano (periodista y docente de la UBA), Quito Aragón (secretario general de la Corriente Nacional Martín Fierro) y Pablo López (director de proyectos de la consultora Ibarómetro) que analizaran la cuestión.

–¿Cuáles son las particularidades de la autocrítica de Carta Abierta?

Vicente Battista:
–Cualquier autocrítica está lejos de ser masoquista. Nadie la hace para castigarse, sino para verificar cuáles fueron los errores cometidos para no volver a cometerlos. Carta Abierta es un organismo colectivo, y cada uno de sus participantes propuso un discurso autocrítico con el propósito de, colectivamente, corregir errores.

Mario Goloboff:
–En términos generales, la autocrítica es siempre necesaria y enriquecedora. En términos un tanto más particulares o, como se sugiere, directamente políticos, no en todos los momentos: no entre dos competencias electorales o en medio de una batalla electoral.

Quito Burgos:
–Hay un método de construcción en la política que es el método de crítica, autocrítica y síntesis, que permite evaluar lo hecho y plantearse nuevos objetivos o continuar con los ya planteados. En cuanto a la de Carta Abierta habría que comprender que no es sólo una disputa electoral lo que está en juego. También hay una disputa en el orden de qué se quiere, qué pensamos, hacia dónde vamos, cuál es la forma en que lo hacemos y por qué. En ese marco me parece perfecto el método de crítica y autocrítica.

Pablo López:
–Yo no creo que haya un tiempo específico para una autocrítica que mejore o redireccione cualquier acción desempeñada.

Mariana Moyano:
–Carta Abierta siempre trató de ir a la médula del problema. Fue así cuando el conflicto de la 125, cuando trató de explicar que no era una decisión de caja de un gobierno. En este caso, cuestiona algunas políticas de la campaña del FpV en la ciudad. Y la intención es la misma: ir de frente y hasta el fondo del problema.

–Si bien Carta Abierta subió todas sus reuniones a la red, ¿era inevitable hacer circular el material de la autocrítica por internet?

M.G.:
–Si por un principio de transparencia democrática siempre se hizo así, no veo por qué en este caso debía cometerse una excepción.

P.L.:
–Carta Abierta es un fenómeno intelectual que atraviesa a toda la Argentina. La única posibilidad de direccionar las discusiones es socializándolas, y la red da esa posibilidad. Y como su nombre lo indica es “abierta”, con lo cual no presupone necesidad de cerrar el debate sólo para los participantes asiduos.

M.M.:
–Claro que con el diario del lunes en la mano, diríamos que no, que era mejor evitarlo. Pero también es cierto que para que la prensa hegemónica no te pegue tenés que dejar de hacer lo que hagas. Me pregunto si lo que ocurre tiene la gravedad del hecho o, en realidad, lo que pasa está sobredimensionado por la intencionalidad política de los medios que lo difunden.

–¿Qué piensan que se criticó: la campaña de Filmus o las carencias de un corpus político?

V.B.:
–A la campaña y a ciertas carencias en el cuerpo político que la articuló.

Q.B.:
–El peronismo es un movimiento de difusos límites, y de un sinnúmero de formas organizativas que responden en términos generales a la conducción estratégica y/o hegemónica del movimiento. Esto refleja una lógica de construcción frentista, una composición de distintos componentes con perfiles políticos e ideológicos. Esta cantidad de formas organizativas tiene capacidad para analizar, plantear y disputar cómo y hacia adónde se va. Desde este punto de vista, los compañeros de Carta Abierta están dando esa discusión e intentan hacer ver sus diferencias con alguna de las cosas planteadas para la campaña en la Ciudad de Buenos Aires, pero viendo la discusión más amplia, esto quiere decir del país y de la continuidad de este proceso político.

P.L.:
–Me parece que se criticaron ambas cosas, pero desde un lugar cercano, como quien también se hace cargo de las limitaciones.

M.M.:
–Es cierto. Yo vengo del campo de la comunicación y siempre me peleé con esta idea de tener una campaña o una política de comunicación y llevarla adelante más allá de lo que se tenga en el terreno político: es un error y así le fue al Frepaso. Los errores de una campaña parten de problemas que tienen que ver con otra cosa. Es interesante lo que dijo María Pía López: con el discurso de la antipolítica, Macri tocó timbre por timbre en toda la ciudad. Ocultó que él hizo política, en el sentido más tradicional del término, no dijo que timbreó como un puntero, sino que dijo “hablé con los vecinos”. Despolitizó todo. Quienes queremos que Macri no siga siendo jefe de Gobierno tenemos que pensar cómo una persona con su discurso de antipolítica y desideologización logra hacer política en el sentido más tradicional.

–Se criticó mucho el recorte que realiza el programa 6, 7, 8 con argumentos como “mirada sesgada de la realidad”. ¿Cómo toma la repercusión que la autocrítica tuvo en medios como Clarín o La Nación?

M.G.:
–La crítica al programa me parece pertinente; más que una mirada “sesgada”, ha ido convirtiéndose en alegremente dogmática y sin la menor plasticidad. En cuanto a la repercusión en los medios, era tan previsible como una lluvia de verano en el Trópico.
Q.B.:
–La visión de 6, 7, 8 es sesgada como la de cualquier programa de tele o de radio, o nota en medio gráfico y porque quien la hace es quien define ese sesgo. Clarín, La Nación y Perfil toman la realidad desde el lugar de defender lo que ellos creen que es suyo y utilizan todo lo que nosotros digamos en nuestra contra, lo transforman, sesgan la información intentando hacernos creer que es la verdad.

P.L.:
–La utilización de algunos medios es maliciosa. Critican al Gobierno por autoritario, y después cuando dentro del amplio espacio de apoyo del Gobierno hay autocrítica, se la aprovecha para decir que el Gobierno es criticado por los propios. Creo que es necesario llamar a un equilibrio editorial de dichos medios.

M.M.:
–No conozco medio de comunicación ni periodista en el mundo que no tenga una mirada sesgada. Porque no tener una mirada sesgada sería por ejemplo que un ser humano, un sujeto social, pudiera tener todas las perspectivas en su cabeza y las pueda relatar. Imposible.

–¿En Carta Abierta deberían haber pensado que esos medios hegemónicos iban a tomar las declaraciones para fustigar al Gobierno?

V.B.:
–Entiendo que no podemos caminar políticamente atentos a lo que los medios hegemónicos puedan decir de lo que nosotros decimos. Somos conscientes de que en todos los casos dirán lo que a ellos les convenga decir.

M.G.:
–¿Y para qué otra cosa habrían de tomarlo? ¿Para luchar contra la desigualdad, contra la exclusión, contra el dominio de los ricos en detrimento de los pobres?

Q.B.:
–Claro. Clarín y La Nación van a jugar todas sus cartas y las nuestras para hacernos daño.

M.M.:
–Supongo que se debería haber planteado esa posibilidad. Pero Carta Abierta siempre dijo a qué hora y dónde se reunía para que cualquiera pueda ir. Los riesgos de tener un espacio abierto son esos.

–¿Es sensata la discusión entre lo que se debe y lo que no se debe decir cuando se está en un colectivo intelectual?

V.B.:
–Toda discusión siempre es sensata, si es sensato el tema a discutirse. En cuanto a lo qué debería decirse y lo que no, dependerá, creo, del tema en discusión.

M.G.:
–Yo no creo que sea sensato. El atractivo y el sentido de la existencia de un colectivo intelectual son justamente los de su libertad de pensamiento y expresión. De no ser así, no hay elaboración intelectual.

–Las críticas realizadas ante el documento de Carta Abierta, ¿no reflota de manera peligrosa aquello de “la duda es la jactancia de los intelectuales”?

V.B.:
–La duda es el motor que nos mueve en tanto seres humanos. Es natural que dudemos de todo, incluso los místicos ortodoxos, signados por la fe tienen sus momentos de duda.

M.G.:
–Hay numerosos malentendidos en esa frase. ¿Los periodistas no son intelectuales, a qué clase o capa social pertenecen? ¿Son obreros, campesinos, empleados burocráticos, comerciantes, industriales? ¿No trabajan fundamentalmente con la cabeza y el lenguaje? Y, aparte, ¿a quiénes se refieren los intelectuales periodistas o los intelectuales políticos cuando hablan así de “los intelectuales”? Hay toda una larga y lamentable historia de prejuicios antiintelectuales que viene desde el affaire Dreyfus y que atraviesa el siglo XX con todos los regímenes que subordinan el pensamiento a la acción, y dan por el suelo con aquél cuando no justifica sus acciones. Desde el campo que se dice progresista, hay que tener, en cambio, un poco más de cuidado: Antonio Gramsci los llamaba “el tejido conjuntivo de la nación”.

Q.B.:
–Sí, habría que preguntarse qué es ser progresista, quién es un periodista y qué implica serlo. En la década del ’90, Carrió era progresista. ¿Hoy qué sería? En otra época Ernesto Tenembaun era un periodista progresista. ¿Y hoy? Cuando se “habían acabado las ideologías”, el progresismo era todo aquello que tuviera una crítica por más ínfima que fuera. Hoy deberíamos empezar a definir algunas cuestiones ideológicas que sí existen, y después cuestiones materiales como en qué empresa trabaja ese “periodista”. Si pudiéramos definirlos en los dos aspectos, descubriríamos que puede ser parte de alguna posición político-ideológica que no es abstracta y que defiende intereses determinados y que es tendencioso, con lo que también descubriríamos que no verifica datos, que se los dan masticados o que el libro de estilo del medio en que trabaja lo condiciona y no lo cuestiona.

P.L.:
–Creo que Carta Abierta siempre intentó participar políticamente, aunque no partidariamente. De modo que no sólo dudan, sino que actúan.

–¿Podrían realizar una autocrítica de lo ocurrido con la autocrítica y su repercusión en los medios?

V.B.:
–No se me ocurre, porque entiendo que fue correcto dar a conocer ese documento. No debe preocuparnos lo que digan los medios hegemónicos. Si tuviéramos que buscar un saldo, no dudo que fue positivo. Los medios hegemónicos se encontraron hablando de Carta Abierta y para aquellos lectores ajenos a Carta Abierta quedó muy claro que nuestro espacio no vacila en criticar lo que ve criticable, venga de donde venga.

M.G.:
–Podría decir, con Walt Whitman, “Canto la canción del crecimiento y del orgullo. (Ya nos hemos arrastrado y escondido bastante)”.

Q.B.:
–Los compañeros de Carta Abierta podrían realizarla viendo si lograron sus objetivos en la discusión y en el hecho de publicarla. No podría realizar una autocrítica de cómo los medios trataron al tema ya que no defiendo los mismos intereses. El método de crítica, autocrítica y síntesis lo realizan grupos, organizaciones con objetivos comunes para lograr esa síntesis que les permite llegar a sus objetivos. Nosotros buscamos los de la liberación de nuestro pueblo y nuestra patria. Otros buscan otras cosas.

P.L.:
–Creo que corresponde la discusión en Carta Abierta, creo que lo que busca el espacio son disparadores para acompañar pero también para proponer cuestiones superadoras. La respuesta de los medios creo que fue agrandar una discusión para mostrar fisuras entre el oficialismo y aquellos que lo acompañan.

M.M.:
–Insisto: me parece que nos coparon la agenda por una semana porque uno estuvo discutiendo en los términos del otro y no en los propios. En los términos propios hubiera sido decir “miren, ustedes dicen que no se discute, miren cómo sí discutimos”. Hablar del mismo tema pero desde otra mirada. Con la forma en que se trató el tema, hubo una cosa como de desangrarse. Y si alguien quiere hacer un cuestionamiento en el futuro lo va a pensar seis veces y eso no estaría bueno. Me acuerdo cuando el FpV perdió las elecciones en 2009 y Cristina lanzó la iniciativa de ir a discutir la ley de medios audiovisuales. Muchos propios dijeron que no era el momento. Y lo era. A veces el momento no es y uno lo construye. Néstor y Cristina nos dieron y nos siguen dando una lección con eso de que el momento es cuando uno lo decide. Yo diría que tenemos que tratar de prever o intentar pensar una jugada por adelantado para poder frenar a quienes están jugando en contra y utilizan todo a su favor.

Fuente: Miradas al Sur

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